Me dejó el corazón asfixiado, de
un revés directo a la nariz
espacio y tiempo salen a borbotones,
partido en dos, solo veo sangre
y sin tener a que agarrarme.
Un impacto tan audaz, que
caí sin pies, ni cuerpo, ni nariz,
un daño sordo e irreparable y... ¡Ahí!!
del pecho frío de daño.
Encuentro culpa en estupideces,
¡maldito cabrón
broto de la nada!,
de la paz y armonía
él se relajó e
inventó con gracia
el principio de un mundo.
Con molestos empujones y cantando al compás,
¡ya! fuera del bendito infierno
solo me queda inventar.
- -Esteban H.G - -
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