El alma se esfuerza, cuanto puede, en imaginar las cosas que aumentan o favorecen la potencia de obrar del cuerpo.
Demostración: Mientras el cuerpo humano esté afectado por un modo que implica la naturaleza de algún cuerpo exterior, el alma humana considerará ese cuerpo como presente (por la Proposición 17 de la Parte II), y, consiguientemente (por la Proposición 7 de la Parte II), mientras el alma humana considera como presente un cuerpo externo, esto es (por el Escolio de la misma Proposición 17), mientras lo imagina, el cuerpo humano está afectado por un modo que implica la naturaleza de ese cuerpo externo, y así, mientras el alma imagina aquellas cosas que aumentan o favorecen la potencia de obrar de nuestro cuerpo, éste es afectado por modos que aumentan o favorecen su potencia de obrar (ver Postulado 1 de esta Parte), y, consiguientemente (por la Proposición 11 de esta Parte) es aumentada o favorecida la potencia de pensar del alma, y, por ende (por la Proposición 6 o la 9 de esta Parte), el alma se esfuerza cuanto puede en imaginar esas cosas. Q.E.D.
PROPOSICIÓN XIII
Cuando el alma imagina aquellas cosas que disminuyen o reprimen la potencia de obrar del cuerpo, se esfuerza cuanto puede por acordarse de otras cosas que excluyan la existencia de aquéllas.
Demostración: Mientras el alma imagina una cosa así, es disminuida o reprimida la potencia del alma y el cuerpo; no por ello dejará de imaginarla, hasta que imagine otra que excluya la existencia presente de aquélla (por la Proposición 17 de la Parte II); esto es (como acabamos de mostrar), la potencia del alma y del cuerpo queda disminuida o reprimida hasta que el alma imagine otra que excluya la existencia de aquélla; por tanto, el alma (por la Proposición 9 de esta Parte) se esforzará cuanto pueda en imaginar o recordar esa otra cosa. Q.E.D.
Corolario: De aquí se sigue que el alma tiene aversión a imaginar lo que disminuye o reprime su potencia y la del cuerpo.
Escolio: En virtud de esto entendemos claramente qué es el amor y qué es el odio. El amor no es sino la alegría, acompañada por la idea de una causa exterior, y el odio no es sino la tristeza, acompañada por la idea de una causa exterior. Vemos, además, que el que ama se esfuerza necesariamente por tener presente y conservar la cosa que ama, y, al contrario, el que odia se esfuerza por apartar y destruir la cosa que odia. Pero de todo esto trataré más adelante con mayor prolijidad.
PROPOSICIÓN XIV
Si el alma ha sido afectada una vez por dos afectos al mismo tiempo, cuando más tarde sea afectada por uno de ellos, también será afectada por el otro.
Demostración: Si el cuerpo humano ha sido afectado una vez por dos cuerpos al mismo tiempo, cuando más tarde imagine el alma uno de ellos, al punto recordará al otro (por la Proposición 18 de la Parte II). Ahora bien, las imaginaciones del alma revelan los afectos de nuestro cuerpo más bien que la naturaleza de los cuerpos exteriores (por el Corolario 2 de la Proposición 16 de la Parte II). Luego si el cuerpo y, consiguientemente, el alma (ver Definición 3 de esta Parte), han experimentado una vez dos afectos, cuando más tarde el alma sea afectada por uno de ellos, también lo será por el otro. Q.E.D.
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