PROPOSICIÓN IV
La idea de Dios, de la que se siguen infinitas cosas de infinitos modos, sólo puede ser única.
PROPOSICIÓN V
El ser formal de las ideas reconoce como causa a Dios, en cuanto a éste se le considera sólo como cosa pensante, y no en cuanto es explicado por otro atributo. Esto es, ni las ideas de los atributos de Dios ni las de las cosas singulares reconocen como causa efíciente suya a las cosas ideadas por ellas, o sea, a las cosas percibidas, sino a Dios mismo, en cuanto que es cosa pensante.
Demostración: Es evidente sin duda, por la Proposición 3 de esta parte.
En ella concluíamos, efectivamente, que Dios puede formar una idea de su esencia y de todo lo que se sigue necesariamente de ella, basándonos sólo en el hecho de que Dios es cosa pensante, y no en el hecho de que sea el objeto de su propia idea. Por lo cual, el ser formal de las ideas reconoce como causa a Dios, en cuanto que éste es cosa pensante. Pero también se demuestra de esta otra manera: el ser formal de las ideas es un modo de pensar (como es por sí notorio), esto es (por el Corolario de la Proposición 25 de la Parte I ), un modo que expresa de cierta manera la naturaleza de Dios, en cuanto que Éste es cosa pensante, y así ( por la Proposición 10 de la Parte I ) no implica el concepto de ningún otro atributo de Dios, y, por consiguiente ( por el Axioma 4 de la Parte I), no es efecto de ningún otro atributo que el Pensamiento; luego el ser formal de las ideas reconoce como causa a Dios, en cuanto a Éste se lo considera sólo como cosa pensante, etc. Q.E.D.
PROPOSICIÓN VI
Los modos de un atributo cualquiera tienen como causa a Dios sólo en cuanto se lo considera desde el atributo del que son modos, y no en cuanto se lo considera desde algún otro atributo.
Demostración: En efecto, cada atributo se concibe por sí, prescindiendo de cualquier otro ( por la Proposición 10 de la Parte I ). Por lo cual, los modos de cada atributo implican el concepto de su atributo, pero no el de otro; y así ( por el Axioma 4 de la Parte I), tienen como causa a Dios sólo en cuanto se lo considera desde el atributo del que son modos, y no en cuanto se lo considera desde algún otro atributo. Q.E.D.
Corolario: Se sigue de aquí que el ser formal de las cosas que no son modos de pensar no se sigue de la naturaleza divina en virtud de que ésta conozca previamente esas cosas, sino que las cosas sobre las que versan las ideas se derivan y concluyen de sus atributos de la misma manera, y con la misma necesidad con la que hemos mostrado que derivan las ideas del atributo del Pensamiento.
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