XI.—La irrisión es una alegría surgida de que imaginamos que hay algo despreciable en la cosa que odiamos.
EXPLICACIÓN: En la medida en que despreciamos la cosa que odiamos, negamos su existencia (ver Escolio de la Proposición 52 de esta Parte), y, en esa medida (por la Proposición 20 de esta Parte), nos alegramos. Ahora bien, puesto que suponemos que el hombre odia aquello de que hace irrisión, se sigue que esa alegría no es sólida. Ver Escolio de la Proposición 47 de esta Parte.
Clasicos de la cultura: Ética demostrada según el orden geométrico (Gastos de envío gratuitos)
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