No puede concebirse virtud alguna anterior a ésta (es decir, al esfuerzo por conservarse).
Demostración: El esfuerzo por conservarse es la esencia misma de la cosa (por la Proposición 7 de la Parte III). Así pues, si pudiera concebirse alguna virtud anterior a ésta, es decir, a este esfuerzo, entonces (por la Definición 8 de esta Parte) la esencia de la cosa sería concebida como anterior a ella misma, lo cual (como es notorio por sí) es absurdo. Luego no puede concebirse virtud alguna, etc. Q.E.D.
Corolario: El esfuerzo por conservarse es el primero y único fundamento de la virtud. Pues no puede ser concebido ningún otro principio anterior a él, y, sin él (por la Proposición 21 de esta Parte), no puede concebirse ninguna virtud.
PROPOSICIÓN XXIII
No puede decirse, en absoluto, que el hombre obra según la virtud, en la medida en que es determinado a hacer algo por el hecho de tener ideas inadecuadas, sino sólo en la medida en que está determinado por el hecho de entender.
Demostración: En la medida en que el hombre está determinado a obrar por tener ideas inadecuadas, padece (por la Proposición 1 de la Parte III); esto es (por las Definiciones 1 y 2 de la Parte III), hace algo que no puede ser percibido por medio de su sola esencia, es decir (por la Definición 8 de esta Parte), que no se sigue de su virtud. Ahora bien, si es determinado a hacer algo por el hecho de entender, en esa medida obra (por la misma Proposición 1 de la Parte III), esto es (por la Definición 2 de la Parte III), hace algo que es percibido por medio de su sola esencia, o sea (por la Definición 8 de esta Parte), que se sigue adecuadamente de su virtud. Q.E.D.
PROPOSICIÓN XXIV
En nosotros, actuar absolutamente según la virtud no es otra cosa que obrar, vivir o conservar su ser (estas tres cosas significan lo mismo) bajo la guía de la razón, poniendo como fundamento la búsqueda de la propia utilidad.
Demostración: Actuar absolutamente según la virtud no es otra cosa (por la Definición 8 de esta Parte) que actuar según las leyes de la naturaleza propia. Ahora bien, nosotros obramos sólo en la medida en que entendemos (por la Proposición 3 de la Parte III). Luego actuar según la virtud no es, en nosotros, otra cosa que obrar, vivir o conservar el ser bajo la guía de la razón, y ello poniendo como fundamento la búsqueda de la propia utilidad. Q.E.D.
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