Pasada la media noche, bien acomodado y sujeto en el escritorio, el estudiante autodidacta redactó lo siguiente:
Para comenzar, el estudio antropológico pretende igualar de forma directa palabras a cosas, busca un estilo o modo en el que la forma filosófica se modere a sí misma, donde la intervención del hombre sea puramente testimonial, donde se puedan suceder (en la historia de las palabras) "yoes" singulares provenientes de conceptos en creación, conceptos vivos, los cuales existen, es decir, habitan en una abundancia de existencia.
El "yo" pertenece aquí al concepto y abandona al hombre, nunca se habla en nombre propio a no ser que se hable de ideas. Por eso el "yo", en esta óptica lo forman conceptos o palabras y sus potencias, es el concepto inmanente en tal palabra quién tiene el derecho o poder de afecto, ya que no existe ninguna otra formación uniforme de referencia. Se podría decir que la arqueología de los saberes no trata con generalidades, ni con grupos o subgrupos de individuos, esta únicamente trata de cosas concretas, de palabras o cosas diversas que responden hacia una definición, y que la definición arrastra el "yo" de esa palabra a un enunciado y no a otro. De ahí que todos los enunciados sean visibles, o tengan el poder de serlo.
Así, por un lado tenemos palabras, cosas y conceptos, y nos dicen que el "yo" se encuentra en la continua mezcla de estos tres, no toman como referencia el cuerpo, el "yo" aquí queda aislado de una historia o una vida, una persona no puede poseer un "yo" sino varios, es decir, puede crear el concepto, conseguir la cosa y unirla a la palabra y poder diferenciarla como a un "yo", puede, y es común, que el "yo" inmanente en el concepto cambie y varie, se divida y multiplique, ya en función de la cosa, porque, una diferencia en la amplitud de esta requiere un cambio de palabra, o en virtud de la palabra, que obligue para su salvación la búsqueda de otra mejor cosa (más intensa), o por ambas a la vez. Así queda expuesto el punto 1, la definición del "yo" en una arqueología del saber.
Se pretende ahora unir este "yo arqueológico" con otro formado por una construcción central y dos que le son contiguas, sabemos que la construcción central es portadora del "yo" de referencia, y que este pretende gobernar a los otros yoes (el cultural y el instintivo) del bloque de las tres construcciones.
Transformar estos yoes individuales y arqueológicos en el yo "persona" característico en las tres construcciones, necesita de un nexo, de alguno que haya intervenido entre ambos, podríamos decir que alguna persona pudo interesarse en esta cosa, en la de separar, aislar el "yo" de los cuerpos, pues quien refiere a su "yo" como a una posesión carnal sufre, es bien sabido. Por ejemplo, lo que constituía la necesidad de Nietzsche era usurpar a un cuerpo "sus" generalidades, es decir, potenciar sus individualidades, en el caso de Nietzsche la necesidad consistía en romper estas generalidades, el decidió golpearlas, avasallarlas a golpe de prosa, para así aislar al cuerpo y para que este tuviera como única opción la creación. En Así habló Zaratustra se puede leer:
El tú es más antiguo que el yo; el tú ha sido santificado, pero el yo, todavía no: por eso corre el hombre hacia el prójimo.
¿Os aconsejo yo el amor al prójimo? ¡Prefiero aconsejaros la huida del prójimo y el amor al lejano!
Más elevado que el amor al prójimo es el amor al lejano y al venidero; más elevado que el amor a los hombres es el amor a las cosas y a los fantasmas.
En ningún caso habla nietzsche aquí hacía cosas o fantasmas, pues el los muestra como a seres que tienen, que pueden ser creados, no pretende mostrar fantasmas ya creados, huye de exponer algo terminado, ya que la tarea (tal y como el la veía) se encontraba en su escalón mas bajo, lo principal era romper las ideas sin vida ya, conceptos muertos dentro de palabras vacías, esta era la cosa de su necesidad, el principal foco que le nublaba de afectos. Cuando habla Zaratustra, este se dirige a personas repletas de generalidades, y se dedica a inducir a los cuerpos para que puedan ser (en un futuro) atravesados por intensidades, observa en estos una incapacidad, a saber, la de estar repletos y envueltos en un tejido impermeable, incapaz de poder ser atravesado, ya de potenciar ningún deseo o explotar en alegría.
Betty Busby |
Este segundo punto de unión, nos muestra unos tipos de enunciados en los que: El "yo" no esta en las palabras, pero si esta su potencia, la de poder estar en un futuro, en cambio. El "yo" sigue habitando en un cuerpo como conjunto, se dialoga con personas, y estas (en su potencia) destruirán el "yo" para convertirse en creadoras.
Con esto queda ahora unirlo al conjunto de las 3 construcciones, donde el yo pertenece enteramente en posesión al cuerpo, estando organizado de tal forma que las palabras, cosas y significados se amolden estructuralmente a este conjunto mediante la significación (racionalización) de signos.
Lo que interesa aquí es la continuación del "yo" personal, de la historia, el conjunto y la persona.
Quedará más claro en el resumen. Pues podríamos resumir utilizando frases cortas para cada uno:
1. El hombre ha muerto. Expresa la posibilidad de potencia máxima en las palabras.
2. Dios ha muerto. Expresa la posibilidad de potencia en las palabras, y la disminución de existencia en unos determinados conceptos.
3. El concepto a muerto. Expresa la necesidad de existencia de un cuerpo ( definido como un "yo" personal) y la disminución de potencia del concepto.
Termina aquí este trabajo, a la espera de futuros ejercicios.
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