PROPOSICIÓN LI
La aprobación no repugna a la razón, sino que puede concordar con ella y surgir de ella.
Demostración: La aprobación, en efecto, es un amor hacia aquel que ha hecho bien a otro y, por tanto, puede referirse al alma en la medida en que se dice que ésta obra, esto es, en la medida en que conoce, y, por ende, la aprobación concuerda con la razón, etc. Q.E.D.
De otra manera: Quien vive conforme a la razón desea también para otro el bien que apetece para sí; por ello, en viendo que alguien hace bien a otro, su propio esfuerzo por hacer el bien resulta favorecido, es decir, experimentará una alegría, la cual (por hipótesis va acompañada por la idea de aquel que hace bien a otro, y, por ende, lo aprueba. Q.E.D.
Escolio: La indignación, tal como la hemos definido, es necesariamente mala. Pero debe notarse que cuando el poder soberano castiga al ciudadano que ha cometido injusticia contra otro, de acuerdo con la obligación que tiene de tutelar la paz, no digo que se «indigna» contra ese ciudadano, pues no lo castiga incitado por el odio, con el fin de causarle la ruina, sino movido por la moralidad.
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