"El sabio no vacilará en ir a la muerte con paso seguro"
Lucio Anneo Séneca
-La soga no aguanta ya-Sólo cinco metros más, muchacho
-Despierta, ¿cuánto tiempo llevamos? Será mejor movernos o la hipotermia nos abrigará.
-Le dije que la cuerda no soportaría el peso, y además… ¿qué es eso?
-¿Qué?
Aire corre por el lugar y el sudor baña la frente del estudiante, mientras el profesor, con más años procura estar sereno. Los dos observan admirados el nuevo hallazgo. La incredulidad se desvanece, lo que ven termina por despertarlos del golpe recibido. Frente a ellos están dos cuerpos idénticos.
-¿Somos nosotros? ¡Somos nosotros, cómo!
-Estupideces, ese no soy yo. Estoy aquí, ¡no lo ves! Eso que vemos debe de ser un espejismo o una ilusión, eso debe ser. Llevamos días bebiendo y comiendo poco, son alucinaciones.
-Pero, no entiendo. ¿Por qué están ahí? No son visiones, las visiones no se pueden tocar. Se ven golpeados. Tal vez, tal vez estamos muertos y…
-¿Y qué? Eso no es posible, yo estoy vivo, y tú también. Estamos aquí hablando, y eso que vemos, debe de ser un sueño.
-¡Un sueño es eso, sueño! Esto es real
Dos cuerpos, simetría exacta, pero sin movimiento. El profesor busca la lógica, ayuda en la razón para tener una explicación. Mientras el alumno, se guía más por la imaginación y un poco de sentido común. Los cuerpos están ahí, no pueden negarlo. El frío a resecado su piel, el cabello se ha erizado y los labios faltos de hidratación. Ambos de pie frente al hallazgo de su vida, sin explicaciones, se ven y vuelven la vista a los cuerpos. Pensaban encontrar nuevas rocas, sólo descubrieron la duplica de ellos.
-¿Por qué busca respuestas? -dice el estudiante- ¿Acaso no lo ve? Es sencillo profesor, hemos muerto al intentar escalar. La soga se rompió, caímos muchos metros y morimos. Pero eso no lo acepta su razón, busca una explicación matemática a todo, ¡no todo funciona así! Quizá, lo mejor sea quedarnos o buscar otra solución.
-¡No, porque moriríamos! Seguro deben de ser los gases de la montaña, el frío, el hambre, qué se yo. Sé que no soy un espíritu errante, eso es la única certeza que tengo. Pero siempre hay una explicación, y ahora intentaremos subir otra vez, y si caemos, volveremos a intentar una vez y otra vez, y mil veces más – sentenció el profesor y comenzaron a subir por la misma pendiente.
-La soga no aguanta ya
-Sólo cinco metros más, muchacho – responde el profesor con su voz de mando y necedad. Se oye su voz perdida, lejana desde el interior de una montaña. Y después de eso un golpe entre rocas cubiertas de hielo se escucha, han vuelto a caer una vez más, y lo volverán a hacer hasta entender que han vagado en ese lugar desde hace muchos años y estarán hay por muchos más. Se oye su conversación eterna y sin sentido, repitiéndose una y otra vez en aquel lugar, porque la estupidez no acepta la muerte.
Escrito - Una historia de terror: En las montañas
Escrito de Luis Roberto Calderón García en Impresionesvivas.
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