Breve exposición del Fedón de Platón

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Breve exposición del Fedón de Platón.
Intervendrán principalmente Sócrates, Simmias y Cebes. El primero convencerá con sus argumentos a los otros dos que el alma está más allá de la vida y que aún después de está permanece.


La pregunta fundamental sobre la que versa el tema del diálogo platónico es acerca de la vida del alma más allá de la muerte del cuerpo, seguirá una argumentación en base a la tranquilidad con que afronta el momento de su muerte ya que el intercambio de impresiones entre Sócrates y algunos de sus seguidores se da hora antes del fatídico momento en que el maestro tome la cicuta. Tras decir por qué está tranquilo ante semejante hecho, que se debe sobre todo a que toda su vida la ha dedicado a purificar el alma[1] para que quedara libre de la corrupción a la que podría someterla el cuerpo y conocer la verdad de ese modo, Cebes pregunta si el alma vive más allá del acto mortal. Empezará haciendo referencia a la teoría de la reminiscencia, que dice que en algún lugar nuestra alma ha aprendido las cosas de las que nos acordamos en este mundo, porque expondrá que si conocemos antes de nacer lo que luego recordamos en vida demuestra que las almas también existen antes que nosotros.
            Pero eso no quiere decir que sigan viviendo cuando el cuerpo muere, Sócrates lo demostrará distinguiendo entre las cosas compuestas y las no compuestas. A las primeras les pertenece el disolverse y cambian constantemente, mientras que las segundas son siempre las mismas y de la misma manera. Las primeras, además, son sensoriales mientras que las segundas son inmateriales. Así clasifica el alma como cosa no compuesta y el cuerpo como cosa compuesta, si el alma se deja llevar por el cuerpo para percibir el mundo entonces se extravía mientras que si lo hace por sí misma tiende a la pureza y a su vez al estado que se llama sabiduría. Aquí podríamos establecer una diferenciación entre alma y cuerpo:
ALMA
CUERPO
Lo divino
Lo humano
Lo inmortal
Lo mortal
Lo inteligible
Lo sensible
Lo indisoluble
Lo compuesto/soluble
Lo no cambiante
Lo cambiante
Lo siempre parecido a sí
Lo nunca parecido a sí


Con lo cual, el alma del filósofo que se aleja del cuerpo procurándose de volver sobre sí misma y meditando, se estará preparando para la muerte. Si esto ocurre, el alma tiende a un ser semejante a ella y se purifica y si se abandona a los placeres del cuerpo sale lastrada del mismo y constituye la de las malas personas. Renunciar a estos entonces es una manera de acercarse a la naturaleza de los dioses y el alma contempla lo verdadero, divino e inmutable estando por encima de la opinión.
            A pesar de las explicaciones, tanto Simmias como Cebes no están conformes con la explicación de su maestro. La objeción del primero es que el alma es la armonía de lo que el cuerpo está compuesto, por tanto una vez muerto el cuerpo también muere el alma. La del segundo se refiere a que debe gastarse el alma según va mudando de cuerpo, hasta que finalmente se agota y perece. Sócrates va a refutar estos argumentos de una forma sencilla: al primero le mostrará que la armonía no es como el alma y al segundo, mediante su experiencia vital, le demostrará que aunque las cosas nazcan de los contrarios, en las esencias los contrarios no se admiten por tanto el alma no puede admitir la muerte.
            A Simmias le hace ver que la armonía no existe antes de las cosas que le hacen emerger. Sin embargo, el alma existe tiempo antes del nacimiento de aquel envoltorio que luego ocupa. La armonía podrá ser más o menos dependiendo de los acordes, el alma no podrá más que ser. Además, si admitimos que el alma y la armonía son lo mismo, no podremos encontrar rastros de vicio en la primera porque la segunda no admite la disonancia. Como el alma gobierna y dirige las cosas que componen el cuerpo, resistiéndolas y reprimiéndolas, es de naturaleza más divina que la armonía.


            A Cebes le contará cómo empezó a alejarse de los excesos corporales, ya que encontró el placer en preguntarse por las causas de todo gracias a la física y a Anaxágoras. Lo que nos quiere decir es que toda idea existe en sí misma y que, hablando de esencias,  lo contrario no admite a su contrario. Como el alma hace que el cuerpo viva su contrario es la muerte, el alma entonces puede admitirla por lo tanto es inmortal: está exenta de perecer. En definitiva, la muerte se lleva el cuerpo y libera el alma. Por eso Sócrates no teme a la muerte porque él en esencia no muere, lo hace su cuerpo. Su alma descenderá a los infiernos en compañía de los dioses.


[1] Purificación del alma: cuando se separa del cuerpo para sólo tener que volverse sobre sí misma sin tener en cuenta algo más (el cuerpo). Esto lo produce la muerte, por eso los verdaderos filósofos trabajan para morir. La virtud de estos es la fortaleza porque no tienen miedo a morir, la sabiduría hace aún más verdad esa virtud.


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