La poesía de Hölderlin en Heidegger | ||||
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Ante las dificultades de encontrar en la filosofía un lenguaje que realmente suponga una apertura al ser, Heidegger recurre a la poesía de Hölderlin. El lenguaje es la condición que nos limita las posibilidades de reflexionar sobre el ser. La poesía, en este caso la poesía de Hölderlin, sería una vía de acceso a un lenguaje más adecuado para pensar el ser. |
Hölderlin, que escribió junto a Hegel y a Schelling el “Primer programa de un sistema del idealismo alemán. Su influencia en la filosofía no se limita solo a los estudios de Heidegger y a la atención que éste le prestó, sino que la encontramos ya en los autores contemporáneos a él. En contra de lo que afirmaba Fichte, Hölderlin no concebía la unidad originaria del conocer y lo conocido como una actividad moral infinitamente reflexiva, sino que tal unidad encierra una contradicción real e irresoluble para la reflexión.
Para Hölderlin, el fenómeno estético es entendido como cierre de la escisión entre el ser y el conocer. Es en la armonía que el juicio estético encuentra en lo bello donde se revela que hay un solo ser originario que escapa a la reflexión filosófica.
Es esta visión la que atrae a Heidegger hacia el lenguaje de Hölderlin como el más adecuado a la hora de relacionarse con el ser. Es lo que le lleva a escogerle frente a otros poetas quizá más clásicos. Heidegger considera a Hölderlin como un poeta que va más allá de sí mismo en un poetizar que no es solo creatividad, sino destino natural.
La posición de Heidegger es de superación de Hölderlin, va aún más allá del sentido originario de lo interpretado, pero que a la vez lo recoge en sí, lleva con los poemas de Hölderlin la misma labor de destrucción y asimilación que con la historia de la filosofía. Para Heidegger esta poesía refleja el sentido de la historia del mundo como olvido del ser y, por tanto, la historia del ser. Hölderlin canta a unos hombres sin divinidad, a la vez al mismo tiempo ese canto a la divinidad ausente su revelación y la huida de lo divino. Marca la distancia que se crea entre la divinidad y el hombre, entre el ser y el Dasein.
Heidegger toma como base sobre la que desplegar su discurso las alusiones de Hölderlin a los poetas. A partir de ahí construye un discurso en el que eleva la palabra del poeta al plano de lo sagrado en la historia de los pueblos. Este discurso se desarrolla a propósito de un fragmento en prosa de Hölderlin en el que éste habla del hombre como aquel al que se le ha dado el lenguaje para que piense lo que él es, el lenguaje como forma de autoconsciencia.
Para Heidegger el lenguaje poético es anterior al lenguaje común, es el que posibilita la existencia de este. No todo el pueblo adquiere este nivel de autoconsciencia y cuando ambos autores hablan de pueblo lo hacen en un sentido casi metafórico, se refieren a un pueblo puro, al que viven la experiencia auténtica y está capacitado para relacionarse con el ser.
El acontecer de lo creado en la obra no ha de ser entendido como acción de un sujeto que impone su voluntad artística, sino que la creación es el impersonal aparecer “histórico” de lo existente de la obra; respecto a ello, el artista es solo el ser cuya creación va más allá de su voluntad personal, porque es en el acontecer de un “factum” ya dado “históricamente”. La renuncia a la propia voluntad es inherente a la creación reveladora de la verdad del ente; así, dice Heidegger.
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