El juicio: ética contra estética | ||||
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Cuantos de nosotros, insufribles seres, hemos vagado y tenido horas paupérrimas, de banal lucha por ser aquello, que queremos ser pero no somos, porque de los medios de los cuales tomamos estereotipos hermosos, nos abruman, nos hacen sentir vacíos, nos hacen sentir vagos, es una lástima el no saber que directrices cortas tomaron para llegar a esa perfección, perfección del que la llamada caja idiota, y pasquines mediocres, nos rellenan, como rellenar un embutido. Porque en sí, somos un embutido, solo que como tal, también el contenido. Nos diferenciamos monetariamente de la calidad que estamos hechos internamente, es un sentir de lo que estamos hechos. Nuestra mente está llena de cosas con la que podemos llegar a una belleza, de la cual nos comparamos o somos comparados porque jamás estaremos satisfechos de nuestra belleza. |
Pero ¿cuál es el significado de belleza en nosotros? estaremos catalogados ¡¡por quienes!! para llegar a ese clímax de belleza, clímax para algunos inalcanzables o ¿es la apreciación, uno de los sinodales a superar?.
Como seres todos tenemos momentos narcisistas, cuantas veces denotamos un cierto dejo de narcisismo al contemplarnos como el narciso mitológico que muere ahogado tratando de verse mejor acercándose al agua y pagando ese pecado que es la vanidad con su vida, cuantas veces nos miramos en el espejo y vemos nuestras imperfecciones, lo bueno en nosotros y esas cosas que nos hacen humanos y tratamos de borrarlas, empezando así el juicio de la ética contra la estética. Nunca entenderemos que tenemos que trabajar con lo que tenemos, con nuestros rostros, con nuestros cuerpos, solo aquellos que tienen recursos monetarios podrán componer sus llamadas “imperfecciones”, atacando la ética para llegar a una estética que resulta infalible, ganando el juicio de la ética contra la estética sin importar nada, y al llegar al espejo lograran ganar ese juicio que pocos ganamos, pero ¡qué precio tenemos que pagar nosotros los terrenos!, los faltos de dinero, que tratamos de dar vida a aquello que no es hermoso en nosotros o que a otros no les parece así, le pondremos un cúmulo de sustancias con tal de tener un remedio, y esperamos que el tremendo juez “espejo del veredicto”, (aunque internamente sabemos que el juez es nuestro consiente), sólo mostrara lo que queremos, o que quisiéramos ver, haciéndonos juez y verdugo ,de ahí ya ataviados nos enfrentamos a nuestra familia y amigos, los cuales serán más bien nuestros aliados porque con tal de no herirnos, nos dirán lo que queremos escuchar, atacando otra vez la ética sobre lo estético, esto tendrá un sabor agridulce por obvias razones pero no faltan los que atacaran de una manera hasta de cierta forma hienesca, destrozando lo poco que se ha compuesto y dejándonos con nuestra verdad. Sabedores de esto nos dejamos arrastrar por un sin número de falacias al aire tratando de cazar algo que eleve ese espíritu estético que fue destrozado por aquellos jueces y verdugos.
Una obra de arte, sea cual fuere podría ser catalogada de bella por aquellos quienes han alcanzado un estudio y así poder apreciar su belleza, o será la belleza algo mas prístino, como poder decir que algo es bello. Si lleváramos a un campesino ignaro, a ver al David de Miguel Ángel, éste solo podría ver una estatua de un hombre desnudo y grotesco, no sabría apreciar sus relieves, su tamaño, su belleza.
Y partiendo desde otro punto, si a un docto en artes, lo lleváramos a un lugar rural y le mostráramos una “bestia”, quizás solo podría sentir el olor y la fauna circundante, antes de apreciar la belleza del animal. Sin embargo el propietario apreciaría el alce, el tamaño de la bestia, que para él sería finalmente bella.
La cuestión es ¿quién o qué delimita lo que es belleza?, tomando el ejemplo de estos dos expertos de la belleza, cada uno haría su propio juicio denotando lo estético, digamos un juicio de ética contra estética.
La belleza podría ser parte de un gusto propio en el que influye el ambiente, la sociedad y los medios, el cual a veces se unifica con otros pensares y formas de apreciar; se acoplan a ciertas características que gustan a este sector, dando paso a una especie de moda, por cierta cosa, a lo que le damos un nombre que es belleza, o más bien, el sentido de belleza, por que acaso ¿ la belleza no es una moda?. Tenemos que cuando se convierte en ella, es entonces cuando se etiqueta como tal, muchas veces, la belleza se encontrará en un estudio de las cosas, y muchas veces es un aprendizaje visual, en relación a su ambiente, ya sea laboral o de vida. Y lo visual sería un parámetro totalmente válido, si bien, “el principal”, por obvias razones.
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