Revisión conceptual de la mitología y la literatura | ||||
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En este momento, es necesario hacer una pequeña aclaración de lo que será
desde este punto, la publicación, de mi parte, de una serie de artículos que
van enfocados a la idea de revisar la “Mitología
griega y sus connotaciones literarias”, que conformarán al final un libro
que sirva para divulgación de las ideas intelectuales de uno como pensador
humanista.
Empecemos pues, haciendo una breve revisión introductoria de lo que es
considerado la “mitología clásica”
como un ente emancipador e inspirador de lo que se considera la conciencia de
la cultura occidental. Esto es la resultante de la unión, más que académica, de
la mitología y la literatura en todo su contexto y
esplendor.
Es importante reconocer que desde los tiempos inmemoriales en lo que la historiografía aún no tenía registro de
cierta actividad humanística, hasta nuestros días, los mitos y la propia
literatura, de los antiguos griegos,
fueron más que la base fundacional de nuestra cultura, son el germen del
quehacer de las artes y la propia literatura alimentándose del mito como
aliento de vida creativa.
Se entiende entonces que la literatura será y es, la vía de transmisión de
las ideas y de los mitos que se gestaron desde la antigua Grecia. De todo ello va quedando registro no sólo en la propia
historiografía literaria, sino en el quehacer del propio escritor en su oficio.
La lectura de los clásicos y otros
autores va más allá de un mero plagio inconsciente de las ideas.
O de una emulación creativa del demiurgo
mitológico. La revisión de todos estos temas tiene desde mi punto de vista
en esta serie de artículos, más que nada, incentivar las necesidades e
inquietudes intelectuales de cada lector posible que llegase a tener. No se
pretende, y se sobreentiende, hacer un análisis
literario ni mucho menos.
Simple y llanamente es una invitación compartida a que leamos de nuevo a
los clásicos griegos ya no para cumplir con una obligación escolar (en el mayor
de los casos posibles), o a cualquier otro impulso lector. Digamos que segundas lecturas son buenas.
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