El Florero de Llorente
El filósofo ante la Realidad Política
Para ingresar en los
problemas políticos hay que tener claro qué se entiende por «Política». La política es el escenario
de discusión de los problemas de la
convivencia entre los seres humanos[1].
Como lo refiere T. H. W. Adorno en Misceláneas I (2004, p.287): «[…] la
sociedad organizada de la que más tarde derivará el Estado era necesaria para
permitir la supervivencia de la humanidad […]», es decir, la sociedad- y
con ella más tarde el Estado- nace para garantizar la supervivencia humana
frente a su entorno físico- natural y
frente a sus impulsos Tanaticos. Solo que en una determinada etapa del desarrollo
de la humanidad, el ser humano se ha empecinado
en dominar al otro, aun con los
postulados hegelianos del inicio de la historia y la cultura con dialéctica del
Amo y el Esclavo (Hegel, 1993). Para tal efecto, dominación de un grupo sobre
otro grupo, se ha construido la humanidad un Aparato como el Estado para ejercer de manera más racional esta dominación
y no precisamente como la confirmación del espíritu absoluto.
El problema de las relaciones entre la filosofía y la
ciencia a la hora de abordar los problemas políticos, es la manifestación, al
nivel de la conciencia teórica, del movimiento histórico de especialización y
secularización de la razón occidental propio de la modernidad[2].
Sin embargo, no por ello es de negar las claras diferencias presentes entre la
Filosofía política, la ciencia política, la sociología política y la
antropología política, al momento de enfrentarse al abordaje de su estudio.
N.Bobbio (2005, p.77 ) enuncia que según la consideración del concepto de
filosofía política podremos establecer las diferencias entre las demás
“especialidades” del conocimiento sobre el fenómeno político[3];
para nosotros ese es un falso problema, ya que no es posible diferenciar en el
fenómeno mismo de «lo
Política» y la «Política», el ideal normativo que construye el
discurso y sus presupuestos de verdad y
objetividad como formas de legitimación
del poder en la construcción de carácter
propio del fenómeno en relación a las demás esferas de la vida humana.
Estamos hablando de atreverse a pensar «lo Político» y la «Política», no solamente
problemas complejos, sino también y en la misma medida, problemas difíciles. Lo
difícil, guarda en relación a lo complejo, la necesidad de perspectivas
transdisciplinares, pero va más allá de este, en la medida que presenta el
ocultamiento de las lógicas más internas de los fenómenos, situaciones y
procesos considerados en los problemas tratados. Lo complejo abre hacía la
constelación de dimensiones posibles del problema, lo difícil, enuncia la
necesidad de su re-formulación para
generar una síntesis de lo complejo. Se trata de atreverse a pensar como
filósofo latinoamericano, lo cual implica ir más allá de la prehistoria del pensamiento, de
abandonar la filosofía europea como
único referente, superando la encarcelación (en disciplinas especiales) en la que se ha visto envuelto el
pensar. No se trata de un mero problema bibliográfico, sino biográfico e histórico:
es un asunto de direccionamiento del pensamiento y la acción.
La Coyuntura Política Nacional
En Colombia llevamos más de
medio siglo en el marco de un conflicto armado. El 24 de noviembre de 2016[4] se
daba inicio a un nuevo momento histórico del conflicto político que tomaría su
forma democrática. El acuerdo entre el Gobierno de Juan Manuel Santos y la Guerrilla de FARC-EP (Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo) definía así el final de un
ciclo largo de Violencia política con la firma de un «Acuerdo de Paz»[5]
entre las partes. El Estado y la Subversión armada se comprometen a cumplir los
términos de ese «Pacto Social»
construyéndose las condiciones de posibilidad de la participación política y la
construcción Democrática del Estado.
Los pasados 26, 29, 30 de
abril y 01 de mayo de 2019 se discutieron en el Senado las objeciones del Presidente de la República en el trámite de la
Ley Estatutaria de la Jurisdicción Especial para la Paz - JEP. Fue un
acontecimiento crucial en el establecimiento del cumplimiento de dicho «Pacto Social», ya que garantiza
política y jurídicamente las condiciones
del ejercicio político de las Fuerzas Alternativas Revolucionarias del Común
(partido político FARC) al mismo tiempo que la se ponía en juego la legitimidad
del propio orden institucional del Estado Colombiano en el cumplimiento de las
obligaciones adquiridas en lo acordado. Este es el «acontecimiento», una plenaria del Senado que
define la «correlación de Fuerzas»
sociales y políticas y da dinamismo a esta nueva Coyuntura política nacional
como eslabón de una nueva «Etapa Histórica».
El Conflicto Armado y el Acuerdo de Paz
El análisis de la génesis
del Estado moderno, y aún más el análisis del Estado moderno en Colombia, nos
enfrenta con la tarea de dilucidar antes
la relación entre el análisis histórico y el sociológico, pues, el análisis
sociológico, se apoya arduamente en la historia, en cuanto ésta es su materia (Martindale, 1668) .
La civilización en Colombia y, en américa latina, ha estado marcada por la barbarie, como el
hecho teórico a verificar. Lo que se demuestra en los discursos
historiográficos y teleológicos colombianos, es una expresión de poder de la Razón de Estado, que necesita controlar los discursos, pues el discurso es
la bisagra entre poder y mente (Munera, 2009). Como dice el profesor Leopoldo
Munera, en Colombia la interpretación del Estado ha sido además de teleológica
y normativa (2009, p.11), demuestra ser también eurocéntrica.
En este sentido, los modelos
teóricos que acerca a considerar el
nacimiento del Estado moderno, tienen una íntima relación con la forma de
organización social en la que los frutos del trabajo son vendidos en el mercado
(modo de producción capitalismo), sirviendo para identificar la importancia de la concentración
y acumulación de violencia y capital en el proceso sicogenético del Estado (Munera, 2009).
Las palabras han creado guerras (Uribe Hincapie, 2004). Las explicaciones del
proceso de génesis del estado moderno en Colombia, está determinado por la historia misma; los
cambios en la teoría que explique el devenir histórico social, están determinados evidentemente por la
viveza del científico y sus intereses políticos y económicos.
De ese modo, la misma
definición del Conflicto ha
determinado la lucha política y como tal, desencadenado la misma marcha de los
acontecimientos históricos. En su reciente libro publicado, el expresidende Juan
Manuel Santos, revela (2019, pp.267-280) que una de sus Batallas más difíciles por la construcción del acuerdo de Paz fue
la aceptación de la existencia de un
conflicto político en Colombia que se desarrolló a partir de una modalidad armada.
El tema era crucial, ya que es estratégico para el Estado, en su propia
construcción del enemigo, el establecimiento de beligerancia frente al mismo,
esto por un tema tanto jurídico como político. Como el mismo Santos dice
(ibíd.) desde el 2005, el Estado se planteó como estrategia la adopción de un discurso que enunciará ante la comunidad
internacional y en el territorio nacional, que en Colombia había una Amenaza Terrorista y no un conflicto armado.
Un año antes de la firma del
acuerdo (en febrero de 2015) la Comisión
Histórica del Conflicto y sus Victimas da a conocer el informe final Contribución al entendimiento del conflicto
armado en Colombia, un texto de poco más de 800 páginas realizado por 16 académicos (de las más
diversas áreas y desde los posicionamientos político-epistémicos a veces
contrapuestos) organizado en 14 artículos, dos relatorías y una introducción
conjunta entre los dos relatores[6].
De ese modo la academia realizaba su aporte al proceso de paz dejando claro que,
si bien existen actores con intereses puestos en juego en el ejercicio del
enfrentamiento armado, las causas del conflicto obedecen a determinantes
objetivos de orden social, económico, cultural e histórico de la construcción
de la sociedad y el Estado Colombiano. De esa manera se realizaba un
diagnóstico y se dejaba claro la conveniencia
social del acuerdo para la democracia y la sociedad colombiana.
Ahora bien, la eficacia de
los discursos se comprueba en la construcción de realidades prácticas, en la medida
que determinen acontecimientos. El 2 de octubre se demostró que lejos de estar
preparada, la sociedad colombiana entraba en una nueva fase del conflicto
político. Con un porcentaje de 50, 2% el No
ganó el plebiscito por la paz y anticipó la victoria en las elecciones presidenciales. No por ello, el sector de la oligarquía tradicional en el poder dejaría la batalla. La paz se decretó y el acuerdo
cumplió las normativas constitucionales convirtiéndose en el acto legislativo
01 de 2017:
"POR MEDIO DEL CUAL SE CREA UN TíTULO DE DISPOSICIONES TRANSITORIAS DE lA CONSTITUCiÓN PARA lA TERMINACiÓN DEL CONFLICTO ARMADO Y lA CONSTRUCCiÓN DE UNA PAZ ESTABLE Y DURADERA Y SE DICTAN OTRAS DISPOSICIONES"[7]
Desde la firma del acuerdo
un número aproximado de 128 ex militantes del partido de las Fuerzas
Alternativas del Común han sido asesinadas[8],
van más 500 líderes sociales con la misma suerte[9] y,
queda claro que, luego del atentado a la General Santander por parte del ELN[10],
el gobierno de Iván Duque y, del partido Centro Democrático, sigue aferrado al No directo sobre cualquier idea de cambio
hacia lo que se dio en llamar “post-Conflicto”, esa es su principal estrategia política para
mantenerse en el poder. Las objeciones por inconveniencia
que realizadas el pasado 11 de marzo[11]
del presente año, demuestran el claro hecho choque entre el mandato
constitucional a que se ve obligado el Estado por la firma del acuerdo de
paz y la voluntad del gobierno de turno
en cumplir ese mandato (todavía más si se considera la posición que tuvo Duque
en relación al cumplimiento de los protocolos con el ELN en la mesa de Cuba),
creándose un conflicto entre la legalidad y legitimidad del Estado, al ponerse
en duda el cumplimiento o no de lo
acordado.
La propia credibilidad del Estado como ordenamiento social y político
queda en duda, pues, siendo él producto del
pacto social, cómo garantizar ahora el cumplimiento de propio orden
constitucional cuando se sabe que el Estado no cumple sus propios acuerdos.
Lejos
de grandes oradores (a excepción de algunos casos como el Senador Iván Marulanda, G. Petro, José Aulo
Narvaez, E. Robledo y J. E. Ulloa) en los honorables Senadores prevalecía más
la trampa y la “triquiñuelas”; se dilató la discusión en lo esencial,
siendo deturpada la posibilidad real de un análisis serio sobre la cuestión;
los argumentos más ácidos fueron expuestos en la discusión del orden del día
(del 26 de abril), siendo el 29 de abril una discusión más por los impedimentos
que cualquier cosa. La votación finalmente ocurriría el día 30 de abril, con un
resultado de 47 en favor del informe "Minoritario" expuesto por el Senador Iván Marulanda, que proponía negar en su conjunto las 6 objeciones, frente a
34 en contra de ese informe. En medio de gritos, surgió el conflicto la
determinación de la mayoría absoluta (debido al mismo tema de las
inhabilitaciones!). El 1 de mayo, se realizó una nueva votación, teniendo como
resultado “a favor” de la bancada del gobierno, sin embargo, sin mayoría
absoluta. De nuevo como al principio. La Corte Constitucional definirá sobre
las objeciones fueron las palabras el presidente del Senado Ernesto Macías
Tovar, en el momento que daba inicio a la discusión por el Plan Nacional de desarrollo que prácticamente no fue discutido (vaya pacto por la equidad que nos espera!!)
Queda claro que para algunos
actores (senador Álvaro Uribe Vélez y toda su bancada), es preferible tener “guerrillero armado en el monte” que un
adversario político en el capitolio nacional[12]. De esa manera es urgente cerrar todas las posibilidades políticas a los enemigos morales, para convertirlos en los enemigos sin los cuales no se puede sobrevivir. El guerrillero en el monte (dando bala por cierto!) es funcional al mantenimiento del discurso de la guerra, de la amenaza y de la defensa de la sociedad, instrumento por el cuál la oligarquía colombiana se a mantenido en el poder sin la necesidad de un régimen dictatorial continuado.
El Bloque hegemónico en el poder ha consolidado al Estado como una maquina en la que se anule la oposición, siendo este un rasgo constante en el comportamiento política y en el orden constitucional. En Colombia más que una Causa la guerra ha sido un pretexto, una necesidad política que excusa el ius ad bellum, que permita mantener el orden de dominación (Franco Restrepo, pp.39-62).
El Bloque hegemónico en el poder ha consolidado al Estado como una maquina en la que se anule la oposición, siendo este un rasgo constante en el comportamiento política y en el orden constitucional. En Colombia más que una Causa la guerra ha sido un pretexto, una necesidad política que excusa el ius ad bellum, que permita mantener el orden de dominación (Franco Restrepo, pp.39-62).
El acontecimiento en el
Senado de la República, manifiesta lo que Marx (2010, p. 83) nos decía ya:
[…] El elemento estamental es la mentira sancionada, legal, de los Estados Constitucionales: que el Estado es el Interés del Pueblo o el pueblo es el interés del Estado, esa mentira se revelada en su contenido […]
Muy distantes de construir
una nueva forma de sociedad, de tal manera que las causas objetivas del
conflicto y la violencia en Colombia sean superadas, entramos en una nueva fase
de ese enfrentamiento[13]. Ante un nuevo ciclo del capital, adviene en nuestro país un nuevo ciclo de violencia. Este mantiene rasgos estructurales de antaño (problema de la tierra, estructura de clases, formación del Estado), pero constituye otros (nuevos actores, desarrollos tecnológicos, nuevos escenarios de subjetivación, etc.), de tal manera que estamos en el centro de la espiral histórica; vemos su movimiento, no obstante, no sabemos con ciertamente cuál es su dirección y, apenas podemos enumerar los nuevos atributos esenciales.
El partido político de las FARC ya sabe en el juego que se ha metido. Esperemos no adquiera y aprenda las "mañas" y modos de sus antiguo y ahora nuevos compañeros y, sea prudente al elegir con quienes realizar "amistades" (alianzas) estratégicas, no vaya a perder los horizontes de lucha por encajar bien en el "juego democrático".
El partido político de las FARC ya sabe en el juego que se ha metido. Esperemos no adquiera y aprenda las "mañas" y modos de sus antiguo y ahora nuevos compañeros y, sea prudente al elegir con quienes realizar "amistades" (alianzas) estratégicas, no vaya a perder los horizontes de lucha por encajar bien en el "juego democrático".
***
El papel del filósofo
estriba precisamente en identificar las condiciones objetivas de ese nuevo ciclo del conflicto. Una cosa es clara
luego de considerar el «acontecimiento»,
la forma actual del conflicto – como
en todas las formas pasadas- demuestra aquello que es más propio a nosotros.
Lo político se encuentra entrelazado con la experiencia humana en cuanto esta
es entretejida en la amalgama de construcciones sociales, culturales e
históricas. En ese orden de ideas, es imposible una descripción de «lo Político» y la «Política», sin una consideración por «lo humano» y la «humanidad»,
es decir, al margen de una antropología filosófica de nosotros mismos. Parece ser, parafraseando al oscuro de Éfesos (DK.119), que: “la Guerra, el conflicto, [ha-sido] es [esta- siendo] el Destino de la nación colombiana” .
Bibliografía:
Adorno, Th., W. (2004). Miselaneas
I. Madrid. España:AKal
Bobbio, N.. (2005). La
Teoria General de la Política. Madrid, España: Editorial Trotta.
Franco Restrepo, V.,
L. (2009) Orden contrainsurgente y
dominación, Bogotá: Instituto Popular de Capacitación : Siglo del
Hombre Editores.
Hegel, W. F. (1993). Fenomenología del
Espíritu. México: Fondo de Cultura Económica.
Marx, K. (2010).Crítica da filosofía do Direito de Hegel.
São Paulo: Boitempo.
Martindale, D. (1968). La
Teoria Sociologica: Naturaleza y Escuelas. Madrid, España: Aguillar S.A.
Munera, R. L. (2009).
Genesis del Estado en Colombia 1810-1830. En R. L. Munera, Fragmentos de lo
Publico Politico en colombia. Bogota: La Carreta UNAL.
Santos, J. M.
(2019). El Reconocimiento del Conflicto. En:
La Batalla por la Paz. Bogotá.
Uribe Hincapié,
M. T. (2004). Las Palabras de la Guerra.
En. Rev. Estudios Políticos N-25, Ude A.
Medellín. Colombia.
[1] Los que se inscriben dentro del realismo
político dirán que «lo político» es lo
considerado con las relaciones de dominación, con el poder; nosotros por el
contrario, consideramos que es lo concerniente
con la convivencia, con la búsqueda de una mejor forma de vivir
colectivo. Nuestra noción de política
parece conciliarse entonces, con el mundo griego del “zoom politicom” Aristotélico, es la participación en los asuntos políticos, de la
discusión colectiva de los asuntos de la
convivencia en el Agora griego.
[2] Los antiguos griegos, tanto Platón como
Aristóteles, en su Πολιτεία construyeron un
concepto de lo político en el que se relacionaba con toda una concepción
filosófica del universo, por lo que desde el inicio estaban entrelazados los
concepto de Ser, Verdad, Ser humano y el
de Bien. No habría una distinción tajante entre la reflexión ontológica y
reflexión ética u antropológica, las dos entran como elementos interrogados
coherentemente en la construcción de un único sistema. Esta manera de considerar
la política es propia e es heredada dentro de toda la tradición del pensamiento
político occidental.
[3] Así, dice Bobbio que sería entendido la
filosofía política como a). Teoría normativa sobre el modelo ideal de Estado y
sociedad; b). Estudio de los fundamentos últimos del poder, definición de la
legitimidad del Estado; c). Determinación del concepto propio de la política al
diferenciarlo de otros conceptos y esferas como la económica y la social,
etc. Y, finalmente d). Como crítica
discursiva, como metaciencia que
fundamenta los presupuestos de verdad y pretensiones de objetividad por parte
de la ciencia política (Bobbio, 2005 pp.77-79).
[4] La mesa de negociaciones fue instalada en
2012, los acuerdos firmados en Cartagena el día 26 de septiembre de 2016, refrendados
el 02 de octubre de 2016, donde gano el No
con el 50, 2% de los votos, por lo que fueron modificados ente octubre y
noviembre, para nuevamente ser firmados el día 24 de noviembre en el teatro
Colon de Bogotá, siendo aprobados luego por el Congreso de la República con una
votación de 75 votos a favor y cero en contra en el Senado y, 130 votos a favor
y 0 en contra en Camara, sabiendo que en
ambas corporación los representantes del No, salieron a la hora de votación
[5] “Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la
Construcción de una Paz Estable y Duradera”. Ver: http://www.altocomisionadoparalapaz.gov.co/procesos-y-conversaciones/Paginas/Texto-completo-del-Acuerdo-Final-para-la-Terminacion-del-conflicto.aspx [Consulta 20/01/2017]
[6] Para ver el documento: http://www.altocomisionadoparalapaz.gov.co/mesadeconversaciones/PDF/Informe%20Comisi_n%20Hist_rica%20del%20Conflicto%20y%20sus%20V_ctimas.%20La%20Habana%2C%20Febrero%20de%202015.pdf [consulta, 05/05/2015]
[7] Ver el acto legislativo 01: http://es.presidencia.gov.co/normativa/normativa/ACTO%20LEGISLATIVO%20N%C2%B0%2001%20DE%204%20DE%20ABRIL%20DE%202017.pdf [Consultado en 05/05/ de 2017]
[8] El pasado 15 de abril de 2019 un bebé, hijo de una indígena wayúu y un excombatiente de las FARC, luego de un atentado a sus padres. Para ver la noticia https://www.telesurtv.net/news/farc-denuncia-128-asesinatos-de-excombatientes-tras-acuerdo-de-paz--20190415-0034.html [Consulta 17/ abril].
[9] Para ver una ampliación de esta cifra,ver: https://www.telesurtv.net/news/500-lideres-sociales-asesinados-colombia-20190415-0022.html [Consulta, 2 mayo/2019].
[10] Para ver un análisis sobre este hecho y la construcción del conflicto en
Colombia https://www.microfilosofia.com/2019/04/de-la-toma-de-simacota-al-atentado-de.html.
[13] Podemos identificar tres etapas: a). Conflicto de formación de la
República del Siglo XIX (Guerras Civiles); b). La violencia Bipartidista de la
primera mitad del siglo XX y c).
Conflicto contrainsurgente. Todos con actores y características propias que unifican
el proceso de acumulación del capital, con sus ondas expansivas y regresivas
(Ciclos económicos), junto a ciclos y ondas de la violencia.
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