Tropel y Lucha de Clases: A propósito de la Coyuntura política en el Alma Mater

Cuando entre en la universidad me vi de frente con la guerra. Siempre soñé con estudiar en la Universidad de Antioquia, parecía ser mi salvación, ha de ser por eso que, en su origen, la universidad como la entendemos hoy en día se vincula con las ordenes mendicantes, la meditación y la experiencia espiritual.
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«Es necesario darse cuenta de que la violencia-hambre, la violencia-miseria, la violencia-opresión, la violencia-subdesarrollo, la violencia-tortura, conducen a la violencia-secuestro, a la violencia-terrorismo, a la violencia-guerrilla; y que es muy importante comprender quién pone en práctica la violencia: si son los que provocan la miseria o los que luchan contra ella... »
Julio Cortázar, Corrección de pruebas, 1973





  

La Universidad, recinto sagrado donde se cultiva el saber por el amor al saber, de forma desinteresada, un camino en el que se espera el encuentro con la verdad como el encuentro con la propia felicidad. ¿Cómo ocultarse de lo que nunca tiene ocaso? (DK16). Puede que la universidad sea una trinchera para el mantenimiento de la dominación y la explotación, la reproducción de los privilegios de una élite, pero la verdad la ilumina por todos sus rincones.
Es una completa mentira eso que las fuerzas del orden oligárquico (infiltradas por lo demás en la universidad!) quieren hacer pasar por neutralidad del saber, de las ciencias, las artes y la filosofía. La universidad no se encuentra al margen de la lucha de clases, es por eso que existe un nexo real entre Universidad y Sociedad. Como bien es ponderado por el profesor Dermeval Saviani (2007) las relaciones entre Compromiso  político y competencia  técnica en la universidad como espacio institucionalizado donde se transmite el saber históricamente sistematizado, es el punto donde se determina tanto las dinámicas del fenómeno escolar y el fenómeno social y se hace del proyecto de universidad un proyecto amplio de educación y de sociedad en su conjunto. El tropel universitario es el estallido político de las fuerzas sociales  en un espacio social de disputa, una escenificación especifica de las contradicciones en las relaciones sociales generales. El Tropel aparece  como irrupción del contenido sobre el formato del esquematismo científico y el deleite autocomplaciente del arte y la filosofía.
Aunque hace bien el profesor Francisco Cortes Rodas[1] en recordar, con Žižek, que la forma valor determina el movimiento general de la vida en la civilización moderna, construyendo diferentes formas de violencia, sin embargo extravia la determinación objetiva (social e histórica) y el compromiso ético político que contiene como experiencia de un sujeto, no transcendental, sino de carne y hueso. Su defensa de la autonomía universitaria lleva a la fetichización de la universidad (y el saber en general) como estando al margen de la estructura  de la organización social, su idealización (helenocentrica) en la que se retoma el modelo de la academia y el liceo, en el que el cultivo del saber  de una élite privilegiada se realiza sobre el precio de la esclavitud de muchos. Parece que quiere hacer de la universidad un antro donde se  construya una Moral de Plutarco, “el devenir filosofía del mundo” (Marx, 1971, p. 88), una mala referencia al contenido integral de la “Tesis 11 sobre Feurbach”,  que postula el valor estratégico y táctico del concepto en la lucha política revolucionaria de los oprimidos. Por lo demás, se quiere hacer valer estudiante universitario como subjetividad abstracta, sin contenido de una relación de clase. La pobreza, la exclusión y marginalidad, no se dejan en la casa, esa guerra encubierta del día a día, también hace presencia en las aulas de estudio, determinando el costo de oportunidad entre las copias para el parcial y el almuerzo o el pasaje para poder ir y presentarlo; es por eso que el tropel es tanto fuera como en la universidad y su existencia manifiesta un avance (civilizatorio!) frente a cualquier academia de modelo platónico o liceo aristotélico.
Como dijera  Marx (1999, p.70) «Muchos filósofos profesionales son solamente buenos zapateros y muchos zapateros grandes filósofos».  No debe defenderse la universidad para mantener así un privilegio de clase o para enaltecer una vía de movilidad social. El que exista el Tropel en la universidad significa que todavía existe el impulso del pensamiento por devenir mundo, por realizarse de manera radical. El tropel en la universidad demuestra que las relaciones entre poder y saber, van más allá de la disputa discursiva y los dispositivos de Disciplinamiento escolar, es un tema de táctica y estrategia militar, el ocupar posiciones por el bando oligárquico y por el bando popular. La universidad como ámbito en el que se disputa la hegemonía en el seno del sentido común, cumple un objetivo estratégico para la clase dominante, asegurar la visión sobre el orden causal de las cosas y masificar su ideología, su concepción del mundo. No es el orden subjetivo el que determina el tropel, sino el movimiento objetivo de la lucha de clases bajo el contexto de una correlación de fuerzas en una coyuntura histórica especifica.



Tomado de @rpgav123

Al alcalde Daniel Quintero se le ve muy decidido a acabar con  “los capuchos”, con cualquier intento de cruzar la línea “roja” estalla en ira. No se presenta con el mismo ímpetu con los grupos que amenazan el liderazgo estudiantil, que se saben bien hacen presencia en la universidad de Antioquia y que amenazan con tomar por objetivo militar cualquier manifestación “guerrillera”, entiéndase comunista, marxista-leninista, cualquier pensamiento de liberación. Su objetivo es mantener el orden universitario y hacer de la protesta estudiantil el performance del esquematismo que sostiene el engranaje del orden institucional, demostrando así que «El capital presupone una permanente analogía simétrica entre sociedad capitalista y cadena de mando de una institución militar» (Kohan, 2012, 219). El orden institucional universitario desde la óptica de Daniel Quintero ( y el de la mayoría de los progres civilistas del capital) presupone la construcción de un carácter valido y legitimo de la violencia institucional y el encubrimiento de la violencia de clase inscrita en el orden del capital.
Los “Capuchos” no son infiltrados en la universidad, son el mismo pueblo alzado en armas por las propias posibilidades de ingresar en una universidad o permanecer en ella y, todavía más, con vida y con dignidad en la sociedad como un todo. Entrar a irrumpir el confort del gamonalismo universitario y de las lógicas elitistas propias de la universidad, hace parte de tornarse “capucho”, el hacer del conocimiento un arma para la lucha como la espada y el fusil (Marquez, 2012, p.7) y el camino para la autoconciencia de clase. La explicación de las causalidades del conflicto armado en Colombia no existe al margen de la toma de posición en él. Marx investigó el movimiento interno de la relación social del capital bajo el horizonte de una transformación radical, por eso hizo de su pensamiento un instrumento de lucha; hay que pararse a pensar, pero para poder apuntar bien.
Es cierto, como lo dice el profesor Andrés Saldarriaga[2], existe un carácter performatico en la ocupación política del espacio-tiempo universitario que es el Tropel, sin embargo es una puesta en escena de la guerra, con  un personal capacitado con maniobras e instrumentos de confrontación específica, al igual que el ESMAD lo es para el Estado. Ahora, si consideramos la correlación de fuerzas, por muchos explosivos que tengan, el comando de los “esmadianos” es mucho más letal y, dado los accidentes sufridos en batalla por los “Capuchos”, que tanto reitera las autoridades, todavía mayor entrenados.
La única máxima en la que concuerdan los extremos, es la que versa y afirma  no dejar pasar la menor oportunidad de someter al enemigo; es eso que define la inmanencia real de la lucha de clases, el mayor descuido implicaría caer ante las armas del su contendor. Así se tocan los extremos, con cada confrontación, permaneciendo en una tensión que los diferencia absolutamente en sus posturas. Luego, Daniel Quintero manifiesta que se identifica en el centro (en lo esencial) con la ultraderecha: la defensa de sus privilegios como defensa de la ley, el uso del miedo y la esperanza como retórica del Futuro Seguro y Democrático. La “alternativa” afirma no pertenecer a ningún bando, permanecer siempre en el centro, sin ideología, pero no titubea para señalar a su enemigo y, como Soberano, hacer uso legítimo de la violencia cuando la ocasión lo amerite para extirparle,  dejando ver el lado solapado de su idiosincrático carácter: el autoritarismo. Tenemos que recordar con Fidel (p. 294), que no existe medio término entre capitalismo y socialismo, los que se empeñen en encontrar terceras posiciones caen en una postura verdaderamente falsa.
La universidad desde sus orígenes se adhiere al movimiento de la civilización del valor, con la consolidación de los privilegios y de la sociedad de clases; hasta la época contemporánea ha quedado presa entre las relaciones Empresa-Estado, su fundamento es la maximización de los beneficios económicos y la mercantilización del conocimiento. Entre 1990 y 2012, el movimiento estudiantil se ha visto evocado a la violencia por la institucionalidad y la parainstitucionalidad.
De ese modo, para el pensamiento crítico, se trata de hacer del “amor desinteresado al Saber”, una verdadera Ciencia, lo que implica un camino de desesperación, en el que se “se gana dolorosamente” la autoconsciencia de la propia posición de clase y del papel que significa hacerse responsable de la historia. Como dicen los compas de Movimiento 8 y 9 de junio, “nos tapamos la cara para ser vistos”, sin ningún reparos frente a la solapada mano del mercado y el poder en el interior de los claustros universitarios. Estamos hablando junto a Camilo Torres de la construcción de un Anticonformismo científico  que sustenta una acción comunal radical sobre la base de un conocimiento auténtico de la realidad nacional. El Tropel no se queda mudo ante la ciencia, el arte y la filosofía, por el contrario es  la búsqueda de su realización en el plano de la lucha y la disputa política, porque la “capucha” no es el inicio sino el fin de una experiencia de indignación frente a la realidad, porque la indignación es insoportable, se asume la capucha, una expresión organizada de los estudiantes.
No se puede caer en la retórica del verdugo, la diatriba entre “Capucha” y “Protesta social” pacifica, es el terreno de disputa que ofrece el capitalismo en su actual fase de desarrollo, la expresión más acabada de esto son los movimientos progresistas, la ideología del centro, la consciencia socialmente formada para neutralizar cualquier brote real de consciencia de clase. El que el Esmad haya ingresado en la universidad demuestra la vigencia de la sentencia de Rosa Luxemburgo en la que la diatriba estriba entre Socialismo o barbarie y, todavía más enuncia la actualidad del mensaje del Che Guevara en la Tricontinental:La revolución será socialista en América Latina o será una caricatura de revolución”.
Daniel Quintero no es un traidor, a lo sumo un farsante, un excelente camaleón, un típico culebrero. Nunca hizo parte del bando popular, eso lo demuestra su actitud frente al uso de la violencia institucionalizada. Traidores son esos segmentos universitarios, estudiantes que pretenden deslegitimar el Tropel y la capucha y, mientras mantienen fuertemente sus lazos con el gamonalismo académico, engrosan sus curriculum vitaes y prontamente ocupan los cargos burocráticos del Estado, o como mínimo la junta directiva de baya uno a saber que ONG, todo “para deleitarse en delirios morales” (Marx, 1971, p. 89).

Por mi parte, fui derrotado por las condiciones objetivas para continuar en la universidad, derrotado en la batalla de la universidad, por el acceso a la educación y una vida digna, ahora soy un desertor y un endeudado frente al Estado por la osadía de leer un libro, había nacido para no entrar a la universidad de Antioquia, ha de ser por eso que siempre perdía el carnet de ingreso; de cualquier modo, es muy difícil pensar mientras se tiene el estómago vacío. La lucha de clases me la encontré allí en los bajos del bloque 09 mientras estudiaba sociología, pero esa línea roja no le molesta al Alcalde y menos a la oligarquía del 4.0 de Medellín y el país como un todo. No me alcanzó como a muchos otros, para el tropel universitario, ese performance que mantiene su sitio especifico en la ciudad: el del privilegio universitario. Los compas de la primera línea en él, saben que ese es un ámbito táctico de disputa, pero que como Estudiantes universitarios, debemos acompañar al pueblo que está afuera, por lo que se sabrá de los avances a medida que el tropel no sea sólo de alcance en el espacio universitario, hay que combinar todas las formas de lucha. 





Alejandro Obregón [Colombia] Velorio, estudiante muerto




Por Gonzalo Bravo Pérez, por los estudiantes caídos asesinados el 08 y 09 de junio de 1954, por el camarada Uriel Gutiérrez, por el compañero Luis Fernando Barrientos asesinado en 1973 al igual que Gustavo Marulanda asesinado en 1999, ambos en el campus de la universidad de Antioquia, por tantos asesinados ayer y todavía hoy, por los que se busca asesinar en el Futuro, sobre todo por el camarada Julián Andrés Orrego Álvarez:
Hermanos:No morirá la flor de la palabra. Podrá morir el rostro oculto de quien la nombra hoy, pero la palabra que vino desde el fondo de la historia y de la tierra ya no podrá ser arrancada por la soberbia del poder
Emiliano Zapata_Manifiesto Zapatista



Trabajos citados:

CASTRO, F. De Martí a Marx, 1961
CHE GUEVARA, E. Mensaje a la Tricontiental 1967
KOHAN. N. Marx en su (Tercer) Mundo: Hacia Un Socialismo No Colonizado. La Habana, Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Cubana Juan Marinello, 2012.
MARX, K. Diferencia de la Filosofía de la Naturaleza en Demócrito y Epicuro.Editorial Ayuso. 1971
_________. Liberdade de Impresa. Ed. PRES. 1999
MARQUEZ, I. Prólogo a la Segunda Edición Venezolana de Marx en el (Tercer) Mundo... En: KOHAN. N. Marx en su (Tercer) Mundo: Hacia Un Socialismo No Colonizado. La Habana, Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Cubana Juan Marinello, 2012.
SAVIANI, D. Educacao, sociedade de Classes e reformas universitárias. Campinas.  Editor: Autores Associados. 2007.
TORRES RESTREPO, C. La universidad y el cambio social en los países en desarrollo” 1964











[2]Profesor del Instituto de Filosofía, Ver artículo: https://bit.ly/2ST50cB 


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