Un psicópata es una persona con unos rasgos muy marcados pero que son difíciles de descubrir porque el propio psicópata los oculta, es decir, los mantiene escondidos la mayor parte del tiempo. De una manera sucinta estos rasgos son los siguientes: soberbia; egolatría; narcisismo; insensibilidad hacia los demás; empatía nula; crueldad; cosificación; victimismo; vaciedad emocional; mucha capacidad de actuar, de mentir, de persuadir, de seducir y de manipular; mucha capacidad para disfrazarse de persona común; tendente al parasitismo y al maltrato; en búsqueda del poder por el poder; con necesidades especiales para nutrir su orgullo. Con estas características se comprende que un psicópata pueda resultar muy perjudicial y peligroso para la pareja, para la familia, en el lugar de trabajo o en la sociedad, siempre que manifieste tales inclinaciones en los lugares y con las personas indicadas. Para no verse perjudicado por su accionar nocivo interesa el distanciamiento, es decir, el contacto cero.
Conviene saber que un psicópata no es un enfermo. Se trata de una forma especial de ser. El psicópata es así de nacimiento. Los rasgos de esta personalidad diferente se manifiestan en la infancia, se acentúan en la adolescencia y se despliegan plenamente en la adultez. Un psicópata adulto es inmodificable, lo que no significa que sea incorregible, pues puede amoldar su comportamiento. Pero un psicópata adulto ha adquirido infinidad de sistemas y argumentos que prueban a sus ojos de manera fehaciente que es superior a todos; sistemas que lo afianzan en su firme convicción secreta de ser totalmente superior a los demás. Tiene infinidad de bucles mentales para llegar a esa conclusión, bucles férreos que le permiten autojustificar sus actos y desplegar estrategias eficaces para confundir, engañar, entorpecer, amedrentar, chantajear, esclavizar, depravar, entre otras muchas, sin ser descubierto (muchas veces ni siquiera por sus víctimas más evidentes). Cada psicópata lo hace a su manera, pues aunque todos los psicópatas presenten los mismos rasgos, desarrollan necesidades especiales diferentes, de manera que cada uno despliega estrategias distintas y solo las manifiesta cuando su accionar psicopático le satisface y cree que va a quedar impune.
Como posible causa del comportamiento anómalo del psicópata apuntamos la siguiente: el psicópata se siente superior a todos los demás, sensación que le va a acompañar durante toda su vida. No hay una razón objetiva, pero se siente desde el primer día absolutamente superior a todos y obra en consecuencia aunque con disimulo para no levantar sospechas. El psicópata padece de un orgullo y de una soberbia desmesurados lo que le conduce a endiosarse y a cosificar a los demás. Los demás son para el psicópata cosas, es decir, herramientas útiles a sus fines. Para alimentar esa sensación de superioridad se convierte en un embustero contumaz. Una prueba inequívoca de que es superior a todos la encuentra el psicópata en el hecho de poder tener a todos engañados. A su vez, pronto sabe o descubre que debe acomodarse a vivir entre inferiores y que debe mimetizarse con ellos para ser aceptado y pasar desapercibido.
Esa capacidad de ocultación la va ensayando y mejorando con el paso de los años, pero necesita verificar, de cuando en cuando y sin ser descubierto, que es superior realizando actos psicopáticos en su territorio salvaje. Esa sensación de superioridad le conduce a la búsqueda del poder en sentido amplio (poder político, poder económico, poder social, poder legislativo, poder religioso o poder familiar). ¿Qué mejor prueba que ser o sentirse poderoso para verificar esa superioridad absoluta? Su accionar y sus razonamientos nos resultan del todo incomprensibles en su fase psicopática, pero al mismo tiempo su comportamiento resulta completamente normal y ajustado a las personas comunes la mayor parte de las veces. Incluso se muestra encantador cuando quiere y con las personas elegidas, lo cual nos deja perplejos, asombrados. Un psicópata no está loco. Si delinque lo hace con plena conciencia de sus actos por lo que es plenamente imputable. A un psicópata no le importa hacerse pasar por loco si con ello obtiene ventajas (p. ej.: una reducción de penas en el caso de los psicópatas delincuentes).
¿Qué hacer con el psicópata?
Una pregunta importante a plantear y responder es la siguiente: ¿Cómo mitigar el sufrimiento y la influencia negativa que provoca un psicópata oculto (o integrado) en su entorno? La respuesta parece en principio sencilla: ofreciendo información veraz sobre el tema a ese entorno. Pero no siempre es así, pues el sufrimiento puede ser aún mayor estando informado. Por ejemplo, una complementaria que lleve veinte o treinta años engañada conviviendo con su psicópata tal vez sea mejor que no se percate de ello, pues su sufrimiento será aún mayor si lo descubre: tendrá que realizar un enorme esfuerzo para conseguir el contacto cero, soportar penurias de toda índole, afrontar largos litigios, vivir la incomprensión y puede que los reproches y el alejamiento de sus propios hijos, el riesgo de peligrosas represalias por parte del psicópata, superar el duelo por la muerte en vida del traidor (que la seguirá acosando), evitar el riesgo de peligrosas recaídas (retorno al redil del psicópata, que se comportará de una manera aún más cruel una vez esté de nuevo atrapada), etcétera. Así pues la respuesta correcta a la pregunta inicial es: mediante información temprana al entorno.
Hay que tratar de prevenir en vez de curar. La cura es posible alejándose del psicópata oculto con el contacto cero, pero esa cura tiene efectos secundarios que hay que valorar y sopesar previamente. Desde luego, la mejor solución a un problema consiste siempre en evitarlo de raíz, es decir, en este caso consiste en no acercarse jamás a un psicópata oculto. Y para ello hay que estar bien informado (prevención) y ojo avizor (prudencia).
Sin embargo, el problema, a nivel general social, no queda así resuelto, pues todo psicópata vive camuflado en un entorno, dentro de una familia, en una empresa, en una sociedad. Así las cosas, se comprende la importancia que tiene la detección precoz de los niños psicópatas para conseguir con una educación especial que se conviertan en personas adultas de provecho; buenas personas en vez de malas personas. Pero eso será objeto de otro artículo, amigo lector.
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