Exploración de la diferencia entre percepción y percepto en la filosofía de Deleuze, y su relación con la mente como un sistema de aprendizaje dinámico.
Introducción
En un mundo donde la mente se enfrenta constantemente a un torrente de estímulos, comprender cómo procesamos el aprendizaje se convierte en una tarea esencial. Este artículo profundiza en la filosofía de Gilles Deleuze, explorando la diferencia entre percepción y perceptos como bloques de sensaciones puras, y plantea la mente como un mapa de aprendizaje dinámico. Inspirado en las ideas de Deleuze sobre la creación artística y su relevancia en la era digital, analizaremos cómo los perceptos organizan nuestras experiencias y moldean nuestra comprensión en Microfilosofia.com. Sumérgete en esta reflexión sobre la mente, el aprendizaje y la intensidad de los estímulos en la modernidad.
Conceptualmente, Deleuze redefine la mente y la percepción a través de su filosofía del devenir y la diferencia. A diferencia de la tradición filosófica que veía la percepción como un acto consciente y racional (como en Kant o Husserl), Deleuze introduce el concepto de percepto, desarrollado junto a Guattari, como bloques de sensaciones puras que trascienden al sujeto perceptor. Estos perceptos no son meras interpretaciones subjetivas, sino entidades pre-subjetivas que capturan intensidades y afectos, como los que un artista como Francis Bacon plasmaría en sus pinturas, donde el color y la forma evocan emociones más allá de la representación figurativa. Esta idea se conecta con su crítica al psicoanálisis tradicional, que Deleuze consideraba reductivo al interpretar las experiencias a través de asociaciones lineales del pasado, proponiendo en cambio una mente dinámica que organiza estímulos en tiempo real. En la era digital, donde las imágenes, sonidos y datos fluyen constantemente, los perceptos se han democratizado, convirtiéndose en parte de nuestra experiencia cotidiana a través de fotografías, videos y filtros en redes sociales. Este artículo se sitúa en esta intersección entre la filosofía posmoderna de Deleuze, el análisis de la mente como un mapa de aprendizaje y la influencia de la tecnología moderna, ofreciendo un marco para entender cómo procesamos y creamos sentido en un mundo saturado de estímulos.
Percepción y Percepto: Una Distinción Fundamental en Deleuze
La idea de percepto es para Deleuze un conjunto de estímulos percibidos sin significado, él se refería a los artistas, a percepciones que perduran más que el artista mismo, es decir, eran una forma de sentir con más capacidad, pero hace ya tiempo que creo que hay que diferenciarlo más. Deleuze, en colaboración con Félix Guattari en obras como ¿Qué es la filosofía?, define el percepto como una captura de sensaciones puras que trascienden al sujeto perceptor, convirtiéndose en entidades autónomas que "hablan" por sí mismas. A diferencia de la percepción, que es el acto subjetivo de captar estímulos y asignarles un significado a través de la experiencia personal, el percepto se presenta como un bloque de sensaciones que no requiere interpretación inmediata. Por ejemplo, un pintor como Van Gogh no solo percibe un campo de girasoles; crea un percepto al plasmar la intensidad del amarillo, el movimiento del viento y la vibración de la luz, sensaciones que permanecen más allá de su propia existencia. Esta distinción es crucial para entender cómo la mente procesa el mundo: mientras la percepción está ligada a nuestra subjetividad, los perceptos operan en un nivel pre-subjetivo, como unidades de experiencia pura que pueden ser compartidas y sentidas universalmente.
Los Perceptos: Organización y Composición sin Significado
Sobre los "perceptos" que creamos.
Estos "perceptos" son unidades estimuláres sin significado que se relacionan entre sí. Es decir, no podemos hacer otra cosa que relacionar todo lo que percibimos de una forma automática sobre las cualidades formales de los estímulos, y esto es algo que habla sobre nosotros, pero no necesariamente influye en la interpretación de cómo creamos que influye. Son una composición con orden, están organizados y no interpretados. Como digo estas formas no tienen significado por sí, lo que sí tienen es un medio para falsarse siguiendo un sentido basado en la experiencia. Un medio casi siempre visual y automático, no es racional directamente sino solo a posteriori. Este proceso automático de organización refleja un nivel primario de la mente, donde los estímulos se agrupan según sus características formales (color, forma, textura) sin necesidad de un significado consciente. Por ejemplo, al ver una obra de arte abstracta, podemos sentir una emoción intensa sin entender qué representa; ese sentimiento es un percepto, una organización de estímulos que nos afecta antes de que lo racionalicemos. Este mecanismo, que Deleuze asocia con la creación artística, también puede aplicarse a la vida cotidiana: los sonidos de una ciudad, el tacto de una tela o el olor de la lluvia forman perceptos que nos impactan sin que necesariamente los interpretemos de inmediato.
Estos "perceptos" son unidades estimuláres sin significado que se relacionan entre sí. Es decir, no podemos hacer otra cosa que relacionar todo lo que percibimos de una forma automática sobre las cualidades formales de los estímulos, y esto es algo que habla sobre nosotros, pero no necesariamente influye en la interpretación de cómo creamos que influye. Son una composición con orden, están organizados y no interpretados. Como digo estas formas no tienen significado por sí, lo que sí tienen es un medio para falsarse siguiendo un sentido basado en la experiencia. Un medio casi siempre visual y automático, no es racional directamente sino solo a posteriori. Este proceso automático de organización refleja un nivel primario de la mente, donde los estímulos se agrupan según sus características formales (color, forma, textura) sin necesidad de un significado consciente. Por ejemplo, al ver una obra de arte abstracta, podemos sentir una emoción intensa sin entender qué representa; ese sentimiento es un percepto, una organización de estímulos que nos afecta antes de que lo racionalicemos. Este mecanismo, que Deleuze asocia con la creación artística, también puede aplicarse a la vida cotidiana: los sonidos de una ciudad, el tacto de una tela o el olor de la lluvia forman perceptos que nos impactan sin que necesariamente los interpretemos de inmediato.
Entonces por ejemplo si me enfoco en la interpretación y la composición digo: "soy torpe", y esto remite a un significado que quiero asociar, al de "torpe", y comprobar que coincide con mi experiencia "haberme caído", en este caso me parece que coincide, entonces "soy torpe" tiene sentido. Pero lo que no funciona en el párrafo anterior es que solo estoy hablando de la composición; la composición de la idea de torpeza encaja con la composición de la misma idea en la imagen de la caída, entonces "lo soy" por asociación. Y no hablo del desarrollo ni de la organización de las cosas. Creo importante poder relacionar lo que soy no solo por asociación, no solo por interpretación, o por lo menos que no deje de ser -aún mínimamente- la misma experiencia descrita para que pueda ser en la organización y en el desarrollo también. Por ejemplo, en el otro extremo puedo ser algo por organización, porque experimento el agua en la baldosa, porque recuerdo aquel ruido que no sé reconocer. Y el movimiento, la afección (¿percepción condicionada en contexto de aversión?) que se genera del agua, del resbalón, del susto al ruido, del tiempo de vulnerabilidad, de la caída. Este análisis pone en evidencia cómo la mente no solo interpreta, sino que también organiza experiencias en un nivel pre-consciente, donde las afecciones (como el miedo o la sorpresa) se convierten en parte de un mapa de aprendizaje que no depende exclusivamente de la interpretación racional.
La Mente como un Mapa Dinámico de Aprendizaje
Lo que ocurre en este último párrafo es que solo hablo de formas, todo es aprendizaje, todo es desarrollo, todo es organización del estímulo percibido. ¿Es esto una mente?, ¿una mente puede ser solo aprendizaje?
Hay cosas muy curiosas aquí, siempre estamos intentando saber qué es la mente, en qué se traduce la activación neurológica, qué sustenta el comportamiento o el aprendizaje. Pero no se usan sino mapas de interpretaciones para asociar lo pasado, no tanto lo que es sino lo que fue, y a veces solo en la cabeza de quien lo interpreta que puede no ser el que aprende (como hace el psicoanalista que interpreta al paciente). ¿Una mente nueva? Entonces tenemos mapas de composición, esto se asocia con "aquello se parece a la verdad" por asociación de las ideas con las imágenes de las cosas, pero qué pasa con lo que somos como intensidad, con la velocidad del aprendizaje, con la descripción de mi experiencia actual, con la diferenciación sensitiva de mi recuerdo con mi nueva experiencia. ¿Puede esto ser una mente? Creo que sí, una mente puede definirse como recipiente de aprendizajes, y como aprendizajes en movimiento que cambian. Una mente puede ser una multiplicidad de estímulos que buscan como relacionarse y acoplarse a una percepción, para adelantar un peligro, para investigar por curiosidad. Un montón de estímulos que se forman en perceptos sin reflexionar ya son una mente, ya sienten, ya hacen sentir, ya experimentan diferencias entre capacidades afectivas; de miedos, de tristezas incapacitantes, ya es algo que puedo experimentar como recipiente por su orden y variación. Creo que esta fórmula puede valer en términos de aprendizaje de conductas y, también en encuentros de desarrollos personales significantes. Aunque la idea que viene en la pregunta de ¿es una mente un mapa de perceptos que busca comprenderse? dice algo más.
Hay cosas muy curiosas aquí, siempre estamos intentando saber qué es la mente, en qué se traduce la activación neurológica, qué sustenta el comportamiento o el aprendizaje. Pero no se usan sino mapas de interpretaciones para asociar lo pasado, no tanto lo que es sino lo que fue, y a veces solo en la cabeza de quien lo interpreta que puede no ser el que aprende (como hace el psicoanalista que interpreta al paciente). ¿Una mente nueva? Entonces tenemos mapas de composición, esto se asocia con "aquello se parece a la verdad" por asociación de las ideas con las imágenes de las cosas, pero qué pasa con lo que somos como intensidad, con la velocidad del aprendizaje, con la descripción de mi experiencia actual, con la diferenciación sensitiva de mi recuerdo con mi nueva experiencia. ¿Puede esto ser una mente? Creo que sí, una mente puede definirse como recipiente de aprendizajes, y como aprendizajes en movimiento que cambian. Una mente puede ser una multiplicidad de estímulos que buscan como relacionarse y acoplarse a una percepción, para adelantar un peligro, para investigar por curiosidad. Un montón de estímulos que se forman en perceptos sin reflexionar ya son una mente, ya sienten, ya hacen sentir, ya experimentan diferencias entre capacidades afectivas; de miedos, de tristezas incapacitantes, ya es algo que puedo experimentar como recipiente por su orden y variación. Creo que esta fórmula puede valer en términos de aprendizaje de conductas y, también en encuentros de desarrollos personales significantes. Aunque la idea que viene en la pregunta de ¿es una mente un mapa de perceptos que busca comprenderse? dice algo más.
La concepción de la mente como un mapa dinámico de aprendizaje implica que no solo procesamos información, sino que también generamos nuevas formas de experiencia a partir de los perceptos. Por ejemplo, un niño que juega con bloques de colores no solo percibe los colores y las formas; organiza un percepto al sentir la satisfacción de apilarlos, una experiencia que influye en su desarrollo cognitivo sin que medie una interpretación consciente. Este enfoque resuena con la neurociencia moderna, que describe la mente como un sistema de redes neuronales que se reconfiguran constantemente a través del aprendizaje y la experiencia. Sin embargo, Deleuze nos lleva más allá, sugiriendo que la mente no solo aprende, sino que siente y se afecta a sí misma a través de los perceptos, abriendo la posibilidad de una mente que no se limita a la racionalidad, sino que vive en la intensidad de las sensaciones.
Perceptos en la Era Digital: Una Nueva Perspectiva
¿Buscan las agrupaciones de estímulos sin significado por sí comprenderse? Si que buscan adelantar el futuro castigo o el futuro premio pero, ¿comprenderse entre sí? Esto es algo no muy fácil de pillar, para que un percepto pueda comprender a otro percepto no puede ser solo una agrupación de estímulos, tiene que seguir un movimiento que le permita no mostrar lo que no coincide, y manifestar lo que sí coincide. Tiene que ser algo que sienta o haga sentir, para que influya en una futura comprensión por sus causas percibidas. Recuerdo que un percepto según Deleuze pertenece solo al artista, pero hoy somos más los artistas y "percibidores" amateurs que los ajenos a lo mostrado por la imagen. Además un percepto es algo que hace todo el mundo con su móvil hoy. Un percepto es una agrupación que permite sentir, es una organización de aprendizajes sin significado que se expresa. Es ser algo antes de que pueda reflexionar sobre ello. Un percepto es la prueba del cambio de la percepción y además es el mismo cambio percibido. Es forma, sujeto, organización y desarrollo.
En la era digital, los perceptos han adquirido una nueva dimensión. Cuando tomamos una fotografía con nuestro móvil y aplicamos un filtro, estamos creando un percepto: organizamos estímulos visuales (luz, color, contraste) en una composición que evoca una sensación, como la nostalgia o la alegría, sin necesidad de asignarle un significado explícito. Las redes sociales están llenas de estos perceptos modernos, donde las imágenes y los sonidos se convierten en bloques de sensaciones compartidas que trascienden al creador. Esta democratización del percepto, que Deleuze asociaba exclusivamente al arte, refleja cómo la tecnología ha transformado nuestra relación con la percepción, permitiéndonos capturar y compartir experiencias pre-subjetivas que resuenan con otros. Este fenómeno no solo amplifica el concepto de mente como mapa de aprendizaje, sino que también plantea nuevas preguntas sobre cómo las agrupaciones de estímulos se relacionan entre sí en un mundo hiperconectado, donde la velocidad del aprendizaje y la intensidad de las experiencias están en constante evolución.
Reflexiones Finales: La Mente como un Proceso en Constante Movimiento
La idea de la mente como un mapa de aprendizaje nos invita a repensar nuestra relación con la percepción y los perceptos. Mientras que la percepción nos ancla en nuestra subjetividad, los perceptos nos conectan con una dimensión más universal de la experiencia, donde los estímulos se organizan y afectan sin necesidad de significados preconcebidos. Deleuze nos ofrece una visión radical: la mente no es solo un recipiente de aprendizajes, sino un proceso dinámico que siente, se afecta y evoluciona a través de los perceptos. En un mundo donde todos somos creadores de perceptos gracias a la tecnología, esta perspectiva adquiere una relevancia aún mayor, desafiándonos a explorar cómo nuestras experiencias pre-subjetivas moldean nuestra comprensión del mundo y de nosotros mismos. La pregunta de si los perceptos buscan comprenderse entre sí sigue abierta, pero lo que sí es claro es que la mente, como mapa de aprendizaje, es un espacio de multiplicidad y cambio, donde las sensaciones y los estímulos dan forma a nuestra existencia de maneras que apenas comenzamos a entender.
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