Pensando junto a Avicena

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Avicena pensando

El medico persa Avicena fue uno de los pensadores más influyentes en el mundo medieval. Su filosofía es neoplatónica porque plantea, desde las ideas, la defensa del conocimiento verdadero. Sugería que el verdadero conocimiento se adquiere mediante la razón y la contemplación. Para él la filosofía era la herramienta para obtener la verdad sobre el mundo y sobre la existencia.

Conoce y adapta las ideas de Platón y Aristóteles así como de filósofos islámicos anteriores como Al-Kindi quien tuvo una influencia fundamental en el desarrollo de la filosofía árabe durante el siglo IX. Sostenía que así como la fe es revelada la Razón también es revelada para complementarse en el terreno de los hechos y llevar a una comprensión más profunda de la verdad. 

Según Al-Kindi la fe proporciona la moral y la razón la reflexión sobre esta moral en todos los terrenos de la vida del hombre, ya que ahí donde puede entrar la fe, también puede y debe entrar la razón; ambas, razón y fe, crean la filosofía del individuo y se tornan fuentes para llegar a Dios. Fe y razón son ámbitos complementarios y parte del dialogo que debe existir dentro de las personas. Dios mismo es fuente de ambas y el resultado eterno de esta dialéctica. Mas esto no quiere decir que no existan verdades a las que no se puedan llegar, a esto Al-Kindi llamó misterios, y es ahí donde la fe proporciona el segundo aliento al esfuerzo autentico del pensar.

En su obra “Filosofía de los árabes”, propuso una revalorización de la filosofía griega haciendo una importante labor de traducción y estudios de sus filósofos, contribuyendo a preservar este conocimiento en el mundo árabe. Desde un plano completamente aristotélico defendió y preservó la idea de que la observación y la experimentación eran claves para conservar la ciencia y la filosofía, y que se podían alimentar mutuamente, dejando en los tres pilares de su teoría del conocimiento a la filosofía, a la ciencia y a la religión, aunque esta última con un nivel más importante para la dignidad humana. También propuso la existencia racional de Dios, obra en donde trato de demostrarla.

Al-Kindi propuso en el argumento cosmológico, que no todo en el universo puede ser contingente, o de lo contrario habría un regreso infinito a las causas, por lo que debía existir algo no contingente que sea la causa primordial. También propuso el diseño inteligente que le daba a lo que hoy llamamos fenómenos, una razón que no se remita netamente al proceso cíclico de causas y efectos, sino a la necesidad de una teleología que le diera un sentido último a las cosas, más allá del aparente absurdo que se presenta como un "todo" para el hombre.

La necesidad de la perfección también fue planteada y con ello la perfección de la existencia por sobre la no existencia y poder desarrollarse la esencia, por lo que toda existencia debía tener causa y fundamento; razonamiento que dio cabida a la idea del absurdo del infinito en la mente humana, por lo que la esencia de la perfección es la existencia y la esencia de la existencia la perfección, de la cual se logra ver una huella más orientalista sobre el universo. Existían los accidentes, pero estos eran parte de los seres contingentes que estaban atados a la causa y el efecto, pero en el fondo habitaba lo inmutable, aquella esencia a la que pertenecía la raíz inicial y de cuyas cosas no podían nombrar los pensamientos humanos.

Sobre la ética y la virtud dijo que debían ser una guía para las tomas de decisiones, el alcance de la significatividad, para encontrar nuestra esencia y por lo mismo nuestra conexión con Dios, para el desarrollo con y entre una comunidad que trasciende las divisiones culturales, étnicas y lingüísticas, porque trata, dentro de su fe y su razonamiento, de ser tan uno como el creador. La esencia de la ética es existir y la esencia de la existencia es la perfección.

La corte abasí ubicada en la ciudad de Bagdad fue un importante centro intelectual y cultural que proporcionaba patrocinio a la filosofía, la ciencia y las artes. Bajo su patrimonio se establecieron academias y bibliotecas que alentaban el estudio y la traducción de obras filosóficas y científicas griegas al árabe. Fue en este entorno en donde Al-Kindi tuvo acceso a obras tan importantes para desarrollar su filosofía fundamentada en el islam, del cual recibió apoyo y reconocimiento oficial a través de la corte abasí, lo que le permitió dedicar tiempo y recursos a sus investigaciones y estudios.

Otro pensador importante para Avicena fue Al-Ghazali, el cual cumplió una labor antagónica en su pensamiento. Filósofo y teólogo islámico, encontró letras para una muy variada cantidad de temas. Criticó el enfoque racionalista de su época, ya que consideraba que la razón humana tenía unas limitaciones que no le permitían conocer ni comprender los misterios de la existencia ni de la realidad, por lo que admitía que la fe y la revelación divina eran las únicas fuentes fiables para llegar al conocimiento y la verdad. Creía que la experiencia personal es clave para el crecimiento en absolutamente todo, como un modo superior de comprensión del mundo, del universo, de Dios y del propio ser. Por lo que la conectividad con lo superior era parte importantísima de su filosofía, en donde lo realmente importante eran los métodos para llegar a vincularse más con la palabra, con el símbolo, con la imagen que sólo podían ser resultado de esta relación.

Fue esta la base argumentativa que daba pie a sus estudios sobre la moral, los cuales debían ser orientados totalmente a mejorar la relación con Dios y con su revelación; la religiosidad, como el mayor bien que puede alcanzar el hombre era la consecuencia evidente de una especie de “mito” que alimentaba con justicia, buenas obras y respeto cualquier ámbito de cualquier comunidad correctamente formada. A la fe se llega por la razón, a Dios, pero una vez estando ahí, si se les conoció verdaderamente, no deberían existir los retrocesos, porque Dios es la mayor de las razones.  

En su obra maestra, “La incoherencia de los filósofos” o “El colapso de la filosofía racional”, Al-Ghazali trató mayormente de refutar las teorías racionalistas de su época, criticó el determinismo y las cadenas causales interminables, así como las matemáticas estaban basadas por el “mito del infinito”, también lo contingente tenía este aspecto; es evidentemente imposible concebir la libertad humana en una cadena determinista y con ello la responsabilidad de su voluntad.

Planteó una critica a la razón pura, ya que esta no podía llegar a ninguna verdad sin la fe, es decir, la fe debe ser practicada para alcanzar un conocimiento válido y revelador. Esto lo aborda en su obra maestra “La revivificación de las ciencias religiosas”, donde el conocimiento religioso, las practicas de adoración del islam, la purificación del corazón, la purificación espiritual y el control de los deseos son temas de columna de este libro para su propia fe.

Algunas de sus otras obras son: “El camino de los creyentes”, “la mecánica de los corazones”, “El abrevadero sagrado”. En estas obras prima el concepto de reflexión, se busca quizás enfrentar al hombre y todos sus parámetros con el propio camino, con el propio andar, con el propio aliento y con todo el conjunto para recibir el reflejo de algo cada vez más grande. ¿Remedios? Sí, nos regaló muchos, muy dignos de otra nota.

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