IX. Si los intelectuales no lo comprenden, ¿qué se le puede pedir a los políticos? / Interpelaciones: a propósito de la piel como voz/ Simón Rodríguez le responde a Rafael Cadenas / Ídolos rotos / Otro síntoma: Distinto a los colores o el mismo/ Un matiz del problema ético / La política selectiva del color / Huella arqueológica: blanquearse.

Reflexión sobre el racismo en Venezuela y la responsabilidad intelectual en la política. Por Jonatan Alzuru Aponte
Compártelo:

 

Están estructuradas las secciones de la siguiente forma:

Si los intelectuales no lo comprenden, ¿qué se le puede pedir a los políticos?


Serie “Cotidiano”, Manuel Alzuru: 2009









El Dr. Antonio Isea, profesor titular en la Western Michigan University, publicó un artículo titulado: “La imagen afectada o la piel del cine venezolano del siglo XXI: El caso de Pelo malo”, en la revista Afro-Hispanic Review, Vol. 37, N.o 2, 2018. Inicia su artículo de la siguiente forma:

Pelo malo (2013), tercer largometraje de Mariana Rondón (Venezuela, 1966), no llega desnudo a las pantallas de las salas de cine. Concha de Oro, Festival de Cine de San Sebastián, 2013, es la primera imagen que afecta nuestro campo visual al entablar contacto con el texto de Rondón. Esa impronta, sin embargo, no es la única marca que arropa esta película. También palpa nuestra mirada, el logotipo del World Cinema Fund. Tal insignia anuncia una dotación financiera, otorgada por el Festival de Cine de Berlín, a obras del llamado Sur Global. (Isea A, 2018)

Después elabora un conjunto de razones para explicarnos que es una película teledirigida por quienes la financiaron. Expresado de otra forma: la financiaron por el discurso que elabora. A saber:

Marité Ugás, directora de edición de Pelo malo, señaló, frente a la prensa española, que “Venezuela es Caribe puro, piel, la gente suda, se frota, es muy sensual. Yo soy peruana y me fascina de los venezolanos que nunca hubo diferencias de clase, color, género. Pero desde arriba, desde los discursos políticos, ahora se impone esta intolerancia para llegar a lo más íntimo de sus habitantes” (Rondón y Ugás)…. Esta cineasta exhibe una sobrecogedora ignorancia, sobre la historia del racismo venezolano, al pensar la Venezuela pre-chavista, como paraíso pos-racial. Desde la ignorancia o la mala fe… (Isea A, 2018)

Finaliza el artículo analizando la última escena y sentenciar lo siguiente:

(…) Tratando de dar cuenta de una realidad donde impera una novísima y particular intolerancia que, según las declaraciones de la propia Rondón al diario español El País, parece ser invención de la Venezuela del siglo XXI, Pelo malo llega a su fin con el melodramático primer plano de un menor afrodescendiente autocastrado que solicita compasión. (Isea A, 2018)

No me ocuparé ni de la película ni de la interpretación del investigador. Me interesa la relación de lo señalado, a propósito del discurso político y el asunto del racismo. En el año 2000 la Fundación Polar publica un extraordinario libro, titulado: Venezuela siglo XX. Visiones y testimonios en tres tomos, compilado por Asdrúbal Baptista y corregido por mi querido Alberto Márquez. Está a disposición en internet y es de consulta obligatoria para pensar el país, porque reúne a una representación de los mejores intelectuales venezolanos, reflexionando sobre la patria. Para el caso que nos ocupa recoge un testimonio, de la incomprensión del problema. Cito la conversación respecto al problema del racismo. Dice J. M. Briceño Guerrero:

– No dejo de asombrarme todos los días al ver cómo la gente le da importancia a la raza en Venezuela, es asombroso; eso es resultado probablemente de la formación de este pueblo, si uno estudia científicamente la historia, pero no creo que la gente lo sienta así; se siente como algo real la superioridad de las personas blancas sobre las negras y como el asunto de que un negro por más que se distinga y se refine sigue siendo negro. Y fíjate que ustedes se ríen y la gente toda se ríe también, esa cosa de que el negro es negro ¿por qué no se acaba eso?, ¡qué curioso no!, ¿por qué no se acaba? Y no sé, las posibilidades de un negro para participar en posiciones altas de cualquier jerarquía son muy difícil. En Mérida, un profesor tenía todas las condiciones para ser rector, era médico, eminente médico, un hombre de buena conducta, un hombre irreprochable también y además adeco en un período de gobierno adeco, en que los adecos tenían el poder en las manos, ese hombre no pudo ser rector porque era negro.

– Asdrúbal Baptista: ¿Y no sería porque no era merideño?

– J.M. Briceño Guerrero: Ningún rector en los últimos tiempos ha sido merideño. El gran rector de la Universidad de Los Andes es Perucho Rincón Gutiérrez, que era maracucho, el actual rector es trujillano; Mendoza Angulo, que fue rector, era llanero, de Barinitas. En los últimos tiempos una característica de allá es que los godos de Mérida, lo que pudiera ser la aristocracia de la ciudad. vendió sus tierras y sus casas y se fue de allí. Mérida no tiene aristocracia en estos momentos o muy reducida por lo menos. Las casas solariegas donde bautizaban a sus ancestros, casas particulares que tenían pila bautismal, las vendieron. Eso llama la atención por contraste con Carora. Carora es una ciudad donde han mantenido todas las familias sus casas solariegas y sus propiedades agropecuarias y sus trabajos. Carora es un fenómeno único y especial en Venezuela.

– Rafael Cadenas. Se ha dicho, creo que es verdad, que la televisión venezolana es racista, en cambio, la norteamericana no, la norteamericana más bien trata de exaltar a los negros. Aquí es inconcebible, por ejemplo, en alguna telenovela, que un negro sea doctor o sea juez o sea detective o sea abogado, es increíble que eso ocurra en un país como Venezuela.

– Luis E. Pérez Oramas:  Que supuestamente es igualitarista. 

Rafael Cadenas: Ahora, yo no sé hasta qué punto eso que resolvió la Asamblea Constituyente de definir a Venezuela como una sociedad multicultural, pluriétnica, hasta qué punto eso no complica más bien las cosas porque aquí sabemos que somos mestizos; hay un sector blanco de la población, otros indígenas, pero eso no se había formulado, digamos, en la Constitución, no sé si eso es favorable o no. (Asdrúbal Baptista, 2000: 498-499)

Curiosamente, el Dr. Jun Ishibashi, académico de la Universidad de Tokio, se interesó en ese problema y publicó un artículo titulado: “Multiculturalismo y racismo en la época de Chávez: Etnogénesis afrovenezolana”; en la revista Humania del Sur, Año 2, N.º 3, de la Universidad de los Andes, en el 2007. La tesis de fondo del artículo es la siguiente: existe una relación entre la sociedad emancipada, revolucionaria, y el color de la piel. Y una clase alta, dueña de los medios de comunicación, enfrentada con el gobierno de Chávez no solo por las concepciones ideológicas, sino por su racismo. Apoya su tesis con varios ejemplos. Citaré uno de los que utiliza para mostrar la relación entre el color de la piel y la emancipación.

El ejemplo citado es del 17 de marzo de 2002, cuando Chávez presentó a los nuevos directivos de Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA), ocasión en la que renovó completamente el tren ejecutivo de esa empresa (lo cual fue el detonante al movimiento de la oposición que terminaría en el golpe de Estado del 11 de abril). Argenis Rodríguez González, quien dialoga con Chávez, pertenece a los nuevos directivos en disputa, cuya fisonomía es de un típico “negro” venezolano.

Presidente Chávez: [...] Oye, será que hay algún racismo ahí, ¿vale? Pudiera ser, porque algunos no me quieren a mí porque soy negro, indio. Mira, ven acá, Argenis. Porque Argenis Rodríguez es uno de los que más protestan ahí. Argenis, ¿no es así que a ti te han protestado los alborotadores ahí en PDVSA? [...]

Argenis Rodríguez: [...] Ellos [son] los que estaban acostumbrados a apellidos extravagantes. Todos aquellos apellidos alemanes, franceses, etc. Y ahora se encuentran que estamos no solamente negros, sino con apellidos Rodríguez, González, Ramírez, que somos del pueblo [...]

Chávez: Bueno, vamos a aplaudir a Argenis Rodríguez González, geólogo, egresado de la Universidad de Oriente en 1973 [...], magíster en yacimiento fracturado [...]. ¡Imagínense ustedes la experiencia que tiene!, y este es uno de los que estaban protestando. ¿Será por negro, Chico?

Rodríguez: Por negro y por consecuente y fiel con la revolución. (Jun Ishibashi, 2007)

¡Vaya! Es valorable que un japonés piense sobre nosotros, con independencia a la fortaleza o no de su argumentación. Tampoco refutaré ni acordaré con el colega de Asia, me interesa solo puntualizar que existe un problema.

Interpelaciones: a propósito de la piel como voz

Serie “Cotidiano”, Manuel Alzuru: 2009



¿Cómo articular cooperativamente un desarrollo sociopolítico del país?

Responder afirmativa o negativamente sobre el asunto del racismo, no cambia nada. La afirmación o la negación es para conversar en la tasca. Lo que es evidente es la existencia de un problema con los colores de la piel.

La pregunta fundante para la filosofía, la sociología, la política y para cualquier comunidad es: ¿Cómo vivir juntos?  Obviamente, nos interpelamos acerca de cómo vivir cuando sabemos a quiénes nos referimos. El problema de fondo es: ¿Quiénes somos? ¿Quiénes somos los sujetos que nos llamamos venezolanos?

No me interesan las respuestas rápidas, prefabricadas. No por un asunto teórico, sino muy práctico. He sido partícipe de esa comunidad desde que me arrojaron del vientre y estoy seguro que no la conozco. Y esa comunidad invirtió en mí para que yo eligiera lo que deseaba ser. Y elegí pensar. Estoy en deuda con esa comunidad que me financió el deseo.

Debo confesar que a estas alturas no estoy seguro de cómo hacerlo. Tengo conciencia de que todos los años pasados los usé en hacer ejercicios preliminares para llegar a pensar. Todavía no sé pensar; pero me he prometido hacerlo. ¿Saben por qué? Porque tengo una conclusión. La responsabilidad fundamental de la arquitectura de un país, no está en la clase política ni empresarial ni militar. La máxima responsabilidad está en quienes piensan y transforman ese pensamiento en una acción. Esas ideas impulsan la maquinaria reproductiva, articulada con las tramas políticas, religiosas, culturales y económicas.  

Quizás no pueda parir una idea; esa acción requiere de un embarazo largo, prolongado. Sin embargo, tengo una ilusión: sé que Venezuela es una niña. Generaciones posteriores tomarán el testigo. Por eso quiero dejar un registro de mis calentamientos. Quizás otros puedan usar mis bocetos inconclusos; tacharlos, corregirlos y empezar de nuevo.

  • No se preocupe. No hablo de usted. Estoy en el confesionario. Frente a mi espejo.

Simón Rodríguez le responde a Rafael Cadenas

El Pueblo, con manos postizas hace la obra sagrada de su Constitución, y con sus propias manos la rasga: mientras la está haciendo la adora, y después de hecha la profana: entre adoraciones y sacrilejios se acostumbra.... 1° á no respetarse—despues á reírse de sí—mismo, y por último á despreciarse. Jura su Constitucion y la maldice en seguida. Dice que solo sus representantes tienen facultades para constituir, y al mismo tiempo, cada individuo niega el asenso que dió—que los representantes son invulnerables, y al cesar en sus funciones los residencian, los inculpan y los maltratan. En suma, las funciones se confunden, y clamando en jeneral por el buen órden, en particular nadie parece quererlo. (Obras completas, 2016, pág. 65)

La fortuna influye en la suerte de los hombres; pero no en su carácter: y los que dicen que estados mudan costumbres, por decir que los hombres varían, no advierten el error de su sentencia. No varía el hombre con el estado...El que afirma lo contrario, prueba que no lo observó bien en el estado anterior. (Rodríguez, Cartas, 2001: 131)

Ídolos rotos

Sin título, Manuel Alzuru: 2024.





En 1901, don Pancho, padre de Alberto Soria, en la novela Ídolos rotos, afirmó: “¡La política! ¡Para lo que ha llegado a ser la política! Una feria, una triste feria, la feria de las almas feas y monstruosas.” (Díaz Rodríguez, 1901/1972, pág. 111)  Una de las causas de la feria triste que determinaba el gran escritor venezolano, era que “(…) muchos fenómenos de nuestra vida constitucional y política no se podían entender sin la perfecta amoralidad negra, sin la casi siempre amoral y entreverada alma mulata.”  La cita la transcribe, en el prólogo que le hace a la novela, Luis Beltrán Guerrero. De inmediato, el prologuista nos invita a olvidarnos de aquellas afirmaciones.

Olvidemos esos devaneos de Díaz Rodríguez y admiremos el método y la penetración –aparte de su dicción impecable- con que abordó temas históricos como Roma y Simón Bolívar, la Batalla de Junín y, sobre todo, el Discurso de ingreso a la Academia de la Historia sobre la significación de Ayacucho, contestado por Gil Fortul, profeta de sus triunfos. (Beltrán Guerrero, 19901/1972, pág. 33)

Beltrán Guerrero, para mostrar que ese tipo de devaneo no es solo un asunto de la individualidad del autor, sino que disparates como ese lo tuvieron grandes intelectuales y políticos, coloca el ejemplo de Mariano Picón Salas, así lo expresa en su prólogo:

En cuanto a costumbres, pensaba como godo, y cuidaba más de la leche que del café en asuntos matrimoniales. Uno de sus sucesores en el señorío de la palabra, Mariano Picón Salas, escribía por 1927: “Como soy joven y tengo cierta pasión por la cultura, porque no desciendo de mulatos, en Chile no he querido entregarme a divagaciones nostalgiosas”. Bello, Baralt y Andrés Eloy Blanco, cantaron a la monarquía. Hasta no hace mucho, ni aristocracia, ni aristarquía, ni siquiera oligarquía eran malas palabras. (Beltrán Guerrero, 19901/1972, pág. 28)

Otro síntoma. Distinto a los colores o el mismo

Chávez borra el pasado. La Cuarta República es el mal. El bien se inició en el siglo XXI.

La generación del 28 interpretó la historia de la siguiente forma: el mal fue el pasado, Juan Vicente Gómez, Eleazar López Contreras e Isaías Medina Angarita, la sucesión de generales. El bien se inició en el trienio adeco 1945-1948 que se truncó por el retorno del mal, el general Marcos Pérez Jiménez y volvió el bien, nuevamente, con el Pacto de Punto Fijo en 1958.

¿Queremos seguir en el ciclo? El mal es el chavismo, bueno será lo que vendrá.

El bien máximo para todos, fue en un pasado originario, mítico. La época de los libertadores.

Caricaturizo la práctica que ha tenido la dirigencia política, apoyada en cada momento, por una red de intelectuales, que le han dado soporte a este tipo de interpretaciones, articuladas con una acción reproductiva a través de la maquinaria educativa.

Un matiz del problema ético

I

  • Detesto a la otredad que habita en aquella tierra. Su historia no es la mía.
  • Ellos te constituyen, para bien o para mal.
  • Entonces, prefiero no ser. Deseo ser otro con la incomodidad de seguir siendo el mismo.
  • No puedes escapar de ti. Tienes la tierra en tus pupilas.  
  • Aquí me siento más cómodo. Es un lugar distinto. Soy distinto.
  • ¿Qué te pasa?
  • Yo no soy como ellos. Quiero ser como estos otros. Ya lo soy.

(Las razones postizas de un cuerpo roto o la tragedia del blanqueamiento ético)

II

  • ¡La desgracia es que somos petroleros!
  • ¿Usted se volvió loco?
  • No. Soy venezolano.

La política selectiva del color

Serie “Cotidiano”, Manuel Alzuru: 2010



El siglo XIX se inició con la guerra de Independencia y continuó con una extensa guerra civil, con fragmentos de paz. Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez les ganan las batallas a todos los caudillos, se pacifica el territorio descoyuntado. De allí la necesidad de poblar al país. Para comienzo del siglo XX Venezuela era un país despoblado y desarticulado territorialmente.

Alberto Adriani fundamentó la política migratoria del siglo XX. Su obra fue publicada de forma póstuma con el título de Labor venezolanista en 1937, prologada por Arturo Uslar Pietri. Citaré algunos fragmentos porque fue el fundamento sociológico de la maquinaria estatal hasta 1958.

La experiencia de las naciones de reciente formación, entre ellas, los Estados Unidos, Argentina y el Brasil, y el juicio casi unánime de estudiosos de cuestiones sociales, permiten afirmar que la prosperidad económica y el adelanto social de nuestro país dependen de un aumento de su población, y podría agregarse, de su población blanca. (Adriani, 1937/2022: 99)

A estos beneficios de orden económico y político, es necesario agregar las ventajas provenientes de la introducción de hábitos civilizadores, de costumbres y conocimientos útiles en agricultura, en artes y en la ciencia del gobierno. Bolívar, con la singular penetración de su espíritu, comprendió la importancia de las corrientes inmigratorias para el adelanto de nuestros países, y afirmó en varias ocasiones la necesidad de fomentar la afluencia de gentes de Europa y Estados Unidos, como único medio, decía él, de transformar nuestro carácter y de hacernos instruidos y prósperos. (Adriani, 1937/2022: 100)

¿Cuál inmigración seguirá afluyendo a nuestras playas en la hipótesis de que se adopte una actitud pasiva o plenamente liberal? (…) La mayor afluencia sería la de los negros. La población negra de las Antillas es de más de cinco millones y la raza es extraordinariamente prolífica. (…)

Los chinos y los hindúes son inmigrantes inasimilables, cuyo tenor de vida es inferior al nuestro, y cuyas instituciones y costumbres son extrañas a nuestro pueblo. Su inmigración ha sido prohibida por Estados Unidos, Argentina, Australia, Nueva Zelandia, África del Sur, etc., y en los países latinoamericanos le han impuesto restricciones Perú y Panamá. (Adriani, 1937/2022:103)

El peligro negro es el más grave y su solución es más difícil. Ya Venezuela tiene una población negra considerable, que no es conveniente tratar como de raza inferior. Por otra parte, sería difícil rechazar inmigrantes negros de los Estados Unidos. Se podría tal vez proceder de otra manera con los negros antillanos que tienen un nivel inferior al de nuestros nacionales y que, aun cuando puedan favorecer temporalmente nuestra propiedad económica, serían un elemento nocivo de nuestra vida intelectual, social y política. (Adriani, 1937/2022:104)

Esa política tuvo continuidad. En 1946, Rómulo Gallegos (en el período presidencial de 1945-1948) establece una política migratoria para españoles, italianos y portugueses. La segunda gran ola migratoria europea, fue impulsada por el gobierno de Marcos Pérez Jiménez entre los años 50-57.

  • ¿Usted cree que sesenta años con esta política de Estado no genera un problema social?

Distingo cultura del mestizaje del mestizaje. Lo que Adriani expresa es una mirada cultural que se materializa en una política que modela sociológicamente a una comunidad. De forma similar me refiero con una cultura del mestizaje que genere una política estatal.  

El mestizaje como práctica cultural no fue planificado, ni argumentado ni promovido institucionalmente, porque no fue pensado. Carece de una filosofía, simplemente devino con la fragilidad de lo que recién se estaba conformado.  Nuestra hermosa mezcolanza empezó a partir de los sesenta, creciendo en los setenta hasta mediados de los ochenta. Pero, a los treinta años, en 1992, ya se estaba viviendo el deterioro de lo que ni siquiera se había formado. Treinta o cuarenta años en la vida de un país es nada.

¿Acaso no debemos pensar este asunto cuando se ha tenido una política de polarización ideológica y racial durante los veinticuatro años del chavismo en el siglo XXI?

Huella arqueológica: blanquearse

“El cotidiano dolor”, Manuel Alzuru: 2010





El 10 de febrero de 1795, el rey de España Carlos IV, aprobó la Real Cédula de Gracias al Sacar. Se trataba de un instrumento jurídico, con fuerza de ley, que fijaba una tasa impositiva para aquellos pardos (de ascendentes, fundamentalmente, indio y blanco) que solicitaban dejar su condición su condición de pardo y adquirir los derechos reservados solo para los blancos, tanto criollos como peninsulares. La cédula establecía distintos impuestos: para dispensar el color quinientos reales, para adquirir socialmente el trato de Don o Doña, por ejemplo, se debía pagar mil reales. En definitiva, tal disposición jurídica les posibilitaba a los pardos ingresar a la universidad, al seminario para hacerse sacerdote, a tener cargos en el ejército, a tener cargos políticos dentro del Cabildo y a ser tratados igual que al blanco con relación a los delitos y las penas. Quien reaccionó de forma inmediata fue el Ayuntamiento de Caracas, quienes enviaron su posición al rey en un documento que se tituló:  "Informe que el Ayuntamiento de Caracas hace al rey de España referente a la Real Cédula de 10 de febrero de 1795", donde entre otros asuntos afirman:

[ ... ] los vecinos y naturales blancos de esta Provincia elevan á V.M. el sumo dolor y sentimiento que les ha causado ver en la Real Cédula citada abierta la puerta para su deshonor y lo que es más digno de llanto franqueada la ocasión para que entren a influir en el gobierno público unos hombres de infame y torpe linaje, faltos de educación, fáciles de moverse á los más horrendos excesos y de cuya fiereza propia de sus mismos principios y de su trato, solo pueden esperarse movimientos escandalosos y subversivos del orden establecido [ ... ]. (Citado por Tejada Soria, 2011)

Aun con la oposición de Caracas, tal instrumento jurídico se ejecutó. Se institucionalizó como práctica jurídica el deseo de querer ser lo que no se es. Quienes tenían el poder económico para acceder a esa nueva condición etnoestamental se transformaron en una nueva élite que se le llamó pardos beneméritos (Cochiarella, 2016). Élite que era rechazada por los mantuanos (blancos criollos y peninsulares), clase etnoestamental dominante por blanqueados. Pero, a su vez, los pardos beneméritos deseaban separarse del resto de los pardos y, por supuesto, del resto de los sectores etnoestamentales de la sociedad.

El deseo de libertad no implicaba la autonomía de ser lo que se es, sino por el contrario, el deseo de libertad estaba asociado a la máxima autoagresión, a la negación de sí mismo, lo antagónico de un ser autónomo.

Corolario: La conciencia de nuestra corporeidad histórica, su asunción, es un paso para la reinterpretación de nuestra piel. Otras lecturas. Otra forma de pensar, otras grafías del hacer, otras convenciones del querer. La potencia está en la elección de sí, de nuestro cuerpo, de nuestra cultura. Su mestizaje es un destello como el relámpago del Catatumbo.

  • -He intentado caracterizar, grosso modo, los contornos de un boceto difuso para empezar a preguntarnos, a interpelar con el objetivo de darle sentido a nuestra piel con un horizonte filosófico de carácter estético: la lógica orquestal con la obra de Carlos Cruz Diez como imaginario.
Compártelo:

Publica un comentario: