Están estructuradas las secciones de la siguiente forma:
- I. Dedicatoria/ Introducción / La patria.
- II. Eran los ochenta / La telenovela como práctica cultural.
- III. El país según Cabrujas / Para comprender a Cabrujas: Teodoro Petkoff y Argelia Laya.
- IV. Sin tierra / Cabrujas, el radiólogo / La lectura / Militarismo / La memoria.
- V. La incertidumbre / La casa y sus arquitectos / La democracia / Tráfico/ La pasión rigurosa de las orquestas: José Antonio Abreu.
- VI. El rumiar / Rodolfo Izaguirre y el Cine Ojeda / Eran los noventa / El sueño de Alberto Arvelo Ramos / Me traduzco: Yolanda Pantin / El olfato afinado de Miguel Ron Pedrique.
- VII. ¿Militarismo tropical o civismo militar? / ¿La tragedia? / Con hambre y desempleo con Chávez me resteo / Principios básicos.
- VIII. ¿Educación pública y gratuita? Siempre / La innovación educativa: Luis Beltrán Prieto Figueroa y su fundamento en Simón Rodríguez/ Posdata: Arnaldo Esté y la Educación para la dignidad.
- IX. Si los intelectuales no lo comprenden, ¿qué se le puede pedir a los políticos? / Interpelaciones: a propósito de la piel como voz/ Simón Rodríguez le responde a Rafael Cadenas / Ídolos rotos / Otro síntoma: Distinto a los colores o el mismo/ Un matiz del problema ético / La política selectiva del color / Huella arqueológica: blanquearse.
- X. ¿Tembló la Universidad? Terremoto en el país y mi admiración: Enzo Del Bufalo.
- XI. Como las reinas de belleza o Carolina Herrera como ethos/ Venezuela no es un tren de prostitutas/ Lectura en el exilio/ La comunidad en la diferencia: Miguel Márquez / Armando Rojas Guardia: el horizonte de sentido.
¿Educación pública y gratuita? Siempre
Serie Tiempos difíciles. Manuel Alzuru, 2015 |
Mi infancia y juventud fue en la parroquia de Coche. Está a la salida occidental de Caracas. Al lado del mercado mayor, del hipódromo, bordeado por la marginalidad de los barrios de Las Mayas y Cochecito. Nos antecede la parroquia El Valle. Parroquias donde viven familias pobres. Estudié la secundaria en un liceo público, el Pedro Emilio Coll. En El Valle está el liceo José Avalos donde estudiaron Nicolás Maduro, Juan Barreto y Vladimir Villegas; quizás a un kilómetro del mío. Barreto (diputado en la Asamblea Constituyente de 1999, Alcalde de Caracas, actual dirigente del Partido Centrados, quien sostiene que Maduro y el gobierno están actuando fuera de la Constitución) y Villegas (fue también diputado en la Asamblea Constituyente, embajador en Brasil y actualmente, sigue su labor de periodista; coinciden con el análisis de Juan Barreto) se graduaron en Comunicación Social en la Universidad Central de Venezuela. Todos estudiamos el bachillerato en la misma época. Que Maduro haya terminado de chofer de un autobús (antes de ser diputado a la Asamblea Nacional Constituyente en 1999) no refleja a la Venezuela que le tocó vivir; más bien expresa su flojera académica; tenía que ser, como decimos en Venezuela, un vago, un estudiante de cuarta categoría; de mi salón, más del 70% de graduó en la universidad.
Conocí a mi esposa en el liceo cuando tenía doce años, estudiamos juntos, nos hicimos en la Universidad. Fue cuando supe que era sobrina de quién había sido ministro de la defensa y embajador en el Perú en el gobierno de Carlos Andrés Pérez, el general Francisco Álvarez Torres. Que la familia de su padre, los Álvarez Torres, tenían una hacienda inmensa, una montaña cuya entrada estaba bordeando la vía del páramo que va de Mérida a Barinas y para llegar a la salida se tenía que ascender y descender la montaña. Desembocaba en el pueblo de Gavidia. La familia la tenían desde finales del siglo XIX, en Mérida, en Mucurubá. Su madre era hija de migrantes –de actores de teatro colombianos que pobremente iniciaron su vida familiar en Venezuela a comienzos del siglo XX. Al finalizar su primaria en Ciudad Ojeda, tuvo que decidir donde estudiar la secundaria en Maracaibo o en Mérida. La adolescente decidió con autorización de sus padres estudiar en Mérida. Se graduó de odontóloga en la ULA. Fue una de las primeras mujeres venezolanas en realizar un doctorado. Que su padre, quien también era doctor en Odontología, se asimiló al ejército; fue coronel y jefe de la Sanidad de esa institución.
- Querido lector, piense en la toma de decisión de aquella familia. Dos variables, calidad educativa y la seguridad. Por cierto, mi madre, maestra, trabajaba en un sector pobrísimo, en el barrio Las minas de Baruta. Allí empezó a dar clase en los sesenta, en un estacionamiento, a niños de distintas edades, en una escuela unitaria. Cuando se jubiló, en 1981, había inaugurado una escuela con laboratorios, comedor, auditorio y biblioteca nombrada Ramona Aponte de Alzuru. Mamá fundó la Escuela Adolfo Navas Coronado de Las Minas de Baruta.
Las principales universidades de Venezuela han sido públicas y gratuitas en toda la historia, incluso antes que existiéramos formalmente como país. La más antigua es la Universidad Central de Venezuela, que fue creada el 22 de diciembre de 1721 (la Capitanía General de Venezuela se formó en 1777). La Universidad de los Andes, el 29 de marzo 1785. La Universidad del Zulia, el 11 de septiembre de 1891. La Universidad de Carabobo en 1892 y la Universidad de Oriente el 21 de noviembre de 1958. A estas cinco universidades en Venezuela les llamamos: las autónomas. El Instituto Pedagógico de Caracas (IPC) fue creado (1936) para la educación superior. Es importante resaltar que su creación fue fruto de un acuerdo entre los gobiernos de Chile, cuyo presidente era Arturo Alessandri, y de Venezuela, estando en la Presidencia el general Eleazar López Contreras.
Curiosa reciprocidad latinoamericana, 94 años antes, en 1842 un venezolano, don Andrés Bello, creó la Universidad de Chile y una comunidad de chilenos crearon el IPC como una misión de su Estado en Venezuela. La primera misión llegó en el 36 conformada por las siguientes personas: Oscar Vera Lamperain fue el jefe de la Misión Chilena. Por las contingencias del destino, la guerra civil española, un grupo destacado de académicos exiliados de su país coincidió con la misión de chilenos para formar esa institución pedagógica.
Además, de las cinco universidades autónomas y el instituto pedagógico, el Estado creó (entre 1956 y 1998) 14 universidades experimentales o politécnicas y cinco institutos pedagógicos que, en 1983, los 6 existentes se unificaron con el nombre de Universidad Pedagógica Experimental Libertador. Un conjunto de 25 instituciones públicas y gratuitas de educación superior. En 1953 se crea la primera universidad privada, la Universidad Católica Andrés Bello. De esa fecha a 1998, se crearon 33 universidades privadas.
En el rankin nacional, desde 1953 hasta 1998, ninguna de las universidades privadas estuvo entre las cinco primeras del país. Además de las autónomas, otra universidad pública de excelente calidad es la Universidad Simón Bolívar, creada el 18 de julio de 1967. La mejor universidad privada, en ese período, era la Universidad Católica Andrés Bello. La carrera de medicina, por ejemplo, solo se dictaba en las universidades autónomas.
Para valorar con objetividad lo que hizo nuestra dirigencia política en materia educativa es relevante revisar los datos. En 1951, el gran maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa –a quien la comunidad venezolana del siglo XX le debemos tanto en la educación– escribió el germen, la semilla, el fundamento de la filosofía educativa venezolana. Lo tituló: De una educación de castas a una educación de masas.
¿Por qué si todo el sistema educativo era público, el negro Prieto Figueroa lo caracterizaba como una educación de castas? Basta revisar unos datos cuantitativos. En el prólogo que le realiza Rómulo Betancourt cita los datos de quien fue ministro de Educación en el trienio 1945-1948 (el mismo Prieto Figueroa). Valga la cita:
Esa obra está resumida con cifras que tienen persuasiva elocuencia en las páginas de este libro. Se verá cómo en tres años triplicamos el Presupuesto del Ministerio de Educación, elevándolo de 38 millones de bolívares en 1945 a 119 millones de bolívares en 1948. De 131 mil niños que en 1945 asistían a la escuela cuando llegamos al Poder, se pasó a 500 mil cuando fue derrocado el gobierno de Rómulo Gallegos. En esos tres años de régimen democrático, el número de Liceos del Estado se elevó de 29 a 47 y se duplicó el número de estudiantes de educación secundaria… (Betancourt, Rómulo, 1951; en Prieto Figueroa, L.B; 1951/2021: 21)
Con estos datos es suficiente. Se educaba a la población hasta la educación primaria. Las familias tenían que invertir para quien la culminara se trasladara a la ciudad donde estaba el liceo. La inversión de alojamiento y comida. Esa es la razón que culminar la secundaria en la época era como tener un título universitario. Estos datos tampoco pueden leerse sin contexto. Desde 1810 hasta 1900 Venezuela vivió la guerra de Independencia y luego una Civil. En el siglo XIX la inversión en educación por razones prácticas fue mínima. Con Juan Vicente Gómez empieza el nacimiento de lo que llamamos la Venezuela contemporánea. Tras la muerte de Gómez, asume el poder López Contreras (1935-1941), su ministro de Educación en 1939 fue nuestro gran escritor Arturo Uslar Pietri. Este consideraba que las universidades eran un espacio para la creación en todos los campos del saber, de allí que asumía que no toda persona debía graduarse en la Universidad. Así que pensó la educación como un proceso piramidal y progresivo; con salidas en cada ciclo, primaria y media con oficios que les posibilitara empezar a trabajar lo más rápido posible e invertir solo en aquellos estudiantes que tuviesen condiciones académicas para graduarse.
Prieto se opuso radicalmente a esa concepción de la educación. Detengamos el asunto filosófico y volvamos a los datos. Piense usted que para Rómulo Betancourt era un extraordinario éxito que se tuviese 47 liceos en toda Venezuela. Sigamos con datos. Hasta 1958 gobernó el general Pérez Jiménez. La cantidad de estudiantes de educación primaria y secundaria en 1958 era 817.458 y la población total del país era de 7. 017. 005 habitantes. Los tres grandes partidos de la época Acción Democrática (AD), Social Cristiano COPEI y la Unión Republicana Democrática (URD) firman un pacto para desarrollar el sistema democrático. El Pacto de Punto Fijo. Llamado de esa forma porque se firmó en la casa de Rafael Caldera –que tenía ese nombre. En términos ideológicos, AD, para ese momento agrupaba en su seno a militantes de izquierda y centro izquierda y era dirigido por Rómulo Betancourt; URD era un partido de centro izquierda y el Partido COPEI reunía el espectro de la derecha. El Partido Comunista Venezolano no fue convocado. Los militares tenían 47 años mandando y quienes conspiraron para derrocar al régimen, junto a los civiles, no lo iban a aceptar. Tampoco la Iglesia, COPEI y un sector de Acción Democrática (precisamente el que dirigía Betancourt).
Luis Beltrán Prieto Figueroa era del sector de la izquierda de AD y duró en el partido hasta 1967. Desde que fue ministro en el 48 hasta que funda el partido Movimiento Electoral del Pueblo (MEP) pasaron 19 años; tiempo en el que estuvo fundamentando el proyecto educativo que resumía con el vocablo “El Estado Docente”. Gracias al Pacto de Punto Fijo, la construcción de escuelas primarias y secundarias fue en progresión masiva, tal como pasó con la creación de universidades.
Para 1998 se tenían matriculados en todo el sistema educativo a 7.008.692 de estudiantes con una población de 23. 242.435 habitantes. Los datos que he utilizado fueron extraídos de la Memoria y Cuenta del Ministerio de Educación, por el investigador Ramón Uzcátegui Pacheco, publicado en el libro La escolaridad en Venezuela. Balance de 60 años (1958-2012), de 2020.
El incremento en la matrícula estudiantil de los tres primeros años de Chávez (1999-2002) se corresponde con la línea ascendente de todos los años anteriores, en el 2002, era de 8.253.735 estudiantes. Con el incremento de los precios del petróleo, Chávez crea la Misiones Educativas: un sistema paralelo de estudio donde quien ingresaba recibía bonificación mensual equivalente a un salario mínimo. Crea universidades donde no existe mayor requisito para ingresar, sino el título de bachiller; además, se les obliga a las universidades a matricular según listados enviados por el Ministerio de Educación Superior. De allí que el incremento de la matrícula en sus tres primeros años casi lo duplica en uno: 10.651.645 estudiantes.
De 1999 al 2002, la cantidad de estudiantes matriculados fue de 1.245.043 estudiantes. Del 2002 al 2003 de 2. 397.910. De esa manera sigue creciendo y luego empezó decrecer de la misma manera que tuvo el ascenso. Llegando a una matrícula similar al 2003 en el 2011 con una matrícula de 10.861.752.
La innovación educativa: Luis Beltrán Prieto Figueroa y su fundamento en Simón Rodríguez
En 1959 creó el Instituto Nacional de Cooperación Educativa (INCE), cuya formación se centraba en la capacitación para el trabajo en múltiples campos, desde los oficios hasta la formación técnica, abriendo con ello una posibilidad alternativa para que las personas más pobres y no escolarizadas pudiesen capacitarse. La innovación educativa tuvo tanta trascendencia en la transformación socio estructural y cultural de la comunidad venezolana que fue motivo de investigación internacional por la UNESCO en 1978. La realizó el investigador francés Pierre Furter, quien era académico del Instituto Universitario de Estudios del Desarrollo y de la Universidad de Ginebra. El informe de su trabajo lo presentó al Servicio Internacional de Información sobre las innovaciones educativas (IERS) de la UNESCO. El trabajo fue publicado con el título: El INCE y la formación técnica y profesional en Venezuela, en la serie Experiencias e Innovaciones en Educación N.° 35.
El trabajo de investigación de Pierre Furter es una joya, porque inicia el trabajo con una descripción cualitativa y cuantitativa del contexto social y educativo que dio pie a la creación del INCE. Luego realiza un estudio de la estructura y campos de acción que abarca la institución, a saber: Determinación de las necesidades nacionales y sectoriales; Preparación de materiales didácticos y, en especial, manuales; Organización y promoción de la formación profesional dentro de las empresas; la Formación en centros fijos de formación profesional; Promoción y estimulo de las actividades emprendidas por las propias empresas y La formación de la juventud desocupada.
Lo que desconoce el investigador francés y quienes ignoran la existencia de las tradiciones de la filosofía educativa venezolana es que Luis Beltrán Prieto Figueroa tuvo su fundamento en otro venezolano Simón Rodríguez (1769-1854), tanto en los supuestos fundamentales como en el diseño de la panificación institucional de la política educativa.
Venezuela tuvo dos portentosos teóricos de la educación en el siglo XIX y con visiones distintas. Andrés Bello (1781- 1865) y Simón Rodríguez. La filosofía educativa de Arturo Uslar Pietri tiene su fundamento en Andrés Bello y Prieto Figueroa, como afirmé, en Simón Rodríguez. Bello logró desarrollar sus ideas en Chile. Rodríguez intentó desarrollarlas en lo que se llamó la Gran Colombia, pero era tan innovadora que fue incomprensible para la época.
Luis Beltrán Prieto Figueroa resignifica con nuevos instrumentales teóricos al autor del XIX y, como todo pensador, construyó su obra con su propio estilo y forma. Sin lugar a dudas fue extraordinariamente exitosa en su aplicación práctica, cualitativa y cuantitativamente, para la trasformación del país. La mayoría de los estudiosos de la obra de Prieto Figueroa cometen el grave error hermenéutico de buscar las fuentes de la noción de Estado Docente en las tradiciones de la filosofía educativa francesa. ¡Malas noticias!
Rodríguez parte de la convicción filosófica de que “(…) sin Educación Popular, no habrá verdadera Sociedad.” (Rodríguez, 2016, pág. 450) Y esa responsabilidad es de quienes dirigen las Repúblicas, así lo afirma:
Hagan los Directores de las Repúblicas lo que quieran; miéntras no emprendan la obra de la Educacion social, no verán los resultados que esperan. Nunca saldrán de la fastidiosa repeticion de principios jenerales, ni de la interminable disputa sobre derechos y libertades, que ¡tanto perjudica al crédito de la causa y á la reputacion de sus defensores! (Rodríguez, Obras completas, 2016, pág. 78)
Por lo tanto, una responsabilidad de la República es que (…) debe haber Escuela en las Repúblicas… y Escuela para todos, porque todos son ciudadanos. (Rodríguez, Obras completas, 2016, pág. 78)
- Mira, mi pana. Si le vas meter al pensamiento binario para enclaustrar a Rodríguez o a Andrés Bello. ¡Te lo digo de una! Agarra el género fluido con sexo incluido y dale un martillazo a ese Muro de Berlín que tienes en tu cuerpo. Porque te está jodiendo… ¡Estás hecho una mierda! ¡Pero que jode!
La escuela planteada por Rodríguez era innovadora porque no empezaba por la enseñanza de las letras, sino por la práctica de la construcción del espacio físico donde se estudiaría, de allí que le llamaba Casa de Talleres y Oficios, donde participara tanto los indios, los negros como los blancos. El supuesto filosófico era que la construcción en común generaría hábitos de convivencia, entre diferentes; además, les enseñaría por la propia práctica a valorar los bienes creados y, finalmente, un sujeto formado en esa vivencia tendría un espíritu para leer las ideas de forma autónoma.
En común acuerdo con Simón Bolívar intentó llevar a cabo su propuesta; primero en un país y, a partir del resultado, hacerlo en todos los países de la Gran Colombia. Hizo dos intentos, uno en Bogotá en 1924 y el otro, Chuquisaca, en la República de Bolivia, el antiguo Alto Perú. En 1832 le relata al general Francisco de Paula Otero, su fracaso.
Estas ideas eran (y serán siempre) emprender una educación popular, para dar ser a la República imaginaria que rueda en los libros, y en los Congresos. Con los hombres ya formados no se puede hacer sino lo que se está haciendo, desacreditar la causa social. El año 23 llegué a Cartagena, subí a Bogotá, y allí esperando a Bolívar por espacio de un año y medio, empecé mi establecimiento de educación en un Hospicio, bajo la protección de Santander. Omitiré los pormenores de la empresa y de su resultado, porque serían largos…
(…) Fui a Cochabamba en marzo del 26 por orden de Sucre, y fueron tantas las necedades, las persecuciones y los informes anónimos de Jámes y del clérigo, que Sucre me desairó y tuve que abandonarlo todo. Entre tanto que yo me defendía en retirada, un abogado llamado Calvo, entonces prefecto y ahora Ministro de Estado de Santa Cruz, desbarataba mi establecimiento en Chuquisaca, diciendo que yo agotaba el tesoro para mantener putas y ladrones, en lugar de ocuparme en el lustre de la gente decente. Las putas y los ladrones eran los hijos de los dueños del país. Esto es, los cholitos y las cholitas que ruedan en las calles y que ahora serían más decentes que los hijos y las hijas del señor Calvo. (Rodríguez, 2001, págs. 138-139)
Simón Rodríguez estaba clarísimo de que su propuesta educativa era innovadora. “¿Dónde irémos a buscar modelos?...—La América Española es orijinal ═ orijinales han de ser sus Instituciones i su Gobierno═ i orijinales los medios de fundar uno i otro. O Inventamos o Erramos.” (Rodríguez, 2016, pág. 459) La consigna de Rodríguez en el siglo XXI está más vigente que nunca, con la gran fortuna de que además tenemos acervo teórico y práctico desde dónde asir la transformación que requiere nuestra sociedad.
Posdata: Arnaldo Esté y la Educación para la dignidad
Te miro, me miras. Manuel Alzuru, 2009 |
Arnaldo Esté Salas (1937), venezolano, es el filósofo de la educación que, conociendo su obra, rápidamente podemos saber que se inscribe en la tradición inaugurada por Rodríguez y resemantizada por Prieto Figueroa. Y, como todo pensador, con una impronta novedosa le imprime su sello personal.
Arnaldo, en la década de los ochenta, crea el Centro de Investigaciones Educativas TEBAS, en la Universidad Central de Venezuela. La academia y algunas personas que solo conocen el nombre lo asocian con Grecia. TEBAS es un acrónimo, cuyo significado es Talleres de Escuelas Básicas. Ya el nombre del centro de investigación como Taller lo emparenta con Rodríguez, pero sobre todo su consanguinidad se debe a la comprensión del salón de clases como un taller de interacción constructiva a partir de temáticas pertinentes con la vida cotidiana de quienes estudian; con proyectos que concluyan en creaciones de objetos útiles o artísticos (o al revés); entendiendo que la información es solo una herramienta para resolver problemas. Y aunado a esto, una integración bidireccional de la escuela con la comunidad. Simplifico para dar una somera idea de un trabajo de décadas.
Arnaldo trabajó realizando registros etnográficos en las aulas de clase como fuente primaria. Hacía análisis con sus investigadores. A sus estudiantes de filosofía les ponía casos extraídos de la investigación de campo para que los analizaran. Les daré un ejemplo. Juan tiene siete años. Al llegar de las vacaciones de verano a la escuela, la maestra le pregunta en el salón, ¿qué hiciste en vacaciones? El niño utiliza cuatro frases para responder la pregunta. En la hora del receso, le pregunta lo mismo un compañero y Juan dura diez minutos hablando, usando sinónimos, antónimos, sinonimias y hasta metáforas.
Las preguntas para los estudiantes de filosofía, en sus seminarios eran: ¿Cuál es la relación entre el espacio y la acción comunicativa? ¿Por qué con una misma pregunta el niño responde de dos formas distintas? Elabore su hipótesis y fundaméntala filosóficamente. Durante todo el semestre se trabajaba ese problema. Los avances y el trabajo final eran leídos en la clase y todos participaban haciendo preguntas, argumentando, contrargumentando o mostrando otras alternativas de interpretación al lector. Esos trabajos, a su vez, eran insumo para Arnaldo; para su propio análisis e investigación que realizaba. El resultado de su trabajo de exploración lo condujo a publicar un libro que le llamó El aula punitiva, en 1992. La segunda etapa de su proyecto fue experiencias de intervención para generar dinámicas distintas dentro del aula de clase. De esa forma fue construyendo unas categorías, unas nociones, unas imágenes teóricas y creando unas metodologías para la transformación de la interacción en el aula de clases. Publicó esa propuesta en un texto que llamó Educación para la dignidad, en 1995.
En el año 1998, Hugo Chávez solía ir a la Universidad Central de Venezuela para reunirse con diversos miembros de la academia, con el objetivo no solo de ganar apoyo, sino también para que contribuyeran con el programa de gobierno que iba a proponerle a la nación. Visitó al TEBAS para conocer de qué trataba ese proyecto educativo. Le gustó. Así que lo invitó a que construyera la propuesta educativa. El equipo de investigadores coordinado por Esté, lo hizo. Cuando ganó Chávez, Arnaldo fue nombrado miembro de la comisión de enlace para recibir el Ministerio de Educación del gobierno saliente de Rafael Caldera. Así lo hizo. Cuando Chávez anunció sus ministros, todos sufrimos porque no había nombrado a nuestro maestro Arnaldo Esté. Recuerdo haber hablado con él y me dijo sigamos apostando. Por ese seguir apostando fue que entré a trabajar en el Ministerio de Educación. Mi experiencia con el gobierno de Chávez fue muy breve. Todavía conservo mi carta de renuncia al ministro Héctor Navarro, siendo encargado de la Dirección General de Planificación y Presupuesto del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Para inicios del año 2001 estaba en franca oposición al gobierno. Mi tutor en la licenciatura de pregrado, Arnaldo Esté, también dejó de apostar, al evaluar lo que se estaba haciendo con la educación.
- -¿Has escuchado al niño bonito de la Fania?
- -¿Qué? Yo soy filósofo. ¿Quién es ese?
- -Entonces, no entenderás. Él es un cantante importante de salsa, Ismael Miranda.
- -¿Qué no puedo comprender?
- -¿Cómo se compone un son?
- -¿Y eso que tiene que ver?
- -Porque esa canción, su letra, música y canto, resume lo más importante.
- -¿Qué?
- -Te canto un par de estrofas:
Para componer un son
Se necesita un motivo
Y un tema constructivo
Y también inspiración
Es como hacer un sazón
Con todos los ingredientes
Ay, tienes que ser paciente
Si no se te va la mano
Y el bailador que no baila
No puede gozar, hermano, óyelo bien
- -¿Y?
- -Mi pana, interpreta. Tan solo te digo esto. Somos los únicos en América, incluyendo al Norte, que tenemos “una filosofía” que se puede titular con apellido “del país”. Filosofía educativa venezolana. Te canto unos nombres: Simón Rodríguez, Andrés Bello, Arturo Uslar Pietri, Luis Beltrán Prieto Figueroa, Ernesto Mayz Vallenilla, José Antonio Abreu, Rigoberto Lanz, Arnaldo Esté, entre otros. Si no lo entiendes, apaga y vámonos.
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