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¿Amas la justicia?


Eros disparaba sus flechas para inflamar los corazones de los dioses y de los mortales porque el dolor da cuenta de los elementos de nuestro cuerpo, da ciencia de la existencia de nuestra materia, una ciencia que se desvela eróticamente, a través del deseo que si bien, bajo una lógica capitalista, es carencia, desde una lógica inorgánica (Deleuze), es potencia; como si la saeta que hiere termine por avivar los últimos instantes eternos de cada muerte. Todo se mitifica para poder estratificar los hechos, de lo contrario carecemos de organismo y la civilización se pierde. Mas ésta puede ser nómade. El problema radica en que no puede ser nómade en su totalidad, es Eros un elemento mismo de la mitología, la flecha, el amor, incluso, el mismo corazón, pero todos existen en los planos en los que les tenemos identificados, variarlos conlleva a la esquizofrenia, la cual es básicamente desorganización.  

No se conocen con certeza los lugares habitados de la mitología, porque en realidad habitamos lo que queremos, y de vez en cuando aparece un Borges preguntándose qué realmente debía sentir el Minotauro. Afirmar o no que existen los hechos mitológicos (como el amor), sería una necedad, o peor aún, una enfermedad que terminaría con delirios persecutorios. Definir exactamente un concepto filosófico o interpretar una mitología como canon es la enfermedad misma, un cáncer que debiese existir y que existe, pero que debe ser aislado para tratarlo como tal y no como aquello que constituya los acontecimientos de antemano. Identificar el miedo es identificar también una forma de ignorancia, no hay un solo camino en esto.

Extrema se tangunt. ¿Lo que se tiene, se tiene realmente? ¿Qué se tiene cuando se tiene? El ser permanece coordinadamente en una aglomeración de tiempos que gobiernan todo desde el absoluto caos, desde la nada, eso es el Ser, pero a la vez lo único que es. Este caos es tan extremo que no podría ser humanamente inteligible si no le llamáramos de la forma en que le llamamos o si no pretendiéramos encerrarle en algo que sí se pueda entender, pero en el fondo es una carencia. La potencia nunca puede ser otra cosa que su misma carencia, ya que cuando se organiza pierde esta cualidad, se hace estable y deja de peligrar al borde de la explosión. El hijo de la diosa del Amor y del dios de la Guerra se comprometía a ofrecer algo de lo que él mismo carecía: heridas. Quien es herido es penetrado y comienza a amar desde una posición femenina (Freud), sólo se puede amar desde una posición femenina, amar feminiza. Pero no es que cupido sea el símbolo de la virilidad ni mucho menos, quizás hasta muchas veces su sexualidad se ha puesto en duda, porque no es desde su posición de disparador desde donde se sexualiza, sino desde la posición de flechado. Los dioses griegos podían enamorarse con amor erótico bajo esta cualidad de ser vulnerables.

En estos estándares no somos más que maquinas que sufren fallas con distintos puntos de fuga. Pero no una maquina objetiva y manejable que se puede relatar o dibujar o comprender cabalmente. Somos un conglomerado de direcciones maquínicas que se mueven a través de disfuncionalidades que terminan por funcionar a través del combustible de nuestros deseos. Lo antinatural es comprender los deseos naturalmente, lo que termina por alejarnos de la creación obvia que viene de todo esto: crearnos a nosotros mismos. Definir al hombre, definir a la Mujer, ser los que terminan diciendo la ultima palabra con respecto a lo que estas palabras significan, desde el mayor desafío para los humanos desde el comienzo del pensamiento: la Ética.

El primer acto de amor debe ser necesariamente el precursor de un efecto dominó. La creación del mundo no ocurrió al principio de los tiempos, ocurre todos los días (Marcel Proust), el amor es un hecho pragmático, como creador eterno es completamente desterritorializado. No hay una contestación fija desde un tipo de sexualidad a lo que es el amor ni el erotismo, por ello Eros bien puede haber sido un ser con una dudosa orientación sexual, mas no por ello incapaz de amar; la gran pregunta y tragedia es elucubrar cuál sería su imaginaria herida. Cuál es la herida de los desplazados de nuestra generación, de las anteriores, de las venideras. Cuál es la herida de las minorías. Qué las provoca. Denunciar un único caso década tras década creo que no resolverá nada. Los dardos son tantos y tan variados que merecen mitificarse, significarse para comprendernos. Esa es la importancia de la ciencia nómade.  

La vida, los hechos metafísicos, son indemostrables porque están vivos, por tanto, en continua construcción y destrucción. Cuando demostramos, ya murió, cuando sentimos y late, está vivo en las verdades de las cosas, de los hechos inconscientes. No podemos escapar al hecho en sí, al presente en sí que demanda continuamente de nuestra atención, de nuestra concentración. Nuestra mirada es tan valiosa porque a pesar que, minúsculamente, veamos carencias frente a un ordenador, terminamos con ello de potenciar un sistema que se construye día a día con nuestra atención. Es esta orientación guiada la manera en que se maneja la estadística de nuestro movimiento, pero una estadística con territorio, con órganos que le terminan por restar potencia, al sistema capitalista o al planeta. ¿Cuál de estos órganos mutará a cáncer?  

Hoy la ciencia de las cicatrices ya no acompaña al cuerpo. Las técnicas de análisis corporal tienden a brindar una mayor geografía del daño causado, por ello el cuerpo es un elemento investido en las relaciones de poder, y puede ser rehabilitado y llevado a un estatus mayormente aceptado en la moralidad comunitaria, dado que el lenguaje tiene criterios polarizables.

Pero los resultados del análisis del alma y de la psique humana en cuanto al trauma, son vistos como algo degradante, denigrante, y aún más incapacitantes que las lesiones corporales. Es por ello, como diría Foucault, que se ataca más al alma que al cuerpo en la era moderna. Su ataque incapacita al penitente de su defensa geográfica y metódica (ya que nunca estará moralmente capacitado); mientras absuelve al juez del acto de castigar, de la culpabilidad de asumir una labor para la cual nunca es digno.

 

XII. Apéndice: Un sueño realizable.

 

Están estructuradas las secciones de la siguiente forma:

El Taller”, Manuel Alzuru: 1997





“Un Gobierno Etolójico, esto es, fundado en las costumbres.” 

(Simón Rodríguez, 1828//2016, pág. 60)

Apéndice: Un sueño realizable

La política etológica es aquella que se fundamenta en las buenas prácticas sociales realizadas. Las buenas costumbres, los buenos hábitos, los proyectos exitosos y con una filosofía cultivada, fruto de la reflexión de la configuración social de la comunidad.

El fundamento filosófico de la propuesta educativa que propongo se inscribe en nuestra tradición venezolana. Expresada con nombres: Simón Rodríguez, Luis Beltrán Prieto Figueroa, José Antonio Abreu y Arnaldo Esté Salas. La estructura del desarrollo de la institución sería replicando la experiencia de “El Sistema” de las orquestas, desde lo local hasta lo nacional con una alianza entre el sector público y privado.

Tenemos como acervo el INCE, El Sistema de Orquestas, las telenovelas y la moda. Podemos combinar esas experiencias para refrescar, recrear, renovar y resemantizar una institución educativa. Por ejemplo, transformar el INCE en Las Casas de Formación Integral. Serían espacios educativos de talleres técnicos, de las artes y de los oficios. El vocablo Casa, no solo da un sentido de pertenencia, de hogar, de comunidad, sino además es la recuperación simbólica de las casa-taller propuesta en el siglo XIX, por Simón Rodríguez que ha sido reinterpretada por nuestros pensadores en el siglo XX.

Serían instituciones cuya formación implicaría desde oficios como albañilería, carpintería, herrería, corte y costura, maquillaje, modelaje, peluquería, actuación, ejecución musical, panadería, repostería, cocina; todo lo referente a la tecnología de la computación y celulares (desde reparaciones, creaciones hasta programación y manejo de redes), mecánica automotriz, tecnología para las industrias básicas; diseño de alta costura; diseño y fabricación de accesorios de vestir; dramaturgia, dirección de orquesta, escultura, pintura, poesía y narrativa; formación básica para administrar emprendimientos, cooperativas o pequeñas y medianas empresas.

La integralidad no solo sería en la oferta de estudios, sino en la formación. Por ejemplo: quienes se eduquen en el campo de la técnica u oficios, tendrían de materias electivas en un área de las artes. Quien elija el campo de las artes, tendrían como materias electivas, un área de los oficios o la técnica. Con perfiles de egresados para salidas de corto, mediano y largo plazo; esto es, desde uno hasta cinco años. El diseño de las casas integrales dependería de las necesidades locales, regionales y del país.

Se tiene como soporte para asesorar el proyecto instituciones con experiencia: El Sistema de Orquestas, Mis Venezuela (o empresas como la de Carolina Herrera), Radio Caracas Televisión, Venevisión, Empresas Polar, Ron Santa teresa; para el diseño curricular, nacional y local, la experiencia de “Fe y Alegría” quien tiene un trabajo en sectores populares y campesinos dentro de la educación formal, educando para el trabajo, entre otras instituciones.

La propuesta es una alternativa al sistema educativo formal que se puede implementar en un corto plazo y cuya evaluación puede ser relativamente rápida. La evaluación fundamental es por productos, a través de eventos según las áreas de competencias locales, regionales y nacionales entre todas las Casas de Formación Integral: exposiciones, ferias, concursos, desfiles, festivales, recitales, etc.

Un reto local es la transformación del espacio, de la Casa, como una obra de arte recreada por la comunidad educativa que la habita con multiplicidad de servicios, a bajo costo, para la comunidad donde está inserta; configurándose cada institución, con un horizonte de trabajo a mediano y largo plazo, la de ser autosustentable.

Los indicadores generales de evaluación serían: La auto sustentabilidad administrativa; la belleza de sus espacios y del entorno donde está inserta; la cantidad de personas formadas en ellas que se distingan regional o nacionalmente por lo que hacen; la cantidad de emprendimientos, de PyMES que establezcan sus educandos y de inserciones laborales en el mundo privado o público de sus egresados, por ejemplo.

Desde esta perspectiva el proyecto tendría orientaciones nacionales con eventos evaluativos como los señalados, pero dándole autonomía a las regiones para la creatividad y desarrollo de los distintos proyectos educativos en alianza con instituciones públicas y privadas en cada región o comunidad.


XI. Como las reinas de belleza o Carolina Herrera como ethos/ Venezuela no es un tren de prostitutas/ Lectura en el exilio/ La comunidad en la diferencia: Miguel Márquez / Armando Rojas Guardia: el horizonte de sentido.

 

Están estructuradas las secciones de la siguiente forma:

Como las reinas de belleza o Carolina Herrera como ethos

Grafiti. Manuel Alzuru, 1984




I

En 1944, Ada Pérez Guevara, en el Correo Cívico Femenino, periódico que fundó y dirigió, escribe: “No podrá en ningún caso alcanzarse la democracia verdadera e integral mientras no se decidiera la igualdad política entre hombres y mujeres venezolanos, diferentes por sexo, pero semejantes, porque todos somos humanos. Si ello no ocurre, la democracia será inestable, huidiza e intangible.” El periódico lo repartían las mujeres entre las maestras y estas a las representantes de sus alumnos, en la lucha por el derecho al sufragio.  Promovió un documento con un grupo de mujeres que se discutió en el Congreso de la República con la firma de 11.000 mujeres, para que se reformara un artículo de la constitución y pudieran ejercer el derecho al voto. Se logró que las mujeres pudieran votar y ser elegidas como diputadas a la Asamblea Constituyente que reformaría la constitución de Venezuela en 1946, tras el golpe de Estado al general Isaías Medina Angarita, el 18 de octubre de 1945. En 1947, por primera vez en Venezuela las mujeres y los analfabetos pudieron ejercer el derecho al sufragio y fue electo como presidente de la República, el novelista Rómulo Gallegos.  

Pérez Guevara fue una intelectual venezolana que nació en Cantaura, estado Anzoátegui, en 1905, y murió en Caracas en 1997. Escribió cuentos, novelas, poesía, ensayos, artículos de prensa y fue cofundadora del Ateneo de Caracas. Se graduó de licenciada en Comunicación Social en la Universidad Central de Venezuela cuando tenía 59 años, en 1964.  Es una referencia de perseverancia y constancia.

II

  • Usted maquilla su cuerpo de forma permanente con un tatuaje. ¿Y está criticando un maquillaje pasajero de mi veneka?

Usted defiende que la mujer puede decidir sobre su cuerpo, inyectarse hormonas, modificarse en función de su autopercepción y critica a otras por operarse la nariz, los senos, las nalgas, según sus deseos. ¿De qué estamos hablando?  

¿Usted ha tenido la oportunidad de pasearse por la idea que es profundamente machista opinar que la profesión de modelo es para mujeres incultas, buscadoras de marido? ¿No?

La belleza no está en el exterior sino en la mirada. Las miradas se configuran a partir de hábitos, costumbres y prácticas. Dicen los antropólogos que los esquimales pueden distinguir hasta treinta tonalidades de blanco, cuando nosotros a lo sumo podemos ver dos o tres tonalidades.

  • Les cuento una intimidad. Mi esposa tenía 30 años sin estudiar medicina (la mujer es arrecha, tiene tres títulos de pregrado en odontología, medicina y en educación). Iba a presentar el UNACOM para revalidar sus estudios. Estaba nerviosa. Consultó a una psicóloga. Le dijo: Piensa en los mejores momentos cuando salías bien en la universidad. Qué hacías. Y revive esa experiencia estudiando y cuando asistas a la prueba, vivencia el recuerdo. Mi esposa, después de buscar en sus empolvados archivos, extrajo un recuerdo. Me vestía bien y me maquillaba cuando iba a presentar examen, para que nadie notara, y menos quien fuese docente, que no había dormido. No le iba a dar el gusto a los médicos que me vieran con ojeras. Y así lo hizo. Y en la primera oportunidad pasó el examen en Chile.

Quienes realizan prácticas culturales, artísticas, intelectuales, suelen mirar con cierto desprecio a quienes participan en los concursos de belleza. Incluso en Venezuela decimos: lo único que exportamos son mujeres y petróleo.

  • Afirmo: quien realiza esa afirmación, ignora de qué trata la moda en términos del desarrollo socioeconómico en un país e ignora cuál es la historia del desarrollo científico-técnico de la industria petrolera en Venezuela.

Una mirada configurada desde el machismo las percibe, a las modelos, como unas prostitutas elegantes. Sin embargo, cuando se estudia la vida cotidiana de las principales mujeres venezolanas que han participado en concursos de belleza, es para sorprenderse. Por la disciplina que implica el oficio. Por la modificación en los hábitos. Semejante a un deportista. Quienes han aprovechado el aprendizaje se han transformado en mujeres empoderadas –lo más alejado de las cabezas huecas que solemos imaginar desde la abstracción de nuestros pre-juicios de la cultura machista. Si usted le añade a la descripción anterior lo que significaba ser modelo en Venezuela, usted tendrá otra perspectiva del por qué era tan relevante participar en un concurso de belleza.

Un caso interesante para recordar es el de Irene Sáez Conde, Miss Universo 1981. Se graduó con honores en estudios políticos y administrativos en la Universidad Central de Venezuela. Cuando se realizan las primeras elecciones de alcaldes y gobernadores en 1992, se postuló para la Alcaldía de Chacao y ganó. Creo que todos los caraqueños rememoramos la transformación que sufrió el municipio; así como cuidaba su imagen, se dedicó a cuidar el perfil de las calles, plazas o de la policía municipal. Se hizo común para cualquier chofer, cuando pasaba del Municipio Libertador al de Chacao que su práctica se modificara; porque si cometía una infracción allí estaba el policía de tránsito.  Diseñó e implementó un servicio de salud exitoso, en fin. Una excelente alcaldesa; por su gestión fue reelecta.  Sin embargo, se desvalorizaba su gestión aludiendo que era un municipio con muchísimos ingresos.  Era una excusa, porque antes no había sido así. Y ninguno de los alcaldes posteriores lograron mantener el prestigio ni el nivel de las políticas implementadas por ella.

Judith Castillo, primera finalista en Miss Universo 1976, trabajó en telenovelas, fue animadora de televisión, se graduó en derecho. Fue abogada de una de las televisoras más importantes del país, RCTV y fundó una empresa de elaboración y distribución de delicateces.  Pilín León, Miss Mundo 1981, desde 1995 dirige una empresa que se llama Pilín León Producciones. Bárbara Palacios, Miss Universo 1986, es licenciada en publicidad, realizó una maestría en teología y psicología. Su empresa se llama Bárbara Palacios Network; en el 2016 fue honrada por el Congreso de los EE. UU. como una de las mujeres latinas más influyentes en la comunidad hispana. Alicia Machado, Miss Mundo de 1995, se dedicó a la actuación y ha protagonizado más de veinte telenovelas en Venezuela, México y Estados Unidos. Dayana Mendoza, Miss Universo 2008, estudió actuación y cine en la Academia de Cine de Nueva York, animó programas de televisión, protagonizó novelas y fundó una productora; en 2018 produjo su primera película titulada Honey, fue semifinalista en el Festival Internacional de Cine de Hollywood.

La lista sería muy larga, considerando todas aquellas que participaron en el Miss Venezuela y no ganaron, pero que el certamen les dio la posibilidad de darse a conocer y empezaron a trabajar en la industria del entretenimiento; tan solo un ejemplo: Patricia Velásquez, quien es de la etnia Wuayúu, una comunidad aborigen del Zulia; concursó en Miss Venezuela 1989 y llegó de segunda finalista. Es actriz, participó en la película La momia (1999) hizo el papel de Anck-Su-Namun y su secuela, The Mummy Returns. Creó la fundación Wayúu Tayá en el 2002 con el objetivo de ayudar a su pueblo a través de un conjunto de proyectos sociales que comprenden infraestructura, educación, salud y está focalizado en la niñez.

  • Si estas damas con sus prácticas de emprendimiento se transforman en referencias para la mujer y el hombre de la Venezuela actual, estaremos seguros que nos reconstruiremos con elegancia.  

El sentido de graficar estas prácticas es para reconciliarnos con nosotros mismos.  Tomar conciencia que esta industria, la moda, tiene un conjunto de ramificaciones en términos productivos, sustanciales para el país con relación a fabricación de telas, diseños, carteras, accesorios; pero sobre todo, configura una estética urbana, hedonista y sublime... En esta área tenemos un acervo histórico que nos constituye. Primer dato: la segunda boutique de Christian Dior en el mundo, después de Paris, fue en Caracas.

  • ¡Perdón! ¿Y María Conchita Alonso? ¿Mis Princesita?
  • Que se encargue el lector de buscar quién es. Lo que te digo es que yo estaba enamorado. ¿Te imaginas?  Con esa voz sensual, cantándote al oído: “Una noche de copas, una noche loca…”.

Segundo dato: Carolina Herrera nació en 1939. Su padre fue el coronel Guillermo Pacanins Acevedo (1909-1992), uno de los primeros militares de la aviación venezolana; fue gobernador de Caracas. Su madre: María Cristina Niño Passios (1912-1970), descendía de una familia de políticos y militares. El inicio del siglo XX en Venezuela hasta 1958, fue de gobiernos militares; con la excepción del trienio 1945-1948. Es decir, la niña Herrera nace en una familia con tradición política y militar. Forma parte de la clase alta de la sociedad. Como era tradición se casa a los 18 años y era una dama dedicada al hogar con dos hijos. En 1964, se divorcia. Al año siguiente empieza a trabajar como publicista de la marca Pucci en Caracas. En 1968 se casa con Reinaldo Herrera, quien era presentador de televisión y editor de la revista Vanity Fair, en su versión en castellano y pertenece a una de las familias aristocráticas de la sociedad caraqueña. Esta nueva relación la conecta con el mundo de la moda de New York. Sin embargo, estuvo dedicada a su familia. A finales de los setenta, decide incursionar en el diseño. En 1980 presenta su primera colección y la presenta en Caracas; su éxito fue rotundo. Ese año fundó en la ciudad capital, La Casa de Moda de Herrera. Al siguiente año la presenta en el Metropolitan Club de Manhattan, obteniendo el mismo resultado; tenía 42 años. Regresa a Caracas para diseñar su nueva colección y lanza la marca CH, Carolina Herrera en el país. De allí empieza su carrera exitosa entre Caracas y New York.  

  • Estimado lector no solo para darle la evidencia de mis afirmaciones sobre la casa Dior; sino para que adquiera conciencia de lo que significaba para Venezuela ser la capital de la moda de América Latina y el Caribe con respecto a su desarrollo industrial, le invito a ver en Youtube la entrevista a quien fue representante de Dior en nuestro país, en el podcast de Marianella Salazar, llamado: “Divinos momentos”. La conversación que tituló: Dior made in Venezuela. La era dorada contada por Blue.

III

  • ¿Está desnuda?
  • Si.
  • ¿En la calle?
  • Sí.
  • ¿Está loca?
  • No sé quiénes son los cuerdos.
  • ¿Eso es arte?
  • No puedo responderte.
  • ¿Por qué?
  • Porque eres sordo y ciego.

Érika Ordosgoitti es una artista venezolana. Nació en 1980. Realiza acciones con su cuerpo desnudo. En el metro de Caracas. En el río Guaire. En las plazas. La han arrestado por inmoral.

En un simposio internacional de estética que se realizó en la ciudad de Mérida, entró desnuda al auditorio donde se estaban realizando las ponencias. Yo era el moderador.  Interrumpió el habla. Se paró frente a los asistentes. Invitó a las personas que estaban en la primera fila, para que se acercaran uno a uno. Le jalaran un cordón de su vagina. Salían los tampones como balas. Los desarmaba. Leía lo que guardaban dentro, un verso. Uno tras otro.  Su lectura, logró que se borrara el cuerpo. La voz fue la única presencia. Al terminar de leer, salió como entró. Me quedé temblando, sin saber qué hacer.

Es poeta. Facebook la ha censurado una y otra vez. En cada página que abre, coloca las fotografías de sus acciones. Es artista visual. YouTube también la ha censurado. No se rasura. Su cuerpo son todos los cuerpos. ¿Su cuerpo? Es Venezuela.

  • Les cuento que ha recibido algunos premios: Premio Artista Joven de la Asociación Internacional de Críticos de Arte AICA (2016), el Premio Artista Joven Latinomericano de la Fundación MISOL para las artes en Bogotá (2014); Primera Mención de Honor, Salón SúperCable de Jóvenes con FIA, Caracas (2011); Mención de Honor, Salón Nacional de Arte Aragua, Maracay (2009); Premio Universitario del Primer Salón Nacional de Arte Universitario, Caracas (2009). Su trabajo ha sido exhibido en el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas, el Museo de Arte Contemporáneo de Bogotá, el Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca, la Galería de Arte Nacional de Polonia, así como en múltiples galerías privadas y espacios independientes. Es directora de Residencia Artística El Avispero en Venezuela.

Venezuela no es un tren de prostitutas

Serie Cotidiano. Manuel Alzuru, 2012





En algunos países se conocen a los venezolanos por El Tren de Aragua. Por la práctica ilegal de la prostitución. Por la trampa, el asesinato, la delincuencia. En algunas regiones del planeta, la percepción que se tiene es que somos una comunidad sumamente atrasada, de ilegales e incultos.  

Al respecto diré lo siguiente: sume la población de Uruguay y Puerto Rico. Esa cifra es alrededor de 7 millones. La población de migrantes es mayor. De 8 millones de migrantes, imagine que el 5%, pertenece a la descripción anterior, significaría 400.000 personas.   Con el 1% de esa cifra, esto es, 4000 personas delincuentes y prostitutas que lleguen a cualquier país, generan un caos. Es terrible. Es muy duro para los países y es comprensible que se sientan descoyuntados. Pero esa realidad no es Venezuela; es solo el 0, 05 de quienes han emigrado del país.  

  • Lo sé. No hay argumento racional frente a un sentimiento de rechazo contra personas que desajustan la vida en común.  

Bueno. Al 95% restante de los migrantes, solo nos queda hacer lo mejor que podamos, donde el azar y la incertidumbre nos sorprenda; sufrir, estoicamente, la debacle de nuestra patria. Intentar hacer algo, desde la distancia, por recuperarla y resistir el rechazo de la otredad en el país que habitamos.

Lectura en el exilio

Serie Cotidiano. Manuel Alzuru, 2019





Ahora, en este tiempo, suelo leer a muy pocos teóricos; nunca a críticos del arte ni a intérpretes de poemas. Vuelvo sobre los mismos libros. Muy pocos autores, la Ética a Nicómaco de Aristóteles, los Pensamientos de Marco Aurelio, las cartas de Cicerón o Séneca; el manual de Epicteto, el Alcibíades de Platón; algunos libros de Nietzsche, las clases de Foucault, El príncipe de Maquiavelo, algunos ensayos de Sabato, trozos de Sociedades americanas de Simón Rodríguez. De Rafael Cadenas y Eugenio Montejo releo algunos versos cuando siento extravío.  No leo poemarios completos. Me he vuelto obsesivo leyendo a los mismos poetas, los de Tráfico son una buena cobija. Abro el libro y si no me atrapa el primer verso, lo dejo. Salto la página. Lo abro a la mitad, leo un verso. Un poema es suficiente para tres meses.  A veces, me basta un solo verso. Releo capítulos de novelas que han sido importante en mi formación. A esas narraciones las parto como un pastel, me como una escena, un diálogo y dejo reposando aquella embestida estética, como los recuerdos, esos fogones atropellados por el destino que nos dejan cicatrices en el alma.

  • Cuando las miradas de la patria están ausentes, una palabra (de un buen párrafo o de un verso escalofriante) basta para ensordecer el espíritu.

La comunidad en la diferencia: Miguel Márquez

Río. Manuel Alzuru, 2011





Desde la perspectiva de la experiencia de la diferencia, el libro que siento más digno es La vida en breve. Miguel Márquez, porque logré reproducir una buena práctica que me enseñaron mis maestros: el libro como expresión de la mirada del mundo de quien lo escribe; pero como un proyecto comunitario donde se incorpora una mirada opuesta, disidente, al escritor.  

Ese libro lo inaugura un antiprólogo escrito por Gonzalo Ramírez, donde abiertamente discrepa de mi mirada política, de mi estilo del abordaje poético e incluso es punzante al caracterizar mi interpretación como excesivamente egótica; pero estaba en lo cierto. No sé si comulgue con la palabra egótica a plenitud. Su crítica fue muy acertada, porque lo único que yo he hecho es mirarme, para ver si algún día llego a descifrarme.

A Gonzalito lo sigo queriendo mucho, tiene una sensibilidad estética aunada a una memoria de elefante, admirable; pero diverjo de forma enfática, categórica y taxativa de su comprensión sociopolítica del país. ¡Me encantaría reencontrarme en un café de Sabana Grande con él!, cuando termine la dictadura.

  • Precisamente, porque lo quiero, no me atrevo a conversar con él, desde el 28 de julio de este año. Ando muy arrecho. La prudencia invita. Hago el intento que la banalidad del mal, como diría la Sra. Arendt, no colonice mis afectos.

 

En La vida en breve despacho algunos poemas del poeta porque no comulgo con ellos. Y en otros me dejo llevar pleno porque han sido fundamentales para consolidar mi mirada del mundo. En ese ejercicio no existe la impostura ni el todo vale; sino que cada quien se responsabiliza de su voz.

Quizás, como pueblo, como comunidad, podemos seguir cayendo, desencajándonos los huesos; pero hay una posibilidad: “la caída que nos eleve/ aunque sea un instante”. Elevarnos, a mi juicio, requiere de una práctica, empezar a quitarnos el peso de las ideologías, de la culpa social, del fratricidio como hábito, del mal del heroísmo, del enanismo histórico, de la religiosidad bolivariana, en fin… lo resumiría con una máxima: aprender a vivir ligero, sin mucho equipaje.  ¿Yo? Apenas iniciando, como un bebé que gatea, esa ruta, con un salmo entre mis piernas:

Ligereza, querida amiga,

de los pies descalzos,

no me abandones nunca,

compañera.

(Miguel Márquez).

  • Estimado lector. No crea que este artefacto (todavía no encuentro una mejor palabra) solo es fruto del dolor que tengo, del desarraigo que vivo, del desgarro que siento, de la nostalgia que mantengo, de la esperanza que se mantiene. ¡No!

El Programa de Estudios Postdoctorales que dirigí en el Centro de Investigaciones Postdoctorales de la UCV, se llamaba: Estudios de la Vida Cotidiana.

Mi tesis doctoral se tituló, Sabato: El derrumbe de la civilización Occidental en un hombre de nuestro tiempo. Mi tutor fue el maestro Agustín Martínez en el año 2000. Algunos amigos a quien dediqué estas páginas formaron parte de mi jurado. Inicié la tesis con un capítulo que le llamé: Interrogatorio preliminar. Me hacía preguntas y las respondía; otras interpelaciones me las hizo Luis Alberto Bracho. En la pregunta N.° 13, cito un ensayo que hice sobre Miguel Márquez y publiqué en 1991. De la siguiente forma:

“(…) en 1991 escribí un ensayo que hoy lo siento como el germen de toda esta tesis, El problema de la alpargata en la modernidad. Allí dije lo siguiente:

La sombra de la mirada perpetua que el intelectual latino (aunque lo desee) no puede eludir, la construcción del mundo desde Macondo.

Es terrible la renuncia a Pedro Infante, a la bemba colorá, a Comala, al dale que no le has dao o al Gaspar Ilón, cuando es un torbellino cultural que se lleva dentro y se pretende maquillar con los colores del circo.

No se trata de crear filosofías con manuales de pueblo. Se trata de hablar del pueblo sin filosofías universales, y si el manual se consigue, lleno de manteca, en un guacal, ¡a Dios gracias!, él será nuestro único tesoro.

No se trata de quemar en la hoguera las Meditaciones Cartesianas, los diálogos platónicos o a la Fenomenología de Hegel; la inquisición es de los medievales.

Es la angustia de ser la cultura del pasticho sin voz, aunque algunos susurros quiebren el silencio.

(…)

Ser nosotros mismos es descubrir la poética de Celia Cruz, Rubén Blades, Maelo, Roque Santeiro o del Americano Ilustrado. Es saborear a Cavafi, a Kafka, a Platón, a Rimbaud, a Goethe o a Hegel. Son los barrancos de Agustín Lara, Rocío Durcal, Juan Gabriel, Felipe Pirela. Es prender una vela a San Benito, vestirse de morado y danzar con el tambor. Es la ruana del páramo y la alpargata del silencio. Es hablar mil cosas sin sentido en una noche de tragos. Es la pintura de Botero, Reverón, Van Gogh o la arquitectura y escultura de Juan Félix Sánchez. Es haber recibido el título bajo los móviles de Calder y respetar a los maestros de Sorte. Es llorar con Vivaldi en el Teresa Carreño y quebrar la cintura con el Sonero en el Poliedro. Es la historia de la abuela y la de Arturo Uslar.

Ser nosotros mismos es saber que es todo esto y mucho más; el mucho más indetenible, el que se escucha con sorpresa por boca del silencio, el que revienta las entrañas cuando decimos te quiero. (Alzuru, 1991, págs. 24-28)

La interpelación anterior fue la siguiente:

¿Cuál es el sentido de la última página de la tesis que lleva por título La página en blanco?

Es una imagen metafórica. La interpreto desde diversas perspectivas. Es un final abierto y, por lo tanto, no hay una conclusión que cierre, estática... por el contrario, la conclusión es móvil, está fragmentada en toda la obra, porque su objeto es el devenir, el movimiento. Es abierta y su sentido es evocatorio de aquel horizonte gadameriano a propósito de la interpretación; ella... no concluye nunca. Lo blanco es la imposibilidad de decir, de enumerar, de aprehender, de sentenciar, es el fracaso de la razón frente a la vida. Es el miedo a plasmarse en la escritura, a elegirse como destino, fruto del temor cultural al cuerpo. Es el pánico al desnudo. Es un homenaje, delicado, al héroe de mi ficción. Es una imagen mítica. La página en blanco es la posibilidad de volverlo a intentar...

Querido lector, he cumplido conmigo, lo he vuelto a intentar.  

Armando Rojas Guardia: El horizonte de sentido

Ávila desde la ventana. Manuel Alzuru, 2018





En Armando Rojas Guardia la escritura y la vida fueron pan y vino. El estudio atento del poeta me parece fundamental, no solo para saber qué expresó ni cómo lo dijo; asunto relevante, pero quiero referirme a otra cuestión. ¿Cómo hizo para esculpirse? ¿Qué puedo aprender de aquella voluntad que logró imponerse ante la existencia? Armando es una herramienta poderosa para indagarse corpórea y comunitariamente.

Armando representa, para mí, la consumación en un cuerpo de la tierra en que nací. Un ser contradictorio, consciente de las oscuridades más profundas de su cuerpo y con la intuición, perfectísima, de sus luces. Un personaje que llegó al grado cero de la cordura que, con profundo temor y valentía, puso en el orden de su pensamiento tanto a la locura como a la razón. Era un ser que odiaba su cuerpo, hasta su rostro, con una necesidad erótica insaciable, cargada de culpa; como un Sade castrado que aprendió a mirarse y a no sentir vergüenza de sí. Católico y profundamente pagano. De una generosidad sinigual e hipersensible a la crítica, hasta un grado superlativo del egotismo; incluso capaz de roturar amistades por una palabra, siendo un cultor de la amistad. Mortal guerrero y, por ello mismo, un pacifista. Profundamente descuidado en la vida ordinaria y sutilísimo para estar atento a los vaivenes espirituales en cada momento del día. Un ser con un temor profundo a la calle; sin embargo, fue un trapense de burdel. Rutinario hasta el extremo del ritualismo y, al mismo tiempo, juglar de la incertidumbre. Él mismo da cuenta de todas y cada una de sus metamorfosis, en sus poemas, en sus lúcidos ensayos, así como en sus diarios. Su única obsesión fue conocerse.  

La majestuosidad del anciano bondadoso, del elegante maestro de sus últimos días, fue el resultado de una maceración psíquica, sin ningún tipo de atajos para evadir las guerras interiores y los desencuentros exteriores. Su resplandor denotaba la alquimia interior que experimentó desde su juventud; su rostro reflejaba la madurez de quién había pasado por el infierno de Dante, saliendo victorioso. Un lobo estepario que se hizo Buda. Lo uso como “Una memoria abierta al pasado y al futuro”.

Creo que nos legó un problema educativo, ético, estético y político como pueblo: ¿Cómo hacer para elegir nuestra marginalidad y transformarla en nuestro centro de la existencia?

Esa pregunta es el tábano que no me deja respirar.

La Venezuela, la Tierra de Gracia, la lograré oler cuando pueda sentir, pasional y racionalmente aquello que dijo Rojas Guardia: “Cuando asumimos conscientemente la marginalidad lo hacemos, de modo tácito e implícito, tratando de transformar esa misma marginalidad en un centro inédito”.

No tengo claridad sobre cómo transitar ese camino, pero estoy seguro que lo señalado por Armando es un horizonte posible.

X. ¿Tembló la Universidad? Terremoto en el país y mi admiración: Enzo Del Bufalo.

 

Están estructuradas las secciones de la siguiente forma:

¿Tembló la Universidad? Terremoto en el país y mi admiración: Enzo Del Bufalo

Bestiario. Manuel Alzuru, 2015





El primer síntoma de una debacle sociocultural y política en un país es cuando la comunidad académica, que constituye a la institución universitaria, se esclerotiza, se descoyunta y simula ser la misma. Una comunidad académica no es un grupo de profesionales que imparten clases. Una comunidad académica es un gimnasio donde se realizan prácticas intelectuales aristocráticas.

  • ¡Por favor! ¡Deténgase! ¡Que no le salten SUS PRE-JUICIOS, sus juicios-previos!
  • LEA Y PIENSE LO QUE VOY A ESCRIBIR. Le suplico afabilidad para escuchar, atentamente.

1. Educación aristocrática. Aristocracia, en este contexto, no alude a nada de lo que usted está pensando. El vocablo utilizado no responde al campo de la economía política ni a la sociología; no es descriptor de un estatus social. Se restringe al ámbito ético, en su acepción nietzscheana.

En la sección novena del libro titulado Más allá del bien y del mal de Friedrich Nietzsche, tiene por título: “¿Qué es aristocrático?” En la línea final del fragmento 287, a mi juicio, se sintetiza su significado para usarlo como instrumental de trabajo. Escribe Nietzsche: “El alma aristocrática se respeta a sí misma.”

2. Comunidad académica. Utilizo el vocablo no restringido a los profesores que dictan clase, escriben artículos, trabajan en laboratorios, realizan congresos (prácticas de vinculación) o quienes tienen cargos gerenciales. La comunidad académica son todas las personas cuyo oficio contribuye a la formación (en distintos campos del saber y del hacer) de la juventud. Quienes mantienen ese acervo y lo incrementan; quienes comparten un horizonte de sentido: ser una maquinaria de transformación sociocultural. De allí que a la comunidad académica pertenecen, desde el obrero hasta quien ganó el nobel.

3. Prácticas intelectuales. Es un campo definido por Daniel Mato (miembro fundador del Centro de Investigaciones Postdoctorales de la UCV). No se restringe a la práctica de la investigación ni a la escritura ensayística, poética o narrativa. Es toda práctica comunitaria que implique creación, mantenimiento y acrecentamiento de saberes, por ejemplo, la que realizan las comunidades aborígenes; toda práctica comunitaria que implique análisis, reflexión y transformación de estructuras sociales, por ejemplo, los movimientos feministas, sindicales, ecológicos, etc.

Dentro de la institución universitaria forman parte de este campo: la práctica de la docencia, la investigación, las publicaciones, los movimientos culturales, los movimientos estudiantiles, las vinculaciones con el medio, los movimientos sindicales, los voluntariados, entre otras.

  • Valga una digresión. Estoy satisfecho porque le he dado dos aportes al país donde habito en la actualidad. Uno, a la ciudad de Valdivia. Utilizando como fundamento las investigaciones de Daniel Mato, escribí un libro publicado por la Dirección de Vinculación con el Medio de la Universidad Austral de Chile, titulado: Buenas prácticas de vinculación con el medio. Una aproximación desde los voluntariados de la UACh. (2023). El otro a Chile.

Por cierto, Daniel Mato fue uno de los maestros (sin quererlo, sin saber que me estaba formando, inconsciencia mía, pues)  con el que tuve más distancia y desencuentros. Nada qué ver con asuntos teóricos; estúpidas incomprensiones de la vida cotidiana; yo asumo mi infantil estupidez.

¡Gracias Daniel! Por ti escuché en vivo y directo a George Yúdice, Nelly Richard, Néstor García Canclini, entre otros, y claro eso me hizo leerlos, ¡qué bien…! Chamo, me estoy poniendo cursi… pero del carajo… ¡Gracias!

En el segundo libro fui un director de orquesta. La construcción fue una práctica intelectual realizada por cuarenta personas: veinte venezolanas, diecinueve chilenas y un argentino. Fue una experiencia comunicativa retomando, resignificando el trabajo realizado por el artista chileno Guillermo Deisler en su exilio, en la década de los ochenta. Es una obra de arte colectiva. Duramos dos años construyéndolo. Lo titulamos: Posteos desde el sur. Tributo y asedio a Guillermo Deisler.

La belleza del diseño, la creatividad de la edición y su elegancia, resemantizando al primer artista gráfico del mundo del mundo, nuestro Simón Rodríguez,  se le debe a las artistas y académicas, Ana Karina Gil y Dianayra Valero, bajo la dirección de Víctor Daniel Albornoz quien está a cargo de la Dirección de Cultura y de las ediciones Actual de la Universidad de los Andes de Venezuela.

Les invito a revisarlo. Está en internet. Publicado en el portal de la Galería Réplica de la Universidad Austral de Chile y en el de la Universidad de los Andes.

Finalizada la digresión, volvamos al punto. Entonces, ¿cómo defino a la universidad?  Es el gimnasio donde la comunidad académica realiza prácticas intelectuales aristocráticas.

La sintomatología de la enfermedad de un país se empieza a manifestar cuando tiembla el gimnasio donde practica la comunidad académica.  Lo más visible empieza a suceder cuando está en una crisis de finanzas.

Hugo Chávez, de forma expresa, aplicó la táctica de la reconducción presupuestaria de las universidades fundadas antes de su llegada al poder, durante años, para ahogarlas –teniendo el país la bonanza de divisas más grande de toda la historia de la nación por el alza de los precios del petróleo. Piense que el mejor precio que tuvo la venta del barril de petróleo desde 1914 hasta 1998, fue multiplicado por mil en la época del gobierno de Chávez, a 150 $ el barril. Simultáneamente, creó una decena de instituciones de educación superior. ¿Cuál era el sentido? Al final le expresaré el objetivo, según mi perspectiva.

Complementó la táctica utilizando el Tribunal Supremo de Justicia para impedir que se realizara la práctica democrática de alternar el poder. No le importó si la rectoría era afable o no con el gobierno; era lo de menos. Lo relevante fue lo siguiente:  al no poder realizar elecciones generó unas costumbres, unos hábitos autoritarios en la comunidad, porque por ley quien ejercía el poder se mantenía, indefinidamente, en el cargo.

Cuando la comunidad intelectual deja de ser aristocrática, se transforma en reproductora del vasallaje. Reproduce una moral esclava. Este fenómeno es clave, porque el ejercicio del poder es más efectivo cuando el dominado desea mantenerse en la situación. Eso sucedió con nuestras universidades.

He relatado lo grueso, lo visible. Pero la enfermedad de la descomposición institucional de las universidades tiene unos síntomas menos visibles y más cancerígenos. Esto ocurre cuando el problema no depende solo de la otredad, sino de la propia comunidad de quienes la dirigen. Para decirlo en castellano limpio: el cuerpo rectoral con sus decanaturas.

Cuando el gimnasio pierde el cerebro; esto es, cuando, quienes dirigen pierden el horizonte de sentido por el cual habitan en ese espacio, entonces lo que produce y reproduce es la desestructuración, desafiliación, la comunidad se atomiza y vivencian las decisiones como si estuviese en un campo de concentración, es decir, sobrevivir, cada quien en lo suyo, porque cualquiera puede morir.

Relataré un detalle de los invisibles a los que aludo, como ejemplo.

Hay un intelectual que admiro. Existirán miles. Me refiero al que yo haya leído. Considerando a europeos, latinoamericanos o norteamericanos. Considerando a quienes hayan realizado su producción entre 1980 hasta la actualidad. Realizadas esas acotaciones, diré ¿por qué lo admiro? Porque en términos de información pareciera que tuviese todas las bibliotecas en su cabeza. Porque parece un intelectual del renacimiento. Conoce, investiga y puede realizar prácticas en lo más especializado de la economía –de los oficios que hizo: Director Ejecutivo del Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (Banco Mundial), de la Corporación Internacional de Fomento y de la Agencia Multilateral de Garantías a las Inversiones.  Es un torbellino inimaginable de conocimiento de la historia de Occidente, también del Oriente; conoce al dedillo las sutilezas más finas de las tradiciones políticas, liberales y marxistas; tiene un conocimiento magistral en el campo teológico sobre las tres grandes religiones monoteístas; es un maestro en la filosofía nietzscheana, heideggeriana, deleuziana, foucaultiana y griega; es traslúcido para explicar los mitos. Me inclino ante él porque tiene un novedoso instrumental para estudiar las figuras de la subjetividad de los pueblos… creo que el único campo que, hasta ahora, no sé si maneja con la propiedad de los anteriores es el de la literatura, no me extrañaría que me sorprenda y publique sobre esa área… todos sus posgrados los hizo en Venezuela, entre la UCV y la Simón Bolívar; ¡En la Simón!, la de la Cuarta República… Tuve la fortuna de compartir años a su lado.  

El intelectual que admiro en grados superlativos, es venezolano y se llama Enzo Del Bufalo. Mi biblia es un libro de él que se llama: Roma: historias y devenires del individuo, aunque tiene 947 páginas, publicado por Bid & Co, siempre está en mi mochila. Enzo es miembro de número de la Academia Nacional de Ciencias Económicas de Venezuela.

  • Déjenme contarles una anécdota. Estábamos en alguno de los buenos restaurantes de Caracas (porque Rigoberto Lanz, Agustín Martínez y Miguel Ron Pedrique solían instruirnos con el ejemplo… no se puede pensar bien sin una buena comida, bien servida y con un licor exquisito, nos decían) y a cierta altura de la noche Ron Pedrique, riéndose por adelantado, repetía el mismo cuento del profesor de la UNAM y todos los comensales, una vez más soltábamos la carcajada. Estaban invitados los tres nombrados y Enzo para dictar unas conferencias en la prestigiosa universidad mexicana. Los anfitriones comentarían las ponencias. Faltaban días para el viaje. Ron Pedrique está leyendo en su oficina. Suena el teléfono y él atiende. Al escuchar el saludo nota el acento típico de la tierra de Juan Gabriel. Era el comentarista de la ponencia de Enzo Del Bufalo. Con voz entre cortada le dice que le costaría comentar aquel escrito porque no entiende absolutamente nada de lo que el autor quiere expresar. Ron Pedrique, carcajada mediante, le dice: ¡No se preocupe! Diga lo que quiera que aquí ninguno le entendemos. Y allí venía otro trago y risa y risa.

El 23 de enero (para quienes somos venezolanos ese día es muy simbólico porque fue el fin de la dictadura de Pérez Jiménez en 1958) de 2017, en el portal estimulo.com, en la sección Climax, la periodista Faitha Nahmens, publicó un reportaje que tituló, “CIPOST, la muerte del pensamiento crítico”. Citaré fragmentos y subrayaré lo que dijo Enzo Del Bufalo. Él tiene la capacidad de sintetizar con una sentencia todo un acontecimiento que dice no solo de la universidad, de la coyuntura, sino del país. Escribe la periodista:

Con ganas de entrar en honduras –o mantenerse en ellas- el economista y denso y prolijo autor Enzo Del Bufalo es de los que concibe el Cipost como un ágora que ha de citar a seseras bien amobladas, y es así como se da a la tarea de buscar el sitio que albergaría suculentos debates, reuniones inconcebibles, exposiciones conmovedoras –fueron enmarcados Carlos Zerpa, Felipe Herrera, Pájaro y Nelson Garrido–, y eventos culturales para el goce. La casa escogida pronto se convierte en campus.

Autores e investigadores de las ciencias sociales y políticas, y de la filosofía, y todos los enamorados del saber de aquí y allá dictan cátedra, escriben, participan en seminarios, invitan a tertulias, se encierran a deliberar, abren las puertas para hacerlo, publican, bautizan libros que parecen bombillos encendidos, trabajan en jornadas infinitas y enjundiosas. Gentes de creencias disímiles y antagónicas, de derechas, de izquierda o de centro, ateos y creyentes, gentes ilustradas pero que no se asumen miembros de una secta. 

Los privilegiados que fueron parte de aquel espacio ideal –tan cerca de las nubes como de la realidad más frágil, el Cipost se conectó con las escuelas públicas, ensartó la hipótesis con el trabajo de campo, llegó a colegios de zonas populares, a Petare, y a los muchos Fe y Alegría de zonas campesinas del país– coinciden en describirlo como un lugar fuera de serie. “El Cipost no se parece a nada que yo haya conocido aquí y afuera”, dice Alex Fergusson, científico que incorporó el asunto ambiental a la temática de los debates filosóficos, y, desde el Cipost, contribuyó en la redacción de una propuesta de Ley de Educación Superior, patrocinada por Unesco, y, con Cipost, fue a París para la creación del Observatorio de Reformas Universitarias (ORUS). “Mi relación con el Cipost, tan motivante, casi sensual, definió lo que es hoy mi pasión: la ecología humana. Cambió mi vida”.

Todo aquel que pasara el umbral de sus puertas habla del Cipost desde el hechizo. “Mi primer viaje académico a Venezuela, primer viaje a secas a ese país, fue en el año 1995, invitado a dictar el curso anual del Cipost. Pude vivir un clima de discusión a la vez respetuoso y entretenido, frontal, pero sin rechazo del otro, y advertir que se estaba a la altura del mejor debate internacional en el tema de posmodernidad (sobre el cual versaba el curso), con sus efectos en lo político, lo cultural y lo social; en ese sitio se formaban intelectuales de fuste”, dice Roberto Follari, prolífico autor, 16 libros y cientos de artículos arbitrados de su puño y letra, desde Mendoza en Argentina.

Entonces acota Xiomara Martínez, socióloga y profesora del Doctorado en Ciencias Sociales: “Cipost fue eso y más, redes académicas, publicaciones, eventos, seminarios, la cosecha de los egresados postdoctorales, formación de jóvenes investigadores, y un largo etcétera perfecto y fácilmente constatable, lo que, entre otras cosas comprueba que no es cierto que el Cipost era un centro concentrado en los estudios posmodernos”, explica la  también exdirectora del centro y quien tendría el honor de ser cabeza del primer Programa de Estudios Post-Doctorales, no sólo del país, sino de toda América Latina.

(…)        

(…) la casa creció en nombre y en belleza. La albergó y la detentó en la arquitectura que la adecuó al contenido. Los gobiernos caraqueños de Juan Barreto y luego de Antonio Ledezma consintieron en invertir en modificaciones que convirtieron la sede del Cipost en Edén. En un país donde lo hermoso es idiosincrático e incluso aval, no debió ser vista la belleza como altanería.

“Con esta ambiance, como le gustaba al maestro Rigoberto Lanz intercalar palabras en francés, era normal acumular enemigos: la academia que no digiere bien la generación de nuevo conocimiento y los pseudos políticos que no podían ubicar a qué corriente pertenecerían esos nuevos conocimientos temían, quizá con razón, que fueran excesivamente útiles a la hora de desmontar sus incongruencias”, se lamenta Rayda Guzmán, consternada sin remedio, porque aquel espacio icónico será luego tomado por gentes que desdeñan la meritocracia. O como dice Enzo Del Búfalo: gentes que solo saben de caudillismo y creen, desde la valoración más pueril, que era un espacio “de” Rigoberto Lanz, su coto de caza.”

(…)

El Cipost, que ofreció su sede para que la Fundación Cultural José Ignacio Cabrujas –miembros relevantes de la cultura asistían semanalmente, entre otros Alfredo Chacón, Perán Erminy, Tulio Hernández– no termina, como parece. Luego que se impidiera realizar nuevas elecciones en las universidades –un no que arropa a decanos y rectores– la decana electa cumple su mandato y se retira. Al no haber comicio, quien asume el decanato, necesariamente, lo debe lograr por un acuerdo en el Consejo de Facultad. En 2011 se acordó la intervención del Cipost. “No sabemos cuál era el interés, pero lo cierto es que se designa a un director y a un comité académico violentando todas las normativas. Tampoco creo que estuviesen en los cálculos de todos que se desintegraría”, añade Alzuru.

Escritor que en su libro convida a ser antiprologado, idea democrática que rechaza las zalemas convenientes y convenidas muy del Cipost, anota los detalles del desenlace: “Termino mi período con la decana Sary Levy y pongo mi cargo a la orden. Efectivamente, nombran a Nelson Guzmán, quien no era del centro, por lo que todos protestamos; entonces él despidió a Enzo, a Rigoberto, a mí, entre otros del comité académico y Rigoberto Lanz pasa un correo diciendo que no aceptaremos la intervención”…

“Hay otras honduras, las de la tristeza y las del dolor personal que causa el maltrato académico y la pérdida de un espacio que fue una apuesta ética y afectiva de vida profesional”, se quiebra Xiomara Martínez pensando en la casa común, la casa de savia, la casa razón. “Pero fíjate”, cavila Alzuru,“la casa, según se dice, está abandonada, es decir ¿el Estado perdió la inversión así nada más?”, desliza.  “Pero nuestra apuesta está más allá de la casa, de una institución, más allá de la burocracia. Cipost es un espíritu que se seguirá manifestando en nuestra cultura, espíritu de celebración de las diferencias y el debate riguroso de las ideas. (Faitha Nahmens: 2017)

Recuerdo cuando Faitha me contactó para realizar ese reportaje, estaba viviendo en Colombia. No evoco bien, al parecer había leído, por casualidad, el artículo que publicó Rigoberto Lanz, un lustro antes. El maestro escogió el mismo día que se solía celebrar la fecha de su fundación para expresar la noticia a Venezuela. El 22 de noviembre del año 2012, publicó en el diario El Nacional, en la columna que dirigía, A tres manos, un artículo titulado; “CIPOST. Q.E.P.D.”

No tengo idea qué hizo la Universidad Central de Venezuela con la bellísima sede del CIPOST –una elegante casa de los años cincuenta ubicada, como tenía que ser, en lo alto, en la Colina, de un Bello Monte-– que fue una donación que consiguió Enzo Del Bufalo. Entiendo que actualmente funciona en unos cubículos, en un pasillo de algún edificio de la UCV; esa cosa que le llaman con el mismo nombre y entregan certificados.

Xiomara Martínez y yo fuimos de la primera y –¡horror! - la última generación formada por los maestros para el primer relevo; como sabían que éramos pichones, los fundadores eran el comité académico. Dentro de los diversos programas que se tenían desde que se fundó, fue en la gestión de Xiomara, en el 2002, que se creó el Programa Postdoctoral conducente a certificado. Porque allí el asunto fundamental, no era de togas ni birretes…

La investigación universitaria en general se muestra en congresos, seminarios, simposios nacionales e internacionales, publicaciones de libros, revistas, etc. Un Centro de Investigación no existe si no está articulado a redes de investigaciones nacionales e internacionales; las rendiciones de cuentas académicas de un nivel postdoctoral se legitiman en espacios como El Instituto Internacional de la UNESCO para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (IESALC), porque allí están los pares o con Centros de Investigaciones similares. En el CIPOST se coordinaba el Observatorio de Reformas Universitarias (ORUS) adscrito al IESALC-UNESCO. ¿Los resultados? Siete libros, bajo el nombre “La Universidad se reforma”, escrito por una red de investigadores y están en la biblioteca del Instituto y en las universidades.

Daré otro ejemplo como espacio de legitimación de un centro de investigación de nivel postdoctoral con una de nuestras fundadoras, la Dra. Julia Barragán. En el libro Decidir en sociedadHomenaje a Julia Barragán (2009), realizado por académicos españoles y venezolanos. Es un honor para Venezuela que la comunidad española escriba en ese texto cómo se refieren al Programa de Investigación Postdoctoral de Estudios Normativos que dirigió Julia: La Escuela de Caracas. Refiriéndose a las innovaciones en el campo del derecho, a propósito de la construcción de normas que permitan regular las relaciones intersubjetivas; así como los diseños de las reglas para decidir en situaciones de incertidumbre, que garanticen los resultados más eficientes posible desde la perspectiva del abastecimiento de espacios institucionales para el bienestar de los involucrados, utilizando como herramienta las teorías de juego. Por estos aportes fue invitada especial a la recepción del Premio Nobel de Economía en 1994 de John Harsany, académico quien estuvo trabajando con su equipo de investigación en un seminario en Caracas; tal como lo reseña el compilador del libro quien la conoció en dicha ceremonia.  

Lo que pasó en nuestra máxima Casa de Estudios, sucedió en otras universidades; en el mismo año de lo que he narrado, el gobierno desarticuló el proyecto que impulsaba Freddy Castillo Castellanos, fundador y rector de la Universidad Experimental del Yaracuy (UNEY). Allí tenían unas prácticas intelectuales novedosas; tan impactante fueron que por ello llegó formar parte del Comité Jurídico Interamericano de la Organización de Estados Americanos (OEA) y a representar a Venezuela ante la UNESCO (2004 y 2005) en los comités de elaboración y aprobación de la Convención sobre la Promoción y Protección de la Diversidad de las Expresiones Culturales; en el artículo sobre el CIPOST mencionado anteriormente, se comenta sobre la muerte de ese proyecto. También queda el nombre, por supuesto, allí está la UNEY.  En mayor o menor grado, esas decisiones solo las viven quienes lidian con ellas y no tienen una visibilidad como la del presupuesto, que es el mayor cáncer. A veces, quienes participan en la expansión de la enfermedad ni siquiera es por un asunto ideológico ni por maldad, es simple ignorancia. Las desarticulaciones de proyectos, de centros, de valoración de lo monetario por encima de la academia, es el temblor al que aludía al inicio de esta sección.

¿Por qué a Chávez le interesaban esos deterioros?

Objetivo: borrar el pasado reciente, el siglo XX. Vincularse al siglo XIX como el mito fundador, con el vocablo de Independencia. Y ser el protagonista de una segunda independencia en el siglo XXI, con la creación de un nuevo país. La sociedad nueva debía tener universidades en consonancia.

  • -Tuve la desagradable fortuna de conocer a un académico en Chile que me dijo que yo hablaba de Venezuela desde el dolor. ¡Carajo! ¿Cómo hablar desde otro lado? Si apenas estaba naciendo como investigador y se me truncó la vida… y un detalle, la de ocho millones de familias venezolanas.