¿Qué quiere decir Addison con el término “placeres de la imaginación? | ||||
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Continuamos en esta serie de artículos relacionados con la “Estética y Teoría del Arte en el
siglo XVIII”, revisando el ensayo de “Los placeres
de la imaginación” de Joseph Addison, para profundizar más en la temática. En esta ocasión
abordaremos el tema respecto a tratar de comprender ¿qué entiende Addison por
la idea de “placer de la imaginación”?
Al revisar el ensayo del propio autor, encontramos la siguiente idea que
vale la pena citar: “entiendo los placeres que nos dan los objetos visibles sea
que los tengamos actualmente a la vista, sea que se exciten sus ideas por medio
de las pinturas, de las estatuas, de las descripciones, u otros semejantes” (p.
130-131). Y naturalmente que a partir de ahí podemos reflexionar.
Como podemos leer y rescatar en la cita anterior, Addison entendía como
placer, aquello que provenía, digamos hermenéuticamente,
del sentido de la vista. Por supuesto notamos en ello una
fuerte influencia por las ideas de los filósofos de su época que abordaban el
tema de la teoría del conocimiento;
y de manera particular, sobre el trabajo de Locke.
Continuando con el planteamiento, tenemos que el autor clasificó de manera
categórica a los placeres en dos clases; en primario: en él se manifiestan
todos aquellas sensaciones que proporcionan los propios objetos que tienen como
elemento esencial, que los tenemos presentes. Desde aquí se empieza a sospechar
de la influencia de Locke.
Mientras tanto, los placeres secundarios son, según él, aquellas
sensaciones que provienen de manera particular, de las imágenes e ideas a
partir de recuerdos o evocaciones. Aquí se podría sospechar de una influencia
de Berkeley, aunque la adaptación al
tema de estudio es más directa de Locke. Cuestión de revisar sus aportaciones.
Sobre esta última idea, es necesario señalar que la condicionante es que
verdaderamente los recuerdos o visiones sean fielmente producto de una
observación de algo tangible, sea una pintura,
una escultura o algo similar. No se
considera algo producto de nuestra creatividad
estética.