Si ad philosophiae portum.
De Beata Vita. I, I.1
Preliminares.
Es común escuchar una serie de ‘barbarismos’ acerca del pensamiento medieval, pudiera alguien juzgar estas líneas como un absurdo intelectual, lo que calificaría como opiniones ingenuas, preñadas de ignorancia sobre los grades aportes de los medievales a las diferentes ramas de la filosofía entre ellas, la ética, la moral, la ontología, antropología, cosmología y lógica etcétera. Algunos filósofos de la ciencia, han afirmado que los pensadores medievales han retrasado a las grandes sociedades del conocimiento, impidiendo el ‘avance’ o ‘evolución científica’. Aseverar afirmaciones como estas, sería no reconocer el papel de los pensadores medievales en el resurgimiento de grandes sistemas filosóficos de pensadores antiguos como Sócrates, Platón y Aristóteles y otros filósofos presocráticos que ya estaban siendo olvidados en los primeros siglos D.C. Los pensadores medievales tradujeron y divulgaron el pensamiento filosófico en oriente y occidente, se transformaron en grandes protectores de manuscritos inéditos que permanentemente corrían el riesgo de ser incendiados por vándalos y bárbaros. ¿No merece este esfuerzo ningún reconocimiento? Con razón Ángel Muñoz afirma que:
“Se califica frecuentemente a la filosofía medieval, todavía en nuestros días, como oscurantista y retrógrada; calificación que, en casos, es producto de la ingenuidad de pretender juzgarla con criterios de nuestro tiempo, y en otros muchos a la desidia intelectual de quienes, como la zorra de la fábula, optan por justificarse con la supuesta agrazón de las uvas”.
Juzgar con criterios de nuestros tempos la labor intelectual de los pensadores medievales, sería un acto sesgado y una ligereza intelectual. En esta oportunidad, se analizará el De Ordine de San Agustín de Hipona, una de sus obras, poco estudiada. No es de extrañar que se mire el pensamiento agustiniano como un pilar fundamental en la creación de la teología cristina occidental, -de hecho lo es- sin embargo, no quiere decir que el autor no haya escrito textos -considerado por él mismo- de carácter filosófico. Se intenta explicar en este artículo, las ideas filosóficas que se pueden extraer de la obra De Ordine de San Agustín, en relación a temas centrales de la filosofía como son la cosmología, los problemas ético-morales y otros afines con la educación y la práctica pedagógica. San Agustín escribió numerosos libros de los cuales se consideran filosóficos: el Contra Académicos, De Beata vita y De Ordine, los cuatros, escritos aproximadamente en el (386), Los Soliloquios (387), es importante destacar que los referidos textos, son conocidos como los diálogos de Casiciacum, una villa italiana elegida por San Agustín para su descanso y meditación.
El De Ordine es un texto escrito originalmente en latín y se utilizará como fuente o base del análisis, la traducción realizada por Victorino Capánaga, quién es considerado actualmente como el agustinólogo más importante del siglo XX. Se contrastan las diversas categorías e implicaciones del orden con el cosmos y en las diversas esferas de la praxis humana. Este texto agustiniano constituye una parte esencial dentro de su amplia obra filosófica teológica, contiene dos libros; el Liber Primus con 11 capítulos y 33 artículos; Liber Secundus que está conformado por 20 capítulos y 54 artículos. Dedica la obra a Cenobio - del latín ‘Cenobium’- que quiere decir vida comunitaria. Este término es utilizado comúnmente para referirse a los miembros de los monasterios fundados por San Agustín donde la estudiosidad tenía un carácter importante en la vida de los cenobianos.
“Querido cenobio conozco tu ingenio y tu ánimo, enamorado de la hermosura ideal y limpio de toda contaminación y pasión baja, señal de la sabiduría a la que estás llamado…” De Ord. I-I c.2 n.4.
San Agustín realiza un tratado sistemático sobre las implicaciones del orden en las distintas esferas de la vida y muestra una variedad de acepciones que se van construyendo en torno a la palabra ‘ordo’. El De Ordine está escrito en forma de diálogo, -género literario utilizado en los textos filosóficos antiguos y medievales que consisten en discursos y conversaciones simuladas sobre una temática o disputa filosófica- en el que participan los personajes Licenio, Trigecio, Mónica su madre, aunque muy brevemente, luego en la parte final Alipio; a continuación se disponen a responder cuestiones concernientes a “cómo se relacionan entre sí en el universo todas las cosas y con qué ordenada sucesión van dirigidas a sus desenlaces”, De Ord. I-I c.5 n. 14.
La actitud de admiración y observación del orden en el mundo y el espectáculo del universo, son el punto de partida para que San Agustín iniciara su itinerarĭus con el propósito de “alcanzar el conocimiento y declarar a los hombres el orden de las cosas, ya el propio de cada una, ya sobre todo el conjunto con que está moderado y regido este mundo” De Ord. I-I c.1 n.1.
La ocasión de la disputa que da origen diálogo sobre la temática del orden, se inicia con absoluta naturalidad en medio de una noche lluviosa, cuando San Agustín escucha las variaciones fonéticas provocadas por el murmullo del agua que, al correr por diversos canales se precipita contra las piedras de los viaductos de la ciudad. Se une a la reflexión filosófica Licencio, quien había sido despertado debido a unos ratones ruidosos que merodeaban cerca de él. San Agustín sintió que Licencio agitaba las maderas de la cama para espantar a los ratones, entonces, le persuade a especular sobre los fenómenos de la lluvia, el viento y el sonido de los árboles que resonaban con cierta armonía y perfección. Seguidamente, se une Trigecio a la conversación quien estaba recostado en el mismo aposento.
A largo de la obra, se suscita la búsqueda de alguna conexión metafísica del mundo con una inteligencia de la cual piensa, procede la ‘providencia divina’. El tema del mal también es abordado en este trabajo de San Agustín, aunque de forma general, en el De Ordine se responde si los males y los bienes están comprendidos en el orden de la divina providencia, en el texto afloran sus primeras ideas sobre mal que luego desarrollará con mayor amplitud en su De Libero Arbitrio. Finalmente, se desencadenan una serie problemas o dificultades que tiene la humanidad para descubrir los enigmas relacionados con el origen de universo.
Para el maestro de Hipona sólo una persona sabia, ordenada espiritual y moralmente, puede vislumbrar el orden universal y entender de manera uniforme los diversos contrastes de la hermosura y el orden del cosmos. También, da a la filosofía, un lugar importante para la educación de la razón. Las artes liberales tienen un papel fundamental en la elevación del saber y del espíritu, de lo contrario “la razón, moviéndose por piedad, se ve forzada a reconocer que las cosas humanas no están regidas por la providencia divina” De Ord. I-I c.1 n.1. El De Ordine, en conexión con el De Magistro y La Dialéctica, ofrece una serie de recomendaciones pedagógicas, útiles para la formación de los niños /as y jóvenes. La dialéctica es el método para enseñar y aprender “en ella se nos declara lo qué es la razón, su valor, sus aspiraciones y potencia” De Ord. II, 13 n.38. El método dialéctico brinda las herramientas necesarias para tener la certeza de lo que entendemos acerca de nuestra existencia.
Otras de las consideraciones que merece la pena advertir al lector sobre el De Ordine es que, San Agustín aborda las temáticas del orden y del mal con fines netamente pedagógicos, cuyos objetivos radican en ejercitar la dialéctica y la formación integral de los estudiantes del ‘Cenobio’. Es importante destacar que existen otros textos donde investiga las referidas temáticas, por ejemplo, en tema sobre el origen del mal lo estudia en el De Libero Arbitrio, mientras que su visión cosmológica acerca del orden y sus implicaciones en la creación, le dedica el libro II de su De Civitas Dei.
I
Las categorías del orden y sus contrastes.
1.- El orden cosmológico y la providencia divina.
San Agustín se desvelaba por las noches meditando sobre algunas ideas que según él, no sabía de dónde le venían. En esta ocasión, su asombro ante los fenómenos naturales y por amor la investigación de la verdad, se dispuso a discurrir sobre el orden, la utilidad y la hermosura que reinan en el universo. El orden que existe en el cosmos, sólo puede ser dilucidado por la sensibilidad y contemplación de los fenómenos de la naturaleza. Las preguntas que se intentan responder serán: ¿Todo ocurre fortuitamente o con un orden causado? ¿Es el orden una obra razonable de la industria humana? ¿Existe un ser inteligente que por su infinita providencia ordena la naturaleza en perfecta armonía con su voluntad? Para Agustín es importante saber “cómo se relacionan entre sí el universo con todas las cosas y con qué ordenada sucesión van dirigidas a sus desenlaces” De Ord. I-I c.5 n.14. El orden es la concordia de todas cosas, realidad que sólo puede ser causada por la ‘providencia divina’, una energía cósmica que por su omnipotencia dirige y gobierna todas las cosas. El ser humano participa de algún modo de ese orden. En este punto, el texto presenta un ligero cambio en el discurso y pasa a ser más que cosmológico, pedagógico. Aproximadamente en el año 426 San Agustín escribe Retractationum dónde explica los motivos por los cuáles evade ligeramente y en cierto sentido la temática cosmológica, donde afirma:
“Pero como viese que esta cuestión era difícil de entender, y más penosamente aún conseguir que la comprendiesen, disputando, aquellos con quienes la trataba, preferí hablar del orden en el saber cómo se puede progresar desde las cosas corporales hacia las incorporales”. Retracciones c.3 n.1.
Por lo que en adelante, el diálogo estará abocado a la reflexión en torno a cuestiones relacionadas a cómo elevar la personalidad a través de la educación y su importancia para alcanzar la sabiduría. Tal como lo afirma Victorino Capánaga: “sólo una mente purificada podrá captar que el mundo es un cosmos, un todo ordenado, con arreglo a un plan divino, con leyes eternas”. La doctrina agustiniana es una filosofía de vida, una filosofía de la conversión y de la acción que está orientada al desarrollo y alcance de la sabiduría, de la felicidad del individuo. Nótese que su doctrina no dista de las verdades de la antigua sabiduría griega.
2.- Orden, filosofía y educación.
San Agustín desarrolla su vida intelectual en un mundo de corrientes de pensamiento muy diverso, un sistema religioso politeísta decadente y el cristianismo en pleno apogeo, impulsarán al pensador a emprender la ardua tarea de justificar y defender la fe cristiana contra las herejías imperantes, motivo por el que incorpora a sus teorías, los sistemas del pensamiento de grandes filósofos como Platón entre otros. La filosofía deja de ser una herramienta exclusiva de los páganos y comienza a formar parte del amplio sistema del pensamiento cristiano medieval.
La auténtica y verdadera filosofía no persigue otro fin sino el de “enseñar el principio de todas las cosas, la filosofía promete a la razón penetrar con inteligencia los misterios del universo” De Ord. I-I c.5 n.16. La filosofía va a tomar un lugar importante en la mente de muchos intelectuales cristianos de la Edad Media sin perder su verdadera esencia, la búsqueda del saber, la verdad, “el amor puro con que las almas, adornadas por las artes liberales y embellecidas por la virtud, se desposan con el entendimiento por la filosofía” De Ord. I-I c.8 n.24. Para los griegos filosofía es amar el saber, ser amigo del saber, por lo que no estaba fuera de los esquemas o márgenes de los dogmas cristianos que se venían configurando en torno a algunos temas teológicos. Toma vida aquella premisa medieval philosohia anchilla theologiae; San Agustín padre de la teología occidental, fundará sus bases sobre la filosofía clásica y con ella se crearán las argumentaciones dirigidas a la defensa de la fe, la apologética. Desde el interior del cristianismo también se gestaban doctrinas heréticas que iban contra la correcta interpretación de las sagradas escrituras, los dogmas y la tradición. Se sirvió de herramientas y métodos filosóficos para pugnar las herejías, entre ellas, a los donatistas, el maniqueísmo, el pelagianismo, el arrianismo, etc.
El conocimiento está permanentemente oscurecido por el error, por lo que en el texto, le otorga un lugar especial al estudio de la filosofía a través de las artes liberales. La educación será la principal tarea de un individuo, para así evitar el error o lo que él llama la estulticia. Las artes liberales van a constituir en la Edad Media, lo que los escolásticos llamarón el trivium que estaba conformado por la gramática, la retórica y la dialéctica, y el quadrivium que comprendía la aritmética, geometría, música y astronomía. “La erudición moderada y racional de las artes liberales nos hace más ágiles y constantes, más limpios y bellos para el abrazo de la verdad” De Ord. I-I c.8 n.24.
II
Sobre la estulticia y la incapacidad de reconocerse así mismo.
San Agustín es un enamorado del saber y no duda en analizar cuáles son las principales causas del la ignorancia, el error y el origen del mal; dice: “lo mismo ocurre a los hombres poco instruidos, que, incapaces de abarcar y considerar con su agosta mentalidad el ajuste y la armonía del universo, al topar con algo que les ofende, luego piensan que se trata de un desorden o deformidad inherente a las cosas”. De ordine I-I c.1 n.3. Una cosa es sentir que algo se está haciendo bien, y otra es entender los motivos por los cuales la razón imperando sobre la voluntad mueve las acciones humanas al bien. La buena voluntad será fundamental para alcanzar la sabiduría. Cuando no hay un reconocimiento de las propias carencias y debilidades, entonces, devienen las dificultades para reconocer lo otro, y al otro. El que no se reconoce así mismo, está considerado como un alma desparramada en lo externo que sólo tiene apego a la multitud de todas cosas que abarcan nuestros sentidos.
“Interiore Homine habitad veritas” De Vera Religione I c.20. n.39. En el interior del hombre habita la verdad. Es importante para Agustín el ‘yo’ interior, una tarea ardua, los sabios griegos a través de sus aforismos predicaban, difícil es conocerse así mismo. En el De Ordine, también se resalta el valor de esta premisa, en el interior se vislumbra la verdad que es la meta sublime del conocimiento, es decir, todo lo que es contrario a la estulticia.
La estulticia es el estado de ignorancia, la permanencia en el error propio de los hombres con poca educación. Para San Agustín el estado de ignorancia es un estado de miseria y advierte: “y el error no sólo tiene causa que lo producen, sino efectos que le siguen” De Ord. I-I c.6 n.15. La búsqueda permanente de la verdad consiste en la búsqueda constante del saber, “la sabiduría, es, pues, la mesura del alma, por ser contraria a la estulticia, y la estulticia es pobreza, y la pobreza, contraria a la plenitud. Conclúyase que la sabiduría es la plenitud” De Beata Vita c.4 n.32.
Sin educación no se puede llegar a construir un conocimiento sólido sobre sí mismo y sobre el mundo, la ignorancia representa el caos, por lo que es importe la posesión de la virtud para apreciar el orden del universo. “Puede llamarse inteligencia o intelección el acto de conocer lo que es la ignorancia, porque ella es el obstáculo principal o único entender” De Ord. I-II c.3 n.10. Hay que evitar caer en la estolidez y la estulticia. Para San Agustín, los ignorantes son como necios sumergidos en la irracionalidad de las miserias humanas. Ha de notarse en estas citas textuales, la importancia de la educación como herramienta principal para lograr el conocimiento y en consecuencia elevarse al estado de la virtud.
III
Otras consideraciones pedagógicas en el De Ordine y algunos consejos para los jóvenes.
Si el orden lo comprende todo, pues, en el De Ordine, no deja de abordar la temática relacionada a la importancia que tiene la formación de los jóvenes y la necesidad que ayudarles a alcanzar la sabiduría cuando afirma: “tanto mejor saben vivir y con tanta mayor elevación, cuanto más perfectamente la contemplan con su inteligencia y la guardan con su vida” De Ord. II.II c.8 n.25. Es un texto integral dónde se explica la necesidad que existe de enseñar a los jóvenes los preceptos de la vida y el orden de la erudición.
San Agustín señala que existen dos caminos para aprender que son la “autoridad” y la “razón”, “la autoridad precede en el orden del tiempo, pero en realidad tiene preferencia la razón” De Ord. II.II c.9 n.26. Es decir, aprender de la autoridad es bueno siempre que se siga de un hombre cuya idoneidad moral e intelectual sean intachables, de lo contrario advierte San Agustín: “la autoridad humana engaña muchas veces, y en ella aventajan particularmente, según el aprecio de los ignorantes, lo que dan muchos indicios de la verdad de su doctrina” mientras que aprender por la racionalidad o con conciencia los hechos y las causas, es la preferida por los más hábiles: “el docto conoce la disposición y la docilidad de vida con la que debe ponerse bajo la dirección de los maestros”. La actitud de racional frente la autoridad, lleva más fácilmente al conocimiento de las grandes y ocultas cuestiones de las que sólo un docto puede abrirnos las puertas.
El texto contiene una serie de preceptos morales que todos los jóvenes deben contemplar:
“Absténganse de todo acto venéreo, de los placeres de la mesa, del cuidado excesivo y superfluo ornato de su cuerpo, del inmoderado deseo de alabanza, la murmuración, la envidia y sepan que el amor al dinero es la ruina de todas sus esperanzas, no sean ni flojos ni audaces para obrar, anden alertas con las malas inclinaciones, ni sean excesivos en la vindicación ni tacaños en perdonar. No castiguen a nadie sino para mejorarlo, ni usen la indulgencia cuando es ocasión de más ruina. Eviten las enemistades con suma cautela, súfranlas con calma, y termínenla lo antes posible. En todo trato y conversación con los hombres aténgase al proverbio común: “No hagan a nadie lo que no quieren para sí”. Traten de perfeccionarse antes de llegar a la edad senatorial, o mejor, en la juventud, vivan en orden y armonía”. De Ord. II.II c.8 n.25
En estas líneas San Agustín describe claramente, una exhortación sobre la importancia del ejercicio de la areté, es decir, la máxima expresión una vida virtuosa, y la ataraxia, que consiste en la rectitud y la tranquilidad del alma, a la que sólo podrá alcanzarla aquél que obra bien, que busca el bien.
IV
Consideraciones finales sobre el De Ordine
Se han presentado algunas de las nociones filosóficas presentes el texto De Ordine con el objetivo divulgar la vigencia que tiene el pensamiento de San Agustín, en el campo de la filosofía práctica. Comenta nuestro autor, quitad del mundo el orden y la sociedad desaparece. El mundo moderno se empeña en cambiar los valores establecidos que, en ocasiones, prescinden de fundamentos éticos sólidos para orientar a las generaciones que se enfrentan con incertidumbres, a los desafíos generados por las sociedades modernas. San Agustín, con conocimiento de causa y un espíritu crítico, hizo un gran esfuerzo en colocar al alcance de todos, un sistema de pensamiento que vuelca al espíritu humano hacia su interior y es, desde el autoconocimiento, desde la subjetividad de nuestras acciones como individuo, dónde inicia la retirada del estado trágico de la estulticia. Victorino Capánaga ha sabido reconocer en este autor medieval, las bases que van a forjar al hombre nuevo, capaz de trascenderse a sí mismo y al mundo, cuando afirma que “el humanismo interior de San Agustín se alimenta de la veritas en su más excelso y complejo sentido. Y su logro pide como condición esencial, el vuelo de la transcendencia”.
En el De Ordine, el maestro de Hipona muestra una constante preocupación por el saber vivir, sólo en un estado de virtud se puede garantizar el progreso ético y cultural de la humanidad, “el humanismo interior agustiniano es la receta válida contra los efectos insanos de la técnica y de la dispersión actual”. Finalmente se concluye que el espíritu filosófico agustiniano en esta obra constituye una filosofía que orienta la vida práctica y espiritual del individuo, y tiene como fundamento el estudio de las artes libelares las cuales nos hacen más ágiles y constantes para el abrazo de la verdad. Para San Agustín la filosofía es la investigación de la verdad y esta debe dar razón o juicios de valores acerca de las cosas que son objetos de los intereses humanos, he ahí la razón de ser del De Ordine.
Muñoz García, Ángel: (2013) Alberto de Sajonia y la Lógica Medieval: Reivindicación de dos marginados. Enciclopedia Iberoamericana de Filosofía Nro. 24. Edit. Trotta. Madrid. Pág. 285.
Capánaga, Victorino: Obras Completas de San Agustín. Edit. B.A.C Madrid. 1994:291.
Por: @samiralarbid