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Averroes y su Legado en la Filosofía Contemporánea

Averroes (Ibn Rushd) influenciando la filosofía contemporánea, reconciliando razón y fe, defendiendo laicismo, impacto en Renacimiento e Ilustración, filosofía del derecho, pensamiento crítico, y psicología.


La influencia de Averroes (Ibn Rushd) en la filosofía contemporánea muy grande, aunque su impacto se percibe de manera más directa en ciertos aspectos de la filosofía y el pensamiento occidental que en un cambio paradigmático universal. Aquí presento algunos puntos sobre su influencia:

1. Racionalismo y la Relación entre Fe y Razón: Averroes es conocido por su intento de reconciliar la filosofía aristotélica con la religión, argumentaba que la verdad filosófica y la verdad religiosa no están en conflicto, sino que eran caminos diferentes hacia la misma verdad. Esta perspectiva ha encontrado eco en la filosofía contemporánea, donde el debate sobre la relación entre ciencia (razón) y religión (fe) sigue siendo relevante. Filósofos y teólogos modernos han discutido cómo la razón y la fe pueden coexistir, influenciados directa o indirectamente por el pensamiento de Averroes. 2. Laicismo y Separación de Poderes: Aunque de manera menos directa, la idea de Averroes de que la filosofía y la religión son métodos distintos para comprender la verdad ha sido interpretada en el contexto contemporáneo como una proto-defensa de la separación entre iglesia y estado, una piedra angular del laicismo moderno. 3. Influencia en el Renacimiento y la Ilustración: La obra de Averroes fue fundamental en la transmisión del conocimiento aristotélico al Occidente latino durante el Renacimiento, lo cual eventualmente contribuyó al desarrollo de la ciencia y la filosofía modernas durante la Ilustración. Su defensa de la razón influyó en pensadores como Spinoza o Hegel que abogaban por la primacía de la lógica y la ciencia sobre el dogma religioso. 4. Filosofía del Derecho y Política: Sus ideas sobre la ley y la gobernanza, donde sugiere que el poder político debe ser ejercido por los más capacitados, pueden ser vistas como precursoras de debates contemporáneos sobre meritocracia y la naturaleza del liderazgo político. 5. Impacto en la Filosofía Continental y la Analítica: Aunque de manera menos obvia en la filosofía analítica, que se centra más en el lenguaje y la lógica formal, el énfasis de Averroes en la claridad y la argumentación lógica ha permeado en el rigor argumentativo que se espera en la filosofía contemporánea. En la filosofía continental, su influencia se puede ver en el interés por la hermenéutica y la interpretación de textos, así como en debates sobre la existencia y la ética. 6. Educación y Pensamiento Crítico: La defensa de Averroes del uso de la razón como una herramienta para alcanzar la verdad ha inspirado a educadores y filósofos a promover el pensamiento crítico, algo que es un pilar en la educación contemporánea.

7. Psicología: Averroes es considerado el primer psicólogo y terapeuta de la historia, su epistemología, incluida en el "comentario sobre el alma de Aristóteles", consiste en una forma científica de medir "el alma", este consideraba que las personas se sienten mejor si logran diferenciarse a ellos mismos como un sujeto entre dos estímulos percibidos, y consideraba que las formas de la inteligencia sobre la idea percibida de nosotros mismos pueden generar sufrimiento. Esta afirmación de Averroes está actualmente respaldada por investigaciones neurocientíficas. En resumen, aunque la filosofía de Averroes no es siempre citada directamente en los textos filosóficos contemporáneos, su legado se manifiesta en la continua valoración de la razón, en la discusión sobre la relación entre ciencia y religión, y en la estructura misma de cómo se aborda la filosofía en la era moderna. Su impacto es más bien un trasfondo histórico y metodológico que un movimiento filosófico contemporáneo con su nombre.

Epistemología de la psicología y la psicoterapia. Introducción.

Hoy quiero explicar quién fue el primer psicólogo de la historia, este hombre defendió el surgimiento de esta ciencia en la edad media y además era médico y psicólogo practicante (que incluía como la medicina del alma, "la mente" que decimos ahora) de los monarcas Sevillanos y Cordobeses de esos años.

Imagen futurista y científica representando al primer psicólogo de la historia, Averroes, en un contexto medieval, fusionando elementos de psicología, medicina y filosofía, con un fondo de Sevilla y Córdoba.

Averroes emerge no solo como un pionero en la medicina y la filosofía, sino también como el primer psicólogo de la historia, cuya obra ha sido injustamente opacada por el tiempo y la controversia. Su enfoque en separar la psicología de la metafísica, su metodología para entender la mente y sus procesos, y su conceptualización de la psicoterapia como un arte basado en la ciencia, allanan el camino para lo que hoy conocemos como psicología moderna. A pesar de las dificultades para acceder a sus escritos originales, la influencia de Averroes perdura, evidenciando la relevancia de su pensamiento para entender y tratar las complejidades de la mente humana. Su legado nos recuerda la profunda interconexión entre la ciencia y el arte en la búsqueda del bienestar mental, subrayando la importancia de revisitar y reconocer las raíces históricas de la psicología.

El primer psicólogo de la historia.

Este pensador, filósofo, médico, y juez, es muy famoso y reconocido por ser el padre de la medicina. Pero esto no ocurre así con la psicología. No está reconocido actualmente como padre de la psicología y esto es un error por varias cosas. La primera porque su principal dedicación durante toda su vida fue la de crear una ciencia psicológica y separarla completamente de la metafísica.

Y es que estableció una epistemología psicológica que puede entenderse hoy en día. Que nos proporciona a casi novecientos años de su nacimiento una reflexión firme y con evidencia encontrada por los experimentos y casos psicoterapéuticos posteriores. Y esto es algo muy difícil, ya que no existen en la actualidad enfoques psicoterapéuticos que tengan más consenso teórico y epistemológico sobre su forma de trabajar que lo propuesto teóricamente por Averroes.


Pero lo que ocurre, la principal dificultad de entender la psicología de Averroes, es que su libro de psicología en el que explica su teoría psicológica ha sido el más prohibido de la historia de la humanidad, este ha sido el autor maldito más perseguido por todas las organizaciones religiosas durante siglos. Por eso ha sido muy difícil contrastar lo que decía ese libro después de cientos de años de malas traducciones, pero gracias al trabajo de varias generaciones de arabistas, se han conseguido contrastar los significados contradictorios de las distintas versiones del libro, quedando de acuerdo los especialistas en que el libro que contiene la traducción más moderna, que ha sido revisado durante veinte años contrastando las versiones árabes, judias y cristianas del "comentario al alma de Aristóteles" que realizó Averroes. 

Este libro revisado que se llama "La psicología de Averroes" consiste en lo más parecido a lo que expresaba el original. !Envídia de Don Quijote, bálsamo hegeliano y rica curiosidad materialista en los marxistas! que este es presente y futuro de la práctica psicológica, este libro de Salvador Gomez Nogales que rescató nítidamente a nuestro moro más sabio.

La espistemología psicológica

Cada uno de los sentidos percibe sus sensibles, y percibe, además de esto, que percibe, es decir, puesto que ella (la consciencia) siente la sensación, la misma sensación es el sujeto de la percepción. Averroes. [1]

 

Averroes reflexionó sobre los fundamentos y métodos de conocimiento de la psicología y la psicoterapia, y pudo exponer claramente el conocimiento que adquiere el psicólogo sobre sus objetos de estudio. 

Los objetos de estudio de esta ciencia son para el Cordobés los sentidos, el sentido común y el conocimiento de los estímulos separados de los sentidos. También proporciona la reflexión sobre el conocimiento que adquiere el psicólogo sobre un sujeto capaz de representarse esos objetos.

Para comprender la psicología de Averroes voy a resumir su pensamiento sobre esta ciencia en las líneas que siguen debajo:

Este psicólogo medieval define la psicología en la práctica, es decir, lo que hoy llamamos psicoterapia como "un arte que garantiza la adquisición de lo que las artes parciales establecen como principios y sujetos". Esta definición, como se verá, es la de la metafísica, pero que por coincidir para Averroes el "sujeto de la sensación" con la causa formal de la conducta, es por tanto la metafísica el mismo ejercicio de la psicología como ciencia y de la psicoterapia, como es evidente de las premisas dichas, pero como digo más adelante se explicará. 

Siguiendo con la definición, que sea "un arte" quiere decir para Averroes que requiere para su práctica efectiva de la intuición, es decir, que requiere saber del alma y de los sentidos pero no actuar directamente. Dejando que actúe en "potencia".

Con las "artes parciales" se refiere a la física de Aristóteles, requiere entender que lo que nos pasa es causa de las formas o creencias que formamos de nuestra interacción con el ambiente. pero que, como se ve, no es de lo físico de lo que se ocupa (si fuera así sería una ciencia) sino de lo que percibimos desde nuestra consciencia, y en comprender nuestra consciencia y asociarla con lo que percibimos, eso es lo que quiere exponer diciendo que es un arte. 

Para entender el parrafo anterior vayámonos a lo que decía Aristóteles: aquello de que la ciencia física va de lo particular a lo general, hasta el hecho de que aquí cambie "ciencia" por "arte", es en lo que consiste básicamente que Averroes se pueda considerar el padre de la psicología y la psicoterapia. Pues consiste en utilizar el conocimiento demostrado sobre "el alma" y el cuerpo, para trabajar sobre el grado de "verdad" que presentan los estímulos de nuestra realidad en nuestra forma de sentir.

Psicología de Averroes en la sombra.
Averroes  un psicólogo en la sombra.
Por "principios y sujetos" se refiere a las leyes físicas de la generación y la corrupción aristotélicas, biología, pero también a lo que se puede entender racionalmente por "ser algo". Y esto último es algo que muchos filósofos creen o ignoran que no pasó hasta Hegel. Es decir, que para la mente no existe la generación sino un principio formal, como tampoco existe la corrupción sino el mismo sujeto eperimentándose, es decir, el cambio mismo autopercibido.

Vamos, para aclararnos hasta este punto, que Aristóteles llegó a decir que existe un ser perfecto en cuanto a argumentación lógica, y en cuanto a movimientos físicos, pero no en cuanto a las "formas del alma", es decir, no en cuanto a lo que "creo que soy".

Y de aquí parte la posibilidad de una forma "política de ser" como el derecho jurídico, las democracias parlamentarias, etc. Y también de una forma psicológica de ser o de sentir, o de sufrir, etc.

Aclaraciones sobre la psicología como ciencia

Pero hay que aclarar varias cosas que se desarrollan a continuación, la primera que Averroes no se queda en la forma, en la creencia, sino que parte de su causa, de su función orgánica. Aunque el psicoterapeuta trabaja con formas, estas son las funciones orgánicas en potencia de su paciente.

Otra cosa a aclarar es que Averroes ni es dualista ni sigue la doctrina hilemórfica de Aristóteles completamente en cuanto al alma. Ya que entiende el alma como la suma de percepciones e imaginaciones que se forman, y que dependen del conocimiento de la realidad. Es decir, que la mente y sus representaciones tienen causas materiales y que si no tienen causas materiales sino imaginativas dejarémos de experimentar "la mente".  

Y es que la confusión radica en que Averroes dice que lo que Aristóteles dice es cierto en cuanto al alma, pero a diferencia de este, Averroes siempre habla desde el alma, por eso se expresa con formas materiales y no materia. Voy a intentar resumir la psicología de Averroes con esta frase: "El alma es la forma del cuerpo físico" [2] y cuando se piensa, se piensa en formas y no en materia.

Podemos decir siguiendo a Aristóteles, que la idea de psicología que desarrolla Averroes es la conclusión lógica de "las causas formales" de Aristóteles, pero Averroes vá más allá, pues son causas formales tanto el sentir de la mente, como la conducta, como la misma persona, es decir, la misma consciencia de lo que soy.

Esto es muy relevante hoy y es que un reconocido psicólogo conductista llamado Marino Pérez Álvarez escribió recientemente un trabajo titulado "Un conductismo radicalmente humano"[4], en el que relaciona el conductismo con el enfoque humanista y personal de la psicoterapia, partiendo de las causas formales de Aristóteles hasta explicar su punto de vista teórico. Es decir, Marino llega a una conclusión muy parecida a la de Averroes sobre la psicología.

Pero para seguir comprendiendo a Averroes, hay que darse cuenta de que es un autor medieval y que utiliza la palabra "perfección" de una forma muy distinta a la que que podríamos imaginar, la utiliza como una idea de nosotros casi imposible de conseguir, que se asemeja a la idea de "absoluto" en Hegel. Por ejemplo dice que "el alma es la perfección primera del cuerpo físico orgánico", Averroes usa mucho este concepto: "perfección primera" para referirse a las formas de la mente. Quiere decir que puede llegar a ser perfecta, a ser idéntica a la realidad que siente, que experimenta o que aprende, es decir, a ser idéntica a su causa y a su esencia. Pero sigo, que no se puede entender este concepto sin el de "perfecciones últimas", que siempre nombra en plural, estás "perfecciones" no son de ninguna manera perfecciones, en realidad dice que son las pasiones y acciones, es decir, el comportamiento y la afección sensitiva. Son la percepción "primera" o "perfecta" pero sumada la imaginación, que produce formas de sufrir que me afectan. 

El párrafo anterior da cuenta de la importancia que tiene para Averroes las causas formales aristotélicas para crear la psicología. Deja claro que estas formas de sufrir no existen en la realidad, ni en la materia, tampoco existen en el estímulo, y no pueden existir conceptualmente, porque incluyen a la imaginación y no solamente a la percepción, y por esto solo podemos evaluarlas desde dentro de nosotros como personas, y con la ayuda de un experto en el comportamiento humano, es decir, de un psicólogo. Esto era lo que pensaba Averroes, y es también lo que pensamos hoy.

Para resumir: la psicología es la ciencia que estudia como percibimos los estímulos, pues este es el acto primero de la forma, y su causa. Y en la práctica el psicólogo trabaja sobre las formas de la mente de otra persona, no sobre los estímulos, sino que mantiene su saber "en potencia" esperando a que el paciente actúe, que es lo primero, para después ayudarlo en las formas o creencias que está formando.

Otra cosa importante a destacar es lo que entendía este psicólogo andalusie por ciencia pesicológica.

Creía que parte del trabajo del psicólogo para ayudar es investigar sobre psicología básica

Y es que la psicología es una ciencia, y el "arte" del psicólogo cuando ayuda depende del conocimiento de esta ciencia. Esto lo entiende así porque para él el psicólogo debe entender de la consciencia las formas materiales y las inmateriales, es decir, no piensa Averroes en estímulos, piensa en percepciones, que son los estímulos en cuanto producen alguna afección. No cree que la materia estimular propicie un cambio, sino que es el aprendizaje de ese estímulo por los sentidos lo que lo propicia, al ser experimentado.

Por ejemplo dice que "el sujeto del cultivador de esta ciencia" [3], es decir el psicólogo trabaja agrandando esta ciencia al estudiar los estímulos recogidos por los sentidos y el cambio que se produce en su forma en un sujeto, esto el psicólogo cuando piensa sobre lo que hace. El psicóogo es pues, el que actúa aprendiendo como afectan los estimulos de nuestro mundo a nuestros sentidos y las formas que tiene la mente para describirlos.

Un poco antes dice que ese sujeto, "es lo mismo que la asunción de que la mayor parte de las formas son materiales, y que es evidente por sí mismo". Veamos, las formas materiales son los perceptos, que son los estímulos experimentados sensitivamente y que te afectan de alguna manera, dice que todo lo que eres capaz de percibir te afecta, y que es evidente porque si no nos diésemos cuenta de un estímulo no habría percépto sensitivo, y no podría haber sujeto afeccionado ni estudio posible sobre ese sujeto afeccionado. Esto es lo evidente.

Cómo se puede ver no hay dualismo en Averroes, y al contrario, casi parece un psicólogo antiguo conductual cuando dice: "la mayor parte de las formas del sujeto de esta ciencia son materiales", y las otras, ¿qué son?, pues inmateriales, es decir, imaginadas. Lo que deja claro Averroes en su libro de psicología es que la consciencia es consciencia si la mayor parte de las formas son percibidas con pocas imaginaciones. Si hay más imaginaciones que percepciones sensibles no hay sujeto consciente, no podemos permanecer conscientes, no podemos ayudarnos.

Si queremos ser el sujeto de alguna consciencia debemos percibir, no imaginar, y va más allá Averroes cuando avisa para acabar con esta introducción sobre la ciencia psicológica: "que se especula que el alma racional puede darse separada", separada del resto de estados de consciencia. Y sigue diciendo que si después la encontramos junta, ya será evidente, con esto quería decir que no hay que incluir la intelección sobre el significado de las cosas, que la inteligencia o la cognición puede no ayudar a la mente en conjunto (Es una lucha contra la metáfora religiosa que hoy es comparable al cognitivismo más absurdo, en cuanto que se basa en la imaginación intelectiva).

La psicología como ciencia empírica y conceptual

Mucho más clara queda la psicología de Averroes cuando dice que el psicólogo ayuda a resolver si las percepciones están constituidas o no por los estímulos. Pero esta palabra "ayudar a resolver" no es guiar, ni educar, ni analizar, ni incluso describir.

Ayudar a resolver es investigar para que otro resuelva, para otra mente, quiere decir aquí que lo que investiga el psicólogo es sobre las formas, que teniendo causa funcional son recogidas por los sentidos y forman una consciencia que es otra persona, para que esa consciencia que investiga pueda distinguirlas de sus imaginaciones se debe de trabajar psicoterapéuticamente en formas, y no en causas. Y es por esto que al principio decía que la psicoterapia es un arte, que depende del estudio científico de la ciencia psicológica.

En este punto me recuerda mucho al énfasis de un autor muy influyente en la historia de la psicoterapia como fue Carl Rogers, este autor desarrollo una posición de trabajo práctica del terapeuta muy similar al trabajo como médico del alma de Averroes. Carl Rogers hablaba de la escucha activa, pero más aún, no era la escucha por la escucha, era entender la cognición para describirla, para mostrar la investigación insitu a otra mente. Así también, tiene iguales parecidos con F. Skinner, pues ambos propusieron que la base de toda psicología como ciencia es el estudio de los estímulos.

Sigo con Averroes, dice que "el procedimiento por el que se adquieren las premisas racionales a esta ciencia de las formas materiales en cuanto que son materiales, teniendo en cuenta todos los atributos" esto quiere decir que el psicólogo debe investigar los estímulos físicos directamente, pero teniendo en cuenta las diferencias perceptuales de los distintos sentidos, de las distintas formas de aprendizaje y teniendo en cuenta los diferentes materiales de los estímulos y como se perciben distintamente por los distintos sentidos. Esto es lo que debe vigilar el psicólogo para ser capaz de ayudar al paciente a integrarlo en su consciencia.

Esto es solo la introducción a su tratado psicológico, pero parece que ya ha resumido gran parte de la psicoterapia actual. Y de como este pensador intuitivo cordobés encontró una base firme para la investigación psicológica y el ejercicio de la psicoterapia.

En resumen, el estudio de la psicología como ciencia y como ejercicio profesional lo adelantó este cordobés Andalusíe en el siglo XII y es válido hasta nuestros días.

Notas

[1] La Psicología de Averroes : Comentario al libro Sobre el alma de Aristóteles / traducción, introducción y notas de Salvador Gómez Nogales. Autor: Averroes, 1126-1198. Página 165.

[2] En que el "alma es la forma del cuerpo físico" coinciden Aristóteles como Averroes, pero este último concluye que solo podemos pensar desde dentro del alma, y esto sobre todo para ejercer la psicología, de ahí lo añadido a continuación para completar el pensamiento de Averroes sobre la psicología.

[3] Op.Cit.  Página 105.

[4] Artículo de Marino Perez: Un conductismo radical. http://www.redalyc.org/pdf/2745/274538026002.pdf




Un rápido paso por la historia heterodoxa desde Averroes.

La filosofía heterodoxa nace de la religión, primero musulmana y después cristiana de mano de la judía.

Averroes es una sombra que acecha a Europa desde hace casi mil años, creo que se puede decir que su Islam triunfa en occidente en forma de ateísmo, por el énfasis de quién fue su único discípulo, Spinoza.


«La sustancia absoluta es la verdad, pero no es la verdad entera (…) La sustancia es absoluta unidad del pensar y del ser contiene por ende al pensar mismo, pero lo contiene sólo (...) La exposición que Spinoza hace de lo absoluto es, por cierto, completa (...) pero estos tres están solamente enumerados uno después del otro (...) Y como todas las diferencias y determinaciones de las cosas y de la conciencia no hacen sino reducirse a la sustancia una, cabe perfectamente afirmar que en el sistema spinozista todo es arrojado a este abismo de la negación»
Hegel.
Representación de Averroes y Al-Arabí.
Representación de Averroes a la izquierda y Al-Arabí al fondo.

Es seguramente muy absurdo aceptar sin más la veracidad de que Spinoza leyese la gran mayoría de los libros de Averroes, pues, eran libros muy perseguidos por los distintos poderes religiosos de su tiempo, aunque sí que sabemos que se relacionaba con círculos judíos averroístas que manejaban traducciones de este a Aristóteles, sin duda algunas muy manipuladas, pero en cualquier caso en las traducciones al hebreo se precisaba más porque los estudiosos judíos conocían desde antes los distintos escritos de Averroes sobre un mismo texto aristotélico, de ahí que se practicó la exposición be'ür emtsàî, es decir, la 'exposición media' o el uso de la palabra contada, y no la paráfrasis latina que expresa una forma de "dar un sentido lógico" a lo que se lee. Más que probado está que Spinoza leía a Aristóteles, pues constan sus libros en su biblioteca, y que muchos vendrían de traducciones Judías, más imaginación debemos tener para relatar el conocimiento que tenía del trabajo de Averroes, sabemos que este se traduce completo del hebreo al latín en el siglo XVI como un trabajo doble, uno de análisis expositivo y otro de comentario, con la particularidad de que la lengua latina renacentista muda del hebreo muchas palabras, tanto que es llamado por muchos lingüistas desde Moshe Ben Tibbon (1559) “la versión latina del hebreo”, esto solo nos da una pista sobre la posibilidad de que los leyese al completo pues existían, y contrastados en la traducción, si sabemos que por encargo de sus amigos tradujo al holandés el libro de Ibsn Tufail - maestro y amigo de Ibsn Rubsd, nuestro Averroes - “El filósofo autodidacta” con el seudónimo SDB (Benito de Spinoza al revés) en época aún de comerciante.

Recuerdo y viene al caso los artículos que Nicolás González Varela escribió hace años titulados “cierto negro brasileño leproso, un sueño político religioso de Spinoza”, en los que muestra partes de la vida de Spinoza y el sueño premonitorio que le empuja a cambiar de vida y dejar el comercio – y el apodo Bento que se refiere a “mercader portugués residente en Amsterdam “ - la interpretación del sueño de Spinoza no llega a darse por Nicolás, aunque muestra excelentemente la historia del encuentro, un tiempo atrás si se interpretó en esta revista permitiéndonos acceder a un sueño en el que se muestra la afección de Spinoza, y de como suponemos engancha con el consecuente afecto en la necesidad de la negación de ambos, que decide este aplicar la virtud a su vida, es decir, se aísla en el estudio de la filosofía para el resto de su vida. Más tarde volveré sobre el sueño, la filosofía anterior que explica la intuición de Spinoza con su sueño y las formas de la filosofía que lo aplican hoy, pero es muy necesario empezar por el primer momento de la historia de este método de hacer filosofía.

La historia entre dos amigos difícilmente pueda ser más representativa del porvenir del pensamiento del último milenio, más, no sin excusas podemos decir algo de esta coincidencia lastrada entre dos que al final de sus días aguardan en posiciones distantes el desenlace que nos traerán los siglos. Corría el año 1178 en Marrakech, donde se vuelven a juntar dos amigos, más exactamente se trata de maestro y discípulo de nuevo juntos y en compañía del sultán Yusuf, aquél mismo que preguntó y alentó a Averroes en el estudio de Aristóteles, pero esta vez el encuentro resultó conflictivo; El mayor había escrito, o estaba a punto de terminar, una novela filosófica que quería “alcanzar” al mayor cuerpo celeste sublunar – también llamado Alha – a través del entendimiento racional e intuitivo, la historia parte de la comprensión de un muchacho nacido solo y autodidacta en el conocimiento que hace de los sensibles y sus razones, llegado al punto de no serle posible hacerlo solo por el uso de la razón. El libro titulado en las traducciones al latín “El filósofo autodidacta” ensalza continuamente a Avicena como poseedor de la mayor inteligencia, escrito en 1178, ya en 1179 Averroes escribe el “Descubrimiento de los métodos de la prueba” y “Refutación de la refutación de los filósofos a Al-Gazalí”, donde en el primero marca la idea de que el misticismo se equivoca al suponer que hay cosas que no se pueden demostrar por métodos empíricos, en su segundo trabajo refuta la refutación de Al-Gazali al trabajo de Avicena que entendía la religión como poseedora de una realidad que la filosofía no podría alcanzar por métodos lógicos, aquí el filósofo: afirma la existencia eterna del universo - no adentrándose en el comienzo de este ni en su causa trascendente, muestra al filósofo como el convencido de que la ciencia solo conoce los universales y no su desarrollo ideal, haciendo al filósofo imposible para la providencia y la profecía, por último, niega la supervivencia de los cuerpos y de una parte necesaria del entendimiento propio de cada individuo.

De esta forma se desmarcan dos campos del saber diferenciados, uno, el que se desprende del saber demostrado se irá haciendo cada vez más concreto, el otro, el que forma sujeto en la idea, el religioso: se hace capaz de definirse por la unidad, y no por cientos de párrafos proféticos desordenados. Ambos son para Averroes campos necesarios pero excluyentes, la filosofía no necesita a la religión, la religión tampoco a la filosofía, pero los hombres necesitan unas veces a la filosofía, otras la religión, esto depende de las afecciones de estos con el mundo de los sentidos y el de los inteligibles. Si decimos que Abentofail quiso unir la filosofía de Avicena y la tesis de Al-Gazali - aceptada rotundamente en su tiempo -es por que entiende o cree que toda razón es una forma de fe y que toda fe es una forma de razón; y que por esta "razón de razones" es el imaginar mitológico, una "razón" más clara que la razón lógica, aquí comienza la confusión de la razón, por que si la fe es en la razón y la razón en la fe se hace una dentro de la otra, y esto no hace más que falsar todo lo que puede afirmar: si deseo creer en la creencia lo deseo con toda mi razón, si mi razón falsa la creencia la falsa con toda mi fe, vemos que toda proposición es absurda y no admite la falsación de las afecciones Deleuziana. Pero aún es más claro; La religión no puede ser el resultado de la historia ni deducirse del resultado de nuestras vivencias, pues la religión (como agrupación que acepta la percepción de un sujeto de todo cuanto existe en cuanto real) depende de la representación para acercarse al intelecto individual, y se realiza por medio de la creencia.

Más recientemente Hegel decía: «la última esfera del espíritu puede designarse en su totalidad como religión» (Ene, parágrafo 554), al modo de Abentofail Hegel traspasa el método de la razón hacia la última esfera espiritual, pero en este último caso, ¿Consigue la filosofía hegeliana superar el misticismo de Ibsn Tufail?, ¿Cuán necesaria es la religiosidad hegeliana en nuestros días?. Estas preguntas abiertas ahora quiero poder cerrar en un futuro libro que los aglutina y explica, cosa que no es de importar hoy.

Las formas de la filosofía que aplican la interpretación heterodoxa más múltiple y descentralizada es también la más reciente: Foucault y Deleuze, creadores del método histórico y metafísico de la filosofía francesa del siglo XX, para ellos lo que se relaciona entre sí son los grados de sedición de las partes de dicha verdad, la verdad como constituida por una serie de estrategias y de conocimientos, como esas creencias que se han formado siguiendo una lógica perceptiva que tienen igualmente una propiedad de ir desvaneciéndose o separándose entre sí conforme se cambian esas estrategias, lógicas o percepciones. En Deleuze por ejemplo es claro porque utiliza la distinción de Spinoza -que muchos traductores han pasado por alto, y que Hegel si encontró pero no amplió- de que la primera asunción de una parte de la verdad objetivo se encuentra en la negación de sus dos opuestos, en la negación de la negación de lo que sea que se acepte en una creencia. La afección se diferencia del afecto estrictamente en que la afección es la forma inmediata en el individuo pero negativa, siempre es una incapacidad que impide reconocer el afecto, y este es una generalidad lógica y razonada del individuo como suma de todas las afecciones de todos los individuos -claro está que para Deleuze el afecto es un artificio, no así para Hegel, después, para Spinoza y Averroes el hecho de reconocer el afecto implica la virtud para el primero y la prueba para el segundo, que es la afirmación final Spinozista. Todo este encuentro con la verdad heterodoxa se encuentra por primera vez en un libro titulado “Refutación de la refutación de los filósofos a Al-Gazali” en el que su autor mediante la muestra del absurdo en la apariencia demuestra la incapacidad de la religión para afirmar la insuficiencia de la filosofía. Pero hay una diferencia de grado entre el libro de Averroes y los sucesivos de los heterodoxos más modernos, Averroes quería reformular el Islam, demostrando los capítulos más ilegibles en la etapa más reformista de la historia del Islam, el segundo quería que una persona sin afectos, es decir, sin un conocimiento razonado y lógico pueda pensar el mundo, o al menos situarse en él de una forma crítica, el saber del analfabeto – que diría Deleuze – no deja de ser saber.

Para acabar quería dejar una pregunta formulada para que la piense el lector, va sobre la cita de Hegel en el encabezado del artículo; Spinoza entendía que la substancia se compone de infinitos modos e infinitos atributos, por su parte Averroes - en el comentario al alma de Aristóteles - entiende que la substancia una del griego era susceptible de mejorarse mediante la mezcla, que sus potencias, al tratarse la substancia por grados serán mayores tras la mezcla de los organismos, y el último Hegel entendía que la substancia una será la más completa, eso sí, continuamente pasando por un proceso dialéctico incesante e infinito, ¿Qué diferencias guardan la filosofía de los tres, más allá de que uno dice al modo de comentador, otro de demostrador y el último de sujeto histórico?, ¿que forma potencia el saber en cada caso?.

Averroes, Spinoza y la silla de la bondad.

Carta a la atención de la bondadosa silla:

Discúlpeme silla bondadosa donde las haya. Solo soy un estudiante de filosofía - y en realidad me refiero en el estudiar a que soy joven teniendo en cuenta que usted se encuentra en madurez - la cosa de mi curiosidad surge de haber tenido oportunidad de conocer a filósofos y gobernantes que se han sentado en usted, algunos leídos por mí en sobre mesa.

Carta a la bondadosa silla.

Y me surgen dudas; Así creo que el mismo Hegel – que se sentó - recrimina el no hablar desde la unidad misma a Spinoza y el hacerlo siempre desde la negación, en la Enciclopedia: «Era Spinoza, por su nacimiento, judío, y es en general la intuición oriental, según la cual todo ser finito no es sino un ser mutable y pasajero, la que ha hallado en su filosofía su expresión racional». Sabiendo que Spinoza trabajaba con traducciones de Aristóteles y que en el S.XVI las traducciones que circulaban por centro Europa, eran así mismo traducciones de los comentarios averroístas a la traducción original de Al-Farabi, y en todo este jaleo hizo Spinoza sistema, bastante claro está que Hegel se refiere al Averroísmo con esa "intuición oriental", así que seguramente tuviese una opinión sobre Averroes – uno que nunca se sentó, y seguramente muy contaminada por lo que le habrán dicho los que se sentaron.

Así las cosas señora mía, debo decirle que me acongoja usted, madre narradora en silencio de los más limpios traseros, reina inmutable que es capaz de intuír como un libro abierto y llamarme a la curiosidad, me invita con cuidado a razonar las dos mil trenzas de anea que contiene como siguiendo las aventuras que sugiera el más sensato narrador. Sobre todo le doy las gracias por la bondad hayada en sí, si, por existir.

Como le decía, este otro señor que era Averroes destacaba entre los judíos sefardies en el S.XVII por su heterodoxia, algunos de estos eran así noistas y decían que el alma no existe sin el cuerpo, tratado que trata de demostrar Spinoza en la quinta parte de Ética. Me imagino a Spinoza con muchas y diferentes traducciones de los comentarios de Averroes a Aristóteles la mayoría vagas e imprecisas, intentando juntárlas y hacer lo mismo que su homólogo, pero ordenándolas de tal forma que no se vuelvan a desperdigar pasados quinientos años.

Por esto y otras cosas más separar a Averroes de Aristóteles como hizo Spinoza era verdadero menester para mí – oh! este trabajo mio aún no ha dado a luz, pues si para el griego la lógica es separar el término medio de los dos extremos de un juicio, dentro del comentario ese término medio va haciéndose pasar - de nuevo - “dentro de sí” - del ser andalusie de Averroes - volviéndose una contrariedad medible, lo que hace Averroes con Aristóteles – muy a su pesar sin querer – es mostrar la graduación de las afecciones, y de esta forma las hace posibles para diferenciarlas, comparándolas por sus diferencias. Hay dos que se dieron cuenta sin saber muy bien qué era eso; Nietzsche y Kierkegard, y hay uno que estaba obsesionado con estas comparaciones: Deleuze. El último lo maneja con asombro, pero tan tonto cuando quiere hacer crítica solo con eso, y más aún, en la fabulación de un sistema / anti-sistema que encuadra en la segunda parte de Mil mesetas – ademas parece que necesita la ayuda de Guattari para ocultarse. Desde luego no sería muy ducho en las mates, que le vamos a hacer.

La Historía de Al-Andalus, bien lo sabes, tuvo a Abderraman III sentado cuando era llamado Califato, amigo de Borrell II conde de Barcelona, del que este pagaba a razón de vasallaje, y esto querida silla, ¿a razón de entrar en el comercio árabe a través del puerto de Barcelona?, ¿no fue por el amor de los hombres al islam como crecieron las burguesías en la península de Córdoba a Barcelona?, fueron los embéres sucediéndose y lo que al califato le parecía mejor conservar y cesar en el ataque, entre Barcelona, Castilla y Asturias se fortalecen las relaciones comerciales al tiempo que la ruina llega a Al-Ándalus (el fracaso económico consistía en la abundancia de muladíes, que ya no pagaban el tributo anual de los que no profesaban el islam) sublebandose muladíes y mozarabes contra la pobreza, y alzándose en los numerosos montes que pueblan la península toda ella. La guerra civil termina en el año 1110 con la secesión del reino de Málaga y poco después acaban por formarse treinta y nueve más, el más poderoso llegó a ser el reino de Jaén, el más rico y prospero para la agricultura, el más amplio y extenso, y cruel y despiadado con sus súbditos como el que más, tanto fue esto así – corríjame en la contestación silla mía – que decaídos por el hambre de cuatro meses en el asedio iban rindiéndose soldados del rey Muhamed I, abandonándolo y sitiando la ciudad junto al rey cristiano, esto debió de asustar mucho a Averroes, pues sucedió en el año 1245 cuando tenía diecinueve años.

Siguiendo a partir de aquí la historia del Cordobés - Dominique Urvoy es quien es más verosímil, en el año 1178 cristiano se vuelven a juntar en Marraquetch: Abentofail, el sultán Yusuf y Averroes. El primero esta escribiendo o apunto de terminar “El filósofo autodidacto”, con un toque místico último que a Averroes tiene que sacar de quicio, pues al año siguiente escribe “Refutación de la refutación de los filósofos a Al-Gazali” y “Demostración de los métodos de la prueba”. Oh!, todo el tinglado ve la luz cordobesa, pero aquí no hubo persecución – solo era conocido en los círculos de estos aristócratas que jugaban a la democracia, posteriormente dio varias charlas de ánimo a la población sobre la guerra que libraban contra los cristianos – después del destrozo de Medina Azhara – y surgieron unas ideas que se han ido a llamar “la yihad”, estas ideas no tienen nada que ver con como las pintan, sino que son un intento de mostrar a musulmanes y cristianos qué civilización iba en camino de la verdad, por último, en sus últimos años da clases a particulares – seguramente jóvenes – resumiendo los comentarios de Aristóteles, también da algunas charlas en la mezquita de Córdoba y es aquí cuando se gana la enemistad del pueblo Cordobés, tachándolo de Judío y llegando al insulto de viva voz. En el año 1195 es desterrado a Lucena.

Creo que usted ya sabría toda esta historia, si la muestro es para dejar constancia de la ignorancia de Averroes, realmente pensaba que “El pensamiento tiene alas y no hay muro que pueda detener su avance”, y esto le resultaba tan natural, que podría afirmar que ganarían la guerra al ponerse a pensar los hombres de a pie, ¿no pudo intuir que el hombre de a pie no apoyaría su pensar?, más aún por que en la ciudad había trece filósofos con más discípulos que él.

Sobre la cuestión de la España de hoy, ¿el resultado de un averroísmo sin cuajar en las tierras que lo vio nacer se puede traducir en una sopa de anarquismo analfabeto?, no se. Desde luego lo que quería preguntarle es, ¿qué forma de sentar tiene la buena silla que la traza?, ¿qué autoridad trae a nosotros la bondadosa influencia suya?, ¿ha olvidado usted algo de lo que le traigo?.

Al fin le mando mi decir, que es este: En una buena silla sucede que la juzgamos por su bondad con nosotros, así es buena pues se ajusta a nuestro concepto de silla pero lo debe hacer de una forma que me haga bien, digamos si soy pequeño y con grandes brazos: la silla me hace bien por que no es muy alta y presenta apoyabrazos, si soy alto y robusto necesito otra silla para decir de ella que es buena, es decir, mi concepto de silla se ajusta ontológicamente al lenguaje, por lo que parece no hay ontología mejor que otra. Me despido señora, la más querida y bondadosa hayada silla de cuantas se conocen y conceptúan, sin poder mostrarle mi admiración completa, sepa señora que esta solo se la tengo a Don Quijote.

Un fuerte abrazo, Esteban Higueras Galán.

Bibliografía.

¡Santiago y cierra, España!: El nacimiento de una nación por José Javier Esparza
Inabarcable Averroes por Dominique Urvoy

La inversión del platonismo falsada.

La inversión del platonismo falsada por la ciencia.

El pensamiento de Deleuze es una inversión del platonismo que buscaba guiar la filosofía en tiempos atrapados por una ideología derivada de las ideas de Heidegger, la creencia en la existencia de unas ideas más válidas que otras había sobrepasado sus límites, llegando a la creencia de que unos grupos de personas son más válidos que otros para las ideas, dando de esta forma alimento al mayor monstruo nacionalista que conocimos. Pero mucho ha cambiado hoy y quienes querían cambiar el estatus quo bajo premisas no muy sólidas, se alían con su primer enemigo, ¿que posibilita que nacionalistas y postmodernos luchen mano a mano en nuestros días?, ¿qué errores corresponden a cadas creencias?.

Martin Heidegger.
Martin Heidegger

Seleccionar, elegir y descartar constituyen los pasos del método nacionalista encarnado en la filosofía de Heidegger para Deleuze, y este mantiene que el platonismo es su exageración y la base de esta demonificación de la idea, el alemán pretendía producir la diferencia misma separando matemáticamente - pensaban - el modelo del simulacro. La diferencia platónica no se da para el francés entre modelo e imagen sino entre dos imágenes: copias y simulacros. La copia como forma ideal del original no es simple apariencia pues recibe del modelo una relación de consciencia definida, presenta reglas para reconocerla y ordenarla. El simulacro no, este es materia y puro devenir, ilimitado y operador opuesto a la Idea, falsa al mismo tiempo el modelo y la imagen. La copia válida de la imagen se presenta opuesta a los malos simulacros que no definen por sí mismos ni al fundamento de la idea ni a lo fundado por ella. Así cree Deleuze que asegura la postura nacionalista el triunfo de las imágenes fundadas sobre los simulacros, rechazando el simulacro, impidiendo su percepción, impidiendo que suban a la superficie material y se “insinúen” en todas partes. Castigar a los descartados es el punto de no retorno de cualquier nacionalismo, este al que llegó la Alemania Nazi, y al que llegarán todos los nacionalismos si no cesan en el intento.

Es muy común pensar, desde luego lo observo muy cotidianamente sobre todo en redes sociales, la creencia de que una nación tiene existencia objetiva y subjetiva, se justifica; pues cualquier persona ajena a un grupo puede captar la resistencia que le ofrece formar parte de él, entonces estos augurios no pueden ser imaginaciones suyas, serán normas, valores, costumbres, lenguajes en los que no se puede entrar sin esfuerzo. A este ámbito grupal se le asigna el valor de nación, como una macro-agrupación de costumbres inherentes. Como una verdad nacida del hombre por su origen, y no por sus actos. Si las naciones presentan por sí una unidad de acción para tomar decisiones necesariamente lo harán por medio de una conciencia nacional que el grupo por sí solo se encarga de fomentar. Se puede viajar a un país extranjero y decir que hay diferencias entre la vida aquí y allá, pero, ¿dependen de un macro-grupo unido de forma unitaria, o de una multitud de individualidades deseosos de unirse con otros más o menos diferentes?. Si nuestra respuesta es la primera opción, las naciones deben ser la panacea del hombre moderno y sustentan una base sólida donde convivir entre algunos de nosotros (ya sabemos como; seleccionar, elegir y descartar), pero si las naciones sólo son el reflejo exiguo de una mezcla humana hacia el fin de los grupos, solo son el impedimento primero a la libertad e igualdad de los hombres.

Lo que ocurre es que solemos confundir nación con estado, como si el estado no permitiese la objetividad y subjetividad compartida, el descubrimiento de una verdad objetiva (o al menos la verdad de una época: teoría de la relatividad, igualdad de los hombres, demostración científica o la base tecnológica actual por ejemplo) influye en las ideas que se forman unos de otros mientras expresan su conocimiento, provocándose una suerte de procesamiento subjetivo, es decir, del conocimiento que tienen unos del de los otros (Spinoza lo llamaba "Imaginación", Marx "Ideología", Averroes "Kalam filosófico"), pero pasa que en el estado el individuo - como el científico - está obligado a la demostración para sí de la objetividad, es decir, está obligado a la educación por propio interés, como también lo está a la comunicación y al diálogo que genera la subjetividad; vá! - se exclama, esas son las cosas de los políticos! - se escucha en cualquier conversación, pero no lo son. Son las cosas de los ciudadanos y si estos delegan en sus representantes estos harán igual que aquellos pues de ello depende su reelección. El estado obliga y otorga, en cambio la nación acepta el origen como verdad y proclama los actos particulares como si fueran unitarios.

Hay otro problema muy actual, que es el de los individuos no nacionalistas que aceptan y premian la nación antes que el estado. Esto tiene que ver con la inversión del platonismo postmoderna,  consiste esta en privilegiar a los simulacros sobre las copias del modelo bajo premisas descritas en libros como Mil mesetas - libro que filósofos como Antonio Escohotado definen como la "Biblia postmoderna", cuyos principios de conexión y heterogeneidad establecen que cualquier punto del sistema puede ser conectado con cualquier otro, y debe serlo. Siendo esto aplicable a la lingüística - según Deleuze y Guattari claro, cualquier punto del lenguaje puede ser conectado con cualquier otro, y, si ocurre en el lenguaje ocurre también a nivel neuronal (en la primera parte de Capitalismo y esquizofrenia; El anti-edipo, Deleuze y Guattari realizan la crítica a la filosofía de Heidegger y la psicología de Freud, en la segunda, llamada Mil mesetas construyen la base de una nueva filosofía y psicología, apoyándose en los nuevos descubrimientos neuronales anteriores a los años ochenta y a las lagunas teóricas dejadas por filósofos anteriores) pero posteriormente, y sobre todo en los años ochenta y noventa se descubrió el conjunto de factores que influyen en el intercambio neuronal, factores electroquímicos, factores sumativos y compensatorios de cargas eléctricas, factores de capacidad de almacenamiento del neurotransmisor, de la recaptación de este u otros problemas secundarios implicados en el paso de la información, quedando claro a partir de los años ochenta y noventa que no cualquier información pasa todas las pruebas. Y aún más, en la reciente actualidad investigativa en el campo de la neurociencia, más allá del tremendo desarrollo de conexión entre áreas cerebrales que realizan las células neurogliocitas - antes confundidas con neuronas, que forman una estructura más rígida de lo que se creía en los intercambios neuronales de distintas partes del cerebro, destaca sobre manera las investigaciones desarrolladas en torno a una parte de la corteza cerebral, el precúneo - parte parietal central del encéfalo - es seguramente el principal centro de integración de nuestras redes neurales, se forma muy distintamente en los individuos investigados (resultados del trabajo de la universidad de Kioto) constatando que a mayor cantidad de sustancia gris - cuerpos neuronales lo bastante juntos y apretados entre sí - mayor felicidad, la función de esta parte del cerebro consiste en relacionar informaciones cerebrales internas con informaciones ambientales o externas, y representa por tanto una base importante para los procesos que generan autoconciencia y conocimiento concreto.
Precúneo
Mapa de actividad área de precúneo

A razón de los descubrimientos científicos va quedando claro que la conexión neuronal y el paso de la información a través de esta presenta una estructura observable, y que no vale el principio de conexión y heterogeneidad arriba expuesto, sino otro que quedaría así: cualquier conexión del sistema no puede conectarse con cualquiera otra pero no puede dejar de intentarlo. Tratándose así la información no es ya que la consciencia esté retrasada - como se dice en Mil mesetas, sino que está adelantada con respecto a la naturaleza, pues no deja de prever con la información almacenada los cambios en la posibilidad de ocurrencia del ambiente interno y externo. Es más, queda claro que núnca se escribe sobre lo que no se sabe, si se escribe es por que se adelanta el saber al no saber, la ocurrencia de escribir consiste en que; solo se puede escribir sobre lo que se va a aprender ahora. No hay otra opción, de esta forma el simulacro como realidad múltiple y descentralizada, ó rizomática como decían los autores de Mil mesetas ha quedado anulado en pocos años, si no responde a una formación verdadera en el cuerpo neuronal humano, por tanto tampoco en el lenguaje y el orden de las ideas. ¿Pero, y en cuanto a la ficción?, ¿y qué ocurre en política?, ¿y si el simulacro se une de forma ideológica?.

Pintada Deleuze postmoderno.
Pintada de un Deleuze postmoderno.

El simulacro es una ficción que como tal, fingida y falsa para la demostración científica, sigue teniendo para el hombre una realidad total con forma ideológica. Con real quiero decir que es un cuerpo y que este cuerpo afecta en todas las formas posibles, es decir, que es capaz de infinitas formas de afectarse, y de crear infinitas afecciones posibles a cada individuo (por ejemplo como las afecciones que se producen en una procesión de semana santa) por el solo uso de la imaginación. En la realidad ficticia y política del simulacro la afirmación nacionalista ha quedado reproducida por la corriente política postmoderna, esta corriente populista descentralizada y múltiple reivindica que todas las ideas son válidas para todas las personas, quedando asimilada a su homólogo nacionalista, ha perdido la razón de asignación, los hombres han quedado como máquinas imaginantes completamente inútiles, si solo pueden imaginar (como decía Spinoza: el hombre imagina cuando el cuerpo está afectado por alguna imagen externa que le es causa de tristeza), solo pueden decir cosas dentro de las afecciones particulares, pero no escapar de ellas. Una persona afectada de múltiples tristezas no sabe reconocer la igualdad ni ejercer la libertad - por el dicho anterior de Spinoza, es solo un individuo engañado por sus afectos y manipulado, hoy, puesto a favor del antiguo mito Nazi.

La deducción de la creencia y la imagen.

La inducción cuna de la deducción.

Las creencias comunes que expresan entre sí quienes con-viven son la regla de su confianza, esta - máxima de la religión monoteísta - cognoscente de la creencia común hacia la burda (de la locura), compromete la utilidad de lo imaginado, solo en cuanto a la satisfacción del otro cohabitante en una imaginación parecida.


Deducir de una creencia e imagen

Me explico; La imagen y los posibles movimientos de esta en un individuo, en las diferentes transformaciones que a través de los sentidos se produzcan, o tras volver a imaginar la misma imagen, hacen que la imagen primeramente percibida, cambie en una proporción difícil de delimitar, esto es así pues no existe referencia más que la primera percepción ya ocultada por las imaginaciones consecutivas - los actuales psicobiólogos hablan de sinapsis para "guardar" la información neural - de tal forma que, para vivir en comunidad solemos otorgar nuestra confianza a las personas que responden a creencias parecidas a las nuestras, y que por tanto reproducen imaginaciones parecidas a las nuestras.

La creencia al igual que la imagen es una formación que sufre de un continuo trasvase de contenidos, la diferencia de la creencia es que nace de la deducción - al menos parcial - de su contenido, mientras que la imagen lo hace de la percepción misma, en ambas, volver a un punto de inicio muy próximo al primero es posible si percibimos el mismo estímulo de la percepción primera, o si pensamos el mismo enlace conceptual en la deducción. Estas son cosas que requieren de un autocontrol sobre los contenidos de nuestra consciencia, es un ejercicio común que persigue no desviar nuestras imaginaciones y nuestras creencias de un punto real objetivo. Los individuos que no realizan este proceso "purgante", claro está, se desviarán más de el contenido primero, y desarrollarán creencias que les produzcan imaginaciones cada vez más subjetivas, y al revés, imaginaciones que transformarán sus creencias, no por medio de la deducción lógica, sino por imágenes acompañadas - como no - por pasiones y tristezas varias.

Pues como todos los filósofos "amateurs" sabemos, como intuimos los lectores de filosofía, decididos los filósofos que aparecen en los libros de texto estarían en deducir sus conclusiones y no dejarse incubar por imágenes y creencias, en los casos más perdidos, de infinita incongruencia, un filósofo deberá echar fuera las imágenes y creencias y proseguir su camino incado de la razón de lo negativo, es decir, de la inducción. El pensamiento inductivo que consiste en obtener proposiciones probables generales a partir de datos particulares - es el arma de doble filo del pensador - un veneno dichoso en la mayoría de los casos, y siendo así, no es fiable para afirmar una proposición. Los filósofos que lo han dominado - como Averroes y Spinoza - son famosos por destronar los mitos contingentes de su época, pues no lo utilizan para pronosticar - el laborioso Averroes también pronosticaba como hobbie..- sino para falsar la creencia no posible, ahí está la proposición Averroista; "No puede existir el alma separada del cuerpo" que cambió el destino de la civilización occidental hasta nuestros días.

No es menos claro el sentido inductivo de Spinoza, en su libro Ética demostrada compagina las deducciones en inducciones afirmando que todas ellas se comunican y forman una identidad en quien las crea, parta de la imagen o creencia que tenga a bien contener el pensador. Es decir, Spinoza "demuestra geométricamente", simplificando inducciones en deducciones, que parta un hombre de una imagen falsa, nacida de pasiones, si se lanza al doloroso camino organizativo de las percepciones, y si crea creencias validas a partir de ellas, alcanzará el mayor bien para él y sus conciudadanos. El libro que contiene, destroza y demuestra todas las proposiciones entre inducción y deducción es admirado y leído por casi la totalidad de filósofos posteriores a Spinoza, entre ellos Hegel, y Marx, este último con un grandísimo interés en proponer de forma práctica la proposición de Spinoza.
He aquí el locus, el logicus consecuentis, la hacienda del luchador. Se puede decir de Marx que es un filósofo de causa noble, de inmenso trabajo organizativo, muy basto enjambre conceptual, clara visión consecuente. Grande entre todos los pensadores de todos los tiempos, y, con dos etapas filosóficas bien diferenciadas, una de compresión y conceptuación de todo el saber existente, la posterior, simplificadora del saber en conceptos básicos - al igual que su admirado Spinoza - en contra de su maestro Hegel - capaces de formar creencias validas en la actualidad de su mundo, en los pensadores e indivíduos todos.

Viene aquí el concepto de ideología, que como máquina del pensamiento - diría Deleuze - es de inmanencia posible, muy alegre. Un concepto capaz de servir al obrero en su pensar, que sustituye a la fe en la creencia, por la capacidad de la imagen y la creencia para superarse, el concepto de Marx urge a revivir el afán de Spinoza en Praxis, la real y objetiva forma de trasvasar de la imagen incompleta y pasional, que como poco todo hombre tiene, en la más alegre y activa razón. Para el señor que primeramente se sentó a la izquierda en un parlamento, la idea de que todos tenemos una ideología, y por tal todos somos iguales, es la consciencia común de que nuestra libertad - la tuya y la mía - existe en potencia. La ideología formada sea cual sea, llevará a la razón libre de nuestros actos, diría Marx.

Tomás de Aquino, la verdad y la Existencia de Dios.

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Relaciones entre Razón y Fe: “La Necesidad de ir a Aristóteles”

La vida de Santo Tomás es una entrega total a la búsqueda de la verdad absoluta; su pasión por Dios es una pasión dirigida también hacia la verdad. Santo Tomás no era únicamente un teólogo, sino que lo era en la medida que era también un filósofo riguroso en sus reflexiones. El tomismo es un sistema general, una síntesis tanto teológica como filosófica. Tenemos que aclarar entonces cómo considera Tomás la relación entre la fe y la razón, para ver allí el punto dónde se hace necesario recurrir a la filosofía de Aristóteles.
Santo Tomás es un pensador de lo concreto; no se refugia en trascendentalismos ni en posiciones dogmáticas, sino que parte del mundo sensible, parte de lo concreto inmediato de la realidad para demostrar a partir de allí, la verdad de aquello que no es posible captar de manera entera con los sentidos: Dios. Como dice Chesterton (2014), aún con una admiración innegable hacia los griegos, Santo Tomás nos salvó de ser platónicos, puesto que reivindico el misterio de la encarnación divina al traer nuevamente a Dios a la tierra, a lo concreto del mundo y sacarlo de aquella jaula trascendentalita donde lo habían ubicado los neoplatónicos y San Agustín. Las primeras cosas que conocemos son realidades sensibles y, siendo Dios la plenitud absoluta del Ser, él no se puede separar del mundo de manera trascendente; por el contrario, Dios ha de estar unido «Inmanentemente al mundo» ya que este es producto de su creación (Gilson, 2013). La razón se alimenta de los sentidos, de eso no se avergüenza Santo Tomás; por el contrario, sabe que nada tiene más realidad que aquello que podemos ver, oler, palpar y saborear (Chesterton, 2014). Dios, como ser absoluto, no «existe» en la abstracción del pensamiento, sino que  «existe» en  aquello concreto empírico que estimula nuestra intuición sensible.
Santo Tomás es entonces un Reformador;  alguien preocupado por imponer un nuevo punto de vista que permitiera abrir miras hacia nuevas formas de acceder a la verdad absoluta (Chesterton, 2014; Manser, 1947). Ahora, es falso considerar que fue Aristóteles su principal fuente de inspiración; él es, antes que nada, un ferviente cristiano devoto  a su fe católica y a su amor por cristo (Chesterton, 1947).  No existe hueso más duro de roer que la divinidad de cristo, que su encarnación, por ello, Santo Tomás se hacía más cristiano que Aristotélico al enuncia que Dios  y su imagen, permanecen en contacto con el mundo material (Chesterton, 2014). Como lo expresa Chesterton (2014:): «[…] Sus argumentos son racionales y naturales, pero su propia deducción está enteramente a favor de lo sobrenatural […]».
La genialidad y potencia del pensamiento tomista se ve manifiesta en la manera en que establece las relaciones entre fe y la razón. Santo Tomás realiza una rigurosa  distinción entre ambas para poder así, manteniendo su autonomía, sostener la posibilidad de ambas como formas legítimas de experiencia espiritual de la verdad absoluta, posibilitando, aun con su distinción, una armonía entre ambas,en la medida que provenían  de la gracia divina (Manser, 1947; Coutinho, 2008).
Hasta la aparición de del tomismo, dos eran las vías para solucionar el dilema de la relación entre estas dos formas de experiencia espiritual:

a)                    en primera medida, aquella postura que veía una total contradicción entre ambas experiencias, que terminaba en las posturas unilaterales del fideísmo y el  racionalismo; los primeros entregados ciegamente a la revelación y los segundos, encerrados en las operaciones lógicas del pensamiento, se veían a ambos como enteros contradictorios.
b)                    Una segunda postura surgía con aquellos que consideran la armonía entre fe y razón. Aquí tenemos tres posibilidades que se dieron en la historia de la filosofía y de la teología:
1) La postura que se fundamentó en la distinción de ambos ámbitos, viendo la armonía de los dos en su imposibilidad de contacto ya que tanto uno como otro poseían perspectivas y objetos diferentes, por lo que no pueden entrar en contradicción.  
2) la otra postura, armonizo ambas experiencias en una confusión que a veces identificaba fe y razón de manera enteramente  ambigua, por lo que a veces supeditando la una al servicio de la otra (ya fuera la fe a la razón o la razón al servicio de la fe).    
En todo caso, los pensadores adscritos a la primera clase de opinión, mantenían contrapuestas fe y razón, de tal manera que no permitían ver la inseparable conexión espiritual  entre filosofía y teología; mientras que el segundo grupo de pensadores, confundían fe y razón ya sea en relación a su origen, concepto  o en relación a la esfera perteneciente a cada una (Manser, 1947).
La tercera posición, es la que considera una armonía entre fe y razón a partir de la distinción de objeto, método y principios propios, siendo construida por Santo Tomás de Aquino. Ambas, fe y razón, son producto de la providencia y la gracia divina; ambas son fuentes fidedignas de la verdad; ambas son una y la misma cosa desde la perspectiva de Dios. Ahora bien, en la manera en que aparecen en la experiencia humana, ambas son modos diferenciados (Manser, 1947; Coutinho, 2008; Chesterton, 2014). En ese sentido, el abordaje que realiza Santo Tomás de Aquino a esta importantísima cuestión central en los escolásticos, partió precisamente de las confusiones clásicas en su abordaje. El aquinante distingue por ello la fe y la razón en relación a su origen, en relación a su concepto y en relación a su orden.
Con relación al origen, dice Santo Tomas que, sabiendo que ambas son producto de Dios y nos son dadas por Dios, así como ambas son aptitudes intelectuales,  la fe nos viene dada por la «revelación», mientras que la razón (la filosofía), es producto de la «abstracción» (Manser, 1947). Es necesario prestar mucha atención al movimiento hecho por Santo Tomás, porque en primera instancia parece ser un mero repetir de lo ya dicho por otras posturas por él ya criticadas con anterioridad, como ya tratamos de mostrar [1]
La postura de Santo Tomás de Aquino, la postura tomista, parte de una identidad ontológica, pues, al ser ambas, la razón y la fe, provenientes de la gracia y providencia divina, su objeto es uno y la misma cosa: Dios; pero a  la vez, en el plano epistemológico parte de una distinción, pues son dos disposiciones diferentes en el hombre para llegar al conocimiento de la verdad absoluta del Ser. Como bien lo muestra Manser (1947), la postura tomista en relación a la diferencia de origen entre fe y razón, manifiesta que el ser humano experimenta por medio de sus sentidos, la substancian [Ousia] verdadera del mundo. Así, mientras, en una es dado al hombre como un regalo divino, en la otra es producto de la afectación de la interioridad pasiva del ser humano que la organiza reproduciéndola luego idealmente por medio de la enunciación lógica de sus categorías.
En este punto, reitera Manser (2014), se manifiesta que el objeto, de una y otra disposición del alma es diferente: de la fe es Dios de manera inmediata, pues él mismo es quien se revela; en la razón, es la verdad, pues aunque Dios sea en ultimas la fuente y origen de la verdad del mundo y de las cosas, no está dado completamente para la abstracción que realiza el hombre, por ello, misterios como el de la Trinidad nunca fueron considerados por Santo Tomás como revelados al hombre por medio de la razón. Como bien Manser (2014) nos dice, una verdad de fe, nunca puede ser revelada para el saber, es por ello que es una verdad de fe, distinguiéndose  de la verdad de razón.


La anterior distinción ya posee, de manera implícita, la distinción con relación a su concepto. Santo Tomás de Aquino, no quiere trasformar lo creído en saber racional, ni mucho menos convertir el saber racional en mero instrumento de la fe (Manser, 2014). Lo que realiza el tomismo es distinguir que, como ya dijimos, el objeto (material y formalmente) es diferente; el efecto es diferente (en la fe es la libertad, en la ciencia la necesidad) y, el sujeto es diferente (esto quiere decir que una misma verdad no se puede presentar para un mismo sujeto como verdad de fe y verdad de razón); por lo que fe y saber racional pertenecen a dos órdenes diferentes, en uno, lo sobrenatural y en otro lo natural (Manser, 2014).
Llegados a este punto tenemos que preguntar, como bien pregunta Manser (2014) en su trabajo, cómo es posible reconciliar una materia natural con un materia sobre -natural de superior envergadura? Pues bien, como la armonía se establece a partir de la rigurosa distinción que hemos intentado describir, Santo Tomás de Aquino considera que  el principio Aristotélico de potencia pasiva  es un eje por donde es posible solucionar este difícil problema. Esta potencia es, como no lo explica Manser (2014) refiriéndose a Aristóteles, la posibilidad de padecer «algo»  externo, recibiendo de ese otro, una nueva manera de ser. En ese sentido, las categorías lógicas del entendimiento, no son dadas por la actividad interna de la conciencia, sino que son modos en los que se manifiesta la realidad inmanente del ser real; es decir, lo empíricamente dado a la percepción de los sentidos del ser humano.
En este punto, queda clara la postura eminentemente aristotélica, ya que  recoge la noción de «intelecto pasivo», de la «parte pasiva del alma», que permite la abstracción, de la verdad de un sustrato material que es la actividad pura del mundo. En otros términos y, siguiendo a Manser (2014), la potencia pasiva es natural en tanto, el agente es la naturaleza exterior al hombre y, la potencia pasiva es obediencia, en tanto es el creador quien predispone al hombre para su propia revelación. En ambos casos, lo fundamental es el carácter pasivo, frente a una substancia absoluta que se presenta de manera activa.
Consecuentemente, los principios de una y otra no son para nada los mismos; en el saber racional tenemos  que el principio es la demostración; en la fe, el principio es la autoridad divina (Manser,2014).  La fe por su parte es producto de mérito, de la iluminación proporcionada por la misma gracia divina que se nos revela. En ese sentido, la teología, no dice Santo Tomas de Aquino en la Suma Teológica (2001), siendo igualmente una ciencia, no posee unos principios propios, sino que a diferencia de las demás ciencias, ella obtiene sus principios de la revelación divina.
La armonía entre la fe y la razón es extraída de la potencia pasiva aristotélica que permite comprender el mundo a partir de la materialidad concreta. La distinción es el punto donde se manifiesta las modalidades en que aparece esta potencia pasiva, pues, como dice Santo Tomas (2001), disposiciones diferentes para la verdad absoluta, necesita de ciencias diferentes.
Ciencias diferentes se constituyen por métodos diferentes. Los procedimientos con que opera la fe son en todo diferentes a los  procedimientos con que opera la razón.
La Esencia [esentia]  y existencia [Esse] de Dios es el punto en donde se configura el realismo onto-teológico de Santo Tomás de Aquino. La fe necesita un substrato último, Dios, como autoridad formal y material de sus creencias, intuiciones y sobre todo como sustento último de los misterios del dogma cristiano como la trinidad o la encarnación del Dios en la figura de cristo su hijo. La filosofía y la ciencia conocen la existencia de Dios, mientras que en la teología se conoce su esencia; no obstante, en Dios mismo, esencia y existencia se identifican, concluye el tomismo diciendo que «si un viejo pagano llamado Aristóteles me puede ayudar a hacerlo, yo se lo agradeceré con toda humildad » (Tomás de Aquino, citado en Chesterton, 2014: 42).
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Dios y La Substancia: “La Teología Realista de Aristóteles y la recepción de Tomás de Aquino”

Así como en la filosofía el problema del ser el  centro gravitacional por el cual gira todo, como vimos, para la teología, Dios es el sol que todo lo ilumina (Manser,1947). Ahora, también hemos dicho que la perspectiva tomista se fundamenta en la concreción sensible del mundo. El concepto de inmanencia es fundamental en la perspectiva de Santo Tomás, así como lo fue en la perspectiva de Aristóteles, puesto, que aquello que sostiene el mundo y le da un dinamismo, no se encuentra trascendentalmente alejado del mundo material, por el contrario, se encuentra relacionado a este dotándolo de Ser. La manera en que el dominicano Tomás de Aquino, logro conciliar esta perspectiva materialista, realista, con el teísmo cristiano, fue gracias a la doctrina Aristotélica del Acto y la Potencia (Manser, 2014).
Santo Tomas de Aquino recurre a Aristóteles porque por medio de este es posible superar las visiones unilaterales que ven en el ser un mero  devenir (Heráclito) o un estatismo completo (Parménides, Melisso, Zenón) (Manser, 2014). El movimiento, la trasformación el cambio [KYnesis] es lo central dentro de la perspectiva del tomismo, puesto que de lo que se trata es de encontrar a dios en cada uno de los entes contingentes  materiales de la experiencia sensorial más inmediata. Por lo anterior, Santo Tomás queda decididamente orientado hacia la síntesis aristotélica del ser y el devenir, del venir a ser, de la producción y la corrupción, de la privación y la generación, que se sostiene sobre las nociones de Acto y potencia. Como expresa Manser (2014), Santo Tomás es defensor acérrimo de la explicación onto-dinamica del universo.
En ese sentido, podríamos afirmar que lo que constituye Santo Tomás es un Realismo Teológico, puesto que se trata de poner a Dios como fundamento material del movimiento y existencia del mundo. Lo corpóreo material es un camino para llegar a Dios; pues, la confirmación de la presencia intima de Dios en la materia, manifiesta que el  ente es una victoria de Dios frente a la nada. Lo contingente, entonces,  ha de depender de lo necesario, así que lo necesario es fundamento último de lo contingente.
No es posible sostener la existencia absoluta del movimiento, puesto que de este modo, no sería posible ningún ser; lo uno sería imposibilitado por la existencia lo multiple (Aristóteles, 1994). Del mismo modo, tampoco es posible sostener la existencia de un uno, estático e inmóvil, ya que esto negaría la existencia evidente de la multiplicidad, así como del movimiento mismo. Es necesario un tercer término, aquel que permita una conjunción tanto del ser y del devenir. Este tercer término es el Ser-en – potencia, que se actualiza en su efectuación. Al pregunta que surge es cómo distinguir entre el ser potencial y el ser efectivo? A ello responde Santo Tomás diciendo que su rasgo esta dado en el transcurso del movimiento de ir de uno al otro (Manser, 2014). Sin embargo esta respuesta de Santo Tomás no deja muy claro la manera en que se relacionan Ser y Devenir, en el paso del Ser-potencial al ser efectivo.
Los entes pueden presentarse según el tiempo, el lugar, la cuantidad, la calidad o la relación, etc., de cualquier manera el ente «es», sin importar los modos en el que se presenta o el modo por el cuál vienen a ser. Esto es evidente en el movimiento y la naturaleza sensible de las cosas. Sócrates, puede ser, tanto bajo, como alto, negro como blanco, estar en Atenas o en Efeso, pertenecer al siglo III a.c o al siglo XIX,  puede incluso pasar de uno a otro, de Sócrates blanco a Sócrates negro por ejemplo, más Sócrates sigue siendo Sócrates? De donde le viene dado su ser? Qué produce el movimiento interno de Sócrates?
Aristóteles (1994) solucionó el problema enunciado por medio de la idea de Substancia y causa eficiente, sostenidas ambas sobre la ontología del Acto y la potencia. La ontología, en el libro IV de la Metafísica, queda definida como la búsqueda de la Substancia de las cosas, como la búsqueda de   aquello que existe pos sí mismo y no necesita de otro para existir, como la búsqueda del ser en cuanto ser. El problema de la inmanencia  se relaciona directamente con este punto, en tanto que inmanente es la particularidad, múltiple y diversa del «Esto» de la experiencia empírica, más en ella misma se manifiesta la generalidad, un sustrato – ousía- que da sustento a la particularidad. Aunque el ser se dice de varias maneras, el ser, en cuanto ser, sigue siendo el mismo.  La substancia es entonces la unidad inmanente de materia y forma.
Una cosa, un ente, está en acto por su presencia misma en la inmediatez; mientras que está en potencia, en relación a lo que puede llegar a ser. Ahora, las substancias, están sujetas al movimiento y estas pasan de potencia a acto. . Pero todo se mueve a partir de “algo” uno que «Es». Aquello que causa el movimiento, la Causa eficiente, es lo que produce el tránsito de la potencia al acto. Por un lado tenemos el ente y por el otro, tenemos el ser de ese ente, es decir la substancia [Ousia], que se actualiza una y otra vez, pasado por procesos de corrupción, privación y generación de nuevas substancias.
En el libro XII de la Metafísica, el estagirita se propone sobre todo mostrar la existencia de un algo, Dios, inteligible motor inmóvil que lo mueve todo. Para ello afirma que siempre cambia: «Algo», la materia, «Hacía algo», la forma y, «Por acción de algo», aquello primero que mueve. Aristóteles considera entonces una entidad, separada del mundo material, siendo ella de naturaleza inmaterial y puro acto intelectivo, que es inmóvil  que produce el movimiento de las demás entidades: Dios.
En este punto se nota la ambigüedad en las definiciones de la metafísica como Ontología y como Teología, ya que en últimas habría un primer motor que sería la causa eficiente de todo el movimiento, sin ser él para nada movido.
         Como dice Gilson (2013), en lo relacionado a la física, fisiología, meteorología, Santo Tomás es mero alumno de Aristóteles, pero en lo que tiene que ver con la génesis de las cosas, las criaturas de la creación y Dios, Santo Tomás es él mismo. Cuando entra Tomás en la discusión aristotélica con los árabes Aviceron, Avicenas y Averroes fundamentalmente, lo hace desde el concepto cristiano de creación que le sirve como eje por el cual sostener un comienzo de lo absoluto del ser a partir de otro que permanece diferente: Dios. No solo habrá que distinguir a los seres compuestos por su materia y forma, ya que aparecen seres que no se componen de estos dos elementos como los ángeles y Dios, compuestos de pura forma, sino que habrá que distinguir también entre la esencia y la existencia  en las substancia como una manera de explicar el movimiento del paso del ser potencia al ser real efectivo (Tomás de Aquino, 2000). Como dice Santo Tomás en uno de sus textos de juventud “El Ente y la Esencia”: «El ser y la esencia son las primeras nociones que nuestro entendimiento concibe […]» (Tomás de Aquino, 2000:15).  En esta distinción, Santo Tomás no hace sino seguir lo ya planteado por el comentador Avicenas, quien ya había distinguido entre la esencia y la existencia, ahora lo que hace el aquinante, es dotarla de un contenido eminentemente ontológico al considerar que cada ser es alguna cosa que es y, cualquier naturaleza que sea, o la esencia de la cosa, no incluye jamás su existencia (Gilson, 2013).
         Santo Tomás (2000) realiza un aporte importantísimo, ya que trae una nueva forma de considerar a los seres compuestos que va más allá de la tradicional composición entre forma y materia. Dios y la Substancia adquieren otra manera de relacionarse, ya no se trata de que Dios sea la única substancia inmaterial, no compuesta, sino que se trata de ver como él participa en el mundo e inclusive, de ver como en su interior se desarrolla la dinámica entre esencia y existencia.

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Esencia y Existencia: “La Relación de los Entes con la Substancia Absoluta

         La esencia no es el ser, pero es aquello por la cual el ente es lo que es (Gilson, 1992).  La existencia es el presentarse inmediato de un ente, más ello no le garantiza su ser. El ente, para ser lo que es, necesita componerse conjuntamente tanto de esencia como de existencia (Gilson, 1992).  La esencia responde a la pregunta ¿qué cosa es? Mientras que la existencia responde a la pregunta ¿qué es? Como bien nos dice Gilson en su texto sobre la Metafísica Tomista (1992:5), en sus palabras, «La esencia no es nada sin su acto de ser (esse), pero éste no es nada sino es el ser de algo; el ser finito no es sino aquello por lo cual, una esencia o cosa, es».




         La esencia o ser real, es entonces diferente de la existencia (Tomas de Aquino, 2000), ya que todas necesitan de un ser otro para poder existir como realidad efectiva. El ser del ente es su quididad, su esencia, mientras que su existencia es el acto de darse esta esencia en un ser. Por ello, es mucho más simple la existencia que la esencia, pues, la esencia es como la definición de la cosa, que permite atrapar toda una realidad que fluye por medio del pensamiento, mientras que su existencia es su presentarse en la realidad.  La esencia esta con respecto a la existencia como la potencia respecto al acto, puesto que es ella quien da ser al ente, lo dota de su peculiaridad (Tomas de Aquino, 2000).  Así, lo que una cosa sea, puede ser comprendido al margen de su existencia. Por ejemplo podemos conocer a un Fénix aún aunque no sabemos si existe o no.
        
         Dice Tomás de Aquino (2000: 34):

Todo aquello que no está incluido en el "concepto" de una esencia debe llegarle del exterior y adaptarse a ella, ya que una esencia no puede ser concebida sin sus partes esenciales. Por tanto, toda esencia o "quiddidad" puede ser captada por la razón sin que la existencia lo sea igualmente. Yo puedo comprender lo que es un hombre o un fénix e ignorar si uno u otro existen en la naturaleza de las cosas. Está claro que la existencia es algo muy distinto de la esencia. [...] Luego todo lo que conviene a una cosa, o se deriva de los principios de su naturaleza (como la capacidad de reír en el hombre), o bien proviene de un principio extrínseco, como la luminosidad de la atmósfera depende del sol. Es imposible que la existencia de una cosa proceda de su naturaleza o de su forma, es decir, proceda a título de causa eficiente. En ese caso, una cosa se convertiría en su propia causa, se produciría a sí misma, lo cual es imposible. Es necesario que toda realidad, en la que la existencia es distinta de la esencia, haya recibido de otro esta existencia.

En ese sentido, la esencia es como la potencia, mientras que la existencia es el acto.  Lo que pone de relieve Santo Tomás es que para que los entes de mundo empírico existan, ellos deben su existencia aun otro algo, que les dé la posibilidad de actualizar en su existencia lo que llevan contenidos como potencia en su esencia. Todos los entes serían en esa media contingentes ya que es posible conocer su esencia sin la necesidad alguna de que esos entes existan o no. Así, como hemos dicho, en el centro se posiciona la idea de creación divina, puesto que siendo Dios el único que posee su esencia idéntica a su existir mismo; él posibilita que las demás cosas sean, participando de ellas en diferentes grados de su perfección (Gilson, 1992).
Resumiendo, la distinción que realiza Santo Tomás entre la esencia y la existencia, permite concebir un ser superior por el cual los seres son creados, ya que es por la gracia divina que una esencia, como potencialidad, viene a existir efectivamente.  La relación existente entre naturaleza, esencia y substancia, es lo central dentro de todas estas reflexiones tomistas, ya que siendo Dios el único ser en el que esencia y existencia no se distinguen, él es la substancia absoluta, la naturaleza creada a partir de su esencia dada por Dios.

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Consideraciones Finales

Hemos transitados por la vida de Santo Tomás, en ella nos hemos encontrado con que su vida estuvo completamente dedicada a la reflexión metafísica y teológica. También, nos detuvimos con detalle a ver la postura de Santo Tomás frente a las relaciones entre fe y razón para terminar adentrando, de manera introductoria a su metafísica del ente absoluto y los conceptos de esencia y existencia.
Con relación a estas últimas nociones, vimos la novedad hecha por Santo Tomas en relación a las nociones clásicas aristotélicas de materia y forma, ya que permiten una aproximación  la realidad del movimiento del ser encontrando su origen el ser original Dios. Ahora bien, queremos dejar claro, que existen interpretaciones que consideran que Santo Tomás realiza una tergiversación sobre las orientaciones Aristotélicas, puesto que da estatuto ontológico a lo que es una consideración lógica entre definición y demostración (Echauri, 1975). Lo que se había propuesto Aristóteles en los segundos analíticos, es mostrar que teniendo una definición de algo, puedo conocer sus atributos y esencia fundamentales sin, necesidad de conocerlo o verlo realmente en la realidad existencial empírica. El debate queda aún abierto.
Nosotros por nuestro lado nos habíamos propuesto únicamente una aproximación al pensamiento integro de Santo Tomás de Aquino, todavía no nos consideramos preparados para realizar este tipo de análisis que terminarían realmente en un análisis filológico del mismo. Sin más no queda sino decir y remarcar nuevamente, como la experiencia filosófica como teológica, se encuentra fundamentalmente unidas al considerar a la verdad absoluta.

Trabajos citados


Aquino, S. T. (2000). El Ente y La Esencia. (P. L. Gómez Danés., Trad.) Nuevo León (Mexico): Universidad Auntonoma de Nuevo León.

__________ (2001) Suma Teologica. Disponible en: https://biblioteca.campusdominicano.org/1.pdf
Aristóteles. (1994). Metafísica. Madrid: Gredos.

Chesterton, G. K. (2014). Santo Tomás de Aquino. (J. C. Pablos, Trad.) Granada (España): Universidad de Granada/ disponible en:www.chestertonblog.com .

Coutinho, J. (2008). Elementos de História da Filosofía Medieval. Braga: Universidade Católica Portuguesa.

Echauri, R. (1975). Esencia y existencia en Aristóteles. Anuario Filosófico VIII, 119-129.
Gilson, E. (1992). Elementos de una Metafísica Tomista del Ser. (P. J. Obradors, Trad.)

________.(2013). A Filosofía da Idade Média. Sao Paulo: WMF Martins Fontes Ltda.


Manser, G. (1947). LA ESENCIA DEL TOMISMO. (V. G. Yebra, Trad.) Madrid: Instituto de Santander.






[1] Se pueden presentar infinidad de variaciones con relación a este punto, por ejemplo, el l fideísmo se sustentaba en que la fe producto de la revelación, producía en el alma pasiva, el desvelamiento de la verdad absoluta; el racionalismo, veía en la actividad interior de una facultad superior en el alma – el nous- la principal causante de este develamiento, ni la intervención de la fe, sin contar aquellos que realizaban una reconciliación fundada en su ambigua relación, dando varias posturas en donde algunas contemplaban la postura de los racionalistas, en un nivel epistemológico  a la vez que consideraban un fideísmo a un nivel ontológico,… etc… etc… queremos solo enunciar la propuesta de Santo Tomás de Aquino.