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Capitalismo y su espiritualidad

 

Un animal toca el corazón de una persona en el mundo del capital


La lógica de los activos es extraterrestre, sus razones no son de este mundo, vienen de un mundo extraño, de cofradía, místico, religioso, demasiado escalado en elucubraciones. Este planeta es más simple, está a la mano, es la lógica del capital la que desata fuerzas extraterrenas en las personas como si jamás hubiesen sido de esta tierra, como si ellas, por algún tipo de atracción, dejaran de lado su humanidad. El capitalismo es una religión continuada por otros medios, el dinero es un acto de fe, tiene ceremonias simbólicas representativas de una legitimidad que circulan procedentes de actos que nacieron en contra de una forma de mal, no cabe duda, aunque su forma es paranoide. Este mal está en todos lados, por ello, en todos lados debe inmiscuirse el mercado. El dinero es un exorcizador de demonios, que sana el hambre y el frio; ahuyentó el miedo que la no pertenencia de riquezas conllevaba, como algún tipo de símbolo sagrado impuesto en la frente para dejar de lado el lastre; pero lo hizo sólo momentáneamente, el peso de su carga, de su cruz, lo controlan los bancos, las multinacionales, a través del giro continuo de los ciclos que pretenden quitarle este karma, darle seguridad, dado que son ellos mismos los que proponen e imponen el cambio. Busca mover muchedumbres, como si éstas esperaran algún milagro, un poco de sanidad en el rejuvenecimiento constante del deseo. La juventud es salud, así lo dice cada comercial. Consumidores jóvenes es lo que esperan, jóvenes de espíritu. Para alcanzar el reino de los cielos hay que nacer de nuevo.


El capital es una promesa de paraíso, entiende nuestras oraciones, las atiende, eso es mucho para personas cada vez más olvidadas, incluso, cabalísticamente. "Ninguna de las cosas que más queremos en la vida es de naturaleza física". El mercado ignora la tierra, nuestro planeta, desprecia este presente, como si no fueramos de esta naturaleza, proponiendo que venimos de un paraíso. Por ello el empresario debe ser un simbolizador, que termine dominando estas fuerzas salvajes, satánicas; lo que es del mundo es malo; es el futuro el que importa, la gran ciudad que algún día terminaremos por construir. La gran Canaán. Satán sigue en contra de este paraíso del dinero, de esta abstracción, también Seleno, también Baco; el diablo es más realista, es un "no moriréis", mientras el mercado nos brinda el recordatorio de una muerte eterna. En algún momento el deseo perdió los conceptos, y acusó de malo al bueno y de bueno al malo. Esta es una razón probable del “ateísmo comunista”: no es que la falta de fe sea una forma de luchar contra la dominación, es que la fe, desde estas razones, terminó por idolatrarse.


Se cree, erróneamente, que vivimos en sociedades menos creyentes, más laicas, esto es solamente una puesta en escena, un espectáculo. Vivimos abstraídos, lejos de lo salvaje que es lo que nos pertenece, lejos de la forma que alguna vez nos hizo capaces. Tratando de ser quienes no somos, nos perdemos ante la presa fácil, ante la oferta rápida, de tal manera que impactamos algo que no importa (Diógenes de Sinope). La abstracción del dinero nos hace ridículos, solo hay que ver cómo estamos insertos en un deseo que ni siquiera manejamos, en una comparación eterna con algo fantasmal, lejano, perteneciente al génesis, al comercial, al reclame. ¿Qué dirían nuestros ancestros de esta forma de vida? No lo sé. Nietzsche habló del ultimo hombre, de este control entre humanos aborregados para que el mundo funcione y sirva, de esta falta de individualidad que padece cada uno para que algún tipo de institución sea legítima.


Somos, en estos momentos, un después de las instituciones, nacimos bajo su ejecución, bajo su yugo, siendo que ellas debieron ser ejecutadas, creadas y mejoradas por nosotros; somos copartícipes de un afán que nos salvo y que ya no existe, que nos protege de un peligro que desconocemos. No es que Dios haya muerto, no es que el hombre se haga el centro; hoy ya el hombre ni siquiera puede ser su propio dios.


Hay un sesgo, creer que la gente de dinero es materialista. No hay nada mas inmaterial que el dinero, que funcione con tal habilidad en cada estambre del poder, sólo demuestra su calidad irreal. Por ello la poca evolución de nuestra sociedad en cuánto y en tanto somos responsables de nuestro propio bienestar, encargados de ser felices como un bien máximo, pero sin las herramientas materiales para esto. Poseemos herramientas que no existen, promesas, cuentos, impresos en un papel del tamaño de un bolsillo.


¡El bien máximo debería ser material! ¡Es un pecado que puede que tengamos que reconocer, es un pecado que nos enseñó el dinero!

Mas este bien máximo no puede ser pecaminoso. 


Con una moneda estamos seguros de ir a un lugar y obtener lo que sea que vendan, estamos seguros de una transacción confirmada por repeticiones, con un sistema de razonamiento que David Hume llamó: Inferencia Inductiva. Es esta duda, está falta de certezas, un hilo que usará el titiritero de todas maneras, aunque sea mera filosofía, eso no importa. Pertenece a la misma lógica que llevo a las primeras religiones a adorar aquello que les aseguraba el sustento diario, algo imaginario, que trasciende a la cultura. El dinero ya no es un tótem que se repite como adoración, el tótem es nuestro deseo, nuestras tarjetas, nosotros mismos resumidos en un número bancario; el poder es su propio dios, independientemente de quién lo ejerza, un dios inmaterial; el individuo se escapa de su realidad, se venera en conjunto (fama) y se justifica con la forma de una divinidad; el emblema de una fe.


El capitalismo le hace la guerra a nuestro planeta, a la vida. Para eso necesita de una desconexión con la madre tierra. El explotador, quien depreda nuestros recursos, necesita sentirse ajeno a este mundo, tener esos órganos, que le hacen parte de su ecosistema, desensibilizados. La inconmensurabilidad de los océanos, la excelsa presentación de la tierra, la nobleza de los animales, no son importantes para el extractivismo, sólo son importantes para las conciencias que reconocen su total vinculación con las cosas; algo vital que nos hizo sobrevivir por más de 100 mil años. No es esta desconexión con la tierra la que nos dio la vida, quizás es digno preguntarse si ésta estuvo en algún tipo de florecimiento, y si este florecimiento sirvió y sirve de algo más que darle existencia a nuestros padres y a nuestros hijos. La conexión con esta tierra, con sus ciclos, con sus verdades, es el mayor legado que se trató de dejar ancestralmente, sin esto, todo conocimiento es vano.


Hay que creer lo contrario a lo que promete el capitalismo, este se basa en elucubraciones, en contratos, en mentiras, en fantasías. Por eso nos hartamos de las noticias, el noticiero es un nuevo género de fantasia. Ver sus hechos, lo que trata de ocultar, es la base de su lectura. ¿Existirá una reforma religiosa que la abstenga, un Martin Lutero con sus 95 tesis de cómo nuestra religión se ha convertido en la "gran ramera"? Mientras tanto el mundo vivirá en manos de ilusos que sigan viviendo a base de sueños y paranoias.


El sistema que nos domine debe ser atractivo, guapo, joven, dinámico, todo sapiente, todopoderoso, siempre naciente. Debe tener sus propias sabidurías, su intelectualidad, sus santos, sus liturgias, sus milagros. Es en esta magia donde se nos embelesa. La magia, la eficiencia del mercado es el opio de los pueblos.


Para evitar la destrucción del mundo es de vital importancia volver a entenderlo, volver a sentirlo, alejarse figurativamente de las ciudades, de los dispositivos. No es ésta una conexión con otra abstracción, con una naturaleza idílica, que imaginamos en algún lugar al que quizás jamás podremos llegar (Budismo), es una conexión con la naturaleza de ahora mismo, con el sentir total de las cosas artificiales y naturales que interpretemos en el momento, un acompañamiento en una corriente que nos va transportando, sea natural o no; para entenderla, negarla o aceptarla. Volver a estar en sincronía con una realidad que nos acompañó desde hace milenios, una realidad que fue desmentida y que debe ser traída de vuelta con estas nuevas experiencias. Un dios pagano que debe volver a ser nuestro dios, nuestra razón, nuestro entendimiento, nuestro sentir, nuestra evolución.

¿Qué sería de las personas que vuelvan a sentir así el planeta? ¿Si por cada vez que contaminen la tierra contaminen, a la vez, su casa, su espíritu? Si sintieran en lo externo su verdad, su necesidad respondería a otra necesidad, la felicidad respondería a otra felicidad. Dejar a un lado la fantasía, aunque se juegue como adultos, puede que sea un requisito para nuestra sobrevivencia

Lo calculado del arte

 




Como desarrollo dialectico, en el arte, las cosas se someten al sujeto y a la sustancia. El sujeto al principio es uno (artista), una especie de dios que siente, que cree, que desea, que se involucra con su obra, que se conecta con su esencia para formar lo que él quiere que sea sustancia; mas, empíricamente, jamás se sabrá si se crea una sustancia realmente, o cuál es la sustancia que permanece de la obra, cuál muere, cuál jamás existió. 


¿Parte la obra desde otra sustancia? ¿O quizás sea la conexión de una esencia con una sustancia? Solamente en el caso de Dios, y por definición, se puede hablar de una conexión de sustancia con sustancia, es decir, hablar de conexión sería una pérdida de tiempo. ¿En qué medida analizar esto no es una pérdida de tiempo en el humano? En la medida en que nos separa de lo divino. 


¿Tan separado está el artista de la naturaleza, de la belleza, de lo sublime? Si su obra no llena ese vacío, esa necesidad no de ser dios (ni Satán), sino de encontrar lo sublime, la vida del artista es vana; una vida sin sustancia, creo, es una historia muy triste en la dialéctica creador-espectador. Luego, es el arte una forma de conexión no ya del que crea solamente, sino que interconecta a los posibles admiradores de las obras con dos posibles; todos los demás seres, subjetivos también, que tratan de entender cómo se manifestó dicha conexión, o desde dónde y en qué medida se está desconectado de estas realidades que parecieran llegar a la subjetividad, parecen advertir que es algo que siempre estuvo ahí. El arte, como la ciencia, solamente pueden existir a través de lo que tenemos en común, aunque, a diferencia de la ciencia, el arte usa un lenguaje que trasciende lo que se puede simbolizar, o que se explica mejor a través del no lenguaje. Suponemos que el arte tiende a lo eterno, y así pareciera serlo, pero sólo depende de lo eterno en cuanto al presente (Benjamin), pensar todo lo demás no tiene sentido.


Pero, ¿Qué es lo que intenta comunicarse, la sustancia o el sujeto? Atendiendo a que nosotros mismos, inmiscuidos en el lenguaje, no venimos a ser más que objetos, lo artístico nos salva; otra de las importancias del arte, es que cartografía el mar del sujeto y no el del objeto; analizar el arte es analizar los motivos del porqué seguimos siendo individuos libres, subjetivos, de valor, y no meramente objetos destinados a ser aparatos con voz, pero sin voz, con voto, pero sin voto. El arte es, por tanto, la santificación más correcta de lo pagano.


Descubre tu valor y escóndelo. Un tesoro merece eso, esconderse, y brillar de vez en cuando en los momentos en que la tierra seca necesite lluvia. Nadie quiere subjetividad por siempre, aunque ella sea la esencia del valor humano.


Si bien Hegel mantuvo su apego por el romanticismo al hablar de espíritu absoluto, su racionalismo no quedo atrás. Su famosa frase: “No importa que tan excelentemente pintados estén el Cristo o la Virgen, o que tan exquisitamente hayan sido esculpidos los dioses griegos. ¡Ya no nos arrodillaremos más!”, representa su radicalización y las razones por las que pensadores como Marx le comenzaran a seguir. Pero detrás de esta irreverencia, la cita invita a una introspección, al reconocimiento de que el espíritu absoluto no simplemente esta ahí afuera; dentro de nosotros hay una sustancia, que desconocemos, pero que permanece. Esto pareciera ser una forma de abolir el arte, ya que el arte lo vemos siempre desde algún otro, hay cosas que ningún lenguaje puede comunicar sin un otro, hay poco subjetivismo que descubrir sin un Otro. La intención no es descubrir el subjetivismo de los demás de manera directa, lo cual sería imposible; de manera indirecta, incluso, a través de los objetos, se podría ver el subjetivismo del mismísimo Dios. Como Hegel lo diría, el arte depende de su tiempo, no se puede hablar de arte llanamente, sino de historicismo; el arte, como noción metafísica, necesita dividirse para comprenderse. Una ciencia más desde el estudio, un silencio para el que admira, un grito para el artista.


Y el arte se industrializó (sin ánimos de juzgar si esto está bien o mal), a la vez que se destruyó la idea que el arte era irreproducible (¿lo es?). Las nociones del arte se pierden con la evolución humana, o cómo la humanidad, al hacerse aún más objeto, luchan por seguir subjetivatizándose. A pesar de las fuerzas adversas, de la mano invisible, de la burocracia, de los horrores de la técnica, de la fabricación en serie, algo salvaje o muy humano pareciera no morir. Lo maravilloso es que esto sería indemostrable sin la presencia del arte.


El marketing a tratado de hacerse Sustancia para encontrar el lugar común que acoja a la mayor cantidad de personas según edad, sexo, actividades y características, cada vez más especificas para el especifico consumo. Caracterizarnos es una obra de mercado. Tener cara de que nos gusta tal cosa, tal música, tal arte, es la concreción de una lógica que nació mucho antes de Altamira. La reproducción en serie de “obras de arte” involucra la reproducción en serie de su público. No debemos encontrar nada subjetivo que no sea controlado, nada espiritual ni carnal que ya no esté en boca de todos. "La sustancia" se reinventa, deja por definición de ser sustancia, pero se vende como sustancia. 


El mercado amenaza con cosas que creemos sustancia, pero que no conocemos del todo ni siquiera cómo es su verdadera esencia: la Muerte, la Felicidad, el Terrorismo, son sustanciales para llevar desde ahí al camino pavimentado de las ortopedias impuestas. Estar lisiado es la condición del hombre del siglo XXI. Ya lejos de la definición de Nietzsche del hombre de su tiempo (Rio), y del superhombre (Océano), se trata de hacer al individuo una re-presa, res-presa. Temen a la fluidez de las aguas de nuestro espíritu porque ellas pueden conectar con lo que no pueden definir, reconectar con lo sublime y encontrar el camino de su propia naturaleza hacia la sustancia, desde la esencia.


La sustancia no cede ante la repetición, aunque sea la repetición la pista para encontrar la sustancia. Todo el industrialismo del mundo y la fabricación en serie han cedido a la idea de que pueden existir dos cosas iguales; pero iguales ¿en qué sentido? ¿Desde su tiempo? Las personas que las realizan, las maquinas, la logística, los materiales, el diseño, han cambiado, y Hegel, que tomaba el arte como una forma de ver la historia, vería hoy en día al producto aún más historicista que ningún otro. Es la historia del producto un historicismo, es la historia del consumidor un historicismo, al igual que lo son la historia de la estética y del espectador. Aunque la sustancia tras el arte, aquello de lo que no podemos hablar, sea eterna.


¿Es este un argumento para decir que el producto es arte? Claramente no. El producto es una farsa, el arte es verdadero, aunque no quiere decir que el producto no sea útil o que el arte sea inútil, como intentando contrapesar las cosas desde la limitada lógica de lo conveniente. El producto es una farsa porque rellena una necesidad que puede ser llenada por otra cosa, ya sea por su copia o por algún sustituto complementario; al igual que el servicio, al igual que el consumidor. El estadio del espejo permanece durante toda nuestra vida a través de una pantalla.

 Las empresas se desmoronaran si ven demasiado al abismo. 


La razón instrumental plantea lo dual. La dialéctica, convenientemente, relata estos hechos. Por ello Hegel es un unificador de estas dos fuerzas, el mito romántico de la belleza y la estrategia fría de la técnica. Es su propio espíritu el que intenta relatar el Espíritu, pero solamente explica el estado de las cosas de su tiempo, de lo que entendió del pasado, y lo que entendería del futuro. 

Qué lucido fue Goethe cuando dijo: "Quien posee ciencia y arte, tiene también religión; y quien no posee aquellos dos, ¡Pues que tenga religión!"

Introducción a Guattari y Deleuze

 

El árbol de Porfirio fue la base para pensar la realidad según Gilles Deleuze y Felix Guattari, por su esquematismo, aunque sirva para contradecir lo que ellos proponen justo contrariamente, que la realidad carece de un centro, por lo tanto es caótica y cualquier libro que quisiere abordarla debe tener señas y contener signos caóticos. 




Por esto, se adoptó el concepto filosófico de Rizoma, para explicar mejor aún la estructura de la realidad, y a la vez, la estructura teórica de estos dos filósofos, los cuales también añadían que una estructura rizomática del conocimiento servía para poner resistencia a los modelos jerárquicos que son estructura de un modelo social opresivo.

Por esto, es digno mencionar que a Deleuze es muy difícil encasillarlo, y por su propio pensamiento, casi imposible de esquematizar, porque creía que el esquema era precisamente contra lo que había que luchar. Por ello no se podría ordenar su obra según una lógica establecida, sólo se puede contar su historia, para que cada quien la ordene de acuerdo a lo que su razonamiento requiera.

Primero, y esto es sumamente conocido, Deleuze y Guattari, eran profundamente inmanentes, porque creían que la trascendencia equiparaba la verdad a algo inalcanzable, y por lo tanto, ipso facto, jerarquizable. Con esto buscaron que todas sus propuestas no salieran más que solamente, del interior del razonamiento humano, permaneciendo tan a la a mano como un artesano pueda permitirse, moldeable, fabricable, y lo más importante, sin alguien que norme desde arriba. Creían mucho en la filosofía de Spinoza, porque éste abordaba la realidad como una mónada, esto es, la realidad es una, nada escapa de ella. Hume también fue muy valorado en su filosofía, argumentando que su propuesta contundente es evidentemente resistente a la opresión: “El hombre no es más que una suma de impresiones”. Pero su filosofo base por excelencia fue el mismo Friedrich Nietzsche, quien propuso que la verdad es relativa, sujeta al poder, y por sobre todo a la moral; quién fuera capaz de superar esta verdad se transformaría en el superhombre, el superartesano y el creador de la reacción a esas impresiones, el creador de su caracter.

Hay dos conceptos fundamentales para Deleuze, la repetición y la diferencia. La repetición forma y establece un concepto importante en una era capitalista, manufacturada e industrialista, incluso en nuestros tiempos sigue permaneciendo vigente con la entrada de la inteligencia artificial que se cree innovadora, pero que sólo repite de alguna manera los inputs que alguna vez supuso. La repetición vendría a ser lo que puede cazar el lenguaje, las mesetas, y es aquí donde podemos analizar la verdadera grandeza de la realidad según estás proporciones, ya que lo que no se repite apenas puede ser cazado, o nombrado. Aunque no hay ninguna repetición igual a otra,  y aunque esta misma proposición sea en sí una contradicción, se puede notar dónde radica la estructura del pensamiento, sus movimientos y sus analogías. Por lo que es esta diferencia entre una cosa y otra lo que vendría a ser el movimiento real y no el aparente. Es por lo tanto la diferencia la partera de la innovación, en donde se pueden descubrir los conceptos que ahuyentan y reprimen el contacto del humano con la idea. La repetición por tanto vendría a encubrir algo, sería la máscara que oculta algo más allá de lo conceptual, su esencia es poner en evidencia la insuficiencia del concepto y sus límites, con lo que ya se puede ver aún más claro la importancia de Nietzsche en esta mirada con su filosofía del eterno retorno.   

En este caso el eterno retorno es mucho más complejo de lo que pareciera ser a simple vista, porque en esa repetición de vida y de presentes eternos enmascara la diferencia, las vulnerabilidades de la realidad, de la vida, ya que anuncia las ideas que nacerán próximamente, anuncia la innovación, lo nuevo, y más aún, lo trascendente bajo cierto resguardo. Encontrar estas aberturas en la realidad son punto de mezcolanza, de ideas, verdades, resistencias a la contingencia misma, pudiendo ser interpretada de diferentes formas y reclamando nuevas palabras y estructuras.

Con esta escasa presentación se puede abordar ya la historia de las obras de Félix Guattari y de Gilles Deleuze, tanto individuales como en conjunto, y tratar de abordarlas para esquematizar con la amenaza de que no puede ser esquematizada, ni debe. Su discurso rizomático no tiene un punto de partida. Abordemos ahora los seis principios del modelo para entenderle un poco mejor:

1- Conexión: Cualquier punto de un rizoma puede ser conectado con otro punto. La realidad puede ser tomada y fabricar realidad.

2- Heterogeneidad: Aglutinador de actos diversos que evoluciona pudiendo ser cualquiera de las partes. La dicotomía de la contrastación o el pensamiento analógico serían solo una pequeña parte de una limitación

3- Multiplicidad: No deja reducirse a uno ni a un conjunto, está hecho de dimensiones asignificantes, asubjetivas, con direcciones quebradas. La realidad no es mas ni menos, aunque se separara, se dividiera, se sumase o multiplicase, tendría la misma potencialidad.

4- Rupturas asignificantes: Un rizoma está sujeto a líneas de segmentaridad y de fuga, que siempre apuntan a direcciones nuevas, que pueden ser rotas, interrumpidas en cualquier parte, en cualquier momento y resurgir nuevamente con nuevas alianzas. Con una fuerte conexión con la idea de creatividad, el agujero de las posibles inteligencias artificiales posteriores sería encontrar diferencias potenciando y desafiando al ser humano.

5- Cartografía: Mapa fundamentalmente abierto y susceptible a tener modificaciones constantemente, puede ser alterado según necesidades. Posee una historia que puede ser reescrita incontables veces, desde muchas aristas, hacia muchas interpretaciones, desafiándose constantemente con el modelo de verdad y de poder.

6- Calcomanía: La lógica es el calco y la reproducción, por ello es un modelo reproductivo y experimental. La realidad puede ser “atrapada” por el humano de una forma inmanente, sin “mirar demasiado afuera”, categorizándose de acuerdo a la contingencia y al diagrama que la circunstancia presente.

Con esto claro, ya se pueden introducir de lleno conceptos como máquina, deseo, devenir, cuerpo sin órganos, esquizoanálisis, etc. Para llegar a conclusiones que marcaron los nuevos pensamientos revolucionarios de la segunda mitad del siglo XX y de nuestro siglo, porque germinaron en la política, las ciencias y la filosofía como nuevos bloques de conocimiento y en el arte como bloques de sensaciones que fructificarían nuevamente en interminables giros, quiebres y uniones que no concluirían jamás. Es esta potencialidad lo que destruiría la hegemonía, distribuiría los actos de poder, descentralizaría los pensamientos como los sentimientos, y podrían garantizarnos, quizás, una mayor comprensión de la libertad y sus ilimitaciones en el poder de actuar, de hacer o decir algo, rayar muros, derribarlos incluso, tanto físicamente como estéticamente.

Podemos entonces comparar aunque no con las mismas herramientas, las obras de Deleuze y Derrida, quienes trataron de decir que el lenguaje debía ser desafiante respecto a sí mismo. Y sí, se propone una nueva era de industrialismo, de fabricación, aunque no tanto de repetición, sino un poco más cerca del artesanado, un industrialismo del lenguaje, donde se creen nuevas proposiciones, nuevas palabras, nuevas formas de poder, pero aún más importante, nuevas formas de revoluciones.  

BRUJAS: RAZÓN Y DINERO

                                         

 Nos asomaremos por una mirilla que abarca desde finales del XVI hasta inicios/mediados del XVII. Antes de adentrarnos en la miseria humana os advierto que no es un artículo para hacer sentir cómodo a nadie y que puede revolver más de un estómago.

 

¡Vamos al lío! Lo que más me ha sorprendido de este periodo temporal, y lo que quiero compartir con vosotres, es ver como la caza de brujas se entrelaza con 2 hitos históricos: mi amada revolución científica y el inicio de la era capitalista. Son temas que había estudiado por separado y que pude conectar hará unos meses gracias a un curso de temática feminista que realicé. Realmente mi mirada cambió, fue como tomar la píldora roja en Matrix . 
 

Por contextualizar un poco en el horror, os diré, que es del todo imposible poder determinar cuantas mujeres fueron quemadas y asesinadas, ya que no hay constancia de todos los juicios y de los que si se registraron no de todos se conoce la sentencia.  Además las víctimas no solo eran las quemadas sino que también debemos contar las asesinadas por su comunidad, o las que se suicidaban en su celda. Ya que una vez acusada si sobrevivías la sospecha y la violencia te perseguía de por vida. ¿Os imagináis qué loco? se podía dar el caso de que un vecino gilipollas te acusara de brujería por envidiar tu cosecha y ahí tu vida ya estaba jodida para siempre. Los números hablan de entre 100.000 y 200.000 mujeres. 

 

Lo que si que esta claro es que la causa del feminicidio por brujería es multifactorial y transversal a una época. El primer cruce de caminos a comentar es el de la caza de brujas con la racionalidad y el mecanicismo. La recién estrenada modernidad quiso mecanizar y desencantar el mundo.  El racionalismo se presentaba triunfante frente al mundo fantástico del medievo.  En este sentido parece muy sencillo criticar la Edad Media y tachar a sus gentes de incultas e irracionales pero no olvidemos que es en la modernidad cuando se queman a las mujeres en la hoguera tras torturas y juicios totalmente “racionales”. Hasta tal punto que al leer los interrogatorios y las pruebas que les realizaban a la mujeres para determinar si eran brujas o no, parece que quieran regirse por el propio método científico. ¡Es aterrador! Este se aplicaba con la ayuda del Malleus Maleficarum (del latín: Martillo de las Brujas), el tratado más relevante durante la persecución de las brujas. Era el libro de cabecera de inquisidores y demonólogos, al que remitían constantemente para aplicar su autoridad.

 

Además los hombres de leyes (juristas, magistrados, demonólogos) realizaban una burocratización rigurosa, racionalizada y mecanizada, para poder replicar los juicios más allá de sus fronteras. Estos hombres de letras tejían alianzas con intelectuales, filósofos y científicos de la época. El reputadísimo Hobbes, sin ir más lejos, no creía en la brujería pero si que aprobaba su persecución como medio de control social. Como veis todo muy, clasista, machista, retorcido… en fin que dan ganas de vomitar.

 

Me imagino las cenas donde los genios como Kepler, Galileo, Bacon Pascal o Descartes podían comentar la brujería como el tema de moda. Con esto no defiendo que el mecanicismo filosófico fuera la causa de la caza de brujas pero si que convergen y acaba siendo un elemento más de ese caldo de cultivo que dio como resultado una histeria colectiva en contra de las denominadas adoradoras del Diablo. 

 

Un elemento esencial a tener en cuenta, es que en el afán desmedido de desterrar la magia del mundo también desterraron a las mujeres y su sabiduría ancestral. Históricamente las que fueron acusadas de brujería, eran las pobres, las viudas, las marginadas, las que por lo que fuera caían mal en el vecindario pero también las parteras y la curanderas del pueblo. Estas últimas eran consideradas como peligrosas, sus conocimientos y praxis asustaban a los hombres que eran desconocedores de estos campos de la medicina. Es sabido que tras el genocidio se retrocedieron siglos de conocimientos  en obstetricia y control de la natalidad. Estamos ante la misoginia en estado puro. Pero desgraciadamente la cosa no acaba aquí ya que la abolición de las comadronas en estos siglos va de la mano con el siguiente tema: los albores del capitalismo.

 

La caza de brujas no solo se entrelaza con la revolución científica y el mecanicismo como acabamos de ver, sino que además está fuertemente vinculada con el inicio del un nuevo sistema económico, ya archiconocido por todes llamado capitalismo. De entrada pensándolo fríamente y sin escrúpulos, tal y como el sistema demanda, no hay mejor manera de controlar el desarrollo de la mano de obra que el de controlar la natalidad en sí. Por ello era menester privar a las mujeres del control y gestión de su reproducción. Ahora la mayoría de seres humanos pasaban a ser vistos como mera fuerza laboral. No en vano se creía que las brujas eran infanticidas por naturaleza, ya que si las comadronas eran acusadas de brujería e infanticidio, se simplificaba la labor de “desencantar el mundo” de los hombres racionales y así podían empezaran a controlar el cotarro de los nacimientos de la clase productora. Toda una invención muy bien articulada para que las elites poderosas no perdieran su estatus.

 

Pero la cosa no acaba aquí ya que en pro al capitalismo y al mantenimiento de las élites otro dato clave es que las mujeres quemadas eran campesinas con poco dinero. Además el miedo (el gran aliado del capitalismo) a ser acusada de brujería también aislaba a las personas y dificultaba una revuelta campesina de cara al nuevo sistema económico. Ya que si veían a unas cuantas mujeres juntas, a ojos inquisidores, podrían formar un aquelarre. Las élites europeas veían amenazada su existencia y la invención de la bruja les vino estupendamente para perpetuar su poder y dar paso a un nuevo sistema económico que les venia estupendamente.

 

A nivel personal, al margen de la sorpresa al descubrir las vinculaciones con la revolución científica y los inicios del capitalismo, concluyo que es demasiada sangre como para ver el cliché del personaje de la bruja con buenos ojos. Es algo que me violenta. Quiero pensar que en parte este se produce por desconocer la gravedad de los hechos ya que nos resultaría ofensivo, y con razón, que se banalizara de la misma manera un tema tan serio como por ejemplo el holocausto. Todes hemos crecido con cientos de pelis, libros y series que tenían a brujas como personajes en sus tramas: Blanca Nieves, Hansel y Gretel, La bella durmiente, Embrujada, Prácticamente magia, Las brujas de Eastwick, Embrujadas, Sabrina: cosas de bruja, Jóvenes y brujas, El Crisol, American Horror Story: Coven, Las escalofriantes aventuras de Sabrina… etc. Etc. Etc. Actualmente la bruja es un personaje más en los relatos fantásticos y de terror pero no olvidemos que unos siglos atrás la palabra bruja iba acompañada de matanza y horror.



La vida prorrogada

Erich Fromm: La Obsesión por Tener vs. la Necesidad de Ser en la Sociedad Moderna, con un personaje desposeído reinventando el ser, en un contexto de crisis económica y ambiental



Erich Fromm reformula la ya tradicional oposición entre tener y ser, y plantea de forma muy oportuna el déficit de sensación de ser que provoca la obsesión por el tener. El mito del Progreso como acaparamiento, de origen burgués, ha calado en el conjunto de la sociedad, convirtiéndose, como señala Fromm, en “la esperanza y la fe de la gente desde el inicio de la época industrial.”

La moral mercantilista tiende a reducirnos al valor de intercambio: tanto tienes, tanto vales. En nuestra sociedad de clases, la escasez de posesiones se identifica con una inferioridad cualitativa, como si el poseer dependiera exclusivamente de la laboriosidad o la capacidad de la persona, y la riqueza no hubiese generado sus propios mecanismos para perpetuarse y dificultar el acceso a ella a los que parten con desventaja.

Junto a esa moral de crudo capitalismo ha evolucionado otra, de tradición humanista, que, sin cuestionar abiertamente sus dicterios, se esfuerza por enfatizar la prioridad del ser sobre el tener, de la virtud sobre la mera posesión. Su inspiración es judeocristiana, recordemos la sentencia del camello por el ojo de una aguja (enigmática donde las haya, si no es fruto de una mala interpretación). Pero tengamos presente que, en los hechos, el cristianismo no cuestiona las clases sociales, se limita a hacer una llamada a la solidaridad. El amor al prójimo se expresa a través de la ayuda y la limosna, es una actitud privada que se desentiende de lo público (“Dejad al César lo que es del César”) y por tanto no pretende cambiar la sociedad, sino solo atenuar sus injusticias. En esta privatización de la ayuda se basa todo el movimiento de cooperación internacional, las maratones de donativos, las donaciones de alimentos, las entidades de caridad eclesiástica y hasta las ONG.

Desde que se desistió del proyecto marxista, ya nada cuestiona el armazón del capitalismo triunfante. Los partidos que se autodenominan de izquierda no pretenden cambiar el sistema, sino —cuando son honestos— mordisquearle las migajas que se le acerquen a los bordes. Los poderes públicos y las leyes están para engrasar el buen funcionamiento de esa maquinaria monstruosa en que se ha convertido la propiedad privada (cada vez más minoritaria y monopolista), procurando, como mucho, que no arrase a las crecientes masas que se deja tiradas en la cuneta. Al fin y al cabo, buena parte de estas son las que sostienen, con su trabajo precario y su consumo, el florecimiento de aquella.

Y en eso estamos. Las crisis cíclicas y la evidencia del deterioro ambiental han revelado de modo patente que el propio capitalismo es frágil y limitado. Se trata, pues, de persistir, cada cual como pueda. La utopía perece en el barrizal del individualismo. El ser se diluye en un tener cada vez más inseguro, más precario, y por ello más dramáticamente ansioso. Quizá por eso adquiere tintes casi mágicos: “Piense y hágase rico”. “Formule sus deseos y el universo conspirará para satisfacerlos”. Pero ni el conocimiento, ni el trabajo, ni la lucha son garantías de nada. Ya no hay proyecto, ya no hay futuro, solo un presente que se sostiene con pinzas y que no sabe por dónde puede desmoronarse el día menos pensado. Cada uno aguanta resignadamente la respiración y pide a la Virgencita que le deje como está. Vivimos en una prórroga, apoyándonos en neurolépticos y en fórmulas de autoayuda, procurando distraernos ante la pantalla de las preguntas que nos atormentan en las noches de insomnio: ¿hasta cuándo?, ¿hasta dónde?

Tal vez hasta que el tener nos falte y, desposeídos como nuestros abuelos, nos veamos obligados a reinventar el ser.

Comprendiendo el capital de Carlos Marx

Karl Marx escribiendo "El Capital" en Inglaterra, rodeado de libros, con un fondo de imágenes de la revolución industrial, que representan trabajadores, fábricas y ciclos monetarios.


El primer tomo de "El Capital" de Karl Marx, publicado en 1867, se titula "El proceso de producción del capital" y es una obra fundamental de la crítica de la economía política. Aquí un resumen representativo:


Introducción a la Mercancía y el Dinero
Marx comienza analizando la mercancía, que define como un objeto fuera de nosotros que satisface necesidades humanas y tiene valor de uso y valor de cambio. Introduce la teoría del valor-trabajo, donde el valor de una mercancía está determinado por la cantidad de trabajo socialmente necesario para su producción.


El doble carácter del trabajo representado en la mercancía es un concepto clave: el trabajo útil, que produce valor de uso, y el trabajo abstracto, que genera valor de cambio.


La Transformación del Dinero en Capital
Marx explica cómo el dinero se transforma en capital a través del ciclo D - M - D' (Dinero - Mercancía - Más Dinero), donde la diferencia entre D y D' es la plusvalía. Este es el núcleo del capitalismo: el dinero se usa para comprar mercancías, incluyendo la fuerza de trabajo, para venderlas por más de lo que costaron, generando así beneficio.


La Producción de Plusvalía
  • La fuerza de trabajo es la capacidad laboral comprada por el capitalista. Lo distintivo es que esta mercancía puede crear más valor del que cuesta (su salario), dando lugar a la plusvalía.
  • La plusvalía absoluta y relativa son explicadas: la primera se obtiene extendiendo la jornada laboral, mientras que la segunda se consigue aumentando la productividad del trabajo mediante tecnología o reorganización del trabajo.


La Jornada Laboral
Marx detalla las luchas históricas sobre la duración de la jornada laboral y cómo el capitalista busca maximizar la extracción de plusvalía, mientras los trabajadores luchan por limitar la explotación.


La Acumulación de Capital
Aquí se explora cómo la plusvalía se convierte en capital adicional. Marx describe la acumulación primitiva del capital, que es la historia de cómo se formó el capital inicial mediante expropiación, colonización, y otros medios históricos que separaron a los productores de sus medios de producción.


Consecuencias Sociales y Económicas
Marx analiza las consecuencias del capitalismo para la clase trabajadora, incluyendo la alienación, la pauperización relativa y absoluta, y el ejército industrial de reserva, un grupo de desempleados que mantienen los salarios bajos.


El tomo concluye enfocándose en la tendencia del capitalismo hacia la concentración y centralización del capital, donde los negocios más grandes absorben o desplazan a los más pequeños, y cómo esta dinámica lleva a crisis y potencialmente a su superación.


Marx, a lo largo de este tomo, no sólo critica el sistema capitalista desde un punto de vista económico, sino que también ofrece una crítica social, política y moral, presentando la explotación del trabajo como el fundamento del sistema y sugiriendo que este sistema contiene las semillas de su propia transformación.