Mostrando entradas con la etiqueta Leibniz. Mostrar todas las entradas

¿Por qué hay algo y no, más bien, nada?



La cosa o la nada.
¿Por qué hay algo y no, más bien, nada? Pregunta fundamental formulada por Heidegger, Leibniz, Schelling, Unamuno, y por muchísimos de nosotros... la humanidad en general.

The thing or nothing. Why is there something rather than nothing?


¡Metafísica pura! Es la interrogante suprema, el punto de partida de cualquier explicación a las interrogantes sobre lo que nos rodea, incluyéndonos nosotros mismos, que nos preguntamos sobre la existencia misma. Es una pregunta que quita el sueño, que nos desgasta, que posiblemente no tenga respuesta, o que tenga muchas, dependiendo de quién se lo cuestione, pero, definitivamente, es la mayor interrogante que un ente puede hacer sobre sí mismo.
 
¿Por qué hay algo y no, más bien, nada? ¿Qué es ser algo y qué es ser nada? Para ser algo es indispensable la posibilidad de ser; todo, absolutamente todo lo existente, para existir, requiere del ser: si no es, no existe; si no existe, es nada. El ser no existe, es abstracto, ininteligible, lo que existe es lo que está siendo, lo que recibe la acción de ser: el ente. Ante la imposibilidad de ser, el ente no existe, es nada. Entonces, podríamos mejor preguntar: ¿por qué hay ente y no, más bien, ausencia de ser?


Definir ser es imposible, ya que requerimos del mismo concepto para su definición: ser "es". El ser se encierra en sí mismo, se autodefine. El ser solo da la posibilidad de estar presente. De la nada, nada podemos decir, es la ausencia total del ser, no se puede elaborar concepto alguno de algo que no es, algo que no existe. Definir la nada es decir que "es" algo, que está presente algo inexistente, que está siendo lo que no es.

Ahora bien, podemos intentar responder nuestra pregunta de dos maneras: Todo lo existente lo es sin ninguna razón, siempre ha estado aquí, y lo estará, porque es eterno. Su existencia afirma la imposibilidad de su contrario, es decir, niega, contundentemente, la ausencia de ser. El solo hecho de pensar en la nada implica un ente que lo piense, "aniquilándola" en ese preciso momento. De donde, en este escenario, la nada es imposible y todo lo que existe es.
Podemos, igualmente, responder que todo existe por una razón, es decir, todo empezó alguna vez. Todo fue creado por algo o alguien, con algún sentido que intentamos averiguar. Todo lo existente tiene una razón se ser y no puede ser de otra manera, tiene un diseño inteligente. El Universo tiene un fundamento, fue creado y diseñado con algún propósito. Pero... ¿cuál es el fundamento del creador y diseñador de la existencia? Al igual que cualquier otro ente, para "crear y diseñar" requiere, forzosamente, como punto de partida y sin cuestionamientos: ser. Y, para ser, es indispensable que sea eterno, pues él mismo es la razón suficiente para destruir la ausencia del ser: es, y al ser, la nada no es.

Es imposible el surgimiento del ser a partir del no ser, de la nada. La nada conceptualizada como eso, nada. No imaginemos a la nada como un espacio "vacío", negro, etc. porque inmediatamente deja de ser nada; ya es algo: espacio, vacío, negro, y de la nada no se puede elaborar concepto alguno. Por lo tanto, al preguntarnos por qué hay algo, al mismo tiempo, estamos confirmando la imposibilidad de la nada. Hay algo porque es imposible la nada.
 
¿Cuál es la razón de que ese algo exista? Me declaro incompetente y me quedo con la repuesta más sencilla: porque sí.

Pero, qué pensaba Heidegger sobre esta pregunta: 

Martin Heidegger, uno de los filósofos más influyentes del siglo XX, abordó la cuestión de "¿Por qué hay algo y no más bien nada?" de una manera profunda y compleja en su obra, particularmente en "Ser y Tiempo" y en su ensayo "¿Qué es la metafísica?". Aquí te resumo su pensamiento sobre este tema:

  1. El Ser como Pregunta Fundamental: Para Heidegger, la pregunta por el ser (Sein) es la pregunta más fundamental de la filosofía. Él distingue entre "el ser" y "los entes" (o seres, cosas que son). Los filósofos tradicionalmente se han preocupado por los entes, pero Heidegger quiere volver a la pregunta olvidada del ser en sí.
  2. El Dasein: Heidegger introduce el concepto de Dasein, que es el ser humano en tanto que tiene la capacidad de preguntar por el ser. Dasein es "ser-ahí", y su esencia radica en su existencia, en su estar en el mundo y su capacidad de cuestionarse sobre el ser.
  3. La Nada: En "¿Qué es la metafísica?", Heidegger explora la relación entre el ser y la nada. Para él, la nada no es simplemente la ausencia de algo, sino que es un concepto que debemos experimentar para entender el ser. La nada se revela en la angustia (Angst), una sensación que nos hace conscientes de la posibilidad de la no-existencia, haciendo así que el ser se destaque más claramente.
  4. El Abandono del Ser: Heidegger considera que la historia de la metafísica ha sido una historia del olvido del ser, donde la pregunta por el ser ha sido sustituida por preguntas sobre los entes. Este olvido culmina en lo que él llama "nihilismo", donde la nada se vuelve contra el ser mismo, llevando a una crisis en la comprensión del sentido del ser.
  5. El Claro del Ser: Heidegger sugiere que debemos retornar a un pensar más originario, donde el ser se manifiesta en lo que él llama "el claro" (Lichtung), un espacio abierto donde el ser puede ser pensado y experimentado más allá de las categorías tradicionales de la metafísica.
  6. Ser y Tiempo: En "Ser y Tiempo", Heidegger argumenta que el tiempo es el horizonte desde el cual entendemos el ser. La existencia auténtica implica una relación adecuada con el tiempo, reconociendo nuestra finitud y la temporalidad del ser.

Para Heidegger, la pregunta "¿Por qué hay algo y no más bien nada?" nos lleva a considerar la naturaleza del ser mismo, a través de la experiencia de la nada y la angustia, y a repensar nuestra existencia y el tiempo de una manera que nos aleje del olvido del ser. Su pensamiento invita a una meditación profunda sobre la existencia que va más allá de las explicaciones científicas o tradicionales, hacia una fenomenología del ser.

Y, Leibniz, qué respondió sobre esta pregunta: 


Gottfried Wilhelm Leibniz abordó la pregunta de "¿Por qué hay algo en vez de nada?" desde una perspectiva filosófica y teológica, y su razonamiento puede resumirse en los siguientes puntos:

  1. Principio de Razón Suficiente: Leibniz formuló este principio, que establece que debe haber una razón suficiente para que cualquier cosa exista, para que cualquier evento ocurra, o para que cualquier verdad sea cierta. Según él, incluso si no podemos conocer esta razón, debe existir.
  2. La Existencia de Dios: Para Leibniz, la razón suficiente última para la existencia del universo es Dios. Dios, según su argumento, es un ser necesario, cuya esencia implica su existencia. Es decir, la existencia de Dios es lógica y metafísicamente necesaria.
  3. El Mundo Contingente: Todo en nuestro universo es contingente; podría existir o no existir, y por lo tanto, necesita una razón externa para su existencia. Este mundo contingente no puede ser la razón última de su propia existencia.
  4. La Elección del Mejor Mundo Posible: Leibniz argumentaba que, entre todos los mundos posibles, Dios, siendo perfecto y benevolente, habría elegido crear el mejor de todos los mundos posibles. La existencia de "algo" en vez de "nada" se explica porque la nada sería menos perfecta que la existencia de este mundo, que, aunque tenga imperfecciones, permite la existencia del bien y del orden.
  5. El Argumento Ontológico Simplificado: Aunque Leibniz también contribuyó al argumento ontológico, en el contexto de esta pregunta, su razonamiento implica que la mera posibilidad de un ser necesario (Dios) lleva a su existencia, porque la nada no tendría razón para prevalecer sobre algo que tiene una razón para existir.

Leibniz considera que la existencia de algo en vez de nada se justifica por la necesidad de una razón suficiente, que encuentra su respuesta última en la existencia de un ser necesario (Dios) que, por su propia naturaleza, debe existir y ha elegido traer a existencia el mejor mundo posible. La nada sería un estado sin razón ni propósito, mientras que el universo existente tiene una razón de ser, fundamentada en la naturaleza de Dios y en la lógica de la perfección y la necesidad.

Y por último, ¿cómo entendía Unamuno la relación entre algo y nada?

Miguel de Unamuno, Spanish philosopher and writer, exploring "Why is there something rather than nothing?



Miguel de Unamuno, filósofo y escritor español, abordó la cuestión de "¿Por qué hay algo y no más bien nada?" desde una perspectiva existencial y metafísica, aunque no necesariamente de manera sistemática como Heidegger y Leibniz. Aquí te dejo un resumen de cómo entender esta pregunta desde sus escritos y filosofía:

  1. Tragedia de la Conciencia: Para Unamuno, la existencia misma es una tragedia. La consciencia de nuestra existencia nos lleva a la angustia de la nada. Nos preguntamos por qué existimos, y esta pregunta no tiene una respuesta definitiva, lo que genera una tensión existencial.
  2. Deseo de Inmortalidad: Unamuno estaba profundamente preocupado por la mortalidad y la búsqueda de la inmortalidad. En su obra "Del sentimiento trágico de la vida", argumenta que el deseo de vida eterna es una fuerza fundamental en el ser humano. La existencia de algo (nosotros, el universo) se enmarca en este anhelo de trascender la nada.
  3. La Fe y la Razón: Unamuno veía una tensión entre la razón lógica, que no puede dar sentido a la existencia ni justificar la inmortalidad, y la fe, que es irracional pero necesaria para afrontar la nada. Sugiere que aceptamos la existencia (el "algo") a pesar de la lógica que nos lleva a la nada, porque nuestra voluntad de vivir y de ser es más fuerte.
  4. Intuición Vital: En su pensamiento, hay una primacía de la vida sobre la lógica abstracta. La existencia es un misterio que se resuelve viviendo, en la acción y en el amor, no en la mera contemplación intelectual. La vida misma es la respuesta a la existencia frente a la nada.
  5. Intrasubjetividad: Unamuno también hablaba de la "intrasubjetividad", la idea de que la realidad se construye en la interacción entre sujetos. La existencia de algo (otro ser, el mundo) es necesaria para la existencia del yo, y viceversa. La nada no tiene sentido en este contexto interpersonal.

Para Unamuno, la existencia de algo en lugar de nada se entiende mejor a través del sentimiento trágico de la vida, donde la angustia de la existencia y el deseo de inmortalidad son centrales. La vida se justifica por la vida misma, por la voluntad de ser y por la interacción entre seres conscientes, más allá de lo que la razón pura puede explicar.

El juego ideal no existe

El juego ideal no existe - Deleuze en Lógica del sentido


Grupo de niños jugando.


Nuestros juegos conocidos responden a un cierto número de principios que pueden ser objeto de una teoría. Esta teoría conviene tanto a los juegos de destreza como a los de azar; sólo difiere la naturaleza de las reglas.

1 °) Un conjunto de reglas deben preexistir al ejercicio del juego; en cualquier caso, y cuando se juega, tienen un valor categórico; 2 °) estas reglas determinan hipótesis que dividen el azar, hipótesis de pérdida o ganancia (lo que ocurre si...); 3 °) estas hipótesis organizan el ejercicio del juego en una pluralidad de tiradas, real y numéricamente distintas, realizando cada una distribución fija que cae bajo tal o cual caso (incluso cuando se juega en una tirada, esta tirada no vale sino por la distribución fija que realiza y por su particularidad numérica); 4 °) las consecuencias de las tiradas se ordenan según la alternativa «victoria o derrota».

Los caracteres de los juegos normales son pues las reglas categóricas preexistentes, las hipótesis distributivas, las distribuciones fijas y numéricamente distintas, los resultados consecuentes. Estos juegos son parciales por un doble motivo: porque no ocupan sino una parte de la actividad de los hombres, y porque, incluso llevados al absoluto, solamente retienen el azar en ciertos puntos, y dejan el resto al desarrollo mecánico de las consecuencias o a la destreza como arte de la causalidad. Es pues obligado que, siendo ellos mismos mixtos, remitan a otro tipo de actividad, el trabajo o la moral, de la que son la caricatura o la contrapartida, pero cuyos elementos integran también en un nuevo orden. Ya sea el hombre que apuesta de Pascal, o el Dios que juega al ajedrez de Leibniz, el juego sólo es tomado explícitamente como modelo en la medida en que él mismo tiene modelos implícitos que no son juegos: modelo moral del Bien o de lo Mejor, modelo económico de las causas y de los efectos, de los medios y de los fines.

No basta con oponer un juego «mayor» al juego menor del hombre, no un juego divino al juego humano; hay que imaginar otros principios, incluso inaplicables en apariencia, donde el juego se vuelva puro.

1 °) No hay reglas preexistentes; cada tirada inventa sus reglas, lleva en sí su propia regla.

2 °) En lugar de dividir el azar en un número de tiradas realmente distintas, el conjunto de tiradas afirma todo el azar y no cesa de ramificarlo en cada tirada.

3 °) Las tiradas no son pues, en realidad, numéricamente distintas. Son cualitativamente distintas, pero todas son las formas cualitativas de un solo y mismo tirar, ontológicamente uno. Cada tirada es en sí misma una serie, pero en un tiempo más pequeño que el mínimo de tiempo continuo pensable; a este mínimo serial le corresponde una distribución de singularidades. Cada tirada emite puntos singulares, los puntos de los dados. Pero el conjunto de tiradas está comprendido en el punto aleatorio, único tirar que no cesa de desplazarse a través de todas las series, en un tiempo más grande que el máximo de tiempo continuo pensable. Las tiradas son sucesivas unas respecto de otras, pero simultáneas respecto a este punto que cambia siempre la regla, que coordina y ramifica las series correspondientes, insuflando el azar a todo lo largo de cada una. El tirar único es un caos, del que cada tirada es un fragmento. Cada tirada opera una distribución de singularidades, constelación. Pero en lugar de repartir un espacio cerrado en resultados fijos conforme a las hipótesis, son los resultados móviles que se reparten en el espacio abierto del tirar único y no repartido: distribución nómada y no sedentaria, en el que cada sistema de singularidades comunica y resuena con los otros, a la vez implicado por los otros e implicándolos en el tirar mayor. Es el juego de los problemas y de la pregunta, y no de lo categórico y lo hipotético.

4 .º) Un juego tal, sin reglas, sin vencedores ni vencidos, sin responsabilidad, juego
de la inocencia y carrera de conjurados en el que la destreza y el azar ya no se
distinguen, parece no tener ninguna realidad. Además, no divertiría a nadie.