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Maquiavelo, el Príncipe en epub.

El príncipe en formato epub.

Libro El príncipe de Maquiavelo en formato epub.

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El Príncipe (en el original en italiano: Il Principe) es un tratado político escrito por Nicolás Maquiavelo en 1513, pensador republicano que predicaba contra la aristocracia imperante en el siglo XVI, escribió el libro mientras se encontraba confinado en San Casciano por la acusación de haber conspirado en contra de los Médici y su política. Fue dedicado a Lorenzo II de Médici, duque de Urbino, en respuesta a dicha acusación, a modo de regalo. Se trata sin duda de su obra con más renombre, aquella por la cual ha nacido el sustantivo "maquiavelismo" y el adjetivo "maquiavélico", ademas es una crítica con apariencia de alabanza, pues desnuda las pasiones del hombre tras los reyes, y desmitifica el ideal superior de las monarquías. A pesar del uso despectivo que se le confiere al término, "maquiavélico" la posición política real del autor no puede ser más contraria a la política que en él se adula.


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La república de Platón

República de Platón.

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La República es uno de los diálogos más importantes que escribió Platón, en donde expresa su embarazo del arte, lo político, la sociedad, la justicia, la indestructibilidad, la virtud, el bien y el mal. Se cree que la Republica, por su gran extensión, es un compilado hecho por Platón en en que unifica un ciclo de diálogos para exponer uno problemas fundamentales de su pensamiento en forma más completa. La fecha aproximada en la que Platón empezó a escribirla fue entre 390-385 A.c. (en el periodo de metamorfosis de sus escritos), y fue terminada con los capítulos II al X presumiblemente a través de 385-370 A.c. (en el periodo de madurez del autor). La República expone el Estado ideal de Platón, lo que debería ser para que el hombre encuentre bonanza y desarrolle su ética.

El escenario: en en que transcurre el coloquio anónimo por Platón, es en casa de Polemarco, hijo de Róbalo, en el Pireo al otro lado por el mes caluroso de Junio a fines de primavera.

Los personajes: Sócrates: (470-399 A.c.) es el personaje principal del coloquio, fue maestro de Platón y creador del método denominado mayéutica (o arte de "alumbrar" los espíritus) por el que lograba que sus interlocutores descubrieran la confirmación a partir de ellos mismos. Sócrates era bajo, de napias ancha, fe pobre y cónyuge con Jantipa, una mujer de agradecido mal genio.
Róbalo: fue hijo de Lisanias y actual padre de Lisias, Polemarco y Eutidemo. Céfalo es un hombre de edad que se dedica al comercio y tiene un demasiado buen pasar económico. Interviene exclusivamente en el Libro I elogiando la ancianidad e introduciendo la mercante de justicia. Róbalo muere posiblemente en el 429 a.c.






Lisias: (459-380 A.c.), conferenciante nativo en Atenas. A la edad de quince años decidió estudiar retórica. En el año cuatrocientos cuatro A.c., los Treinta Tiranos que entonces controlaban la ciudad privaron a Lisias y a su hermano Polemarco de todas sus posesiones. En el tiempo que mataron a Polemarco, Lisias huyó a una población vecina. Regresó a Atenas en el año cuatrocientos tres A.c., a continuación de la derrota de los Treinta Tiranos y el recuperación del gobernación democrático. Emprendió entonces acciones legales contra el responsable de la muerte de su hermano. Lisias se ganó la vida escribiendo discursos para los litigantes y continuó con los negocios de su padre. Se cree que Lisias no contó con la simpatía de Platón.






Polemarco: apegado a la filosofía y a la política. Recibió muerte por defender los ideales de la libertad bajo el autoridad de los Treinta Tiranos (donde Platón solitaria familiares en el poder). Su participación es claro en el Libro I en que introduce la idea de justicia de los poetas.
Eutidemo: escaso se conoce sobre el tercer hijo de Róbalo, quien paso a ser confundido con Eutidemo, hijo de Diocles (fiel partidario de Sócrates).
Trasímaco: Sofista y disertador. Lo político y lo moral solo le preocupaba accidentalmente. Este sabio poseía múltiples cualidades y tenía conocimientos asaz firmes.

Trasímaco interviene en el Libro I alegando que la justicia es y entabla una relación en medio de el hombre justo (que perpetuamente le va mal) y el hombre desaforado (que costal beneficio de la situación), agregando que los que reprochan la justicia no lo hacen por miedo de cometerla, sino por temor a sufrirla

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Las meditaciones de Marco Aurelio .epub

Meditaciones de Marco Aurelio

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Las meditaciones de Marco Aurelio no eran otra cosa más que un género de “cuadernos de ejercicios”, el legado de un ejercicio inocente proseguido que este principiante de filósofo mantuvo consigo mismo durante rebosantes años.



Se concibe el aplomo como una lección teórica que solo acuerda cuestiones abstractas de ninguna importancia con nuestro día a día, o la filosofía como una ciencia que nadie sabe correctamente cuál es su verdadera ventaja. Para Marco Aurelio, y para los antiguos griegos y romanos estóicos, la filosofía era un saber que implica igualmente un fuerte cortejo personal: el filósofo era el que procede en varios años de práctica filosófica. La circunspección era sobre todo un modo de fortaleza que implicaba una “conversión” profunda y que influía en la vída práctica del filósofo, desde los más trascendentales –como la ocupación, el matrimonio­– inclusive los más nimios­ –la fase de cubrir, de hacer referencia o de comer–, y todas las horas de terminación; desde que uno se levantaba por la aurora inclusive hasta el instante de hospedarse. El ejercicio filosófico estóico en la Antigüedad consistía en una lista de “ejercicios espirituales” que había que profesar en una y otra ocasión para ceder al autocontrol y la esperanza. Los entrenamientos eran de profusos individuos y abarcaban tanto los aspectos cognitivos emocionales. La energía era un género de “medicina del alma” o de terapéutica que servía para restablecer las “enfermedades del espíritu".









Los Romanos estóicos veían al filósofo tanto como un doctor paterno cuyas dones podían aliviar a ricos y feraces del sufrimiento virtuoso. Practicaban el conformismo no como una red de ficción elitista, sino como un arte delicado cuyo término era la disputa contra la pena humana. Centraban, por tanto, su atención en cuestiones de trascendencia cotidiana y forzosa para el ser fraterno: el temor a la muerte, el culto y la sexualidad, la ferocidad y la acorralamiento. Un arte de poner en evidencia cómo debilitar la injusticia y como avisar al predicador a prestarse a la naturaleza mundana y cesar del exceso que sufre.

Conforme a Marco Aurelio, para ser filósofo en la Antigüedad no era insuperable soltar una bufonada filosófica sin impugnar una orden filosófica – a diferencia de lo que sucederá seguidamente en la era moderna–, sino que bastaba con alistar a los inicios de una de las seis historias filosóficas actuales –platónicos, aristotélicos, imperturbables, epicureos, cínicos y escépticos– y bregar por estar en coherencia con estas doctrinas. Por eso Marco Aurelio fue considerado en su época como filósofo. De hecho, las Meditaciones no es un manual en sentido disciplinado, sino que de acuerdo más con los diseños personales de Marco Aurelio, le tomó los últimos diez años de su vída escribir las meditaciones, mientras guerreaba por diversas comarcas del Imperio. Estas cualidades personales que el emperador escribió en griego (puesto que el griego era la lengua de la formación y de la firmeza, a pesar de los vigores imponentes de Cicerón y Séneca para que el latín se convirtiese aún en lengua filosófica), tenían el objeto de recordarle las apotegmas fundamentes del aguante -especialmente los de Epícteto, al que referencia continuamente - de ayudarle a aplicarlas en su vída diaria. Los hypomnemata (puesto que ése era el extremo griego por el que se conocían este tipo de escritos) no estaban encaminados a ser publicados siquiera leídos por otras personas, y no eran otra cosa más que un género de “cuadernos de ejercicios”, el legado de un ejercicio inocente proseguido que este principiante de filósofo mantuvo consigo mismo durante rebosantes años. De ahí su atributo unilateral, aforístico, que se desprende del volumen.









Los filósofos como Séneca, Epícteto o Marco Aurelio, en contra de lo que se nos enseñado, no eran personalidades mustias, pesimistas y deprimentes, sino grandes conocedores del sentimentalismo humano que utilizaban unas estructuras pudientes (que entonces se consideraban filosóficas empero que suelen llamarse psicológicas) para arreglar los portes más negativos de la vivacidad cotidiana –la ansiedad, la frustración o los celos, etc.– y encaminarse así a una historia más plena y satisfactoria. Así que se puede descubrir el último vademécum de autoyuda que más se esté vendiendo hoy o disfrutar con un culto de la reflexión que de ningún modo pasará de moda.

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Descarga libro Sobre la felicidad de Lucio Anneo Séneca

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Lucio Anneo Séneca (Latín: Lucius Annæus Seneca), llamado Séneca el Joven (4 a. C. – 65) fue un filósofo, político, orador y escritor romano conocido por sus obras de carácter moralista. Hijo del orador Marco Anneo Séneca, fue Cuestor, Pretor, Senador del Imperio Romano durante los gobiernos de Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón, además de Ministro, tutor y consejero del emperador Nerón. Séneca destacó tanto como pensador e intelectual, así como político. 


Consumado orador, fue una figura predominante de la política romana durante la era imperial, como uno de los senadores más admirados, influyentes y respetados, siendo foco de múltiples enemistades y benefactores, a causa de este extraordinario prestigio. De tendencias moralistas, Séneca ha pasado a la historia como el máximo representante del estoicismo romano, en una etapa tan turbulenta, amoral y anti ética como lo fue la plena decadencia imperial, de la etapa que vivió, estoicismo y moralismo que al final, lo llevaron a acabar con su propia vida.

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Descarga desobediencia civil de Thoreau


Thoreau: Desobediencia civil y otros escritos.
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La desobediencia civil es el título de una conferencia escrita por Henry David Thoreau que se publicó en 1848. En este escrito Thoreau explica los principios básicos de la desobediencia civil que él mismo puso en práctica: en el verano de 1846 se negó a pagar sus impuestos por lo que fue detenido y encerrado en la prisión de Concord. Él se justificó explicando que se negaba a colaborar con un Estado que mantenía el régimen de esclavitud y emprendía guerras injustificadas, en aquel caso concreto contra México.

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Henry Bergson - La Risa gratis en formato .epub

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Dotado de un estilo agudo y penetrante que llegó a valerle el Premio Nobel de Literatura en 1927, Henri Bergson es uno de los filósofos fundamentales del siglo xx. Sus concepciones teóricas descansan sobre la idea central de que la experiencia se manifiesta bajo dos aspectos diferentes: de una parte, en forma de hechos situad os en el espacio, cuyo estudio constituye el dominio propio de la ciencia; de otra, como intuición de la pura duración, cuyo método es la filosofía. Los tres ensayos en torno a la comicidad que integran LA RISA constituyen seguramente su obra más popular, así como una muestra inmejorable de su pensamiento. En ella ofrece una definición del problema de lo cómico en la vida humana que se ha convertido en un clásico.

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La Ética no sirve para nada


La Ética no sirve para nada.
Persona reflexionando sobre el concepto de ética, rodeada de símbolos culturales y sociales que representan la diversidad mora
Este escrito pretende dar respuesta a la recurrente pregunta ¿Para qué sirve la ética? despojando al concepto de sus tópicos y del pesado lastre utilitarista –incluso, mercantilista– que, en opinión del autor, erróneamente le acompaña.


En la mayoría de foros de debate, publicaciones y obras literarias de ámbito filosófico, resulta frecuente encontrarse con profundas disquisiciones de este tipo referidas tanto a la ética como a la propia filosofía, intentando justificar la bondad del concepto con un enfoque práctico y utilitarista que los acerque a los comunes mortales, alejados en su atribulado día-a-día de abstracciones teóricas absolutamente improductivas. A esta situación de hecho, asumida como normal –por su «normalidad», no por su oportunidad–, se ha venido a sumar el descubrimiento de un libro (editorial Paidós) de Adela Cortina Orts, catedrática de Ética y Filosofía Política, de reciente aparición –el cual debo reconocer todavía no he leído– cuyo título es ¿Para qué sirve realmente la ética? Ni que decir tiene que no pretendemos hacer una crítica al libro, sino a su título, el cual plantea una cuestión errónea de base, a la que, en mi opinión, no cabe otra respuesta que la expresada por el título de este escrito. Se trata, pues, de una confrontación de títulos: pregunta y respuesta. Y para ello nos apoyaremos en la ficha técnica y sinopsis que se pueden encontrar en Internet:
En este libro, Adela Cortina nos recuerda que “si no tomamos nota de lo cara que sale la falta de ética, en dinero y en dolor… El coste de la inmoralidad seguirá siendo imparable. Y, aunque suene a tópico, seguirán pagándolo sobre todo los más débiles”.
Efectivamente, esta época nos depara demasiados ejemplos de las consecuencias de la falta de ética en las conductas de muchas personas con responsabilidades políticas y sociales. Y es preciso recordar que la ética “sirve”, entre otras cosas, para abaratar costes en dinero y sufrimiento en aquello que está en nuestras manos lograr, en aquello que sí depende de nosotros. Y también para aprender, entre otras muchas cosas, que es más prudente cooperar que buscar el máximo beneficio individual caiga quien caiga.
Ninguna sociedad puede funcionar si sus miembros no mantienen una actitud ética. Ni ningún país puede salir de la crisis si las conductas antiéticas de sus ciudadanos y políticos siguen proliferando con toda impunidad. Este libro nos recuerda que ahora, más que nunca, necesitamos la ética.
Y también con esta cita textual donde la autora da respuesta parcial al enigma planteado (extraída del propio libro, también disponible en el enlace):
La ética sirve, entre otras cosas, para recordar que es una obligación ahorrar sufrimiento y gasto haciendo bien lo que sí está en nuestras manos, como también invertir en lo que vale la pena.
No se puede encontrar mejor ejemplo del compendio de tópicos asociados habitualmente al término, destacando en especial las referencias a la «falta de ética», la «actitud ética» y las «conductas antiéticas».

Mas allá del exótico, benéfico y un tanto estrafalario efecto colateral de servir para «invertir en lo que vale la pena», el error principal del planteamiento reside en la valoración. Cuando se utilizan comparativos se da por supuesto la existencia de un valor patrón absoluto y universal respecto al cual medir, en este caso, el comportamiento personal. Sólo de esta forma se puede hablar de déficit, de normalidad o de superávit. Si aceptamos que la ética es la colección de atributos personales e intransferibles determinados por el comportamiento –por los actos– del individuo, deberemos aceptar que todos tenemos «nuestra» ética y que ésta «es la que es» y que servir, lo que se dice servir, sólo le sirve al individuo. Y si no que se lo pregunten a Al Capone o a algún imputado por corrupción del que, de acuerdo con mi ética –por lo de la presunción de inocencia–, me abstengo de dar el nombre.  

Por lo tanto, no se puede hablar de ética colectiva, excepción hecha de las normas éticas profesionales (médicos, abogados, jueces, etc.) que no hacen otra cosa que establecer el patrón de medida individual en el entorno restringido de su actividad. Por lo tanto, en estos casos, resultaría aceptable hablar de un comportamiento «poco ético» de los miembros de estos colectivos «regulados» y siempre, a título personal.

Pero... ¿y el resto de los mortales? ¿Existe un patrón de medida universal y objetivo? No. Es particular y subjetivo. Y se llama «moral», que se complementa con su desarrollo regulador en forma de Leyes, Reglamentos y Normas, las cuales, en el mejor de los mundos –¿dónde?–, no deberían vulnerar la «moral» al uso. Y la moral es algo tremendamente dinámico, ya que es el reflejo estadístico de la «normalidad» del colectivo y se ve afectada por múltiples factores, por ejemplo, la evolución de la tecnología, la globalización y, en último término, por sus propias costumbres, en una realimentación perpetua. Las pruebas las tenemos a la vista diariamente: burkas, ablación de clítoris, lapidaciones, etc. etc. ¿son antiéticas estas conductas? ¿O, simplemente, no nos gustan? ¿Cuál es y dónde se encuentra el patrón universal?

A la vista de estas reflexiones, una frase como «ninguna sociedad puede funcionar si sus miembros no mantienen una actitud ética» merece, como poco, ser tachada de «superficial». Y no digamos el pretendido efecto de una conducta ética: «abaratar costes en dinero y sufrimiento».

 Por terminar: la ética –en sí misma– no sirve para nada. La ética no «se necesita», porque siempre «se tiene». Es consustancial al ser humano y, afortunadamente, no somos clones. Pero esto no es óbice para no reconocer que la moral colectiva puede ser considerada un ascendiente de la ética personal y viceversa. Una sociedad que a través de los medios y de la praxis diaria asiste a la trivialización –o generalización– de la corrupción o de la violencia no es la mejor candidata para generar comportamientos excepcionales –ángeles, cisnes negros o perros verdes– que difieran de la «normalidad» estadística. Solamente mediante la mejora de la «normalidad», es decir, de la moral colectiva, se podrá mejorar el comportamiento de cada individuo, el cual, a su vez, es quien conforma la «normalidad». La pescadilla que se muerde la cola.

Difícil problema, no resoluble con la pretendida «utilidad» de la ética. Se me antoja que los tiros van por la asunción de nuestra importante cuota de responsabilidad individual en todo los que nos sucede. Por abandonar el mimetismo. Por dejar de quejarnos y de esperar que nos lo den todo hecho. Por dejar de ser rebaño y volver a ser individuo. Esto redundará en una mejor «moral» colectiva y, con suerte, con mejores comportamientos individuales, es decir, con una ética ni mejor ni peor, simplemente más ajustada al patrón. Difícil, en suma.

"The Kid"

"The Kid".
Quisiera hacer un breve homenaje a uno de los mejores cineastas de todos los tiempos: Charles Chaplin. De este modo, me gustaría recordar su primer largometraje, "The Kid", y así esbozar el papel que juega el arte en la crítica filosófica.


"The Kid" es el primer largometraje del magnífico cineasta Charles Chaplin. Una verdadera joya del séptimo arte donde, en menos de una hora, Chaplin nos hace oscilar entre la comedia y el drama. Tal vez la maestría del film radique en que, concebida primigeniamente como una comedia, llega a emocionar al espectador.

A través de una majestuosa narración, se nos cuenta la historia de un bebé abandonado que es encontrado por un vagabundo (Chaplin), el cual -a partir de ese momento- se hace cargo de él; ambos utilizan (una vez crecido el bebé) las técnicas más antiguas de la picaresca con el único objeto de sobrevivir en un frío y crudo mundo que no deja espacio para la solidaridad social. El director retrata la situación de la sociedad de su tiempo. No hay aquí elementos shakesperianos, mas sí un lenguaje cinematográfico, sumamente cuidado y limpio, que esconde una feroz crítica al sistema capitalista. Lo cierto es que la obra guarda cierta relación con la vida personal de Chaplin (recordemos que fue abandonado por su padre), no obstante la película es más bien una alegoría que sirve para representar cierto tipo de crítica social.

La puesta en escena del film recuerda -y mucho- a los relatos de Charles Dickens y de Mark Twain. Las vestimentas así como los decorados encajan perfectamente en el contexto de la obra. De la mano del propio Chaplin (actor, productor y director del film) nos adentramos en los comienzos de la Europa del siglo XX, dominada por el capitalismo industrial (muy característico es la presencia de obreros y grandes fabricas).

No quisiera revelar nada más acerca del argumento de la película, como tampoco anticipar las imágenes más espectaculares y memorables. Por eso, invito al lector a acercase él mismo a este genio del cine. Chaplin es, probablemente, el mejor artista visual de la historia del cine. Al menos a mi juicio, ya que nunca antes había experimentado tantas cosas con tan pocas palabras. En Chaplin vemos cómo el arte tiene una función muy clara: la crítica. Y tal vez lo más hermoso es la expresión que esa crítica toma. Aparentemente sólo hay expresión, sin embargo el fondo esconde una profunda inquietud humana. Eso, y no otra cosa, debe ser el arte.

Gracias, Charles Chaplin.

"El Criticón" o pesimismo antropológico en el barroco


"El Criticón" o pesimismo antropológico en el barroco
El siguiente post tiene el objetivo básico de hacer una reseña crítica de una de las obras más importantes de Baltasar Gracián, a saber, El Criticón. No voy a hacer una exposición densa de su obra, sino, simplemente, tocar algunos temas que considero interesantes para acercarnos un poco a este coloso del pensamiento español..


Antes de hablar sobre el tema de mi exposición, me gustaría precisar y contextualizar mi trabajo haciendo unas mínimas referencias a lo que -considero- son las claves importantes del pensamiento graciano en el contexto del Barroco. El Criticón es la alegoría que sirve de representación de las edades de la vida humana (concretamente, el libro se divide en tres partes, es decir, tres edades) pero de una forma narrada que hace más fácil su lectura. En este marco, y en consonancia con una más que plausible interpretación del Barroco, Gracián mezcla subgéneros literarios, convirtiéndose en uno de los máximos exponentes del Barroco. Muchos han querido ver en Gracián una crítica a las costumbres y al momento de su época; y, aunque busque corrección, parece que no es ésta la finalidad. Otros intérpretes, más bien, han querido ver semejanzas o parecidos con el Quijote del maestro Cervantes: sentar las bases de las buenas costumbres, más que criticarlas como tal. En cualquier caso, y antes de plantear mi reseña propiamente hablando, hay tres puntos que son, a mi juicio, fundamentales para entender el pensamiento graciano. Dichos tres puntos son los siguientes:


a) Pesimismo como reflejo de la época barroca.

b) Finalidad didáctica: pretende dotar a las personas de recursos que les permitan defenderse socialmente.

c) Su lenguaje es plenamente conceptista: busca la agudeza del concepto y la concisión.

Contextualizada la obra en un marco considero que suficiente, voy a dilucidar sobre una problemática que hay en El Criticón de nuestro autor: la problemática en torno a la visión que el propio Gracián tiene del hombre. El hombre es un ser maravilloso, pero muy complejo, como nos han enseñado los sabios, dice Gracián. El Criticón nos enseña lo que cuesta hacerse hombre, pues éste es gran cosa, pero también un gran “desconcertador de mundos”. El hombre nace bárbaro y se humaniza por medio de la cultura para cultivarse a sí mismo. En El Criticón se plantea la necesidad de la reforma de ese hombre desconcertante.

El ser humano porta y soporta lo irracional, lo oscuro. Es necesario que la razón penetre en todo lo indefinible y movedizo que encierra la vida humana. ¿Cómo llevar a cabo este proceso del que hablamos? Por medio de la ironía, la sátira, la fábula y, en general, por medio de la literatura. He aquí una de las “peculiaridades” del denominado pensamiento español; su vehículo no es el propio de la filosofía, sino que busca otras vías más cercanas a la literatura, el arte, etc. Gracián es un pensador plástico, filósofo y poeta al mismo tiempo, que propone, de algún u otro modo, una filosofía terapéutica. Gracián se da cuenta de que, sin los buenos modos, no se puede transparentar el ser. En este “mundo inmundo”, lo único que puede hacer el hombre es perfeccionarse interiormente, pues la realidad cambia y fluctúa constantemente, no habiendo un punto fijo al que agarrarse. El hombre está en tensión con el mundo, hay una lucha entre apariencia y realidad, de ahí que la vida humana sea, para nuestro autor, un proceso de maduración.

Por otro lado, creo que en El Criticón hay un reflejo del pesimismo barroco. El hombre vive engañado, y cuando empiezan a desengañarse, tristemente, muere. En este sentido, El Criticón no es una simple obra literaria más, sino que implica un nuevo nivel de reflexión que intenta dar una respuesta a la tan difícil pregunta por el sentido y propone, más o menos sistemáticamente, un modelo de conducta moral. En cualquier caso, vemos como en Gracián, al igual que en todos los grandes autores de la historia, se repite el mismo problema: el sentido de la existencia humana. Al final hallamos en la obra una mirada amarga y desolada. No es de extrañar que Arthur Schopenhauer la calificara como la mejor obra de todos los tiempos, pues está en consonancia con su visión pesimista de la condición humana.

Para concluir, me gustaría citar uno de los pasajes de El Criticón, en el que se recoge una reflexión sublime sobre el acontecer del hombre: "Eternízanse los grandes hombres en la memoria de los venideros, mas los comunes yacen sepultados en el desprecio de los presentes y en poco reparo de los que vendrán. Así que son eternos los héroes y los varones eminentes e inmortales. Éste es el único y eficaz remedio contra la muerte. Seguidme, que hoy intento trasladaros de la Casa de la Muerte al Palacio de la Vida, de esta región de horrores, del silencio, a los honores de la fama.” (El Criticón III. Crisis XII. Pág. 995).

Escrito de Daniel Peres Díaz / Twitter:  @Daniel_peres21 / email: danielperes20@gmail.com

Darwilandia , una crítica al Darwinismo social.

Enrique Morata es el autor de "Darwilandia" y desde hoy nuevo colaborador, en adelante nos mostrara pequeños escritos y recortes explicativos de sus libros en Microfilosofia.com.

En esta primera entrada se muestra solo un resumen enviado por el autor, puedes comprar el libro en papel o descargartelo gratuitamente en PDF en Darwilandia - Enrique Morata.

En "Darwinlandia", se critica al darwinismo social vulgar y al darwinismo como  una teoría no científica sino política y de ultraderecha. A diferencia del creacionismo bíblico que se empecina en atacar al darwinismo por razones religiosas, nosotros atacamos al darwinismo por razones sociales, porque está en la base del capitalismo salvaje y porque es una teoría científica ya atrasada respecto a lo que nos está explicando ahora mismo la genética, según la cual no cococemos todavía los miles de factores que se dieron para que apareciera la vida y el hombre en este planeta  y para que se dieran las mutaciones en los genes y en el ADN.

Además algunos genetistas actuales siguen creyendo que la selección natural darwiniana sigue teneindo un papel en la "evolución " de los genes mientras que otros genetistas creen que la selección natural nunca ha tenido ningún papel en ninguna evolución y que solamente ha servido para que los seres vivos más fuertes o poderosos vivieran mejor al apropiarse de las mejores condiciones de vida, la mejor comida, los mejores refugios y las mejores hembras, sin que transmitieran gracias a ello ninguna característica primaria a sus descendientes, sino solamente características secundarias provenientes de su mejor calidad de vida.

La búsqueda de la identidad


La búsqueda de la identidad
Uno de los temas más recurrentes en las últimas décadas es el tema de la identidad. ¿Quiénes somos realmente o cómo podemos llegar a conocernos? Esta búsqueda no es sólo una consecuencia freudiana sino que responde a un anhelo profundo del ser humano. 

Búsqueda de la identidad entre libros y estrellas

La literatura de los últimos años está marcada por una fuerte carga de autoayuda y corriente New Age. Autores como Paulo Coelho triunfan en las librerías con sus novelas de liberación espiritual e introspección. Las estanterías se llenan de manuales que prometen otorgarte todo el conocimiento que necesitas sobre ti y las claves para alcanzar la felicidad. 


Sin embargo, ¿no parece todo demasiado fácil? Sólo hay que asomarse al Prefacio de la Fenomenología del espíritu de Hegel para darse cuenta de la complejidad que tiene ahondar con seriedad en el desarrollo de la autoconciencia y, por ende, de la identidad. Podríamos seguir ahondando en esta obra, pero quisiera seguir en la esfera literaria y hablar de El lobo estepario de Herman Hesse. 


El autor nos presenta a un personaje, Harry Haller, que se ha dedicado toda su vida a cultivar su espíritu, su mente y su cultura. Resulta un erudito entre eruditos. Pero tras la guerra eso ya no consigue llenar su vida. En el borde del abismo comienza un recorrido de descubrimiento interior. Conoce a otros personajes que le llevan a ahondar en los placeres mundanos con los que disfruta como nunca. Y se va adentrando dentro de sí de manera que descubre anhelos y miedos hasta ahora inimaginables. 

Pero este descendimiento en las aguas oscuras del "yo" no es tratado de manera liberatoria, sino que también nos pone sobreaviso acerca de que no todo lo que se descubre puede resultar agradable y que, a veces, puede ser sinónimo de locura y destrucción. 

Es cierto que el libro contiene grandes dosis de existencialismo e incluso de nihilismo nietzscheano, sin embargo, frente a tanta banalidad de la búsqueda de la identidad no está de más enfrentarse de vez en cuando a estas realidades. 

Diario de un seductor. Soren Kierkegaard


Diario de un seductor en Colección Microfilosofía.
Conoce a Soren Kierkegaard en su libro: Diario de un seductor. Libro que te enseña a pensar en formaciones románticas, religiosas y sobre todo, de seducción.

Kierkegaard le dedicó al Estadio Estético ocho ensayos. Diario de Un seductor conforma el octavo ensayo de Kierkegaard y constituye, junto con su comentario del don Juan de Mozart, uno de los capítulos centrales de su Aut- Aut (O lo uno o lo otro).

A su vez, para el lector no interesado por la filosofía, el libro es alusivo y contundente cuando enseña formaciones románticas, impregnadas de antigua cultura danesa, de ritos cristianos y dogmas invisibles. El lector descuidado seguro aprenderá todas las formas del amor romántico, bien detalladas y conceptualizadas por Soren Kierkegaard.

Mientras, en el desarrollo de su filosofía existencial se dignifica una filosofía de elección entre posibilidades de vida, los dos momentos primeros se superan por el influjo de la melancolía y el hastío, para desembocar en el estadio religioso, que según Kierkegaard es muestra de su vocación dominante y única de escritor religioso. Y no por esto, no por falta de afecto deja de dominar en todo tipo de conflictos persuasivos, como muestra en Diario de un Seductor, la seducción intelectual con todas sus morbosas alquimias se despliega como núcleo central del escrito. Se trata de Juan, astuto seductor, que valiéndose de ardides conduce al desconcierto y la confusión a Cordelia, quien a sus 17 años muere de amor por él. La causa de la naturaleza contemplativa y reflexiva de Juan, es estar dispuesto a efectuar toda clase de experimentos psicológicos con el fin de lograr el punto de turbación en que Cordelia pierde su equilibrio -y se disponga a cualquier sacrificio. Como se verá, en este juego el que cambia las tácticas y alterna desahogos y rigideces, despliega a su vez una clase de egoísmo refinado que según Kierkegaard, pretende el máximo de placer sin ningún compromiso.

Fuente:  Diario de un seductor / Soren Kierkegaard .

Laques, diálogos Socráticos sobre la correcta educación de los hijos.


Laques, diálogo platónico sobre la correcta educación de los hijos.
Laques es uno de los diálogos más importantes de Platón. El encuentro tiene lugar en algún gimnasio público de Atenas, comienza con cinco personajes en reunión durante una exhibición de hoplomachía -una especie de combate de un soldado de infantería pesada con el armamento completo, se trata de Sócrates, Lisímaco, Melesías, Nicías y el que da título a la obra, Laques. Los dos últimos son convocados por Lisímaco y Melesías para pedirles consejo acerca de un tema de gran importancia a lo largo de la historia, la correcta educación de sus hijos. A raíz de este tema, tras ser introducido el sabio Sócrates en el coloquio, los contertulianos desarrollan temas de virtud, sabiduría y valor.

Diálogo platónico Laques, escena en un gimnasio ateniense, Sócrates, Lisímaco, Melesias, Nicias y Laques discutiendo sobre la educación de la juventud, demostración de hoplomaquia, temas de virtud, sabiduría y coraje.

Laques (Colección Microfilosofia)
En la etapa socrática de Platon el diálogo es de extensión breve, estructura dramática sencilla, final aporético, la discusión sobre un tema ético siempre acaba por enfrentar a los personajes.

En el diálogo cabe mencionar que tanto Lisímaco como Melesias son ciudadanos honorables, hijos de personajes ilustres en la política, que no han realizado nada digno de su noble ascendencia. El hecho de que piensen que una buena educación puede permitir a sus hijos superar esta medianía y recobrar el renombre de sus abuelos es un signo de los tiempos en que los sofistas acudían a la democrática Atenas, ofreciéndose como maestros de virtud para la juventud distinguida. Por otra parte, el hecho de que duden si la hoplomachía será conveniente para la educación de los jóvenes, seguramente muestra lo despistados que ambos padres están respecto al futuro de la educación.

En el diálogo "todo se lía", a partir de aquí los personajes hacen una reflexión acerca de la virtud que a su vez les obligan a profundizar en el valor y otros conceptos. Y llega entonces una secuencia definitoria, Sócrates toma la palabra:

SÓC. -Así pues, también ahora toca examinar esto en primer término: si alguno de nosotros es, o no, un técnico en el tema que consideramos. Y si lo es, obedecerle, aunque sea uno solo, y prescindir de los demás. Y si no lo hay, buscar a algún otro. ¿O creéis que os arriesgáis en algo de poca monta tú y Lisímaco, y no sobre esa posesión que es efectivamente la mayor de las vuestras? Se trata de si vuestros hijos se harán personas de bien o lo contrario, y toda la casa del padre se administrará según como resulten sus hijos.
MEL. - Dices verdad.
SÓC. -Por tanto, conviene mantener gran previsión en eso.
MEL. -Desde luego.
SÓC. - ¿Cómo, pues, según yo decía hace un momento, podríamos averiguar, caso de que decidiéramos hacer el examen, quién de nosotros es un buen técnico en atletismo? ¿No sería aquel que lo hubiera aprendido y practicado, y que hubiera tenido buenos maestros de ese arte?
MEL. - Me parece que sí.
SÓC. - Por tanto, ¿de qué asunto, en principio, vamos a buscar a los maestros?
MEL. - ¿Cómo dices?
SÓC. -Tal vez será más claro de esta manera. Me parece que no hemos reflexionado desde el comienzo qué es lo que examinamos y sobre lo que deliberamos: quién de nosotros es experto, quién ha tenido buenos maestros al respecto, y quién no.

Extracto de texto de Laques (Colección Microfilosofia)

Objetividad, conocimiento y valores en la ciencia

Hola mi nombre es Arantxa Serantes. Soy Licenciada en Humanidades y actualmente investigadora en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Santiago de Compostela.
Quiero mostrar un extracto de mi reciente libro titulado "Objetividad, conocimiento y valores en la Ciencia" este nació como fruto de unas investigaciones, durante una estancia en Oxford, hace algunos años. La Fundación Caja Madrid me había otorgado una beca y en transcurso de ese período de tiempo fui descubriendo el interés que tenía para mí la figura de Ilkka Niiniluoto, un autor conocido en España, tan sólo por especialistas en la materia, y escasamente divulgado en nuestro país.

 Libro editado en Meubook, y puesto a la venta a través de su portal web.


El objetivo del presente trabajo consiste en realizar un análisis del planteamiento filosófico de Ilkka Niiniluoto referido a la objetividad, conocimiento y valores. Atendiendo a estos puntos de vista : el axiológico, el epistemológico y el ontológico. Desde ahí se indagan aspectos de la idea de “progreso” en la Ciencia, así como los procesos y resultados que genera el realismo científico-crítico defendido por el autor en cuestión.

También se proporciona una visión más amplia sobre el desarrollo metodológico que permite la predicción de hechos nuevos o el acceso al conocimiento científico y que, a su vez, tiene una posterior incidencia tanto en la Ciencia Básica como en la Ciencia Aplicada, y en todas las manifestaciones culturales y  sociales humanas en sus diferentes contextos: justificación, transmisión de conocimientos...
Es importante destacar la especial relevancia que deben tener los valores dentro de la actividad científica, tanto a nivel interno como externo, teniendo en cuenta los diversos modos de relación, interpretación y transformación existentes en la realidad. La Ciencia se distingue de otros dominios de la cultura humana por su naturaleza progresiva debido a sus criterios normativos para su mejora que se identifican como avances en la Ciencia. La visión tradicional acumulativa del conocimiento científico fue cuestionada con eficacia entre los años 60 y 70 y así la noción de progreso se llevó a debate desde un punto de vista axiológico sobre los objetivos y el objeto de la Ciencia. La tarea de mi análisis es el de considerar posibles respuestas alternativas a las preguntas metodológicas y conceptuales tales como reconocer acontecimientos progresivos en la Ciencia, las diferentes propuestas existentes y sus límites.

Otra de mis pretensiones es interrelacionar el progreso con el realismo científico, pues la sistematización teórica de Niiniluoto está considerada como una tentativa de describir la realidad más allá de las cosas observables así como sus regularidades declarativas del valor de verdad- lo que supone un incremento de la verosimilitud-.

Como apunta el prof. Murillo en el prólogo, los problemas planteados en el libro son:
“¿Cómo se relaciona la ciencia con el mundo de los valores? ¿Qué papel juegan la ciencia y la tecnología en la sociedad? ¿Tiene sentido preguntarse por la verdad de la ciencia? ¿Qué verdad nos proporciona la ciencia? ¿Tiene la ciencia alguna repercusión sobre la determinación del bien humano y del alcance de la acción humana? En compañía del filósofo finlandés Ilkka Niiniluoto, nacido en Helsinki en 1946, la autora de este libro apunta a esos temas básicos de la filosofía actual de la ciencia: el axiológico, el epistemológico y el ontológico.”

Os dejo una muestra de mi respuesta y un breve fragmento de mi trabajo para que lo leáis y valoréis por vosotros mismos.

1.1 Caracterización teleológica de Ciencia
El conocimiento científico no invalida el conocimiento ordinario del mundo, únicamente lo mejora y lo completa. La Ciencia como tal es una investigación siempre en proceso de avance o autocorrección. A partír de los hechos es como la comunidad científica descubre un problema, es decír, un elemento que no puede ser explicado o predicho desde las teorías aceptadas. Para resolverlos, se elaboran hipótesis las cuales pueden llegar a considerarse como leyes e integrarse en teorías.1Sin embargo, el concepto tradicional de “Ciencia” era el de un conjunto sistemático de teorías acerca de los objetos, pudiendo ser estos entidades ideales (entendidas en las Ciencias formales como hechos) o fenómenos (en Ciencias empíricas). Estas definiciones permiten trazar las líneas básicas de la constante evolución que sufre la Ciencia: “ una institución que se desarrolla y cambia con el tiempo”

El concepto clásico griego o medieval descansa sobre el conocimiento descriptivo con un soporte metafísico, que empleando un método deductivo mediante el cual desarrollar la trama demostrativa. La demostración desde un punto de vista lógico y epistemológico contempla unas dimensiones semántica y pragmática, debido a las proposiciones y relaciones que se dan entre ellas y su disposición cognoscitiva. El orden deductivo lo constituyen los enunciados y significados que corresponden a la estructura del dominio estudiado desde un orden objetivo que mejora o aumenta nuestro conocimiento. .
Frente al concepto clásico, la alternativa moderna reemplaza al esencialismo por otras fundamentaciones del saber científico como el “programa inductivista”.

La Ciencia moderna adopta el método hipotético-deductivo ( que procede de la premisa general a la particular). La forma más perfecta la encontramos en el método axiomático utilizado en la Lógica y en las Matemáticas, pero existe otra tendencia: el método inductivo (legitimado por autores como F. Bacon o W. Whewell). La inducción moderna suele considerarse como una parte del método científico. Su uso puede tener lugar en la vida cotidiana o experiencia en estados precientíficos, de ahí su relación con la probabilidad o la certeza. Así lo explica el prof. Niiniluoto: “muchos empiristas y racionalistas desde el S. XVII reivindicaban que la Ciencia crece continuamente por acumulación infalible de verdades

El enfoque contemporáneo de Ciencia promueve nuevos planteamientos con la llegada del verificacionismo (Círculo de Viena) y el falsacionismo (K. Popper) así también propone una visión de Ciencia como una realidad dinámica, pues la Ciencia no es un proceso de acumulación de conocimientos. Este punto de vista tradicional sobre el proceso acumulativo de conocimiento en la Ciencia llevó a la comunidad científica a interesarse por la noción de “progreso”. Los debates sobre el concepto normativo de progreso afectan a cuestiones de corte axiológico sobre los objetos y objetivos de la Ciencia.

El Progreso es un concepto normativo que debería ser distinguido – a juicio de Niiniluoto- por términos neutros descriptivos, como “cambio” o “desarrollo”. En la Ciencia se concibe como demanda normativa que todas las contribuciones para investigar cedan un beneficio cognoscitivo y que su éxito pueda ser evaluado. La teoría del progreso científico debería dar una especificación de los valores u objetivos que pueden ser usados como criterios constitutivos para nuestra Ciencia.5No hay que olvidar que es la Axiología de la investigación la que trata de llegar al esclarecimiento de la Ciencia como quehacer orientado a fines. Introducen unos valores cognitivos que permiten que el investigador asuma unos valores epistémicos a la hora de ampliar o aplicar el conocimiento científico ya que la Ciencia no está libre de valores y el ser humano no puede negar su universalidad ni renunciar a la ética, la cual permite la actuación y la consecución del fin o fines buscados a través de la autocrítica y la revisión teórica. En este sentido, caben dos orientaciones: la Ética endógena y exógena.

Atendiendo a ambas y teniendo en cuenta que el progreso es un concepto orientado por el resultado acerca del éxito de un producto en relación a un objetivo nos encontramos con una Ciencia cuya empresa cognoscitiva es la búsqueda de conocimiento. Niiniluoto apunta que dicho cometido no debe ser utópico (pues racionalmente no puede ser alcanzado) ya que no se vislumbra progreso alguno en una tentativa por alcanzarlo. Sin embargo no todos los objetivos inaccesibles son utópicos. Un objetivo inalcanzable, puede funcionar como un principio regulativo, en sentido kantiano, si esto dirige nuestro comportamiento para que nosotros seamos capaces de avanzar hacia ello.

“El argumento escéptico clásico es aquel que considera la verdad como una tarea utópica. Peirce, el fundador del pragmatismo americano, argumentó que el acceso a la verdad como el límite ideal de pregunta se destina a un determinado conjunto de investigadores. El punto de vista de Peirce sobre el progreso científico es que hay un número finito de problemas científicos y que estos serán solucionados en un tiempo finito. Sin embargo, a mi juicio, no creo que la verdad pueda ser generalmente accesible en sentido fuerte. La Filosofía parte de unos principios de los que luego obtiene consecuencias implícitas de ellos; Las ideologías son las que parten de valoraciones que luego se justifican mediante una teoría apropiada, donde la voluntad precede a la razón, que queda convertida en medio.

Si la Ciencia es vista como una actividad que busca conocimiento, es natural definir el progreso en términos o condiciones sobre la base del mismo, pues el objetivo cognoscitivo – según Niiniluoto- debe reconocer algo que todavía es desconocido y nuestro progreso verdadero depende de nuestra distancia con respecto a ese destino. Pero como ese objetivo es desconocido para nosotros, nuestras percepciones deben estar fundadas en el pasado conocido”.

Los estudios metodológicos son uno de los mejores caminos para avanzar en los objetivos científicos. La verdad y la verosimilitud juegan un papel fundamental en la explicación racional del éxito en la Ciencia y en el análisis de la racionalidad. El cometido básico para un realista es la información verdadera acerca de la realidad. El realista aprecia el éxito empírico como el empirista, pero, para el realista, la verdad de una teoría es una precondición para la adecuación a una explicación científica. El objetivo cognitivo de la Ciencia incluye a la verdad en el sentido realista de correspondencia con la realidad.
El naturalismo histórico y sociológico sugiere que las cuestiones de origen axiológico sobre la Ciencia deberían ser resueltas estudiando las creencias y opiniones de los científicos, pues muchos debates en Filosofía de la Ciencia afectan a las reglas constitutivas de la propia Ciencia. Más concretamente, a sus objetivos y a sus métodos. Ese tipo de reglas definen lo que la Ciencia es. Debe existir, por tanto, un criterio de demarcación entre Ciencia y no-Ciencia.

Niiniluoto advierte que “investigar bajo un paradigma es un camino particularmente efectivo para inducir el cambio de paradigma”- este es aceptado plenamente y por ello están ligados por elementos comunes para llevar a cabo la resolución de metas y objetivos de su investigación. Los miembros de una comunidad científica participan de una determinada formación sobre la base de una tradición científica determinada. Eso permite una adecuación de juicios que, sin embargo, no excluirá discrepancias. A mi juicio, lo que facilita la Ciencia normal promulgada por Kuhn, es la unión de los hechos y las predicciones de la teoría interpretando la naturaleza de tal forma que el científico debe ser capaz de explicar los fenómenos utilizando la observación y la experimentación y comparando los hechos con las predicciones. No obstante, siempre surgen problemas extraordinarios que no concuerdan con estos presupuestos. Me remito a estas ideas porque es importante valorar si el criterio de demarcación entre Ciencia y no-Ciencia ha de ser concretado por la comunidad científica y aceptado por consenso, a medida que van avanzando los conocimientos sobre un objetivo determinado.

Al igual que Kuhn, concibo que una revolución científica supondrá una incompatibilidad de paradigmas: se asienta un paradigma y los demás quedan superados. Esta elección, según Kuhn, no se hará siguiendo unos criterios objetivos (racionales) cuando se comparan los paradigmas entre sí, pues el criterio para preferir uno u otro es la plena aceptación de un paradigma por la comunidad científica. Este punto de la teoría kuhniana ha provocado discrepancias porque se consideraba que dicha comparación se hacía en base a criterios puramente racionales. De ahí que Kuhn acabe recurriendo a factores psicológicos y sociológicos.. En este sentido Niiniluoto examina cómo las nociones de “paradigma” y “crisis” son aplicables al desarrollo de un mecanismo de investigación. Esto produce una serie de consecuencias desde un punto de vista filosófico por parte de aquellos autores, como es el caso de Laudan, que entienden la Ciencia como una actividad solucionadora de problemas.

Teniendo en cuenta que una de las controversias principales entre los filósofos de la Ciencia está en los puntos de vista instrumentalista y realista.
Para Niiniluoto “el instrumentalista trata de encontrar soluciones a problemas dados pero su aplicación depende del grado de verosimilitud que alcance una teoría. A esto se añade que hay una distinción crucial entre problemas cognitivos (que envuelven hipótesis que conllevan regularidades, hechos pasados (postdicción) o hechos futuros (predicción) o da razones sobre los hechos (explicación).Sólo una solución será potencialmente correcta si la teoría es verdadera. Esta observación es totalmente compatible con la posición realista – el entender que la Ciencia es una actividad solucionadora de problemas- pues si los científicos tratan de dar respuesta a problemas cognitivos, para ambos la verdad es un objetivo de la Ciencia y un factor influyente en el valor instrumental de las teorías”.

El progreso científico no debe verse únicamente desde un prisma reduccionista que valorase únicamente los resultados empíricos pues el proceder tecnológico es distinto del científico. El criterio de validez que propone la racionalidad tecnológica se centra en una función práctica y en aquello que es útil. Su orientación se asienta en la resolución de problemas concretos y en una toma de decisiones que tiene como destinataria a la sociedad. De ahí, que los criterios de verdad o de verosimilitud no sean objeto de preocupación para la Tecnología pues en su lugar se prefiere la eficacia. Niiniluoto es muy claro en este sentido. Aunque la Tecnología trabaja para conseguir resultados, estos serán más satisfactorios en función del grado de verosimilitud teórica de los fenómenos que acote la investigación con respecto a su objeto de estudio.

Es por esto que “la Ciencia está conectada a un tipo de racionalidad diferente a la racionalidad tecnológica porque los objetivos, procesos y resultados con distintos. La racionalidad científica tiene sus objetivos puestos en la esfera cognitiva y son establecidos para incrementar nuestro conocimiento (Ciencia básica) o resolver problemas prácticos en un área concreta (Ciencia aplicada). Mientras que la racionalidad tecnológica se orienta hacia la transformación creativa de la realidad, sea natural o social, acorde con el diseño a lo que seguirá su transformación en el producto final”. Niiniluoto afirma que conceptos como racionalidad o progreso son muchas veces empleados como sinónimos aunque la racionalidad entendida como concepto metodológico es el camino que eligen los científicos para llegar a sus metas. La teoría de la elección racional elaborada por científicos del pasado estudiaba los objetivos, métodos, teorías alternativas... a través de programas de investigación relevantes o de pruebas disponibles avaladas por la comunidad científica. El diseño se convierte entonces en el nexo de la Ciencia con la sociedad que le da forma y contenido racional.

La investigación empírica se plantea en el seno del conocimiento existente, en cuyo contexto se establecen los problemas a investigar, se diseña la investigación y se concretan los objetivos. La incidencia de factores externos influye en el diseño de las investigaciones y la interpretación de los datos obtenidos. Los valores sociopolíticos y económicos pueden ser determinantes para la consecución del objetivo perseguido y las decisiones acerca de qué debe y qué no debe ser estudiado pueden estar conectados a fines prácticos de grupos sociales determinados. Niiniluoto apunta que “ninguna Ciencia ha sido absolutamente autónoma en la sociedad desde que tuvo la necesidad de un soporte financiero proveniente de fuentes `externas´”Es decir, es un concepto de corte axiológico y como tal debe distinguirse de los procesos cualitativos o habilidades específicas.

A su juicio, lo más lógico sería que los propios científicos establecieran los criterios necesarios para la investigación en determinados campos o que fueran libres para elegir los métodos a emplear, aceptando o rechazando hipótesis o publicando resultados sin interferencias de cara al exterior. Aunque sólo cuando se han planteado los problemas y se han especificado las variables, comienza verdaderamente la investigación.

Por otra parte, hay estudios comparativos que pueden versar sobre la transformación en el tiempo de determinados eventos y en tercer lugar está la investigación explicativa Popper entiende que estas son conjeturas acerca del mundo y que no son definitivamente sustentadas por los hechos, pues han de ser puestas a prueba por medio de la contrastación empírica. A mi juicio, aunque las teorías son falibles a través del método crítico se alcanza una mayor verosimilitud. Es por esto que las teorías científicas tienen un papel importante en el proceso de investigación porque contribuye al desarrollo de investigaciones ulteriores. Una teoría debe ofrecer una cuidada descripción que determina las causas que explican los fenómenos sociales. Un ejemplo claro se encuentra en las teorías científicas que están constituidas por leyes o principios que dan una explicación unitaria de los fenómenos.

Lo cierto es que Niiniluoto apunta que las predicciones empíricas más informativas son aquellas derivables de una teoría: no es necesario que muchas de esas predicciones sean estrictamente verdaderas, de hecho muchas de estas podrían ser falsas y no por eso estarían distanciadas de la verdad. Esta noción alude a que las teorías científicas no son consideradas aisladamente, la Ciencia tiene que ver con unidades que constituyen un marco teórico interconectado y permitir examinar las consecuencias. La proposición de estos modelos teóricos es la afirmación de que determinados sistemas de realidad han de ser justificados por los científicos. Es decir, a diferencia de la vida cotidiana, la Ciencia desarrolla nuevos modelos y los justifica críticamente, mientras que en la propia vida cotidiana no somos conscientes de los modelos adquiridos y ,por tanto, deben estar sujetos a examen crítico.

En este sentido, el conocimiento científico opera sobre unidades amplias que no se limitan a la mera evaluación teórica en función de su capacidad de predecir hechos nuevos o de la resolución de problemas en términos de logro de los fines planteados. Si se tienen en cuenta los procedimientos, resultados y objetivos que mantienen aquellos profesionales que trabajan en un mismo ámbito sea cual sea su tradición investigadora esto supone, como mínimo, que los investigadores sobre esos problemas y sus resultados supongan un incremento desde un punto de vista cuantitativo aunque existan discrepancias interpretativas. Tales debates redundan en el perfilamiento de teorías e hipótesis. Niiniluoto afirma que por esta razón: “ el conocimiento humano es visto desde una perspectiva dinámica”- es decir- es un proceso.

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Pensamientos profundos de Marco Aurelio

Primera meditación del libro dos de Marco Aurelio.
Meditaciones: Obra más grande del emperador Romano Marco Aurelio, escrita por el mismo en griego helenístico y que consiste de pensamientos "a sí mismo"


Esta es una obra preferida para pensamientos profundos, y aunque escrita entre los años 168 y 179 es tremendamente actual. Quizá impregnada del más grande ímpetu natural en el que se mezcla lo bello con las formas de antiguos dioses. En esta meditación particular la humanidad esta unida, y -como debemos esperar de la tradición estoica- no se trata de perdonar, se trata más bien de impregnar al prójimo de la más alta estima, como en aquel momento que se le oye decir a Marco Aurelio: ¡Oiga usted mi fuerza y tesón! , y adueñeselo como suyo, ya que somos dientes de la misma mandíbula.

Texto original:
Al despuntar la aurora, hazte estas consideraciones previas: me encontraré con un indiscreto, un ingrato, un insolente, un mentiroso, un envidioso, un insociable. Todo eso les acontece por ignorancia de los bienes y de los males. Pero yo, que he observado que la naturaleza del bien es lo bello, y que la del mal es lo vergonzoso, y que la naturaleza del pecador mismo es pariente de la mía, porque participa, no de la misma sangre o de la misma semilla, sino de la inteligencia y de una porción de la divinidad, no puedo recibir daño de ninguno de ellos, pues ninguno me cubrirá de vergüenza; ni puedo enfadarme con mi pariente ni odiarle. Pues hemos nacido para colaborar, al igual que los pies, las manos, los párpados, las hileras de dientes, superiores e inferiores. Obrar, pues, como adversarios los unos de los otros es contrario a la naturaleza. Y es actuar como adversario el hecho de manifestar indignación y repulsa.

Texto de referencia: Meditaciones de Marco Aurelio para Kindle / Meditaciones (Alianza Bolsillo Nuevo)  

El dilema social de estudiar filosofía

Estudiar filosofía es un dilema no ya individual, sino social.
Me gustaría plantear un dilema social que aparece -como no- en un libro magnífico, Antimanual de filosofía, de Michel Onfray.


Trata de la dependencia, e independencia -más bien individualidad- de la filosofía. Todo el libro rota sobre si mismo, de un marco conceptual a otro, de un filósofo y su historia, hacia su extremo. Y en todos los casos el autor pretende la siguiente pregunta, ¿Es la filosofía una ciencia individualizable?, pero, ¿a costa de qué?.

para responder debemos ponernos en la situación de un estudiante de bachillerato que se encuentra por primera vez con la filosofía, con lo que tiene que tomar una decisión que le afectará el resto de su vida, ¿estudio la filosofía en soledad, o dentro de un grupo de filosofía?.

Los que eligen estudiar “de memoria” o de forma individual, pueden a priori aprobar los exámenes, en cambio dificilmente se adueñarán de concepto alguno, y por lo tanto, tendrán poca autoridad sobre su propia vida. En cambio quienes opten por la segunda opción, tardarán más en acomodar palabra y concepto, idea y señal, o constructo y teoría. Pero a la postre se guiarán a ellos mismos y a sus círculos con la mayor de las suficiencias. Algo que es útil para los hombres. Siendo así que quienes elijan la pura individualidad, posiblemente pasen al lado de ideas parecidas, y les parezcan, justamente, inapreciables fuera de su propia idea.

Ahora me gustaría enmarcar este pequeño pensamiento en un ejemplo: imaginemos a cuatro estudiantes, tienen que decidir entre estudiar en grupo, o hacerlo por separado, saben que si lo hacen por separado tienen más posibilidades de aprobar el examen, y que si estudian en parejas de dos pueden aprobar, y a la vez coordinar y manejar ideas entre dos personas. Pero, si gestionan el aprendizaje como un grupo (de cuatro o tres) el manejo conceptual y la consecuente cantidad y calidad de divergencias posibles es mucho mayor, lo que repercute sobre su nivel de vida y satisfacción, pero que, en cambio hará más difícil (mayor numero de horas de charla y dificultad para encontrar una idea afín al grupo) aprobar el examen. En esta problemática los alumnos deben elegir entre lo que beneficia más a cada uno, o al grupo, es decir, se encuentran inmersos en un dilema social.

Creo que este es un bonito ejemplo aplicable a todos los dilemas sociales, y seguramente la base de muchos de ellos.

Os dejo con una cita que viene al caso de este magnífico libro, Habla Michel Onfray:
La filosofía como la corte de los milagros

Por supuesto, os deseo que no sufráis durante todo el año a un espécimen del tipo funcionario de la filosofía. Consideraos unos afortunados si no se cruza en vuestro camino y tenéis la suerte de pasar nueve meses (el tiempo de gestación del curso, ai menos para los que no se queden rezagados...) con un maestro socrático. Sabed, sin embargo, que raramente esas dos figuras aparecen separadas en las aulas y que las obligaciones escolares de enseñar un método de la disertación y de comentario de texto, la necesidad (lamentable para vosotros tanto como para vuestro profesor) de mandar deberes, corregir ejercicios, poner notas, la perspectiva de la Selectividad, todo eso obliga a cada profesor a componérselas, a dar bandazos entre la administración y la práctica de la filosofía.


De modo que, independientemente de vuestra mala suerte si sufrís a uno o de vuestra fortuna si encontráis al otro, debéis disociar al mediador de la disciplina de la disciplina misma. Con independencia de quien la enseña, la filosofía tiene tras sí casi treinta siglos de pensamiento y pensadores, en la India, en China (un mundo que no se enseña en Francia, puesto que tradicionalmente hacemos comenzar la filosofía, sin razón, en Grecia en el siglo vil antes de Jesucristo con los presocráticos, aquellos que enseñaban antes que Sócrates: Parménides, Heráclito, Demócrito, entre muchos otros), e igualmente en Grecia, en Roma y en Europa. Esos sistemas de pensamiento, esas ideas, esos hombres proponen suficientes preguntas y respuestas como para que saquéis provecho de un libro, un texto, de unas páginas o una figura cimera de ese universo singular.

En los programas oficiales se transmiten valores seguros, clásicos. La mayoría de las veces alteran poco el orden social, moral y espiritual, cuando no lo fortalecen claramente. Pero también existen, y en cantidad muy onsiderable, filósofos marginales, subversivos, raros, que saben vivir, reír, comer y beber, a los que les gusta el amor, la amistad, la vida en todas sus formas -Aristipo de Cirene (hacia el 435-366 a. de C.) y los filósofos de su escuela, los cirenaicos, Diógenes de Sínope (s. v. a. de C), y los cínicos, Gassendi (1592-1655) y los libertinos, La Mettrie (1709-1751), Diderot (1713- 1784), Helvecio (1715-1771) y los materialistas, Charles Fourier (1772-1837) y los utopistas, Raoul Vaneigem (nacido en 1934) y los situacionistas, etc.

No imaginéis, porque se os presenten prioritariamente pensadores poco excitantes -o porque el profesor que os los transmita tampoco parezca excitante-, que toda la filosofía se reduce a siniestros personajes o tristes individuos tanto más dotados para pensar como para ser torpes en la vida y desfasados en la existencia. La filosofía es un continente lleno de gente, de personas, de ideas, de pensamientos contradictorios, diversos, útiles para el éxito de vuestra existencia, a fin de que podáis regocijaros continuamente en vuestra vida y construirla día tras día. A vuestro profesor le corresponde proporcionaros el mapa y la brújula, a vosotros trazar vuestro camino en esta geografía farragosa, pero apasionante. Buen viaje...

Cita: Antimanual de filosofía (Michel Onfray)


Heidegger y el nazismo, el "giro" olvidado


Heidegger y el nazismo, el "giro" olvidado.
Reseña del libro de Rudiger Safranski, Un Maestro de Alemania. Heidegger y su tiempo, donde tenemos en cuenta una de las más fatídicas percepciones heideggerianas: la igualación entre Ser y ente.


Leyendo a Platón, Martin Heidegger no se siente apremiado por la política, pero espera un cambio histórico que quizá traiga una nueva comprensión del ser. [...]

Hermann Mörchen hace una visita al filósofo en la cabaña de Todtnauberg. Mörchen escribió sus impresiones en el diario: "Allí se duerme largamente; por la noche, a las ocho y media es ya la 'hora en la cabaña'. No obstante, en invierno hace ya mucho rato que ha caído la noche, de manera que queda todavía algo de tiempo para conversar. Lo cierto es que no se habló de filosofía, sino, sobre todo, de nacionalsocialismo. ¡Gertrud Bäumers, otrora tan adicta a los liberales, se ha hecho nacionalsocialista, y su marido la sigue! No lo habría creído, y, sin embargo, propiamente no hay que admirarse. Heidegger no entiende mucho de política, y de este modo, su repugnancia frente a todas las mediocres deficiencias le permite esperar algo del Partido, que promete hacer cosas decisivas y, con ello, sobre todo oponerse eficazmente al comunismo. El comentario es que el idealismo democrático y la apelación de Brüning a la conciencia no pueden hacer ya nada, una vez que se ha llegado tan lejos; y así hay que dar la aprobación a una dictadura que no se asuste de los medios acordados en Boxheim. Sólo mediante tal dictadura puede evitarse otra peor, la comunista, que destruye toda cultura de la personalidad y con ello toda cultura en el perro sentido occidental. Heidegger apenas se ocupa de preguntas políticas particulares. Quien vive aquí arriba tiene otros patrones para todo eso." [...]



En el momento de la visita de Mörchen en Todtnauberg y de las lecciones sobre Platón, en el invierno de 1931-1932, la toma de partido de Heidegger por el Partido Nacionalsocialista Alemán del Trabajo (NSDAP) no es otra cosa que una opinión política. Ve en este Partido una fuerza de orden ante la miseria de la crisis económica y el caos de una república de Weimar que se desintegra, y sobre todo un baluarte contra el peligro de un vuelco comunista. "Un tronco grueso que necesita una cuña gruesa", le dice a Mörchen. Pero de momento su simpatía política por el nacionalsocialismo no tiene cabida en su filosofía. Un año más tarde eso cambiará radicalmente. Entonces, en efecto, para Heidegger está ahí el gran instante de la historia, aquella "transformación de todo el ser humano" de la que con gran presentimiento había hablado en el curso sobre Platón. Entonces la revolución nacionalsocialista se convierte en un evento poderoso para el ser-ahí, en un suceso que impregna su filosofía hasta lo más íntimo e impulsa al filósofo más allá de los "límites de la filosofía". [...] "Hay que adherirse", dice Heidegger a Jaspers en marzo de 1933.

Es bien sabido que a lo largo de la vida filosófica de este autor hay muchos cambios en su perspectiva reflexiva, siempre en torno a la cuestión del Ser. De hecho, él mismo recurre muchas veces a la palabra Kehre para referirse a estos cambios. El que más se ha sacado a colación es el que hay desde Ser y tiempo hasta los cursos sobre metafísica del 30, que pasa de escribir ser a escribir Ser, y después de esto la kehre que nos lleva al fracaso metafísico por el cual empieza a escribir el Ser pero hay un cambio que no está demasiado comentado y a mi juicio poco documentado, que es el que hace en pleno nacionalsocialismo. Quizá imbuido por el movimiento se deja llevar y consigue una aberración antiheideggeriana: escribe que el Ser es igual que el ente. Más tarde se retractará de esto, antes de la Carta sobre el humanismo, incluso al final echará la culpa al Ser ya que erró en su nombre y por él mismo. Personalmente me parece una manera de echar cartas fuera y salvarse a medias, lo cierto es que en un análisis alejado de la idealidad heideggeriana podemos decir que es un autor metafísico que actúa en contra de ella. ¿Qué es el pastoreo del Ser? ¿Acaso no es más coherente que lo único que se puede guardar es el ente, ya que es algo, que no el Ser que es la Nada como dirá en su último giro? Pero lo que aquí nos atañe es mostrar que hasta una gran mente, privilegiada como la de Heidegger para poder llegar a esas abstracciones, puede caer en las redes de una mentalidad desfasada. Sin embargo, la aspiración del autor es que este régimen nuevo pueda traer una manera distinta de pensar el Ser y por ende de superar la metafísica. Eso es lo que cree y creo que en ese aspecto no es reprochable su actitud, de hecho no son pocas las voces como la de Mörchen que afirman la poca idea que tenía el de Messkirch de política. A pesar de todo, quiero finalizar con la respuesta al por qué de su afiliación propuesta por Hans-Peter Hempel porque creo que también es algo que se ha obviado:

"El conflicto permanece insoluble mientras usted, por ejemplo, en un mismo día lea por la mañana el Principio de razón y por la tarde relatos o películas documentales de los años posteriores del régimen de Hitler, mientras usted juzgue el nacionalsocialismo solamente desde la perspectiva de hoy, mirando atrás desde aquí y teniendo en cuenta lo que después de 1934 salió poco a poco con claridad a la luz. Al principio de los años treinta, las diferencias sociales en nuestro pueblo se había hecho insoportables para todos los alemanes que vivían con un sentimiento de responsabilidad social, y resultaba igualmente intolerable el grave amordazamiento económico de Alemania por causa del Tratado de Versalles. En el año 1932 había siete millones de parados, que con sus familias no veían ante sí sino necesidad y pobreza. La confusión por causa de estas circunstancias, que la generación actual ya no puede imaginarse, pasó también a las universidades". Cita: Un maestro de Alemania: Martin Heidegger y su tiempo.


Heidegger y el nazismo, el giro olvidado.
Enrique Martínez, mi blog personal: Esto es Kaos Contacto: Gmail: eselkaos2011@gmail.com / Facebook @Mart_Nrique

El sentido no es nunca principio ni origen

Lectura de Deleuze en lógica del sentido.
En la lectura, Deleuze ejemplifica el paso de una filosofía para el hombre, contraria a una filosofía del hombre, es decir, creada, construida y diseñada por y para él mismo. El sentido no es principio ni origen -grita esta filosofía-, es producto, sumas, fugas y encuentros.
A continuación se expone un extracto del libro Lógica del sentido, de Deleuze Gilles.
Es pues agradable que resuene hoy la buena nueva: el sentido no es nunca principio ni origen, es producto. No está por descubrir, ni restaurar ni reemplazar; está por producir con nuevas maquinarias. No pertenece a ninguna altura, ni está en ninguna profundidad, sino que es efecto de superficie, inseparable de la superficie como de su propia dimensión. No es que el sentido carezca de profundidad o de altura; son más bien la altura y la profundidad las que carecen de superficie, las que carecen de sentido, o que lo tienen sólo gracias a un “efecto” que supone el sentido. Ya no nos preguntamos si el “sentido originario” de la religión está en un Dios al que los hombres han traicionado o en un hombre que se ha alienado en la imagen de Dios; por ejemplo, no buscamos en Nietzsche al profeta de la subversión ni de la superación. Si hay un autor para quien la muerte de Dios, la caída desde lo alto del ideal ascético no tiene ninguna importancia en tanto que queda compensada por las falsas profundidades de lo humano, mala conciencia y resentimiento, ése es sin duda Nietzsche: el lleva a cabo sus descubrimientos en otro lugar, en el aforismo y el poema, que no hacen hablar ni a Dios ni al hombre, máquinas para producir el sentido para medir la superficie instaurando el juego ideal efectivo. No buscamos en Freud al explorador de la profundidad humana y del sentido originario, sino al prodigioso descubridor de la maquinaria del inconsciente, por la que el sentido es producido, siempre producido en función del sinsentido. Y ¿Cómo no sentir que nuestra libertad y nuestra efectividad encuentran su lugar, no en lo universal divino ni en la personalidad humana, sino en estas singularidades que son más nuestras que nosotros mismos, más divinas que los dioses, que animan en lo concreto el poema y el aforismo, la revolución permanente y la acción parcial? ¿Qué hay de burocrático en estas máquinas fantásticas que son los pueblos y los poemas? Basta con que nos disipemos un poco, con que sepamos permanecer en la superficie, con que tensemos nuestra piel como un tambor, para que comience la gran política. Una casilla vacía que no es ni para el hombre ni para Dios; singularidades que no pertenecen ni a lo general ni a lo individual ni personales ni universales; todo ello atravesando por circulaciones, ecos, acontecimientos que el hombre nunca habría soñado, ni Dios concebido. Hacer circular la casilla vacía, y hacer hablar a las singularidades pre-individuales y no personales, en una palabra, producir el sentido, es la tarea de hoy.

Filosofía para bufones


Recensión del libro: Filosofía para bufones: La historia del pensamiento a través de las anécdotas de los grandes filósofos, de Pedro González Calero. Colección Ariel, 2007, 185 págs.

Con qué puede ser más compatible la filosofía que con el humor, y no porqué ésta naciera haciendo reír a una joven esclava tracia, sino porque siempre se ha dicho que el sabio es aquél que se ríe de sí mismo, porque lo que se aprende de manera divertida nunca se olvida, porque en definitiva la vida es un gran chiste. Tal vez burlarse de la filosofía también sea –como dijo Pascal– hacer filosofía.

De esta manera tan singular invita el libro Filosofía para bufones. Un paseo por la historia del pensamiento a través de las anécdotas de los grandes filósofos a un acercamiento al mundo filosófico. Un recorrido por la historia del pensamiento de la mano de las anécdotas y las agudezas de los grandes filósofos. El autor se limita a proporcionar un contexto filosófico a las bromas seleccionadas, pero entre burlas y chistes muestra en ocasiones la cara más cómica de controversias filosóficas. El itinerario se remonta a la Antigüedad clásica donde se destaca sobre todo a los cínicos y cirenaicos, como Antístenes, Diógenes y Aristipo, “viendo que el hijo de una meretriz andaba entretenido tirándole piedras a la gente, Diógenes le gritó: Muchacho, no tires piedras a los desconocidos, no le vayas a dar a tu padre”. Todos ellos discípulos traviesos de Sócrates, al igual que Aristóteles o Platón. Entre la Antigüedad y la época medieval se encuentra una novedad: la filosofía oriental. Un breve repaso a una historia del pensamiento prácticamente desconocida en Occidente, justamente por no tomar en serio los pensamientos de el antimetafísico Buda, el benévolo Confucio o el desconocido Chuang Tzu. A estos pensadores que desplazamos enseguida por no poder dilucidarlos de una religión le siguen las anécdotas del díscolo San Agustín, el ecléctico Ramón Llul o al reflexivo Santo Tomás de Aquino.

El siguiente destino son las anécdotas de la Modernidad, después de Ockham, encontramos a Descartes, del cual se cuenta en el libro que “una vez estaba dando cuenta de un faisán en uno de los mejores mesones de París. Al verlo, el conde de Lamborn se dirigió a Descartes con estas palabras:
- No sabía que los filósofos disfrutaran con cosas tan materiales como ésta.
Contrariado por la impertinencia y la intromisión, Descartes le replicó:
- ¿Y qué pensabais, que Dios hizo estas delicias para que las comieran sólo los idiotas?”.

Tras él un amplio repaso a los cientifistas, politicistas y renovadores del pensamiento ilustrado que no es para tomar a risa. Aunque es difícil no sonreír al menos al ver las caricaturas de Voltaire, Rousseau o Kant realizadas por de Anthony Garner. Después de ellos los más dotados para el humor en la filosofía contemporánea fueron Nietzsche o Russell, que con sus mordacidades o deducciones lógicas se hacen un hueco la última parte del libro. Precisamente fue Nietzsche quien escribió que el hombre es el animal que sufre tan intensamente que ha tenido que inventar la risa.

No debemos buscar en este libro un manual histórico, o una prosa elegante, el autor se presenta como un barrendero, documentalista, profesor de filosofía y titiritero frustrado. No acertaría a decir cuál de todas ellas le llevó a escribir este libro pero la realidad es que me parece una gran oportunidad, primero, para desterrar muchos prejuicios, sobre todo a jóvenes, que la ven como un peso, acercándolos así de una manera atractiva a la historia del pensamiento y segundo, para los que no tenemos ya prejuicios es la manera más refrescante de repasar autores, conocer algo más de su vida y aumentar los comentarios adosados a unos apuntes, una nota a pie de página o un examen. Hoy en día que está tan de moda la filosofía a martillazos quizá haga falta más filosofía a carcajadas como el mejor de los prozacs.

Libro original en librería: Filosofía para bufones: La historia del pensamiento a través de las anécdotas de los grandes filósofos