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Los fundamentos estoicos de la psicología.

Epicteto, la base de la psicología y las formas de ser
Busto de Epicteto


Vemos al estoicismo como la forma más segura y próxima de conocer y de ser. ¿Cuánto de seguro es el estoicismo, qué propone, en qué nos ayuda y cuáles son sus riegos hoy?.

La primera oración del manual de Epicteto dice así: "Algunas cosas dependen de nosotros y otras no", y esta frase se acopla totalmente a nuestra forma de vida, es una frase que a priori nos puede ayudar en el proceso de sobrevivir a los cientos de estímulos informativos que nos bombardean diariamente. Es simplemente una frase que nos recuerda que todo va a estar fuera de control la mayor parte del tiempo, pero mi propio carácter, mi dignidad y autoestima están bajo mi control y nadie me lo puede quitar.

Y es que el pensamiento estoico dice que si estás apegado a cosas externas más allá de tu control, inevitablemente serás condicionado por otros. 

Esta forma de pensar cobra mucho sentido hoy ante los riesgos gigantescos que nos acechan, principalmente en el campo de las relaciones sociales.

Para concretar de qué estoy hablando voy a recordar unas frases de Epicteto:

"El hombre libre no quiere nada y no está apegado a los demás, de lo contrario, seguramente se convertirá en esclavo" o esta otra "cualquier persona capaz de molestarte se convierte en tu maestro; alguien puede molestarte solo cuando te permites ser molestado por él"

Cómo voy diciendo, estas líneas podrían fácilmente sacarse de contexto y formar creencias y actitudes peligrosas cómo estas:

- Es bueno negarse a mostrar miedo a quien te hace daño: Esta creencia la podría formar una persona que ha sido víctima de "bulling" o de "ghosting", es decir, de una persona que ha sentido el acoso social contra su persona en forma de insultos o en forma de olvido, esta persona podría expresar esta creencia con estas frases: "Mis ojos no deben mostrar miedo, no deben mostrar culpa", "sus burlas no tienen sentido a menos que sienta miedo" o "si no me contesta esta semana debo aparentar que no me importa". Esta persona que digamos sufre acoso social se niega a mostrar que tuvo miedo de sus manipuladores, que tiene miedo a no ser valorado, porque si ven que lo tiene, entonces tendrán poder sobre él.

 - Quien me quiere hacer daño solo me hace más fuerte: Esta creencia la podría formar una persona resentida, una persona que ha sido engañada o utilizada, o simplemente una persona que no ha tenido la comunicación necesaria en una relación que ya acabó. La famosa y falsa frase atribuida a Nietzsche de "lo que no te mata te hace más fuerte" ya evidencia las ganas que tenemos de afirmar esta creencia, pues lo que Nietzsche dijo (en "El ocaso de los ídolos") fue "lo que no te mata te deja tan hecho polvo y dependiente que lo único que puedes pensar es que eres más fuerte". Esta frase la hemos resumido en algo contrario a lo dicho por su autor. 

Volviendo a la creencia anterior, y en la ficción de esa persona resentida que no quiere/puede aceptar el dolor que ha recibido por otro, esta persona diría: "Eso no está bien., tuviste una elección y lo hiciste, e igual que tú él puede hacer lo que quiera", "las dificultadas forman mi carácter y cuantas más dificultades encuentro más fuerte soy" o incluso "soy mejor si la vida es dura".

Estas creencias parecen una buena forma de conservar un sentido de autonomía y dignidad. Permiten un cierto modo de vivir en el que no sentirte abrumado por el miedo, por la vergüenza o la culpa. De negarse a inclinarse ante los observadores, de no desfilar frente a tus compañeros y mostrarles cómo te duelen y afectan las opiniones de otras personas. Es decir, podrían ser - en un sentido poco estoico - una buena forma de no aceptar que la libertad es una conquista personal difícil y rara hoy en día. 


El recuerdo en el arte de formar ideas.


Mientras enfrentamos la turbulenta situación en la que nos encontramos, debemos entender que la antigua filosofía griega se encuentra "de guardia". Las enseñanzas de los estoicos, epicúreos, cínicos y platónicos suelen ser aforismos breves y claros que son fáciles de recordar y que, se crearon para recordarlos en momentos cotidianos, en esos en los que estamos obligados a actuar con seguridad.

Muchas de estas máximas clasicas nos han llegado hoy: “Conócete a ti mismo”, "Escucha y serás sabio", "Solo sé que no sé nada", "Nadie puede hacerte daño sin tu permiso" o "El amigo de todo el mundo no es un amigo ", por ejemplo.

El propósito de un manual como el estoico de Epicuro es que el alumno memorice los proverbios, los registre en su diario, se los repita a sí mismo y los lleve consigo para tenerlos  "al alcance de la mano".

Las máximas se repiten hasta que, en palabras de Séneca (otro referente estoico, el más famoso y tardío), "mediante la meditación diaria llegamos al punto en el que estas sanas máximas emergen por sí solas". Las incorporamos a nuestro discurso interno y las transformamos en "partes de nosotros mismos". Las lecciones se vuelven parte de nuestro "cuerpo", mezclándose con nuestro "tejido y sangre". Tomamos la forma del Logos.


Plutarco explicaba como había que utilizar estos aforismos estoicos:


Debes comprender continuamente los fundamentos para que el Logos actúe como la voz del maestro, silenciando tus antojos, apetitos y miedos cada vez que surjan.

Tienes que reflexionar sobre el significado de estas palabras en la experiencia misma de tu vida quería decir Plutarco, porque parar a meditar apartando los afectos más inmediatos, como el miedo, te acerca a la ley universal y lógica, o Logos.

Estas máximas, principios y argumentos convincentes pueden invocarse en un instante, justo "a mano para emergencias" que decía Marco Aurelio.

Los epicúreos repetían estás frases como un mantra:

"No hay motivo para temer a Dios o preocuparse por la muerte".

"Tanto lo bueno como lo malo se alcanzan y soportan fácilmente".

Y los pitagóricos repetían otros con el fin de simplificar ideas complejas. Por ejemplo, repetían "no te comas el corazón", que quería decir que debían cuidarse de no ser autocompasivos, o el dicho "no te acerques el fuego con una espada", que significaba que había que tener cuidado de no provocar a una persona cabreada con más críticas.

Mucho después cervantes entendió esto muy claramente cuando se propuso acabar con los dichos clásicos, él le hace decir a Sancho Panza algunos dichos como estos: "Cada oveja con su pareja", "Cada uno es artífice de su ventura", "Donde no se piensa, salta la liebre" o "El asno sufre la carga, mas no la sobrecarga" entre otros muchísimos que repetía sancho panza aplicado este aprendizaje clásico a las mil maravillas. 

Y es que como tenemos por cierto hoy en día "Don Quijote" es el libro que marca el principio de la edad moderna, precisamente por dejar obsoletos los dichos y las formas de pensamiento y aprendizaje clásicas. En parte por abandonar y hacer burlar estás formas de ser, por hacerlas parecer insignificantes y desgastadas, pero sobre todo por dominarlas y comprenderlas hasta hacernos ver que necesitábamos otras más complejas.

Pues bien, aunque solo sea por mostrar la importancia de las formas clásicas de aprendizaje, y también de lo poco que sabemos usarlas aparece aquí Cervantes que con tanto ingenio las utilizó. 

Sigo ahora exponiendo la forma clásica de aprender por refranes.


Las formas de aprender con dichos.


El estudiante se rodea de estos dichos. Los documenta en cuadernos. En la pared, están tallados. Los escribe y adjunta en notas post-it en su PC. Están enmarcados y expuestos. Esto tiene que hacerlo con la frecuencia suficiente para que las enseñanzas se conviertan en parte de su conversación interna.

Las tradiciones religiosas funcionan con métodos de memorización y autosugestión, las religiones orientales por ejemplo emplean el mantra, que consiste en repetir oraciones durante horas hasta que el estudiante entra en estado de "trance". Los estudiantes repiten el mantra en un esfuerzo por introducir las ideas fundamentales de la religión en sus mentes.

Los Diez Mandamientos y el Libro de los Proverbios, que está lleno de proverbios pegadizos como "el hombre bondadoso se beneficia a sí mismo, mientras que el hombre cruel se daña a sí mismo" y "el hombre sin autocontrol es como una ciudad asaltada y dejada sin muros", también muestran cómo se usan frases cortas y fáciles de recordar en el judaísmo.

El(los) autor(es) de Proverbios le recuerdan al lector que debe prestar atención, escuchar y recuerdar para que las lecciones se graben permanentemente en su mente:

Guarda mis mandamientos cerca de tu corazón, hijo mío, y atesóralos;

Conserva mis lecciones como tu máxima prioridad y átalas a tus dedos.

En la tabla de tu corazón, anótalos.

Los primeros monjes cristianos emplearon métodos similares de memorización y repetición. Por ejemplo, Doroteo de Gaza aconseja a sus alumnos que reflexionen constantemente sobre estos dichos si quieren poseerlos en el momento adecuado


La catástrofe positiva sin aprendizaje.


El actual movimiento de autoayuda tiene un pasado muy conocido utilizando las antiguas formas griegas de repetición y autosugestión.

Emile Coué, un psicólogo francés activo a principios del siglo XX, "redescubrió" las prácticas antiguas.

Según Coué, "la mente tiene el poder de manifestar cualquier cosa que imagine. Puede imaginarse a sí mismo en un estado de salud, prosperidad y felicidad o en un estado de miseria y enfermedad simplemente repitiéndose ciertos pensamientos". Afirmó que los antiguos griegos habían aprendido este secreto:

"¿No es obvio que tenemos un control completo sobre nuestro ser físico a través del pensamiento y que, como demostraron los Antiguos hace miles de años, el pensamiento o la sugestión pueden causar enfermedades o curarlas?

La idea de la autosugestión fue algo que Pitágoras enseñó a sus alumnos. Los Antiguos eran plenamente conscientes del poder, a menudo del poder mortal contenido en una frase o fórmula que se repite de nuevo. De ese poder inconfundible que ejercían a través de los antiguos oráculos que se mantenía en secreto.

En consecuencia, para este precursor de la positividad sin límites todo lo que se necesita para ser feliz, saludable y rico es decirse repetidamente palabras de aliento. por ejemplo al levantarnos Coué nos aconsejó que nos digamos: "Cada día, y en todos los sentidos, estoy cada vez mejor".

Simplemente piensa y di afirmaciones exitosas para ti mismo si quieres tener éxito. 

Estos nuevos movimientos positivistas dentro del campo de la psicología - por ejemplo - toman prestadas las palabras de Coué, los hay más básicos y contradictorios, incluso sectarios que usan afirmaciones cómo estás: "Puedes convertirte o ser cualquier cosa que elijas ser" casi tan fácil como un "Di la frase secreta y se hará realidad". 

Pero hasta los más científicos mantienen el supuesto de que repetir frases positivas formarán sentimientos y acciones positivas, como aquel psicólogo mediático español que dice "ponerse las gafas de la felicidad".

Estos movimientos establecen que "un pensamiento produce la cosa que el pensamiento imagina". Por lo tanto, todo lo que se requiere para que algo suceda es decir repetidamente cosas como "Tengo éxito en todo lo que hago" o "Todo está mejorando cada día" hasta que uno realmente las crea. 

Estos movimientos y escuelas psicológicas realizan viejas prácticas que fueron creadas para conocer a Dios. Algo tan crudo como: "Debes meditar sobre esto hasta que quede grabado en tu memoria y se haya convertido en tu idea habitual". 

Continúe leyendo este credo, aprenda de memoria cada palabra y reflexione hasta que lo crea firmemente. Estos movimientos dan la impresión a la gente ingenua de que todo lo que se necesita para cambiar psicológicamente es pensar positivamente, es decir, no pensar sino repetir afirmaciones como si estuvieras consiguiendo lo que deseas.

En esta concepción de la realidad, el cosmos se transforma en un gran supermercado, y todo lo que tenemos que hacer es hacer nuestro pedido. En "El secreto" Rhonda Byrne lo expresa así:

Es comparable a tener el universo entero como catálogo. Mientras lo hojeas, podrías pensar: Me gustaría tener esta experiencia, esa cosa y una persona así. Estás ordenando el Universo de esta manera. Es realmente así de simple.


Recientemente la escuela psicológica positiva está siendo criticada ampliamente por su dudosa efectividad terapéutica. Y entre sus escasas especialidades se encuentra la de vender libros mágicos repletos de estas frases imitando a los manuales clásicos.

¿Consiste este pensamiento en el resultado de una sociedad que se ha vuelto adicta a la riqueza y que repele el esfuerzo de pensar?. ¿De una sociedad que cree que puede obtener lo que quiera sin restricciones?

 

Estoicismo y terapia cognitiva conductual.


Según Oliver James, un psicólogo británico, la Terapia cognitiva conductual (TCC) produce "burbujas teñidas de rosa de ilusiones agradables". Cree que al paciente de la TCC se le indica que se cuente una historia, una que sea siempre positiva, afirma.

Básicamente algunos psicólogos consideran a la TCC igual que la terapia positiva: superficial, consumista y una solución rápida. 

Desde la escuela psicoanalítica suele creerse que la TCC obliga a los enfermos mentales a afirmar repetidamente afirmaciones positivas hasta que se condicionan a la aceptación de su condición de hormigas, hasta que dejan de representar el inconsciente.

¿En qué consiste la TCC?

Es cierto que la TCC también hace uso de los antiguos ejercicios filosóficos de memorización, repetición y autosugestión para reemplazar comportamientos improductivos e irrazonables por comportamientos coherentes. 

Para ello promociona el uso de grabaciones portátiles, MP3 y manuales que uno lleva consigo para que los conceptos terapéuticos estén constantemente "a mano", junto con folletos, declaraciones de afrontamiento y frases poderosas.

Algunos psicólogos consideran que este tipo de repetición de frases y citas es un "lavado de cerebro" como el enfoque positivo. 

Pero está técnica de repetición de dichos tiene su origen en la filosofía clásica. Fue Marco Aurelio el primero en proponer que la repetición puede usarse para lavarnos el cerebro. Él dijo:


Tus pensamientos se comportarán de manera rutinaria porque el alma está manejada por los pensamientos que tiene. Absórbalo entonces en ideas como, "Cuando la vida es concebible, una vida correcta es posible", por ejemplo. 


Los estoicos sostenían que era inútil seguir repitiendo afirmaciones imaginarias o falsas. No sirve de nada lavarte el cerebro para que pienses que puedes hacer cualquier cosa. En realidad, los estoicos dejan bastante claro que tenemos un control limitado sobre los acontecimientos del mundo exterior. Todas nuestras iniciativas externas están sujetas al azar, y el azar es errático. Las personas fallecen. Se producen incendios domésticos. Las ciudades se erosionan. La vivienda se desprecia de valor. Las cosas pasan.

Lo único que controlamos por completo es cómo y qué pensamos. Interpretamos con eficacia lo que nos rodea debido a que no nos saboteamos formando creencias propias, aceptamos la responsabilidad de la idea, y así tenemos más posibilidades de éxito en el mundo exterior de las que tuvimos en el pasado.

 Así vivían y viven los estoicos, y eso no implica que de la noche a la mañana seremos famosos y ricos.

En cambio el positivismo más absurdo promueve la idea de que individuos como Platón, Sócrates, Séneca y otros tendrían que pensar que tienen un éxito externo increíble solo porque llegaron a conseguirlo. 

Si es así, ¿por qué Sócrates, Séneca o Cicerón tuvieron que suicidarse? ¿Cómo es que Jesús fue crucificado?, ¿Por qué el Dalai Lama se vio obligado a vivir en el exilio?, ¿Por qué Cervantes vivió en la pobreza y el desamor e incluso soportó la esclavitud?

Porque que a las personas inteligentes y virtuosas les pasan cosas malas - muy probablemente con mayor probabilidad.


Los fundamentos mentales de occidente 


Los estoicos sostenían que aunque el mundo es un lugar duro y violento donde la mayoría de las personas se encuentran desadaptadas y los malvados frecuentemente ocupan posiciones de poder, solo nosotros podemos hacernos daño de verdad, y que por eso podemos cuidarnos incluso frente a la adversidad. 

De ahí que recordar como poner en práctica las lecciones sea un punto importante del cambio humano. 

Los estoicos sostenían que el universo no es una mercado fácil, la vida muchas veces te entrega basura y te obliga a luchar. 

Y es que las circunstancias constantemente te ponen a prueba, como si te dijeran: "Si, ya sé, ¿crees que eres sabio y duro?, pues prueba esto", sucediéndoles muchas veces las peores cosas a las personas más curiosas y abiertas al aprendizaje.

Memorizar lecciones y tenerlas a mano para poder superar obstáculos no parece mala idea, porque ocurren cosas malas y no siempre puedes cambiarlas. Este "rito estoico" lo llevamos haciendo desde los comienzos de nuestra civilización y no es lo mismo que pensar en positivo.

Es imposible juntar la disciplina para enfrentar los aspectos más dolorosos de la realidad (como proponen los estoicos) con la confianza ingenua de que se va a tener el éxito sin esfuerzo de la psicología positiva.

Y es que los estoicos estaban muy lejos de los zombis dóciles; eran individuos extraordinariamente valientes y desafiantes que seguían una guía sólida y fiable para su integridad personal.

Los estoicos no pensaban la vida, pero seguían a los grandes pensadores a través de sus dichos, repetían sus reflexiones y alcanzaban éxitos sin pasar por la fragilidad de la duda. Ellos pensaron que había reglas impersonales por las que uno podía vivir. 

Se encuentra al "verdadero tú" - a Dios - siguiendo al Logos, que es lo pensado, lo sabido. Esta es la máxima del estoicismo y también de la terapia cognitivo conductual.

Y es que la efectividad de la TCC requiere que el consultante capte y acepte lógicamente las ideas detrás de los ejercicios y declaraciones de afrontamiento, y que las ponga en práctica. Nunca puede forzar el enfoque estoico o la TCC a los demás, nunca puede "lavarles el cerebro". . No tendrán mucho impacto si no comprendes los fundamentos de las afirmaciones y no crees que son genuinamente realistas. Tienen que ser una guía fiable a las que les permites ser el timón de tu vida.


La TCC como base de las terapias psicológicas actuales.


¿Quién puede esperar cambiar las creencias de los hombres, sin cambiar las consecuencias de esas creencias?, ¿Qué consigue quien inunda de contradicciones a una persona sino sumisión resentida y falso asentimiento? 

Los clientes en psicoterapia, de hecho, se perturban emocionalmente principalmente como resultado de su propio pensamiento negativo o autosugestión, lo que explica por qué, ocasionalmente, cuando se les anima a involucrarse en pensamientos positivos o leen un libro de psicología positiva (como "El secreto"), sus depresiones y ansiedades a veces pasan rápidamente, aunque sólo sea momentáneamente.

Pero centrarse en lo positivo es un sistema de creencias defectuoso en sí mismo porque no existe una base científica para las afirmaciones de que "día a día, en todos los aspectos, estoy creciendo cada vez mejor". En realidad, esta marca de positivismo puede ser tan dañina como las profecías autocumplidas que hacen que los clientes desarrollen trastornos neuróticos.

Para decirlo de otra manera, la TCC y el estoicismo no abogan por el uso exclusivo de autosugestión o declaraciones de afrontamiento para lidiar con problemas emocionales. En su lugar, aconsejan usar afirmaciones de afrontamiento que tengan sentido para el paciente, que debe entender y aceptar la teoría que las sustenta, y que luego debe poner a prueba sus nuevas creencias mediante trabajo de campo o ejercicios conductuales.

Por ejemplo la TCC podría aconsejar a los niños que repitan frases de afrontamiento como: "Es bueno lograrlo, pero puedo aceptarme completamente como persona incluso cuando fallo", como una forma de afrontar el fracaso. Alternativamente, "está bien si no le gusto a alguien; no cambiará el mundo". Y esto lo hace, siendo el psicólogo terapeuta quien guía al paciente en la formación de las oraciones y en los ejercicios de repetición.


¿Consiste la TCC en una base segura para las terapias psicológicas actuales?


La TCC tiene como objetivo desarrollar un núcleo interno que resista incluso cuando las cosas no salen como queremos.

Este núcleo se forma con la guía directa del psicólogo que elige las frases y comportamientos a reforzar, en cambio la terapia humanista (la otra gran escuela junto a la psicoanalítica) pretende no centrarse en guiar al paciente sino acompañarlo en la reflexión interna para que sea este quien encuentre sus propias afirmaciones y cambie su comportamiento a partir de ellas.

Pero esta diferencia es mínima, es sólo una cuestión de grados o de reglas, pues como reconoce el estoicismo "solo puede ser guiado quien acepta a alguien como su guía".

Si la TCC pretende afianzar la guía del psicólogo y la disminución de la reflexión interna del cliente;  La terapia humanista pretende no guiar al paciente ("no quitarle nada" que decía Carl Rogers") y aumentar así su reflexión interna. 

Pero esto como se ve, no depende del psicólogo terapeuta, sino principalmente del paciente. Pues como decía Epicteto al principio de este artículo "Algunas cosas dependen de nosotros y otras no dependen de nosotros".

Así la mayor o menor guía del psicoterapeuta durante la terapia depende de los gustos del consultante, y no consiste en algo que debamos discutir los psicólogos como si su efectividad fuera demostrable. Pues ambas vienen heredadas de las formas estoicas de vida occidentales.


Mis certezas como psicólogo terapeuta 


Pero yo, como todos los psicólogos que ejercen en consulta, voy formando un modo de estar en terapia, que creo bueno mostrarlo abiertamente pues consiste en una forma de ayudar que me permite sentirme cómodo y contento.

Y este modo tiene de base una formación cognitivo conductual, que me permite comprender las variables experimentales en el aprendizaje animal, pero aún así durante la práctica he encontrado que como más ayudo a otras personas a cambiar psicológicamente es no guiando a mi paciente.

Creo que es algo muy nuestro, muy estoico, y es que esta forma de ayudar puede resumirse en la siguiente frase de Séneca, ese gran representante estoico cordobés: 

Nada, a mi modo de ver, es una mejor prueba de una mente bien ordenada que la capacidad de un hombre de detenerse justo donde está y pasar algún tiempo en su propia compañía.


Así como veis en mi consulta online de psicología prefiero no centrarme en guiar al paciente.

Prefiero ayudarlo a que encuentre en su propia reflexión el orden y coherencia que le permita cambiar psicológicamente de una forma duradera.

Estoicismo de Grecia a Spinoza

Ontología inmanente, panteísmo y ética

La escuela de la stoa es una de las más influyentes en el pensamiento posaristotélico en grecia y en la misma roma; la fuerza de sus ideas no sólo se representan en sus conceptos, también en la vida misma que llevó todo aquel que mereció ser llamado estoico.




"pan y diario"
“Ser igual que el promontorio contra el que sin cesar se estrellan las olas”. Así definía Marco Aurelio la finalidad del estoicismo, una doctrina nacida en Atenas y que fundó Zenón de Citio por el año 301 ac, para luego prolongarse bastante en el tiempo debido a los grandes intelectuales que enriquecieron su pensamiento; el año 529 dc el emperador Justiniano cerró la escuela de Atenas, relegando esta filosofía al olvido. Aún así, se pueden ver retazos de las ideas estoicas durante el siglo XVII, con pensadores como Spinoza, entre otros. El estoicismo se divide en tres etapas históricas: el estoicismo antiguo, el estoicismo medio y el estoicismo nuevo. Durante el estoicismo medio las elites romanas comienzan a adoptarlo llegando a avanzar mucho en este pensamiento, surgiendo figuras de la talla de Séneca, Marco Aurelio o Lucano.

El estoicismo nos da la dignidad para enfrentarnos a una situación extrema, es una doctrina de la resistencia que nos mueve hacia la imperturbabilidad, concepto importantísimo, con propósito de ser receptivo ante todo, más no afligido. En el estoicismo no se trata de ser pesimista, se trata de comprender que la misma miseria humana produce dolor; el lobo es el lobo del hombre, diría Hobbes con muchas evidencias, pero el estoico no basa su felicidad por la cantidad de maldad humana presente, sino que entiende que no vive en un mundo donde sólo importen sus intereses egoístas, por esto adopta una filosofía naturista en donde llega a la conclusión que todo en la naturaleza está en una perfecta armonía matemática y que nada escapa a esta armonía. El estoico vive el presente porque comprende que el futuro no está en sus manos; ya lo diría marco Aurelio: “La perfección moral consiste en esto: en pasar cada día como si fuera el último, sin convulsiones, sin entorpecimientos, sin hipocresías. Los dioses, que son inmortales, no se irritan por el hecho de que durante tan largo período de tiempo deban soportar de un modo u otro repetidamente a los malvados, que son de tales características y tan numerosos. Más aún, se preocupan de ellos de muy distintas maneras. ¿Y tú, que casi estás a punto de terminar, renuncias, y esto siendo tú uno de los malvados? Es ridículo no intentar evitar tu propia maldad, lo cual es posible, y, en cambio, intentar evitar la de los demás, lo cual es imposible". Este bello pensamiento de Marco Aurelio nos enseña que el estoicismo busca también la virtud moral, el hombre sólo es feliz si controla sus pasiones y de paso hace de este mundo un mundo menos malo entre lobos.
Apatheia y Ataraxia son las dos categorías fundamentales de el estoicismo, las que pueden traducirse respectivamente. La Apatheia puede traducirse como “desapasionamiento”, principio que argumenta que el hombre no es dueño de lo que haga otro individuo, ni siquiera de lo que ocurra en la naturaleza, pero sí puede manejar su propia voluntad y hallar a través de ella el camino hacia la felicidad, renunciando a sus sentimientos y pasiones, sobre todo si reconoce que estos sentimientos le traen desdicha. La Ataraxia puede traducirse como “imperturbabilidad”, que es una especie de tranquilidad ante los hechos; no debe confundirse como inactividad sino como "resistencia frente al sufrimiento", identificando las cosas que no podemos cambiar en el ámbito del futuro ni en el ámbito del pasado y, como no podemos cambiarlas, camino vano hacemos al preocuparnos demasiado por ellas.
Quizás una de las máximas más conocidas y significativas del estoicismo está en una frase de Epicteto: Sustine et abstine, que en español es “soporta y abstente”; en la vida del hombre el placer y el dolor son los dos agentes que pueden expulsar la felicidad, por ello soporta el dolor y abstente de los placeres son las máximas que sintetizan en todo su esplendor los hechos del estoicismo. Con esto como horizonte obtenemos la dignidad para enfrentarnos a una situación extrema, aprendemos a perdonar y a continuar en lucha constante contra todo agente que perturbe el equilibrio, haciendo de la necesidad una virtud para así transitar de pie en un mundo en ruinas.
Si nos vamos al siglo XVII, notaremos que la presencia del estoicismo en la figura de Spinoza es evidente; claramente Spinoza tenía conocimientos de estoicismo, de hecho citó a algunos pensadores estoicos en sus escritos, por esto se dice que la ética de Spinoza es un camino al estoicismo. Es importante señalar que Spinoza no buscó refundar el estoicismo, sino que quiso impulsar su filosofía a través del pensamiento estoico. Las similitudes entre el pensamiento estoico y el de Spinoza son similitudes ontológicas y éticas, aunque sólo sea desde el inicio ya que la filosofía de Spinoza mira a las pasiones no como opuestas a la razón (como las ven los estoicos), sino como cosas naturales que pueden seguir sus pasos o no. La fórmula “Deus Sive Natura” concepto prestado de los estoicos por Spinoza, representa un poco lo dicho, aunque de partida hay que remarcar que la filosofía de Spinoza no es estoica. Es importante notar que Spinoza utilizó el estoicismo por dos razones principalmente: primero, para hablarle al mundo cristiano, ya que el cristianismo desde sus inicios ha puesto buenos ojos a la disciplina estoica, lo que serviría para que aquellos no iniciados del todo en la filosofía, pero sí en el cristianismo, pudieran introducirse en su nueva filosofía con mayor facilidad. Segundo, porque Spinoza pretendía distanciarse de la filosofía aristotélica y platónica que ya habían agotado sus recursos con los escolásticos. Es por esto que “Deus Sive Natura”, surge como una tesis estoica que comienza a refundarse en las teorías de Spinoza; la tesis fundamental es que el estoicismo y el pensamiento en Spinoza se desarrollan porque rechazan lo sobrenatural, igualando así a dios con la naturaleza y viceversa, ergo, nada hay fuera del concepto mismo de dios; de ahí que se diga que ambas filosofías son naturistas y ontológicamente inmanentes. Por otro lado, diferencias entre ambas filosofías hay y bastantes, pero es necesario conocer que con Spinoza parte del estoicismo nació de nuevo.
Me gustaría terminar mostrando del brillante Epicteto una frase que encierra la máxima clave, sólo sanandose el hombre a sí mismo podra sanar su entorno, cito: “La filosofía no promete asegurar nada externo al hombre: en otro caso supondría admitir algo que se encuentra más allá de su verdadero objeto de estudio y materia. Pues del mismo modo en que el material del carpintero es la madera, y el del escultor, bronce, el objeto del arte de vivir es la propia vida de cada cual”. El mismo hecho de dialogar el estoicismo muestra aquella vieja esperanza de que quizás alguno aprenda el difícil arte de la vida.

Las meditaciones de Marco Aurelio .epub

Meditaciones de Marco Aurelio

Meditaciones de Marco Aurelio .EPUB

Las meditaciones de Marco Aurelio no eran otra cosa más que un género de “cuadernos de ejercicios”, el legado de un ejercicio inocente proseguido que este principiante de filósofo mantuvo consigo mismo durante rebosantes años.



Se concibe el aplomo como una lección teórica que solo acuerda cuestiones abstractas de ninguna importancia con nuestro día a día, o la filosofía como una ciencia que nadie sabe correctamente cuál es su verdadera ventaja. Para Marco Aurelio, y para los antiguos griegos y romanos estóicos, la filosofía era un saber que implica igualmente un fuerte cortejo personal: el filósofo era el que procede en varios años de práctica filosófica. La circunspección era sobre todo un modo de fortaleza que implicaba una “conversión” profunda y que influía en la vída práctica del filósofo, desde los más trascendentales –como la ocupación, el matrimonio­– inclusive los más nimios­ –la fase de cubrir, de hacer referencia o de comer–, y todas las horas de terminación; desde que uno se levantaba por la aurora inclusive hasta el instante de hospedarse. El ejercicio filosófico estóico en la Antigüedad consistía en una lista de “ejercicios espirituales” que había que profesar en una y otra ocasión para ceder al autocontrol y la esperanza. Los entrenamientos eran de profusos individuos y abarcaban tanto los aspectos cognitivos emocionales. La energía era un género de “medicina del alma” o de terapéutica que servía para restablecer las “enfermedades del espíritu".









Los Romanos estóicos veían al filósofo tanto como un doctor paterno cuyas dones podían aliviar a ricos y feraces del sufrimiento virtuoso. Practicaban el conformismo no como una red de ficción elitista, sino como un arte delicado cuyo término era la disputa contra la pena humana. Centraban, por tanto, su atención en cuestiones de trascendencia cotidiana y forzosa para el ser fraterno: el temor a la muerte, el culto y la sexualidad, la ferocidad y la acorralamiento. Un arte de poner en evidencia cómo debilitar la injusticia y como avisar al predicador a prestarse a la naturaleza mundana y cesar del exceso que sufre.

Conforme a Marco Aurelio, para ser filósofo en la Antigüedad no era insuperable soltar una bufonada filosófica sin impugnar una orden filosófica – a diferencia de lo que sucederá seguidamente en la era moderna–, sino que bastaba con alistar a los inicios de una de las seis historias filosóficas actuales –platónicos, aristotélicos, imperturbables, epicureos, cínicos y escépticos– y bregar por estar en coherencia con estas doctrinas. Por eso Marco Aurelio fue considerado en su época como filósofo. De hecho, las Meditaciones no es un manual en sentido disciplinado, sino que de acuerdo más con los diseños personales de Marco Aurelio, le tomó los últimos diez años de su vída escribir las meditaciones, mientras guerreaba por diversas comarcas del Imperio. Estas cualidades personales que el emperador escribió en griego (puesto que el griego era la lengua de la formación y de la firmeza, a pesar de los vigores imponentes de Cicerón y Séneca para que el latín se convirtiese aún en lengua filosófica), tenían el objeto de recordarle las apotegmas fundamentes del aguante -especialmente los de Epícteto, al que referencia continuamente - de ayudarle a aplicarlas en su vída diaria. Los hypomnemata (puesto que ése era el extremo griego por el que se conocían este tipo de escritos) no estaban encaminados a ser publicados siquiera leídos por otras personas, y no eran otra cosa más que un género de “cuadernos de ejercicios”, el legado de un ejercicio inocente proseguido que este principiante de filósofo mantuvo consigo mismo durante rebosantes años. De ahí su atributo unilateral, aforístico, que se desprende del volumen.









Los filósofos como Séneca, Epícteto o Marco Aurelio, en contra de lo que se nos enseñado, no eran personalidades mustias, pesimistas y deprimentes, sino grandes conocedores del sentimentalismo humano que utilizaban unas estructuras pudientes (que entonces se consideraban filosóficas empero que suelen llamarse psicológicas) para arreglar los portes más negativos de la vivacidad cotidiana –la ansiedad, la frustración o los celos, etc.– y encaminarse así a una historia más plena y satisfactoria. Así que se puede descubrir el último vademécum de autoyuda que más se esté vendiendo hoy o disfrutar con un culto de la reflexión que de ningún modo pasará de moda.

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