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Ritchie Valens: Donna



Cómo pasar un fin de semana largo si no se goza de buena salud y dinero para seguir las corrientes migratorias de temporada que se instalan en distintos puntos turísticos; conglomerados como las abejas entorno a la miel: todos siguen los mismos destinos. Destinos comunes que por su belleza geográfica y toda una serie de infraestructuras gastronómicas y de consumos variados funcionan como antaño el Leteo, olvidar momentáneamente la carga laboral y la rutina filial. La salud y el dinero, dos bienes, dos dones divinos, signos de los cuales carezco. Una salud precaria y escasez de dinero. La escasez sin embargo puede ser otra expresión de potencias inéditas por otros medios. 


Una película en uno de esos raros canales de cable cuyas publicidades por ejemplo, anuncian la tv del futuro. Un proyector portátil con el cual poder disfrutar de cualquier programación y más de 500 canales por 52 dólares mensuales. ¨La bamba¨, un film de 1987 que narra la vida de  Ritchie Valens. Era necesario cambiar el nombre, omitir los orígenes latinos, la sangre mexicana, para alcanzar el mercado anglosajón siempre teñido de expresiones racistas. Así, Richard Steven Valenzuela Reyes devino Ritchie Valens . Los distintos itinerarios musicales no son diferentes al de otros músicos de talento, de ser un solista talentoso a tocar con ¨The Silhouettes¨ que no le daban lugar por sentimientos mezquinos. Sin embargo una idea obsesiva: las estrellas pertenecen al cielo. Como muchos hombres de talento sabía asegurado a priori su lugar en la música, en el incipiente movimiento del Rock and Roll. Pero la clave de todo es Donna. Si no conocen la canción, se las adjunto aquí: 




La joven de familia tradicional americana que no aceptaba la relación con el joven músico de ascendencia latina y de un futuro marcado por la incertidumbre. La indecisión de ella al comienzo, las presiones familiares y el pronto éxito musical del muchacho ayer desconocido, y sin embargo, siempre el talento y el trabajo esmerado en el arte a perfeccionar día tras día en un contexto hostil y escéptico. Un medio hermano alcohólico consumido por el resentimiento y la impotencia. La carencia verdadera. Y sin embargo el sentimiento genuino de amor. Relaciones de hermanos, siempre o casi siempre conflictivas. Pero Donna es la clave musical de una de las más bellas baladas de rock, creada cuando éste en tanto movimiento musical, expresaba a la nueva generación de jóvenes hijos de los viejos conservadores que habían combatido en la segunda guerra mundial y luchado contra el eje del mal.  Cada generación se hace su lugar en el mundo combatiendo a la anterior, y el Rock en tanto movimiento incipiente de los 50´ lo hizo negando todos los valores pasados. 


La base musical fue el ¨blues¨,  herencia africana-occidental. ¨The blues¨ alude a un estado anímico, a un estado de ánimo. Los esclavos del sur que a través de sus composiciones musicales expresan los dolores del cuerpo, el padecimiento del trabajo forzado, del no reconocimiento en tanto hombres y el trato miserable como si fueran animales, por ello el blues fue el primer registro musical que no sólo se limitó a denunciar la explotación del hombre por el hombre, sino el medio por el cual los afroamericanos a través del arte construyeron un nuevo modo de subjetivación, musical y de registro existencial, que luego sería apropiado por el hombre blanco no sin faltar al sentido social y hasta talento. Las bases del Rock se nutren de este espíritu de disidencia que en los años 50´ se expresaron a través de  registros musicales tan diversos como los de Elvis, Buddy Holly, Chuck Berry, Johnny Cash y Ritchie Valens. Hoy por medio de Spotify cualquiera puede escuchar las discografías completas de las génesis del Rock. Si se me permite un juicio personal, valga la ironía, su mejor interpretación es: ¨Come on, let´s go¨ 





Sin embargo aquí pretendo hablar de Donna y no de los orígenes del rock. Según el film citado más arriba, ella rechaza a nuestro músico por las presiones raciales a las que se ve sometida por su familia. Un latino o un italiano, alguien que no es anglosajón. Por momentos duda y cuando él se presenta en su puerta luego de todas las negativas telefónicas y ante la duda femenina, decide escribir y componer ¨Donna¨ para confirmar un sentimiento. Con esa canción no sólo se aseguraba crear un registro que venciera el tiempo de su amor, sino además expresarle desde una cabina de teléfono público: que la amaba. El Rock está repleto de estos registros edulcorados que no sólo se limitan a una simple confrontación de valores generacionales, quizá el amor sea otro campo de batalla donde además de los diferentes prejuicios y modelos que se establecen de una generación con otra y de los cuales emerje un espacio más complejo. Esa imagen fantasmática de otro que no tiene lugar más allá de nuestras configuraciones inconscientes. El artista creador siempre ve más allá: en el caso presente, un pre-sentimiento hostil hacia los aviones en imágenes poco discernibles a través de los vuelos pero no sólo como profecía negativa, sino además también en qué tipo de material tomar, por ejemplo en su inmortal versión de ¨La Bamba¨. Un presentimiento, un sentir del corazón que no siempre nos conduce por el camino de lo ¨correcto¨. 

Donna es el registro perfecto de esa imagen fantasma estructurada por el lenguaje. No tiene lugar más allá de las palabras y la música. Y sin embargo, más allá de las palabras y de esa imagen que se nos escapa y que no logra corresponder a la idea, se produce el encuentro de los cuerpos. Después de todo, es apenas un mal entendido. El artista-creador hace según su registro: musical, poético o el que sea según sus capacidades. ¿Pero si quedamos sujetos al concepto de amor como fantasma  no limitaríamos otras expresiones posibles, como presos, encerrados en la lógica de la falta? ¿ Si el amor es la búsqueda y he aquí el problema: lo es de eso que nos falta? ¿El deseo es esa falta que nos mueve a buscar algo que nunca de modo alguno vamos a poder alcanzar? 

El amor es un movimiento y no una falta, una carencia, pienso en la teoría de Aristófanes en ¨el Banquete¨ de Platón: el amor es poder, nos mueve a buscar esa otra mitad que no somos nosotros, esa imagen ilusoria que no tiene lugar en otro sino en nosotros y en nuestras fuerzas inconscientes, animales. Un perfume, un movimiento y una fuerza que nos impulsa a querer engendrar en la belleza y retenerla sabiendo que no es más que una imagen sin asidero en el otro, que no tiene lugar. Una ilusión de completud de ese ¨symbolón¨ que en un tiempo pasado tuvo lugar y que por el temor de los dioses fueron separados destinados a encontrarse en un futuro siempre incierto. O como Donna, quien no tiene un lugar más allá de la canción de Ritchie Valens. ¿Qué es Donna? Vale la pregunta cuando el rock hoy en día no hace más que seguir la lógica capitalista de las bandas creadas por especialistas en marketing y publicidad. Por lo mismo, ¿quién es Donna? Es simple: apenas una canción de amor imposible. Algo que no tiene lugar y sin embargo cuando eso sucede, no hay arte que pueda expresar el encuentro de los cuerpos.