El filósofo trascendente es Nietzsche, la trascendencia es una búsqueda individual y subjetiva, es decir, individual al igual que la inmanencia, pero, subjetiva en cuanto que es inseparable de un cuerpo y las imágenes que lo hacen actuar. Atravesar un canal trascendente es poco más que la manifestación de un deseo de extinción. Y esto es algo en demasía, personal e íntimo. Pudiera pasar que en un proceso trascendente, pasen de largo (incompletas) las composiciones, y ocultas tras algún afecto se conviertan en prosa, pienso, que una escritura brillante necesita de afectos, afecciones y pasiones si quiere renegar completamente del concepto. Si se mira la filosofía Nietzscheana se observa que esta se escribe en un lenguaje animal, pudiera pensarse que hasta las águilas y ratoncillos son capaces de comprenderlo, y esto por una necesidad de contar filosofía a quienes no saben la lengua , quiero decir, aquí la filosofía tiene que ser subjetivizable por encima de cualquier cosa, y se hace como espejo de una obra músical, su fin es mostrar la historia de las subjetividades, por otro lado, las subjetividades son bien innecesarias cuando hablamos de inmanencia...
Para el filósofo inmanente la filosofía es estar en busca de una composición, y las composiciones que son conceptuales, dejan de ser subjetivizables tras encontrar una forma "entera". Inmanente es devenir compuesto y no estar sujeto a deseos dimensionales, este tipo de filósofo no observa el deseo , es incapaz de verlo, su definición del deseo tiene que ser forzosamente imperceptible y amorfa -ellos saltan sobre este constructo, atraviesan su significado, pues, solo ven un devenir placer, para ellos tener un deseo es abrir una potencia, es devenir placer. Oh!, pero esto en sí, no es nada, un deseo necesita de un tiempo y situación adecuadas para encontrar su composición, para devenir completo y extinguir la potencia que le impulsó. Ahora es necesaria la figura Deleuziana junto a su trabajo de enseñanza, para él, enseñar es mostrar composiciones inmanentes para que sean usadas -por sus alumnos/as- en caminos trascendentes, situarse en el lugar de profesor es algo muy útil para crear inmanencia, él hablaba de palabras y conceptos, y daba de lado a las personas, pero -no crean- solo lo hacía para no entorpecer la composición. Él se hacía a sí mismo y a sus alumnos incapaces para pensar en lo que son, por que practicar la filosofía inmanente es ser incompleto a un nivel Heideggeriano.
Escrito en respuesta a Deleuze, la experiencia del concepto y el espejo de los filósofos.
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