La solución a la ideología para Deleuze | ||||
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Deleuze y Foucault sobre el proceso de poder entienden que la rotura del Marxismo en la organización del comunismo se da desde Lenin, el comunismo ejerce en teoría la resistencia al poder ubicándolo en la clase proletaria. |
"El poder carece de homogeneidad, pero se define por las singularidades, los puntos singulares por los que pasa" (Deleuze Gilles. Foucault, p. 51).
"Las relaciones de poder son inmanentes a todas las relaciones (procesos económicos, relaciones de conocimiento, relaciones sexuales…)" ( Foucault Michel, Historia de la sexualidad. p. 114)
Tras años de fama sin igual para los filósofos encabezados por las ideas de Marx, parece que a mediados del siglo XX ya no es principal el problema de la alienación y la ideología, el individuo identificado con la conciencia no puede salir del gran laberinto comunista. Se trata de definir la historia no vivida de los deseos, de practicar una política aún inconsciente en todos - dentro de - los individuos, la misión del filósofo es - en palabras de Deleuze - escribir para el analfabeto, para quien no tiene conceptos para organizar sus palabras, es decir, para dar razón por afecto.
La posibilidad de una mayoría de relaciones singulares que no estén sujetas a ideas confusas y vagas, continúa en la consecuente libertad de los hombres (que actúan conforme a su naturaleza para Spinoza, Hegel, Marx o Deleuze), pero esta libertad es un mito cuanto menos, la diferencia es que Deleuze entiende la coacción real como una relación singular de poder, como multiplicidades ejercidas entre los individuos. El mito - por decirlo con la palabra de Platón - es la ideología como instrumento del estado, o la represión, Deleuze dice; en realidad lo que hay son devenires individuales, es decir, es el individuo a través de su forma de afectarse o entender el que transforma la propaganda política y la prohibición legal, para resultar - después de un proceso deseante muy personal en todos lo casos - en el acto de ejercer poder o de padecerlo.
La ideología para Marx parece un producto asimilado por el obrero como tal, no hay diferenciación en esto, no se explica más - cabe recordar que apenas existía diferenciación productiva y el grupo de ideas vagas que fácilmente se formaban la mayoría de trabajadores no diferían mucho en general, desde luego es una cosa que no pertenece al individuo, ya que es algo externo a él, que cambia la expresión de los actos del individuo por unas ordenes externas transformadas en una forma de ver el mundo - por enajenación o alienación, o ideología. Existe en cuanto a que forma una realidad percibida; una ideología general "en el ambiente", me puedo imaginar una niebla espesa que flota en el aire, que te contagia. Entonces desde Marx, se puede pensar que la ideología funciona así de simple, es una cosa abstracta y con errores, formada por imágenes pasionales y obligaciones alienantes, y que, bueno, todos los padecidos lo padecen e idean - idear al modo de los ideólogos que ni son libres ni conocen la verdad - de formas parecidas. Pero esto es absurdo, quiero decir que Marx como lector de Spinoza, y sabiendo que se vale de Spinoza para lanzarse a la praxis de conseguir la libertad de la razón en los hombres, partiendo de cualquier imagen confusa (como se muestra en el artículo: La deducción de la creencia y la imagen) y al reconocer esta multiplicidad, no tiene sentido el entendimiento de que todos los hombres asimilarían de la misma forma la ideología. Y por supuesto se destruye esta idea posible en Marx - muchos políticos de izquierda así lo creen - en las numerosas ocasiones en que Marx señala los beneficios de la apertura al mercado global y la diversificación de la producción durante sus artículos en el New York Tribune, en los primeros años de su estancia en Inglaterra. Posteriormente escribe el Capital, ya empapado de las teorías económicas de la época, en esta estadía, quizá se basase en la diferenciación entre los supuestos de vagueza y conformismo - que era la explicación liberal al no razonamiento de la mayoría - con su concepción de la ideología como fuerza de igual magnitud al razonamiento, en cuanto a contenidos y realidad, y que por tal, solo fuese de esperar un sangriento fin para la postura capitalista. Esto lo pienso por la aceptación positiva que tenía para él la diversificación del mercado, y que, no fuese para él muy probable alcanzar el estado de más libertad y diversidad, que es su comunismo final. No está claro, entonces, si El Capital de Marx y Engels es un libro apocalíptico, o un libro mal editado - pues gran parte de él se publico postmorten editado por Engels, o mal entendido (que será lo más sensato) pues parece que nace ese interés en Marx tras un considerable optimismo en las políticas de Abraham Lincoln en Estados Unidos. Por otra parte si que se ha entendido y legislado el comunismo posterior a Marx como una unidad materialista "absoluta", en el comunismo ya desde Lenin. ¿Sería un primer golpe para los individuos asimilar "que les habían robado el yo"?, ¿sería este un interés de Marx?.
Posteriormente, teniendo todo lo anterior en consideración, el problema de la filosofía política para Deleuze no tiene que ver con el estado de derecho - como piensan los conservadores, ni con la defensa de las libertades - como piensan los liberales, ni con el control del modo de producción y de reproducción - como piensan los marxistas. Los marxistas han tratado su revolución como una forma de romper la evolución cultural, creyendo así poder cambiar la evolución genética. Si pensar el acontecimiento singular y no el movimiento político general es hacer política - para Deluze, aceptar que es el individuo quien ejerce cada vez más libertad a través de una razón trabajada y diversificada, es decir, múltiple, consigue este que él - el individuo - desde su individualidad sea el motor político del estado.
Hasta aquí, una cosa es clara; la política también consiste -para Deleuze, en la historia no visible de las afecciones, en la expresión de los afectos o la libertad en los hombres, la política se produce por ejemplo al ver una procesión de semana santa, estos espectáculos producen al espectador una suerte de afectos de ese sufrimiento, de frustración: la corona de espinas - todo es política ligada a la imagen, la sangre en forma de lágrima cayendo del lagrimal, etc. Todos los estímulos son singulares, las afecciones remiten a esa singularidad, y los miedos, tristezas y sufrimientos de los individuos, se expresan de modos múltiples aunque todos sean producidos por un poder central, por ejemplo, la inquisición española, de ahí se sigue que la causa política es el afecto mismo, aunque se produzca por ordenes de un gobierno central. Otro ejemplo, en el mercado libre capitalista, todo es política: los vestidos de la Barbie, los coches de carreras, la camiseta de el equipo de fútbol o las ofertas de tu supermercado de confianza, política es el hecho de asignar a las imágenes afectos, desde ese momento se convierten en afecciones, y, se produce una relación de poder entre el objeto y el sujeto, la política real, siempre consiste en una relación de poder entre dos cuerpos, en el que uno padece más que el otro, por esto, para Deleuze eso que llamamos política estatal, no es más que acciones destinadas a paliar esos desequilibrios de poder singulares, y , por proceder de forma estatal y unitaria no lo consiguirá de esta forma, por que las personas piensen y actúan de diferentes formas.
Otra opción es la libertad, libertad para el que padece mayores desfavores afectivos, para el que menos sabe, para el analfabeto - que es para quien escribía Deleuze, como hoy saben los publicistas y los filósofos lógicos, si deducimos de una proposición sus consecuencias y causas, las variables próximas y la forma de relacionarse con ellas, la publicidad que se basa en imágenes que incitan a la necesidad del objeto - mediante motivos emotivos - deja de surtir efecto. Es decir, ejerceremos una política con libertad, y no coaccionada por afectos.
Desde la visión política de Deleuze, no existe un líder individual que pueda llevar adelante la transformación de la sociedad, ni una imagen proletaria global que sirva a tal fin, esta es la crítica de Deleuze al Marxismo y a las demás culturas políticas. El deseo de política en el ser humano es el fin último de su libertad y razón, y para ello, ¿Son los representantes políticos un impedimento a la democracia, ademas de una necesidad para unos tiempos de extrema afección publicitaria?.
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